Capítulo 11 —Sin despedirseNarrador:Y un segundo después, se lanzó sobre él. Lo besó como si fuera una condena, omo si lo odiara, como si lo necesitara tanto que ya no pudiera soportarlo un segundo más. Las bocas se chocaron con furia, con rabia. Los dientes se rozaron. Las lenguas se buscaron con desesperación. No había dulzura, no había delicadeza, solo fuego puro.Cédric la sujetó por la cintura con violencia, la alzó unos centímetros y la empujó contra el lateral del coche. El metal vibró con el impacto. El aire entre ellos era una tormenta.Desirée jadeó cuando sus labios se separaron por un instante, lo miró a los ojos, desafiante, y le mordió el labio inferior con fuerza.—Cállate —le dijo, con la voz ronca —Y fóllame como si supieras que después de esto ya no hay vuelta atrás, como si me tuvieras que arrancar de tu sistema… como si este fuera el último mal*dito cuerpo que vas a tocar.Cédric no dudó. Le subió la camiseta de un tirón, bajó el pantalón por las caderas, y sus m
Capítulo 12 —Nos mentimosNarrador:DESIRÉEEl apartamento la envolvió con su oscuridad habitual. No encendió ni una sola luz.Cerró la puerta con lentitud, como si al hacerlo pudiera ponerle un cierre también a todo lo que acababa de pasar. Pero no. El temblor seguía ahí, latiendo debajo de la piel.Dejó la maleta junto a la entrada, como si pesara toneladas. Caminó descalza hasta el sofá, con la ropa arrugada, la chaqueta a medio caer y los labios partidos... de tanto besarlo, de tanto desearlo, de tanto rendirse.Se dejó caer sin fuerzas, como si el aire mismo se hubiera evaporado. Se abrazó las piernas, apoyó la frente sobre las rodillas, cerró los ojos y respiró hondo.Pero todo estaba ahí. Su olor, sus manos, tan firmes, tan desesperadas, su boca, devorándola contra el auto, como si el tiempo no existiera. Como si nadie más importara.Y entonces, como un golpe, el recuerdo volvió; el del camino, el del coche detenido a un lado de la carretera vacía. La forma en que él salió sin
Capítulo 13 —Fundación DuvalNarrador:El sonido de sus tacones resonaba con firmeza sobre el mármol pulido del estudio. Desirée avanzaba con la espalda recta, el rostro sereno y esa elegancia natural que nadie podía imitar… aunque por dentro cargara una tormenta.Había pasado solo una semana, pero sentía que llevaba años fuera de ese lugar.Al cruzar la puerta de su oficina, lo primero que hizo fue cerrarla con cuidado. Soltó un suspiro largo, se quitó el abrigo oscuro y lo dejó colgado en el perchero. Luego depositó el bolso en la butaca auxiliar y se dejó caer en su sillón de trabajo como si todo el peso del mundo se le hubiera venido encima.Se hundió en el respaldo, cerró los ojos por un instante y se llevó una mano a la frente. No iba a llorar, no allí, no otra vez.La puerta se abrió sin previo aviso, y Margot entró con ese aire insolente y encantador que solo ella podía llevar con naturalidad.—Mira quién ha regresado de las profundidades del infierno —dijo, apoyándose en el m
Capítulo 14 —RespuestasNarrador:El pasillo principal de la Fundación Duval estaba en silencio, salvo por el eco distante de pasos. Cédric cerró la puerta de su oficina con lentitud y, al girar, la vio. Colette estaba sentada en uno de los sillones del vestíbulo privado. Impecable como siempre, pero con la mirada perdida y la mano aún apoyada sobre el móvil, como si acabara de colgar. El gesto de su rostro no era habitual, no en ella. Cédric se acercó con cautela.—¿Todo bien?Colette levantó la mirada despacio. Sus labios ensayaron una sonrisa, pero ni siquiera se molestó en fingirla del todo.—He tenido una conversación desagradable —respondió —Nada grave. Solo agotadora.—¿Con alguien de la fundación? —preguntó él, sentándose a su lado.—No. Con mi hija Desirée. —Eso bastó para que se le helara la sangre en las venas, pero Cédric se mantuvo en silencio unos segundos. No preguntó más, solo la observó. —Ella cree que he cometido un error al ponerte al frente de esto —añadió Colette,
Capítulo 15 —He cometido un delitoNarrador:El reloj marcaba las once y media. Desirée acababa de terminar una reunión con el Fiscal en jefe por un acusado de fraude y tenía la cabeza a punto de estallar. Cerró el expediente, se quitó las gafas y masajeó el puente de la nariz cuando sonó el timbre interno de su línea.—¿Sí? —respondió con desgano.La voz de su secretaria sonó clara, profesional como siempre.—Hay una persona esperando. No dio su nombre. Dijo que prefería mantener el anonimato, dice que tiene información importante para la fiscalía. Quería hablar directamente contigo, si estás disponible.Desirée frunció el ceño. No era raro. Los informantes las delicados, los de asuntos oscuros y pesados, solían pedir discreción incluso antes de presentarse.—Hazlo pasar —dijo, aún sin sospechar nada.Se puso de pie, se acomodó la blusa blanca, recogió su cabello con un lápiz y se volvió hacia la puerta, con la expresión neutra que solía usar para no mostrar nada. Unos segundos despu
Capitulo 16 —Fue como un disparoNarrador:La clínica privada estaba ubicada en un edificio moderno, rodeada de ventanales de cristal y líneas limpias. Discreta, elegante, como todo lo que solía rodear al doctor Adrien Moreau. Cédric no había anunciado su llegada. Solo apareció en la recepción, pidió por él, y esperó.Adrien apareció a los pocos minutos, con una bata blanca abierta sobre la camisa arremangada, y la misma sonrisa de siempre.—Mira a quién tenemos aquí —dijo mientras le tendía la mano y lo atraía para un abrazo rápido —¿Te echaron ya de la fundación o solo vienes a respirar aire puro?—Necesito hablar contigo —dijo Cédric, serio.Adrien lo estudió por un segundo. Luego asintió.—Consultorio vacío. Cinco minutos.El lugar estaba silencioso. Apenas un leve murmullo detrás de las puertas cerradas. Adrien cerró con llave cuando entraron, se quitó la bata y se sentó en una de las sillas de descanso, con los pies sobre la mesa.—Dale, suéltalo.Cédric no sabía por dónde empez
Capítulo 17 —El mismo planetaNarrador:La tensión era tan feroz, que las velas sobre la mesa parecían arder más fuerte.Y en ese restaurante de lujo, en medio de una ciudad que no sabía nada, dos enemigos que ya se habían tenido desnudos… se comían ahora con los ojos, con palabras y con silencios.—¿Y tu primera esposa? —preguntó ella, sin miramientos.Cédric no pestañeó.—No hubo una primera esposa.—¿Entonces… nunca estuviste enamorado?—No de verdad.Desirée lo estudió en silencio. Apoyó los codos sobre la mesa, entrelazó los dedos y dejó caer el mentón sobre ellos.—¿Y ahora? ¿Con mi madre?—No hay amor. Solo un acuerdo. Lo dije antes.—¿Y te alcanza?—Me alcanzaba —respondió, mirándola fijo —Hasta que apareciste tú.Desirée tragó saliva, pero mantuvo el gesto firme.—¿Qué viste en mí esa noche?—Todo lo que me faltaba.Ella soltó una risa seca.—Eso suena tan poético como patético.—Lo es —admitió —Pero no por eso deja de ser cierto.La copa de vino giraba lentamente entre los d
Capítulo 18 —El documentoNarrador:El celular vibró sobre el escritorio justo cuando Desirée intentaba concentrarse en un informe judicial. El nombre en pantalla la hizo tensarse. Charlotte.Resopló, cerró los ojos un segundo y contestó.—¿Qué quieres?—Te envié un correo —dijo la voz de su madre al otro lado—. Necesito que lo revises cuanto antes.Desirée alzó una ceja, fastidiada.—¿Y ahora qué es tan urgente?—Los estatutos de la Fundación. Hay una cláusula que necesito que leas.—¿No podías decírmelo por mensaje?—No. Necesito que lo leas tú. Eres abogada. Y, aunque lo hayas olvidado, aún llevas el apellido Duval.Desirée apretó los dientes.—¿Cuál cláusula?—La número seis, por lo que interpreto la presidencia debe ser tuya.—¿Y por qué justamente ahora?—Porque no puedo seguir fingiendo que tengo fuerzas para encargarme de esto —dijo Charlotte, sin alterar el tono —Porque no puedo ser presidenta de una institución que, por ley, me está vedada. Estuve presa, Desirée. Tengo antec