Capítulo 18 —El documentoNarrador:El celular vibró sobre el escritorio justo cuando Desirée intentaba concentrarse en un informe judicial. El nombre en pantalla la hizo tensarse. Charlotte.Resopló, cerró los ojos un segundo y contestó.—¿Qué quieres?—Te envié un correo —dijo la voz de su madre al otro lado—. Necesito que lo revises cuanto antes.Desirée alzó una ceja, fastidiada.—¿Y ahora qué es tan urgente?—Los estatutos de la Fundación. Hay una cláusula que necesito que leas.—¿No podías decírmelo por mensaje?—No. Necesito que lo leas tú. Eres abogada. Y, aunque lo hayas olvidado, aún llevas el apellido Duval.Desirée apretó los dientes.—¿Cuál cláusula?—La número seis, por lo que interpreto la presidencia debe ser tuya.—¿Y por qué justamente ahora?—Porque no puedo seguir fingiendo que tengo fuerzas para encargarme de esto —dijo Charlotte, sin alterar el tono —Porque no puedo ser presidenta de una institución que, por ley, me está vedada. Estuve presa, Desirée. Tengo antec
Capítulo 19 —AceptoNarrador:Marcó el número con los labios apretados. No necesitó practicar lo que iba a decir. Ya lo había hecho en su cabeza veinte veces, mientras Margot la obligaba a pensar con el corazón en vez de con las piernas.La voz de Charlotte sonó al segundo tono, como si estuviera esperando esa llamada.—¿Sí?—Acepto —dijo Desirée, sin rodeos.El silencio fue breve. Calculado.—¿Estás segura?—No. Pero lo voy a hacer igual.—Bien. Me alegra oír eso.—No te alegra nada. Solo te da alivio.—Es cierto —admitió —Pero aún así… gracias.—No lo hago por ti. Lo hago por él; por papá y por todo lo que construyó.—Lo sé. —Hubo una pausa. Tensa. Como si una de las dos tuviera algo más para decir… y no se animara. Charlotte lo dijo primero. —Cédric está en un simposio en esa ciudad. Justo esta semana. Podrías encontrarte con él, discutir los términos y…—No. —La interrupción fue seca, definitiva.—Desirée…—Dime dónde es. El lugar, la hora. Pero no le digas nada.—¿Perdón?—No qui
Capítulo 20 —El deseo no entiende de protocolosNarrador:Al día siguiente, Desirée esperaba en la acera, justo frente a la entrada lateral del Hotel Delacroix. El sol se se había ocultado y la ciudad estaba teñida con esos colores cálidos que solo hacían más insoportable la contradicción que le ardía bajo la piel.No iba a entrar, no pensaba escucharlo otra vez proyectando su voz desde el escenario, ni verlo rodeado de admiradores, ni soportar cómo la devoraban los ojos ajenos cada vez que alguien la reconocía. Solo iba a esperar. Y cuando lo vio salir, se escabulló entre el vaivén de médicos y asistentes, y no dudó, dio dos pasos al frente, lo detuvo con la mirada. Cédric frenó en seco.Había sonrisas a su alrededor, murmullos, saludos. Pero para él, en ese instante, solo existía ella. Desirée. De pie con los brazos cruzados, la chaqueta ajustada al cuerpo y el rostro tallado en mármol.—Desirée... —dejó escapar en casi un murmullo —Que agradeble sorpresa verte hy tambiénNo había d
Capítulo 21 —Socia y castigoNarrador:El despertador no había sonado. Ni falta hacía.Desirée ya estaba despierta, sentada al borde de la cama con los pies en el suelo y las manos cerradas sobre las rodillas. No había dormido. O al menos no lo suficiente como para que su cuerpo lo notara. Tenía el rostro cansado, los ojos secos y una sola idea fija atravesándole la cabeza.Se puso de pie con decisión, cruzó el dormitorio en silencio y tomó el celular del escritorio.Marcó sin pensarlo.—¿Margot?La voz de su amiga sonó apagada del otro lado de la línea.—¿Desirée? ¿Qué hora es?—Necesito que me consigas un vuelo. Hoy.Margot tardó un segundo en reaccionar.—¿A dónde?—A la Fundación. No importa el horario, no importa si es conexión o directo. Lo antes posible.—¿Estás bien?—Estoy decidida. Eso es suficiente.—Entendido —dijo Margot, más alerta ahora —Dame veinte minutos.—Gracias.Cortó sin decir nada más. Luego se quedó mirando la pantalla del celular durante un largo segundo.Y re
Capítulo 22 —Solo de trabajoNarrador:Desirée no se detuvo a saludar a nadie. Caminó directo hacia el ascensor con el bolso colgado del hombro, el cabello aún húmedo por la ducha de esa mañana y el ritmo de sus pasos indicando que no estaba ahí para conversar. Había vuelto. Y no pensaba dar explicaciones.Presionó el botón del ascensor y esperó. Solo cuando las puertas comenzaron a cerrarse, una mano las detuvo desde fuera. Cédric. Entró sin pedir permiso. Ella desvió la mirada al frente, ni un saludo, ni un gesto.Él tampoco dijo nada al principio. Se acomodó junto a ella en el pequeño espacio metálico y esperó a que se cerraran las puertas.Entonces habló, sin girarse del todo.—Tu oficina no estará lista por unos días. Hay algunos trámites con el mobiliario… distribución del ala sur. Puedo compartir la mía, si quieres.Desirée rió por la nariz, sin alegría.—Prefiero trabajar en el baño de visitas antes que compartir un espacio contigo.Cédric asintió despacio. Luego presionó un b
Capítulo 23 —Siempre tan poéticaNarrador:El reloj marcaba poco después de las seis. La jornada en la Fundación había terminado para la mayoría, pero Desirée seguía revisando documentos en el escritorio compartido. Las luces del atardecer entraban oblicuas por los ventanales, y el silencio del despacho se sentía espeso. Cédric estaba frente a ella, revisando informes clínicos en su laptop, con la camisa remangada y el ceño levemente fruncido. La tensión flotaba entre ellos, como siempre. Hasta que Desirée dejó el bolígrafo sobre la mesa con un clic seco.—Una pregunta —dijo, sin mirarlo —¿Duermes con ella?Cédric levantó la vista, sorprendido por la falta de introducción.—¿Qué?—Con Charlotte. ¿Duermes con ella?El silencio duró dos segundos.—No —respondió, con calma.—¿Nunca lo hiciste?—No. Desde el primer día, dejamos claro que sería un matrimonio sin vínculos íntimos. Fue parte del acuerdo.Ella lo observó con atención, midiendo cada palabra, cada gesto.—¿Y ella estuvo de acue
Capítulo 24 —Declaración de guerraNarrador:Habían pasado un par de días desde que Desirée y Cédric compartían la oficina. La tensión se había vuelto algo cotidiano, un telón de fondo constante, como si el aire mismo se hubiera adaptado a la guerra silenciosa entre ellos. Pero él casi no aparecía.Desirée llegaba temprano, trabajaba con meticulosidad, respondía correos, revisaba informes, firmaba papeles... y su escritorio al otro lado permanecía vacío. Algunos decían que estaba en el hospital, otros que se había sumergido en la planificación de una cirugía de alto riesgo. Nadie sabía más, nadie preguntaba.Ella no lo iba a admitir en voz alta, pero esa ausencia le pesaba más de lo que quería aceptar.Hasta que, revisando un expediente en la segunda carpeta de la mañana, leyó un nombre que le heló los dedos: un ni*ño de siete años, traído por la Fundación desde una comunidad rural. Tumor cerebral agresivo. Derivado directamente al hospital donde Cédric operaba. Fecha: inminente.—¿Po
Capítulo 25 —Se supone que no se vieronNarrador:Sus cuerpos seguían entrelazados, con la respiración agitada y el corazón desbocado. El silencio del pequeño cuarto parecía amplificar cada exhalación, cada gemido ahogado, cada estremecimiento que aún vibraba en el aire. El olor a se*xo, a urgencia, a deseo contenido demasiado tiempo, flotaba como una evidencia que ninguno podía negar.Desirée tenía la espalda apoyada en la mesa, las piernas aún rodeando su cintura, el rostro oculto en su cuello. Cédric mantenía las manos apoyadas a cada lado de su cuerpo, el pecho subiendo y bajando con fuerza. Se habían comido vivos y ahora venía lo inevitable.Ella bajó lentamente las piernas, tocó el suelo con los tacones y, sin mirarlo, murmuró con la voz aún temblorosa:—Esto está mal. —Él no dijo nada. Solo la observó. Desirée levantó la mirada y sus ojos eran fuego y culpa. —Eres mi padrastro, Cédric.—Mier*da, Desirée, no tengo nada con tu madre. —contestó él, despacio, con la voz grave —Te l