Capítulo 21 —Socia y castigoNarrador:El despertador no había sonado. Ni falta hacía.Desirée ya estaba despierta, sentada al borde de la cama con los pies en el suelo y las manos cerradas sobre las rodillas. No había dormido. O al menos no lo suficiente como para que su cuerpo lo notara. Tenía el rostro cansado, los ojos secos y una sola idea fija atravesándole la cabeza.Se puso de pie con decisión, cruzó el dormitorio en silencio y tomó el celular del escritorio.Marcó sin pensarlo.—¿Margot?La voz de su amiga sonó apagada del otro lado de la línea.—¿Desirée? ¿Qué hora es?—Necesito que me consigas un vuelo. Hoy.Margot tardó un segundo en reaccionar.—¿A dónde?—A la Fundación. No importa el horario, no importa si es conexión o directo. Lo antes posible.—¿Estás bien?—Estoy decidida. Eso es suficiente.—Entendido —dijo Margot, más alerta ahora —Dame veinte minutos.—Gracias.Cortó sin decir nada más. Luego se quedó mirando la pantalla del celular durante un largo segundo.Y re
Capítulo 22 —Solo de trabajoNarrador:Desirée no se detuvo a saludar a nadie. Caminó directo hacia el ascensor con el bolso colgado del hombro, el cabello aún húmedo por la ducha de esa mañana y el ritmo de sus pasos indicando que no estaba ahí para conversar. Había vuelto. Y no pensaba dar explicaciones.Presionó el botón del ascensor y esperó. Solo cuando las puertas comenzaron a cerrarse, una mano las detuvo desde fuera. Cédric. Entró sin pedir permiso. Ella desvió la mirada al frente, ni un saludo, ni un gesto.Él tampoco dijo nada al principio. Se acomodó junto a ella en el pequeño espacio metálico y esperó a que se cerraran las puertas.Entonces habló, sin girarse del todo.—Tu oficina no estará lista por unos días. Hay algunos trámites con el mobiliario… distribución del ala sur. Puedo compartir la mía, si quieres.Desirée rió por la nariz, sin alegría.—Prefiero trabajar en el baño de visitas antes que compartir un espacio contigo.Cédric asintió despacio. Luego presionó un b
Capítulo 23 —Siempre tan poéticaNarrador:El reloj marcaba poco después de las seis. La jornada en la Fundación había terminado para la mayoría, pero Desirée seguía revisando documentos en el escritorio compartido. Las luces del atardecer entraban oblicuas por los ventanales, y el silencio del despacho se sentía espeso. Cédric estaba frente a ella, revisando informes clínicos en su laptop, con la camisa remangada y el ceño levemente fruncido. La tensión flotaba entre ellos, como siempre. Hasta que Desirée dejó el bolígrafo sobre la mesa con un clic seco.—Una pregunta —dijo, sin mirarlo —¿Duermes con ella?Cédric levantó la vista, sorprendido por la falta de introducción.—¿Qué?—Con Charlotte. ¿Duermes con ella?El silencio duró dos segundos.—No —respondió, con calma.—¿Nunca lo hiciste?—No. Desde el primer día, dejamos claro que sería un matrimonio sin vínculos íntimos. Fue parte del acuerdo.Ella lo observó con atención, midiendo cada palabra, cada gesto.—¿Y ella estuvo de acue
Capítulo 24 —Declaración de guerraNarrador:Habían pasado un par de días desde que Desirée y Cédric compartían la oficina. La tensión se había vuelto algo cotidiano, un telón de fondo constante, como si el aire mismo se hubiera adaptado a la guerra silenciosa entre ellos. Pero él casi no aparecía.Desirée llegaba temprano, trabajaba con meticulosidad, respondía correos, revisaba informes, firmaba papeles... y su escritorio al otro lado permanecía vacío. Algunos decían que estaba en el hospital, otros que se había sumergido en la planificación de una cirugía de alto riesgo. Nadie sabía más, nadie preguntaba.Ella no lo iba a admitir en voz alta, pero esa ausencia le pesaba más de lo que quería aceptar.Hasta que, revisando un expediente en la segunda carpeta de la mañana, leyó un nombre que le heló los dedos: un ni*ño de siete años, traído por la Fundación desde una comunidad rural. Tumor cerebral agresivo. Derivado directamente al hospital donde Cédric operaba. Fecha: inminente.—¿Po
Capítulo 25 —Se supone que no se vieronNarrador:Sus cuerpos seguían entrelazados, con la respiración agitada y el corazón desbocado. El silencio del pequeño cuarto parecía amplificar cada exhalación, cada gemido ahogado, cada estremecimiento que aún vibraba en el aire. El olor a se*xo, a urgencia, a deseo contenido demasiado tiempo, flotaba como una evidencia que ninguno podía negar.Desirée tenía la espalda apoyada en la mesa, las piernas aún rodeando su cintura, el rostro oculto en su cuello. Cédric mantenía las manos apoyadas a cada lado de su cuerpo, el pecho subiendo y bajando con fuerza. Se habían comido vivos y ahora venía lo inevitable.Ella bajó lentamente las piernas, tocó el suelo con los tacones y, sin mirarlo, murmuró con la voz aún temblorosa:—Esto está mal. —Él no dijo nada. Solo la observó. Desirée levantó la mirada y sus ojos eran fuego y culpa. —Eres mi padrastro, Cédric.—Mier*da, Desirée, no tengo nada con tu madre. —contestó él, despacio, con la voz grave —Te l
Capítulo 26 —La Promesa a MargotNarrador:El primer día fue fácil. Desirée llegó temprano, antes que la mayoría del personal. Ocupó un escritorio temporal en el ala administrativa, revisó reportes, firmó documentos, y se aseguró de que cada interacción con el resto del equipo fuera estrictamente profesional.No mencionó a Cédric. No preguntó por él. Y cada vez que alguien lo nombraba, simplemente asentía y cambiaba de tema con habilidad quirúrgica.El segundo día fue más complicado.A mitad de la mañana, un miembro del equipo médico pidió su presencia en una sala de reuniones del primer piso. Era una cuestión menor sobre la reorganización de unos recursos para un programa infantil, nada urgente. Pero cuando entró, él ya estaba allí.Cédric estaba de pie junto a la pizarra digital, en mangas de camisa, con el cabello algo despeinado y una taza de café en la mano. Estaba explicando un procedimiento a dos médicos jóvenes, cuando la vio. Solo una mirada, pero bastó.Desirée se detuvo en
Capítulo 27 —Plan de contenciónNarrador:El sol apenas filtraba su luz por las cortinas cuando Margot entró a la cocina con el cabello revuelto, una camiseta enorme que no era suya y las ojeras marcadas como medallas de guerra.—¿Ya estás despierta o solo de cuerpo presente? —preguntó al ver a Desirée sentada frente a la mesa, con una taza de café entre las manos y cara de no haber dormido más de tres horas.—No dormí. Soñaba con él. O peor… ni siquiera lo soñaba. Solo lo sentía.Margot se dejó caer en la silla frente a ella y tomó una tostada del plato.—Dios santo. Necesitas se*xo… o un exorcismo.—Ya tuve se*xo y mira cómo estoy.—Eso no fue se*xo, fue un ataque químico a tu sistema nervioso. Necesitas una estrategia. Urgente.Desirée suspiró y apoyó los codos sobre la mesa.—No se me ocurre nada. No puedo pensar con claridad.—Entonces hazlo como harías con un caso penal. Fría, objetiva, con pasos.—¿Estás hablando en serio?—Totalmente. Vamos a armar un plan de contención emocio
Capítulo 28 —Doctor AbdalaNarrador:El celular vibró sobre el escritorio. Desirée bajó la vista y lo vio: CÉDRIC.No dijo ni una palabra, ni hizo ningún gesto.Desbloqueó la pantalla con un movimiento rápido y respondió en voz baja, apenas un susurro, mientras fingía revisar una hoja entre sus manos.—¿Qué pasa?La voz de Cédric sonó inmediata, contenida, igual de baja.—No hagas que se note, no levantes la voz, o hagas gestos raros, solo escúchame.Desirée entrecerró los ojos y se inclinó un poco hacia la izquierda, como si intentara ver algo en su monitor.—Digame doctor Abdala —trataba de engañar a su “plan de contencion”—Necesito que vengas al salón de conferencias —dijo él —Ahora.—¿Para qué?—Para discutir el programa pediátrico y unas modificaciones urgentes en el presupuesto. Es importante. Y prefiero que lo hablemos en persona. Solo tú y yo.Desirée pasó una página del expediente con total calma, disimulando el suspiro que se le escapaba.—¿No podría haberme enviado un corr