Las leo...
Capítulo 41 —No te vayasNarrador:Subieron las escaleras en silencio. No se tocaban, pero el aire entre ellos era espeso, cargado. Cada paso parecía medido, como si supieran que lo que estaban por hacer no era solo se*xo. Era otra cosa. Algo que no querían nombrar, pero que ya los había desbordado.Al llegar a la habitación, Desirée abrió la puerta sin encender la luz. Solo una lámpara del pasillo quedaba encendida, proyectando una penumbra cálida que se filtraba entre las cortinas y dibujaba sombras suaves sobre la cama. Todo olía a limpio, a madera antigua, a un rincón donde ella solía dormir para escapar del mundo. Pero esa noche no habría escape.Cédric cerró la puerta tras ellos con cuidado. No habló. Solo la miró. Y por primera vez en mucho tiempo, ella no evitó esa mirada.Se acercó a él con lentitud. Le desabrochó el primer botón de la camisa. Después el segundo. Sus dedos no temblaban, pero no había prisa. Solo una precisión casi quirúrgica, como si con cada botón quisiera en
Capítulo 42 —De rodillasNarrador:El silencio se había instalado con fuerza en la habitación. No era incómodo, pero sí denso, inevitable. Las sábanas aún estaban desordenadas, con el olor del se*xo flotando en el aire y el eco de sus cuerpos aún vibrando en la piel.Desirée estaba acostada de lado, con la mirada fija en la pared. Cédric seguía junto a ella, sin tocarla, respirando despacio.Después de un rato, él rompió el silencio con voz baja:—Tengo que volver.Ella no se giró.—Haz lo que quieras.—Si desaparezco demasiado tiempo… lo notarán.—Eso es lo de menos —dijo, apenas moviendo los labios.Cédric se incorporó con lentitud. Buscó su ropa en el suelo, se vistió en silencio. No había prisa en sus movimientos, pero tampoco dudas. Cuando terminó de abotonarse la camisa, se sentó en el borde de la cama, junto a ella.—Mírame. —Desirée no se movió. —Por favor, Desriée —insistió, sin dureza. Ella giró el rostro, lentamente, y lo miró a los ojos. No había reproche en su expresión. S
Capítulo 43 —Yo quise esa noche.Narrador:La luz entraba tenue por la ventana de la cocina. Esa claridad grisácea de las mañanas en que el cuerpo pesa más que los pensamientos. Desirée estaba sentada en la mesa, con una taza de café entre las manos, el pijama arrugado, el cabello recogido de cualquier forma. Tenía los ojos hinchados, pero secos. Había llorado todo lo que podía llorarse la noche anterior. Ahora solo quedaba ese vacío espeso que se instalaba detrás del esternón.La casa estaba en silencio. La abuela se había quedado a dormir en casa de Charlotte, por lo que ella había tenido el privilegio de romperse sola, sin testigos, sin preguntas. La cocina olía a café fresco y tostadas, pero todo le sabía a nada.Estaba por llevarse el primer bocado a la boca cuando escuchó la puerta de entrada abrirse y cerrarse con un clic suave. No hizo falta ver para saber quién era.Margot apareció en la cocina un segundo después. Despeinada, con el maquillaje corrido, los tacones en una mano
Capítulo 44 —Hueles a culpaNarrador:Cédric se dejó caer en el sillón como si llevara el peso del mundo encima. Apoyó los codos sobre las rodillas, hundió el rostro entre las manos y no dijo nada durante un largo rato. Adrien, desde la barra del minibar, preparó un café sin preguntar, como si supiera que eso era lo único que podía ofrecerle sin presionarlo.—¿Margot? —preguntó Cédric, sin levantar la cabeza.—Se fue temprano —respondió Adrien, dejando la taza sobre la mesa frente a él —Dijo que debía regresar con Desirée.Cédric soltó una risa amarga.—Sabe más de lo que aparenta.—Mucho más. —Silencio. Adrien se sentó frente a él. Lo observó con atención, como si evaluara a un paciente que se niega a admitir la gravedad de sus heridas. —¿Vas a decirme qué ocurrió anoche? ¿O tengo que arrancártelo como si fuera una bala?Cédric levantó la mirada por fin. Tenía los ojos enrojecidos, pero secos.—Estuve con ella.Adrien no se sorprendió. Solo asintió una vez, con lentitud.—¿Y?—Y fue
Capítulo 45 —Finalizar la licenciaNarrador:Margot entró en la oficina de Desirée como lo hacía siempre: sin golpear, con paso firme y el gesto alerta, como si fuera a rescatarla de algo. Pero esta vez se detuvo en seco al verla con esa expresión.Estaba sentada con la espalda recta, la mirada fija en la ventana, los dedos entrelazados sobre el escritorio. No había papeles abiertos, ni correo pendiente. Solo silencio. Y una decisión que ya no pesaba: se había vuelto concreta.—¿Pasa algo? —preguntó Margot, acercándose despacio.Desirée giró la cabeza hacia ella. Sus ojos no estaban llorosos, pero sí distintos. Serenos. Claros. Determinados.—Me voy.Margot frunció el ceño.—¿De aquí?—De todo esto —asintió ella, sin rodeos —De la Fundación. De esta ciudad. De esta historia que nunca quise protagonizar.Margot la observó en silencio unos segundos. No intentó frenarla. No la juzgó.—¿Estás segura?—Más que nunca.—¿Y qué vas a hacer?—Volver a mi ciudad, a mi vida, a mi trabajo como fi
Capítulo 1 —Una despedida de soltero cualquieraNarrador:La música vibraba en el suelo y las luces danzaban como llamas entre la multitud. Ella entró al club nocturno junto a sus amigas, después de una larga semana en la oficina. No esperaba nada fuera de lo común. Solo quería beber algo fuerte, bailar un poco y olvidar que su vida estaba completamente programada.Tenía veinticuatro años, era abogada, decidida, con una belleza que llamaba la atención sin que lo buscara. Llevaba un vestido negro que marcaba sus curvas con la elegancia justa para destacar, pero no parecer desesperada por hacerlo.—Mira allá —murmuró una de sus amigas —Un grupo de hombres celebrando. Parece una despedida de soltero.—¿Cuál será el afortunado? —preguntó otra con una sonrisa maliciosa.Ella los observó. No se interesó en los que hacían ruido, en los que brindaban o se reían escandalosamente. Su mirada se detuvo en el hombre apartado del grupo, de pie junto a la barra. Llevaba la camisa blanca arremangada,
Capítulo 2 —Aquella nocheNarrador: El silencio en la habitación estaba roto apenas por el sonido de sus respiraciones entrecortadas. La sábana a medio cubrir, la piel húmeda, el cuerpo aún vibrando del orga*smo. Ella yacía boca arriba, con los ojos en el techo, mientras él, a su lado, seguía mirándola como si aún no pudiera creer lo que había pasado.—Aún no me has dicho tu nombre —murmuró él, con la voz grave y cargada de deseo contenido.Ella giró el rostro hacia él, con una sonrisa ladeada, aún sin aliento.—¿Y tú el tuyo?Él estiró la mano y le retiró un mechón de cabello de la frente.—Damas primero.—Lucía —dijo ella, sin pestañear.—Daniel—respondió él, después de un segundo de pausa, como si saboreara la idea de decirlo solo para ella.—Encantada, Daniel —susurró, con una sonrisa pícara —Aunque creo que ya nos conocemos bastante bien, asi que nada de apellidos.—Todavía no lo suficiente —murmuró él mientras se inclinaba sobre ella otra vez.La besó, lento al principio. Su le
Capítulo 3 —La invitaciónNarrador:El sonido de las llaves al caer sobre la mesita de entrada fue lo único que anunció su llegada. La joven cerró la puerta de su apartamento y se quitó los tacones como si le pesaran siglos. Aún tenía las mejillas encendidas y los labios sensibles. Se pasó los dedos por el cuello, allí donde él la había besado con fuerza, dejando marcas que no se borraban tan fácil.—¿Dónde demonios estabas? —preguntó su amiga Margot desde el sofá, con una taza de café en la mano y cara de curiosidad insatisfecha.Desirée soltó un suspiro mientras caminaba directo a la cocina.—No me lo vas a creer.—¿Te fuiste con uno de la despedida de soltero?Desirée se quedó en silencio, tomó una botella de agua y se la llevó a los labios. Cuando volvió a mirar a Margot, tenía una sonrisa maliciosa pintada en el rostro.—No solo me fui con él... me lo follé como si el mundo se fuera a acabar esta noche.Margot abrió los ojos como platos y se enderezó en el sofá.—¡No jodas! ¡¿Des