Nunca pensé que me encontraría en medio de algo tan peligroso. Claro, había oído hablar de los rumores, de las leyendas y de los susurros sobre manadas rivales, pero hasta ahora, todo eso me parecía lejano, casi como una historia que no me concernía. Ahora, sin embargo, el peligro estaba al alcance de la mano, y de alguna manera, Kian era la única persona que podía protegerme. Aunque, al mirar sus ojos, parecía que él también necesitaba protección, pero de algo mucho más complicado que cualquier amenaza externa.
Me había llevado a un refugio, un lugar apartado del pueblo, rodeado de árboles frondosos y oscuridad, como si el mismo bosque estuviera tratando de ocultarnos de los ojos de quienes nos acechaban. Kian caminaba al frente, siempre vigilante, y aunque su postura era firme, hab&i
La mañana llegó con una pesadez en el aire, como si el universo estuviera esperando a que tomara una decisión. Algo había cambiado en mí, en mi interior, y ya no podía seguir ignorándolo. Kian había dejado claro lo que pensaba de mí, lo que pensaba de nuestra relación: soy humana, y eso, según él, era suficiente razón para mantenernos separados. Pero había algo en mi pecho, algo que no me dejaba respirar tranquila si no hacía frente a lo que sentía.No puedo seguir huyendo.Lo había decidido. Necesitaba verlo, confrontarlo, hablar con él. Si alguna vez iba a ser capaz de seguir adelante, tenía que ser con él o sin él, pero de una vez por todas, necesitaba respuestas.
No sé qué esperaba. Tal vez pensé que al regresar, todo estaría claro. Que las piezas encajarían de alguna forma mágica, que el caos en mi pecho se disiparía, y que Kian y yo podríamos encontrar un lugar en el que la incertidumbre desapareciera. Pero, por supuesto, la vida no funciona así. Nada en este mundo es tan simple.El aire estaba cargado de tensión. La manada rival aún rondaba cerca, una amenaza latente que no podíamos ignorar. Cada paso que daba me sentía más atrapada entre el deseo y el peligro, entre lo que quería y lo que debía temer. Me dije una y otra vez que tenía que dejarlo ir, pero la verdad era que lo quería. Lo deseaba más que a nada.Y, por supuesto, él estaba en mis pensamientos,
El sol se filtraba a través de las cortinas de mi habitación, bañando la habitación con una luz suave y cálida. Pero yo no podía disfrutar de la tranquilidad de la mañana. Algo en mi pecho, algo profundo, estaba inquieto. Kian aún estaba en mi cabeza, como siempre. No podía sacármelo de la mente, incluso cuando trataba de centrarme en otras cosas.Desde aquella noche en el claro, la conexión entre nosotros se había fortalecido de una manera que ni siquiera imaginaba. Pero con esa cercanía también vino algo más pesado, algo que no podía ignorar: los secretos de Kian.Cada vez que me miraba, había algo en su mirada que me decía que había más de él que no me estaba contando. Sabía que, como alfa, cargaba con responsabilidades y luchas que no podía compartir con cualquiera. Pero... ¿yo no era cualquiera? Me preguntaba si él pensaba que
La mañana estaba opaca, con nubes pesadas que colgaban como un presagio de algo más. No podía dejar de pensar en las palabras de Kian: "No puedes ser parte de este mundo." La duda había calado hondo en mí, y aunque su rechazo me dolía, algo me decía que él ocultaba mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir. Mi mente no encontraba descanso, y mis pasos me llevaron hasta la vieja casita en las afueras del pueblo, donde se rumoraba que vivía la anciana que sabía más de lo que parecía.Había escuchado historias sobre ella: una mujer que conocía los secretos de la tierra, de las criaturas que caminaban en las sombras, y que, según los más supersticiosos, podía ver el futuro. A pesar de mis propias dudas, algo me impulsaba a buscarla, a encontrar respuestas que Kian
El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, tiñendo el cielo de un tono naranja rojizo. La luz parecía intensificar la batalla interna que sentía. Mis emociones eran un torbellino, y cada vez que pensaba en Kian, me encontraba atrapada entre la necesidad de alejarme y el deseo de abrazarlo más fuerte que nunca. La confusión no era algo nuevo para mí, pero esto... esto era diferente. Estaba tocando algo más grande que yo. Algo que no podía entender por completo.Aún no podía dejar de pensar en la conversación que había tenido con la anciana. El miedo que había percibido en su mirada era palpable, como si me hubiera estado advirtiendo de algo que mi mente aún no lograba procesar. Y luego estaban las cartas, las palabras de Kian, que me decían que nos estábamo
La conversación con Kian de la noche anterior había quedado grabada en mi mente como una cicatriz recién formada. No podía dejar de pensar en lo que me había dicho, en su mirada, en la forma en que sus palabras, llenas de dolor y desesperación, me habían golpeado con la fuerza de un rayo. Pero, por más que intentara ignorarlo, algo dentro de mí seguía ardiendo. Y ese algo, innegable y peligroso, se llamaba Kian.Nunca pensé que me vería atrapada de esta manera. Yo, una simple humana, cautiva de un hombre tan… oscuro, tan salvaje. Él tenía un poder sobre mí que no podía controlar, y lo peor de todo es que no quería controlarlo. Me dolía, sí, el hecho de saber que la verdad podría destruirnos a ambos, pero mis sentimientos por él seguí
El peso de lo prohibido comenzaba a apoderarse de mí. Cada vez que me acercaba a Kian, el mundo alrededor de nosotros parecía desvanecerse. Un velo de peligro lo envolvía todo, como si nuestras emociones pudieran desencadenar una explosión que destruiría todo lo que conocía. Las palabras de Kian aún retumbaban en mi mente: "Lo sabrás cuando ya no puedas escapar de mí." Era imposible ignorarlo, el deseo se estaba haciendo más fuerte, pero el miedo también. Mi corazón latía acelerado, y no sabía si lo que sentía era algo que podía controlar.Los entrenamientos comenzaron al día siguiente. Aunque mi intención inicial había sido mantenerme alejada de todo esto, algo dentro de mí se rebelaba. El deseo de aprender, de