Ella necesita mucho dinero para poder salvarle la vida a su mamá, quien sufre del corazón y él, está obsesionado con ella, por lo que le propone que sea suya a cambio de ese dinero que necesita. (...) Aleshka Zaytseva es una joven que desde muy pequeña le tocó hacerse cargo de su familia, pues su mamá cayó en cama por una enfermedad terminal y su papá las abandonó por irse con otra mujer. Sus hermanos son demasiado pequeños como para trabajar y ayudarla, por lo que le toca hacerlo por sí misma y sacar a su familia adelante. Pero todo se le complica cuando su mamá se encuentra en un estado delicado de salud y la única solución que tienen es hacerle una operación a corazón abierto, pero por el alto costo de la misma, Aleshka no sabe a quién pedirle ayuda. Leonid Kuznetzov es un importante magnate que, desde que la conoció como camarera en un lujoso restaurante, quedó flechado con su belleza, así que preso de sus instintos, se le ocurre inventar que necesita una esposa para poder hacerla suya y satisfacer sus deseos.
Leer másLeonid KuznetsovDetuve mis pasos una vez Aleshka y yo estuvimos afuera de la cafetería.Luego de comernos todos los dulces que había ordenado, ella se alarmó al ver la hora y confirmar que se le estaba haciendo tarde para ir a su lugar de trabajo, así que nuestra pequeña velada se vio interrumpida cuando se levantó de la mesa y comenzó a organizar todo el desastre que habíamos hecho. Muy a mi pesar le dije que no pasaba nada y comenzamos a recoger los restos de dulces que habíamos dejado en la mesa. Ella se sentía cómoda a mi lado a pesar de que era un completo desconocido, pero no por demasiado tiempo, pues me encargaría de entrar a su vida y hacerla mía. Pero además de eso, quería conocerla, saber qué le gustaba, cuáles eran sus defectos, sus virtudes, sus miedos, sus metas, sus temores y mucho más. Quería saber todo de ella. Con ese pensamiento en mente, abrí el pequeño paraguas cuando la lluvia comenzó a mojarnos más de lo normal, lo coloqué encima de ambos y caminamos hasta
Abrí el paraguas cuando la lluvia se comenzó a poner más fuerte de lo normal y con pasos largos comencé a caminar por la transitada calle en la que me encontraba. Había terminado mi larga jornada laboral en el hotel como camarera e iba directamente a una cafetería cercana a tomarme un café y esperar mi siguiente turno en McDonald's, donde era cajera. No podía ver mucho, pero me guiaba por los locales por los que pasaba rápidamente. Según mis cálculos me faltaba poco para llegar. Apreté la correa de mi bolso que guindaba en mi hombro derecho y continúe caminando rápidamente. Moría de hambre y me urgía comer lo antes posible, pues una vez entrara a mi segundo trabajo no podía irme de mi puesto y dejarlo tirado solo para ir a comer. Lo tenía permitido únicamente para ir al baño, pero primero debía avisarle a mi superior y era todo un proceso. Con ese pensamiento en mente, cerré el paraguas al llegar a la puerta de la cafetería y sonreí para mis adentros. Por fin probaría bocado. Al
Aleshka ZaytsevaDejé el sobre encima de la mesa y mamá me miró sorprendida. Había llegado a casa hace algunos minutos y lo primero que había hecho fue mencionarle sobre el regalo de aquel cliente misterioso del que aún no sabía el nombre. —¿Estás segura que fue un cliente, cariño? —preguntó con preocupación mirando el dinero en la mesa y asentí. —El sobre me lo entregó la encargada del restaurante, mamá, no creo que se preste para ninguna broma pesada ni nada parecido —expliqué rápidamente tomando asiento a su lado y mirando el fajo de billetes.No negaría que me encontraba muy asustada por eso, pero a la vez ver tanto dinero frente a mis ojos, solo lograba traerme un poco de paz al imaginar que con el mismo podría pagar las múltiples deudas que teníamos. Porque las deudas parecían una playa y yo la turista en medio de la misma que no sabía nadar. —Siento que es demasiado dinero como propina, hay algo aquí que no me gusta, Aleshka —tomó el sobre, leyó la pequeña nota que allí se
•Leonid Kuznetzov•Le di un sorbo a mi copa de vino y reposé mi espalda en la silla de aquel lujoso restaurante. Me encontraba en una reunión de negocios importante con dos de mis socios, discutíamos temas de interés mientras esperábamos la comida para poder cenar. Uno de ellos era el dueño del restaurante, por lo que nos encontrábamos en una de las áreas más alejadas del lugar. Necesitábamos mucha privacidad para lo que discutíamos, por lo que ese era el sitio perfecto para hacerlo. Mi secretaria anotaba absolutamente todo en su tablet, mientras que yo escuchaba atentamente todo lo que mis socios tenían para decir. —Y eso sería todo, si les parece bien, entonces ya está todo dicho —compartí miradas con mi secretaria y al tener su confirmación de que había anotado todo lo que habíamos dicho, asentí. —Considero que hay puntos por discutir, pero eso ya lo haríamos en la empresa —di mi opinión y ambos estuvieron de acuerdo. Brindamos por ello y decidimos finalmente pedir algo para