Leonid KuznetsovDetuve mis pasos una vez Aleshka y yo estuvimos afuera de la cafetería.Luego de comernos todos los dulces que había ordenado, ella se alarmó al ver la hora y confirmar que se le estaba haciendo tarde para ir a su lugar de trabajo, así que nuestra pequeña velada se vio interrumpida cuando se levantó de la mesa y comenzó a organizar todo el desastre que habíamos hecho. Muy a mi pesar le dije que no pasaba nada y comenzamos a recoger los restos de dulces que habíamos dejado en la mesa. Ella se sentía cómoda a mi lado a pesar de que era un completo desconocido, pero no por demasiado tiempo, pues me encargaría de entrar a su vida y hacerla mía. Pero además de eso, quería conocerla, saber qué le gustaba, cuáles eran sus defectos, sus virtudes, sus miedos, sus metas, sus temores y mucho más. Quería saber todo de ella. Con ese pensamiento en mente, abrí el pequeño paraguas cuando la lluvia comenzó a mojarnos más de lo normal, lo coloqué encima de ambos y caminamos hasta
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