La historia inicia con un paseo en el bosque, 4 brujas deciden pasear por los predios, hasta que la tierra se abre debajo de ellas. Decenas de demonios emergen, uno en especial de estirpe. La bruja mística que se encuentra liderando la expedición es obligada a descender al mismo infierno como esposa del demonio. Después de esto se desatan los vínculos y pasiones más retorcidas así como efervescentes.
Leer más—«¡Grrr!».—Vieda se había desvanecido entre sus brazos. La levantó como la ligera pluma que sentía que era. —¡Mierda!.—No parecía estar fingiendo, además su piel estaba muy enrojecida. Con ella en brazos, se apuro a salir de la habitación, por el rabillo del ojo noto el revuelo de sus ancestros. Ignoro lo que tenían para transmitirle a través de su energia. Casi tumba la puerta a su espalda, por la intensidad al cerrarla con crudeza demoniaca. La tosquedad visceral que lo permeaba, siempre aumentaba cuando no sabía que hacer. Sus pasos retumbaban como el más pesado plomo, hasta las paredes parecían estremecerse por sus vorágines movimientos de desesperación. —¡Boa!.—Grito. Más de un servil, apostado en los pasillos, se estremeció al escucharlo, los ecos se difuminaron con espanto ronco, resonando una y otra vez hasta que su principal servil apareció con los ojos desortijados. —¡Estoy aquí!.—Lo guío con el poder de su voz, al verlo mirando sin dirección al pie de la escalera.—¡Sube
—Estaba cerca de la ventana. Entre en trance y me caí. Fue simplemente eso. Me suele pasar. —Se lamió los labios para aplacar un poco el nudo en su garganta.—No tengo la culpa de la falta de protección en la ventana. Más bien usted debió prever eso, mí rey.—Esa última palabra, casi provoca que se le reviente el estómago. Recordó a tiempo, debía intentar ser sumisa, como Bastix. —¡Maldición!.— Él bajó la espada. Supuso que su mentira había dado sus frutos. Al parecer, hasta eso ya había aprendido con exactitud. Mejor que antes. El hecho de ser mística, de ser de la séptima dimensión, no era la ausencia de una dosis de oscuridad picara en su vida. Sabía manipular un poco."A veces las mentiras te podían zafar de situaciones bastante difíciles". Sintió un gran alivio y descansó en su corazón cuando este se retiró.Bueno, solo un instante. Cuando vio una leve neblina oscura mezclarse con un color violeta, como si fuera la señal de que ella estaba mintiendo. Se volvió a inquietar, está ve
Amaneció entre sus brazos, el reflejo tóxico de una noche cargada de desacuerdos y pasión, la sometía a recrearlo nuevamente en su mente. Le gustaba lo que sentía cuando estaba a su lado, como el extremo oscuro que completaba el equilibrio de su existencia. Solo había visto los colores más bonitos de la vida, la inocencia sosegada, pura paz sin extremecimiento, hasta que Kairon le arrebato esa zona de confort. En ese preciso instante veía con detenimiento los detalles calavéricos de la recámara, desde su posición indefensa. El enorme cuerpo del demonio, la sujetaba con fuerza por la cintura, muy compacta a su dureza, con aparente miedo de que se le escapará. Deseaba ver más, tomo con delicadeza sus manos, se fue deslizando con timidez, para evitar que se despertara.—«¡Grrr!».—El gruñido retumbó en la habitación en aparente calma, por igual los ecos fluyeron, rompiendo la calma silente. —Ven acá.—La halo, aún con los ojos cerrados. Se posicionó sobre ella y la penetro con rudeza.—¡
—Kairon. uhhhh... —Estaba reaccionando. Como respuestas a sus caricias. Succiono más el pezón, la vez se posicionó encima de ella.—¡Ahhh!.—Lo gemidos guturales no se hicieron esperar, mezclados con una queja contemplativa, deseosa de más, conocía el lenguaje de la pasión. Su cuerpo lo estaba reconociendo.Abrió sus piernas, para abrazar con su mirada lasciva su coño, lindo y carnoso.—«¡Grrr!». —Tenía hambre de ese bocado. No le importo su ausencia visual, aún con los ojos cerrados, el estremecimiento era latente. Froto sus pliegues con la robusta cabeza de su verga. Deslizó hasta que la desesperación le ganó, punteo su entrada. —¡Ay!.—Grito. Eso ayudo a que la necesidad aumentara. Volvió a empujar.—¡Ahhh!.—Sus respuestas enloquecían su lado más perverso. Se adentro hasta el fondo, entre suspiros y gemidos que eran música para su ego.La penetro con fuerza, entraba y salía de su coño. Entre los empujes que aumentaban la intensidad del ritmo según la necesidad por calmar sus ansias,
¿Has visto un dragón?. ¿Al menos algo parecido?. De grandes alas, con el rojo voraz del fuego de sus ojos alumbrando la espesa oscuridad, la cual se hacía más densa a cada instante. Venía hacia ella, sus ojos se abrieron más, para conectarse con los de el. Borro un suspiró, con sus palitos más tímidos, el aliento se iba, al menos la luz de su cuerpo carmesí no la dejo en completa oscuridad antes de su muerte. Sus ojos se terminaron de cerrar, algo la atrapó. Quizás la muerte o la enorme bestia que volaba hacia ella.10 minutos atrás.En su santuario, dónde por las noches los espiritus de sus ancestros solían visitarlo, la inquietud en su pecho era más insistente. Volvía a sentir el llamado del sufrimiento. Como si alguien intentará reflejar su dolor en el. Cruzo el espacio vertical de su habitación con tonalidades oscuras, tan rústicas como su alma condenada. Algunos craneos se palpaban por los movimientos vibratorios del más allá. Estos reposaban encima de una chimenea. Inhaló a pr
—Fue ella.—Dijo entre dientes, luego de volver a ser expulsada de su propia habitación, por su amo. Nunca la había tratado con desprecio, incluso había ignorado lo hermosa que se veía esa tarde.—Recuerda quien eres Bastix. No le cedas tu lugar a esa maldita bruja. Afiló sus uñas, con el emotivo deseo de hacer justicia. Avanzó por el pasillo, tocando las paredes con sus más afiladas garras color púrpura, que ya se habían elevado a su máxima expresión.La cosa fea no estaba cerca. Mejor para llevar a cabo sus planes. Solo vió en las cercanías algunas muertas serviles. En específico 2, al frente de una puerta, al instante su intuición le delato la posibilidad de que la intrusa estuviera ahí dentro.—¡lárguense!.—Su aura fría la percibía con el horrible contraste que pronunciaba un tenaz escalofrio en todo su cuerpo.—Disculpe, señora. —Las muertas no se movieron, parecieran custodiar la entrada de la habitación.—Estamos cuidando de la reina, por orden del amo. La otra asentía, con liger
—«¡Grrr!».—Le ardía la verga, traspasaba los tejidos sensibles aún en la flacidez de su enorme bestia.—¡Mierda!.—Gritó, haciendo resistencia para no regresar a la habitación y partirle el pescuezo a esa inútil bruja.—Amo. —La voz seductora de su preciosa Bastix, le llegó como casi un alivio. —¿Qué hace mostrado sus magníficos atributos a los serviles?.—Bastix tenía razón, habían algunos demonios y muertas serviles en la cercanía, casi agonizando de envidia por su esplendor.—No merecen conocer la perfección.—Por eso nadie te igualara nunca, mi preciosa. —La acercó, para arrancarle un beso a sus labios complaciente. De haber elegido a Bastix, no tendría la verga accidentada.—Necesito que me atiendas.—Todo por usted, mí rey.—Camino sin pudor, al lado de su preferida.—Me honra cada vez que decide tenerme a su lado.La diabla carmesí no dejaba de parlotear, al menos cosas buenas. Inflaba su ego de macho inalcanzable. Al llegar a la habitación seductora de su diabla, se dejó caer sobre
—¡Ahhh!.—Grito, ante el indescriptible placer de sentirlo frotar con hambre animal su femineidad. Se habia dejado arrastrar sin remedio por ese torbellino de placer, al que había sido arrastrada sin piedad, aliñado a un oscuro gozo que exploraba y la empezaba a ser esclava.—«¡Grrr!»—Gruño, antes de introducir sus pechos en su boca. Su inagotable excitación era sobrenatural. No la había dejado dormir en toda la noche.—¡Uhhh!, te la daré, bruja.—Le propino un fuerte azote en sus glúteos, evidenciando su bestialidad lujuriosa. Su interior se resistió con estremecimiento y placer.El caliente de su esperma, se regó, sentía la humedad resbalosa, bañar sus pliegues, mezclado con su propios fluidos. La liberación de sus enredaderas le produjo un malestar de vacío."Debes estar loca Vieda, te está gustando fornicar con este demonio lujuriosos". Pensó. En vigilia de su accionar, rodó un poco por la cama y le dió la espalda, con claridad entendió que no estaba saciado. Su apetito voraz por pos
Dentro de su fastuosa habitación decorada con molduras de oro y piedras preciosas incrustadas en las lisas paredes, pulidas con esmero. La gran consentida de Kairo Loguember, "Bastix". La diabla carmesí más poderosa del infierno. Se regodeaba con sus movimientos sensuales, ante los reflejos de su hermosa silueta en el piso tan reluciente que le servia de espejo. Engrosando su vanidad infinita. Mecía su cadera de un lado a otro con un vaiven erótico, como anticipo de la carga sexual que sentía entre sus piernas.Exponía sus feromonas que brotaban por sus poros dorados, una estrategia para llamar al macho que deseaba sembrar en su sex0 hambriento. Totalmente desnuda, también se veía en el espejo que tenía, en uno de los laterales principales del basto espacio, alumbrado por algunas velas que ya había comenzado a encender, para aclimatar la noche de pasión. Tocó su melena oscura, brillaba con todo el esplendor. Sus labios le siguieron al andar de sus dedos inquietos; aún el sabor del s