Olfateó con una intensidad abrasadora la esencia que venía a su lado, tampoco sus manos se limitaron, tocó su trasero. Total, era suya. La curiosidad lo estaba matando, le urgía conocer lo que estaba debajo de los trapos que forraban su cuerpo.—«¡Grrr!». —Gruñó y miró hacia atrás, todos los carroñeros los seguían, custodiando sus espaldas.A lo lejos podía ver su territorio. Intensificó el tono de sus pasos por unos más acelerados, tan fuertes que sacudían el polvo, hacían brotar chispas de fuego.Media hora de recorrido, en los extremos más cercanos del castillo de lava, el caliente infernal no era tan fuerte. Aunque sonara ilógico, más bien mantenía un halo cálido, sin vapor.Desde ahí, sus dos súbditos de mayor rango, despidieron a los carroñeros, por lo regular se quedaban al extremo del campo lúgubre, los otros pasadizos no lo podían atravesar, solamente eran para demonios de estirpe como él o los que seleccionaba para ser parte de su círculo de guerreros más cercanos. Nada de e
Leer más