Aylin Escalante solo quería pasar desapercibida. Sobrevivir. Mantener su libertad lejos de los papeles que nunca tuvo y del miedo constante a ser descubierta. Pero el destino —y una escultura rota— la pusieron frente a Roman Adler, el hombre más temido de la ciudad. Un mafioso frío y letal, conocido como El Diablo, cuya mirada es capaz de desnudar tus secretos antes de que abras la boca. Ahora, atrapada en una deuda imposible, Aylin se ve obligada a trabajar como niñera de Sasha, la hija adolescente y rebelde de Roman. Lo que jamás imaginó fue que, en medio del caos, encontraría un hogar… y algo peor: una atracción prohibida hacia el hombre que podría arruinarle la vida con solo desearlo. Mientras secretos del pasado amenazan con volver para reclamar lo que creen suyo, Aylin deberá elegir entre huir o enfrentarse al fuego. Porque en casa del Diablo... no hay escapatoria.
Leer másCapítulo 139 —Cada minuto iba a pesar diferenteNarrador:Gabriel Ordoñez entró al despacho sin necesidad de ser anunciado. Roman ya lo esperaba. Estaba de pie junto al ventanal, con los brazos cruzados y la mirada clavada en el jardín, aunque no estaba viendo nada.—Buenos días , Roman, traigo novedades del juzgado—¿Y bien? —preguntó sin girarse.Gabriel cerró la puerta con cuidado, sin sentarse aún.—Lo siento, pues lo que ya imaginábamos se confirma.Roman se volvió lentamente hacia él.—¿La deportación?—Sí —respondió el abogado —Es inevitable.El silencio se volvió más denso en la habitación.—El tribunal ya notificó a Migraciones. El registro civil anuló el matrimonio. Legalmente, Aylin ya no tiene vínculo alguno que justifique su residencia y con eso su permanencia en éste país.Roman no se inmutó. Solo asintió, como quien esperaba un golpe que de todas formas duele.—¿Cuánto tiempo tenemos?—No lo sé con exactitud. Podría ser cuestión de días. Pero la rueda ya empezó a girar.
Capítulo 138 —No me esperesNarrador:Roman sabía que ya no podía seguir callando. Que seguir protegiéndola con silencios solo agravaba las cosas. Aylin no era una niña ni una espectadora. Era su esposa. Y lo que estaba en juego no era solo su libertad, sino también la de ella.Esperó a que cayera la noche. La casa estaba tranquila. Sasha se había ido a dormir temprano, y Amalia no subía desde la cocina. Cuando Aylin entró al dormitorio, cerró la puerta con suavidad. Roman estaba sentado, mirando hacia la ventana, pero sin ver nada. El gesto rígido, el vaso con whisky intacto sobre la mesa, y ese aire ausente le confirmaron lo que ya venía sintiendo desde hacía días.Se acercó sin hablar. Se sentó a su lado, cruzando una pierna bajo el cuerpo.—¿Puedo saber qué está pasando?Roman giró un poco la cabeza. No parecía sorprendido, solo cansado.—Sí —respondió con voz baja —Ya es momento de que lo sepas todo. —Ella no dijo nada, solo esperó. —Es sabido que Miranda apareció. Pero no vino a
Capítulo 137 —Guardar silencio es traicionar Narrador:Gabriel Ordoñez llegó a la galería poco antes del mediodía. No necesitó anunciarse. Roman ya lo esperaba en su despacho, sentado con la espalda recta y la vista fija en el ventanal. No estaba observando nada. Solo respiraba hondo, como quien se prepara para un golpe que ya sabe que viene.Apenas Gabriel cerró la puerta detrás de él, Roman habló.—Dime que no es lo que estoy pensando, Gabriel.El abogado dejó el maletín sobre una silla vacía y se sentó frente a él, sin prisa.—Lo siento, Roman, esta vez no puedo complacerte, finalmente se formalizó.El silencio que siguió fue espeso. Roman bajó la mirada por un instante, solo para alzarla de nuevo con el ceño fruncido.—¿Cuándo se formalizó?—Fue hace dos horas. Entró la notificación al juzgado y ya fue registrada en el sistema. Esta es la citación oficial —sacó una hoja doblada del portafolio y la extendió sobre el escritorio — En 30 días, vas a tener que ir a declarar.Roman tomó
Capítulo 136 —Me pertenecesNarrador:Aylin no volvió a hablar del tema con Dominic. No hizo falta, su sonrisa, su evasiva, su incomodidad silenciosa… ya le habían dicho todo lo que no se atrevió a poner en palabras.Y Roman no diría nada, no todavía. Lo conocía lo suficiente como para saber que él iba a protegerla, sí, pero a su manera. Una que, inevitablemente, la dejaba afuera.Así que decidió moverse por su cuenta. No preguntó, no confrontó, solo observó.Esperó a que Gabriel Ordoñez se fuera. Vio por la ventana lateral cuando se subió a su coche, y se grabó mentalmente la matrícula. Luego fue a la oficina pequeña de la galería, esa donde Roman a veces dejaba papeles que no quería que nadie más viera. No encontró nada, pero se fijó en qué carpetas habían sido movidas. Y tomó nota.Esa noche, cuando Roman dijo que tenía que hacer una llamada, Aylin se levantó sin decir palabra. Caminó por la casa en silencio, hasta que escuchó su voz desde el despacho. No entendía lo que decía, pero
Capítulo 135 —La guardia bajaNarrador:El sobre estaba sobre el escritorio. Roman lo abrió sin vacilar. Leyó cada palabra con calma. Al terminar, dejó los papeles a un lado y marcó un número desde su teléfono personal.—Necesito que vengas a la casa, hoy, en persona.El abogado no hizo preguntas.Una hora después, el hombre entraba al despacho con un maletín en mano y el ceño fruncido.—¿Qué pasó?Roman le entregó la citación sin decir una palabra.El abogado la leyó detenidamente. Sus ojos se endurecieron al pasar la segunda hoja.—Está formalizado. La demanda de Miranda es directa y con fundamentos. No va a ser sencillo.—¿Qué implica exactamente?—Primero, la audiencia de presentación. Quieren demostrar que Miranda nunca estuvo muerta y que tú lo sabías desde el pricipio. Si logran sostenerlo, anulan automáticamente tu estado de viudo y te devuelven la condición de casado.Roman se apoyó contra el escritorio.—Y con eso, el matrimonio con Aylin queda anulado.—Así es, pues tu marti
Capítulo 134 — Ridículamente adorableNarrador:Aylin estaba en la habitación, guardando algunas prendas en el armario, cuando Roman entró. Su presencia no era urgente, pero llenaba el espacio como siempre lo hacía. Ella lo miró de reojo, con una sonrisa ligera.—¿Todo bien? —preguntó al tratar de anivinar la intención de su miradaRoman asintió y se acercó sin rodeos.—Esta noche quiero que salgamos a cenar —lo soltó sin preámbulo algunoAylin se volvió hacia él, algo sorprendida.—¿Cenar fuera?—Sí. Tú y yo. Nada más. —respondí firme, pero si fuera la cosa más natural de mundo—¿Y eso porque? ¿acaso sucede algo?—No —respondió él, tranquilo —Solo quiero estar contigo esta noche. Sin interrupciones. ¿No quieres ir a cenar conmigo?—No, no es eso, mi amor, slo que me llama la atención, pues nuca salimos—Es hora de que eso empice a cambiar ¿no crees? —y sonrió, pero de manera tierna —tengo una hermosa esposa, a la que no presumido lo suficiente, y quiero hacerlo.Aylin lo observó por u
Capítulo 133 —Ya era formalNarrador:Roman esbozó una sonrisa que no le llegó a los ojos. Se giró por completo hacia Dorian, con las manos aún en los bolsillos y una expresión contenida.—Tengo claro que puedo librarme de las acusaciones penales. Eso no me preocupa. Sé cómo se maneja esto. Llegaré a un arreglo, de una forma u otra, con Miranda. Algo que la libere de mí, legalmente.Dorian levantó una mano, interrumpiéndolo.—No me interesa saber cómo vas a hacer eso, solo te diré que esas cosas, de manera legal, llevan su tiempo.Roman inclinó ligeramente la cabeza.—Tranquilo. No vas a tener que ensuciarte. Pero llegado el momento, habrá algo que ella quiera. Y cuando lo tenga, negociaré. Firmará, me dará el divorcio. —Dorian lo observó en silencio, sin responder. —Y entonces —continuó Roman, sin bajar el tono —me volveré a casar con Aylin. La traeré de regreso a esta casa, como corresponde.Dorian soltó un leve suspiro, cruzó los brazos y lo miró con firmeza.—Eso no va a ser posibl
Capítulo 132 —Pueba de vidaNarrador:La tarde caía despacio sobre la mansión. El jardín estaba en silencio, el invernadero vacío y en la banca de hierro forjado, bajo el viejo árbol de jazmín, Sasha esperaba.No se movía, no hablaba. Solo miraba hacia el césped, con los brazos cruzados y los labios apretados. Roman llegó sin anunciarse, sin preguntas y sin rodeos.—¿Me buscabas?—Sí.Él se acercó, pero no se sentó, esperó. Sasha lo miró con los ojos firmes, aunque la voz le tembló al principio.—Quiero que hablemos, ya me dijiste que Julieta en realidad es Miranda y es mi madre. Ya no es un secreto. No para mí, no para Aylin, no para nadie.Roman asintió, lento.—Está bien, dime que quieres saber.—Necesito que me digas la verdad, papá. Pero no a medias, no desdibujada, la quiero saber toda, por mas cruel que sea. Desde antes de que yo naciera. Sin adornos, sin frases dulces. Ya no soy una niña, así que no me trates como si lo fuera.Roman la observó un momento. Y supo que tenía razón
Capítulo 131 —La sopaNarrador:Roman estaba en su despacho, con las luces apagadas y una copa sin tocar sobre la mesa. No había hablado desde que regresó. Se mantenía en silencio, masticando las últimas horas, con el cuerpo quieto y la mente afilada.Dominic entró sin golpear. Cerró la puerta detrás de él y dejó una carpeta sobre el escritorio. Roman levantó la mirada.—Habla —dijo con la voz seca, tensa, como si ya supiera que no le iba a gustar lo que estaba por escuchar.Dominic lo observó unos segundos antes de sentarse.—No hay ningún registro de que Miranda esté enferma.El silencio se volvió más pesado.—Busqué en todos los sistemas. Clínicas, hospitales privados, seguros de salud. Revisé desde el nombre real hasta el alias con el que se hace pasar por Julieta. No hay historial, no hay citas, no hay tratamientos, nada, Diablo, no hay nada.Roman no respondió de inmediato. Solo desvió la mirada hacia un punto invisible, como si estuviera ajustando algo internamente.—¿Estás segu