«Si maté a tu padre que fue quien me marcó, puedo matarte a ti, que eres mi mate. Soy la actual reina del harén, no una esclava» Asya no cedería ante el poder de un alfa.No de nuevo. Tenía a alguien pequeño a quien proteger. La primera vez que Ilayen la vio supo que ella era de él, su mate, su destino, su loba, sin embargo... ella se estaba casando con su padre, el actual alfa, y entrando al harén como la cuarta reina, y él era simplemente un cachorro de 16 años que aún no se había manifestado. Mas no tenía intenciones de rendirse. Ella era suya y la tendría de vuelta. Solo no se esperó una traición por parte de ella que lo llevaría a huir de la manada y su padre. Pero él volvería y se vengaría. Y le haría sufrir de vuelta todo el dolor de vuelta, aun si todavía la amaba. Novela de una de las manadas del mundo de *Eres la Madre de mis cachorros*
Leer másEl gruñido que salió de la garganta de Ilayen fue tal que pudo jurar que pudo ser escuchado afuera. La esclava al momento soltó su brazo y cayó de nalgas al suelo temblando. Su cuerpo se fue transformando en un pequeño lobo que escondía su cola entre sus patas.-Lo siento, lo siento.-No me toques con tanta familiaridad- Ilayen estaba molesto, podía sentir el calor de ella sobre sí que en comparación con su mate se sentía desagradable. Con razón los machos rechazaban a otras lobas una vez que encontraban a su pareja destinada.-Usted… deja que la reina lo toque- la loba casi murmuró e Ilayen sintió las venas de su sien palpitar.Cerró sus ojos un momento y usó toda su fuerza de voluntad para calmarse. Si ella hacía un escándalo traería serios problemas. Ella los había descubierto, si ella deseaba abrir su boca…Dio un paso hacia ella y se arrodilló con el rostro serio.-Te doy las gracias por haber encontrado mi collar. Vendrás después a escuchar que deseas como recompensa, siempre y
Ilayen dio vueltas en su habitación durante toda la noche tras dejar a los gemelos en sus recámaras correspondientes. Escuchó la puerta abrirse y Seth entró. Su expresión era tranquila así que al parecer no había ocurrido nada para preocuparse.-¿Quién fue solicitada hoy?- le preguntó preocupado a su esclavo.Este negó con la cabeza.-Al parecer, debido a la presencia de los dos cachorros del alfa White, el alfa Byron se contuvo y no solicitó la presencia de ninguna de las reinas, aunque no sabemos con precisión sí dejó a algún esclavo con él.Ilayen sabía muy bien a que se refería. Después de todo, si el alfa no estaba complacido con una de las reinas podría quitar hasta su enojo, excitación o frustración con alguno de los esclavos del harén.-¿y? ¿Sabes si lo ocurrió en la sala donde se efectuó la cena… tuvo alguna repercusión?La negativa que le dio Seth le trajo alivio.-Si hubiera sido así seguramente ya el alfa hubiera reaccionado y tomado medidas. Tampoco hay rumores en los pas
Hubo un largo momento de tensión, donde nadie se movió. Las dos majestades, frente una de la otra intercambiaron miradas… hasta que fue la reina la que se incorporó rápido y retrocedió dos pasos poniendo una notable distancia entre ellos. El ceño de ella dolorosamente fruncido y sus manos debajo de las manos de su túnica, para mantenerlas escondidas.En cuestión de segundos su rostro pasó de una expresión molesta a una completamente seria y enfocó a Ilayen antes de hacer una leve reverencia.-¿Ocurre algo alteza?- su voz sonó dura y plana.Ilayen, que aun reaccionaba de cómo ella había actuado tragó en seco y bajó su brazo sintiendo como su piel palpitaba donde ella lo había golpeado.-Disculpe reina, la vi tambalearse y creía que caería- inventó una excusa al darse cuenta de se había dejado llevar por su instinto y actuado de forma imprudente. ¿Qué estaba pensando al mandar todo al demonio en un lugar tan público y con su padre aún cerca?Asya inclinó ligeramente la cabeza.-Muchas g
El ambiente era tenso, costaba respirar. Ninguna de las reinas alzaba sus miradas de sus platos y comían en silencio. Interactuar de más con otros, sobre todo si eran machos delante del alfa tendría como consecuencia castigo.Ilayen, sentado cerca de su padre miraba de reojo a la cuarta reina. Había notado que Asya apenas si tocaba su plato de comida. Removía la comida de un lado a otro antes de agarrar un pequeño bocado y llevarlo a su boca donde se demoraban en masticarlo. Su condición aún debía ser delicada. Apretó los labios con frustración.-¿Y bien, cómo se encuentra el Alfa White?- la pregunta por parte de Byron dirigida hacia los gemelos lo sacó de sus pensamientos.Sibyl tragó y tomó de su copa antes de hablar.-Mi padre se encuentra bien, en estos momentos cuidando del embrazado de nuestra madre Xana.Ante la mención de ello el alfa alzó una ceja. Ilayen tragó en seco sabiendo que eso era un tema delicado.-¿Su madre humana, la Luna de su manada, va a tener a otro híbrido?-
El ambiente era tenso, costaba respirar. Ninguna de las reinas alzaba sus miradas de sus platos y comían en silencio. Interactuar de más con otros, sobre todo si eran machos delante del alfa tendría como consecuencia castigo.Ilayen, sentado cerca de su padre miraba de reojo a la cuarta reina. Había notado que Asya apenas si tocaba su plato de comida. Removía la comida de un lado a otro antes de agarrar un pequeño bocado y llevarlo a su boca donde se demoraban en masticarlo. Su condición aún debía ser delicada. Apretó los labios con frustración.-¿Y bien, cómo se encuentra el Alfa White?- la pregunta por parte de Byron dirigida hacia los gemelos lo sacó de sus pensamientos.Sibyl tragó y tomó de su copa antes de hablar.-Mi padre se encuentra bien, en estos momentos cuidando del embrazado de nuestra madre Xana.Ante la mención de ello el alfa alzó una ceja. Ilayen tragó en seco sabiendo que eso era un tema delicado.-¿Su madre humana, la Luna de su manada, va a tener a otro híbrido?-
Asya estuvo perdida entre sus pensamientos a la vez que se unió a las demás reinas en el salón donde se haría el banquete para los cachorros recién llegados. Estaba aturdida preguntándose quién era el que iba a verla en las noches… y por qué le había mentido. Sobre todo, eso… por qué le había mentido.El nudo en su garganta se le había hecho cada vez más grande. A pesar de estar enlazada, tenía una reacción diferente que cualquier macho, incluso con el alfa. Con ese… extraño o falso Seth… sentía que todo su mundo se resumía a sentirse protegida, a no tener miedo. A la calidez que se buscaba cuando uno se sentía feliz.Pero ahora… ahora…-Sus altezas, los cachorros gemelos y el príncipe de la manada entrarán en el salón.Asya no se dio cuenta al momento del anuncio hasta que Susen a su lado le palmeó con disimulo el hombro. Solo así se levantó y se quedó con la cabeza gacha hasta que…-Adelante- esa voz… esa voz le era familiar.La reina alzó su mirada y el lobo que estaba a solo met
-Sean bienvenidos a la manada- Ilayen hizo una muy leve reverencia a modo de saludo a los dos jóvenes delante de él, que le respondieron de la misma forma.-Es bueno vernos de nuevo, príncipe Ilayen- Nill saludó siendo de los dos el más formal.Mientras Sibyl dio un paso a él y le palmeó el hombro con una sonrisa.-Que dolor de cabeza este tipo de formalidades.Ilayen aflojó la expresión seria de su rostro. Los gemelos podían parecer intimidantes, para ser menor que él tenían casi su altura, su aspecto exótico dada la fusión de sus sangres junto a su cabello veteado entre plata y rubio, pero era verdaderamente fácil hablar con ellos, siempre y cuando les cayeras bien. Era sabido que podían ser muy crueles con aquellos que osaban hacerles daño, tanto a ellos, como a su padre, y sobre todo a su madre.Para haber tenido una relación inicial tan tormentosa con la Luna de su manada y madre, ahora eran sobreprotectores y hasta obsesivos con ella. No era un misterio para nadie.-Les daré una
Su cuerpo estaba empapado en sudor. Sentía que su vientre se estaba comprimido, quemando, doliendo al punto que la hacía perder el conocimiento por momentos. Asya se refugió en su cama, recostada de lado apretando sus piernas hacia su pecho, con tal de aminorar un poco el dolor. Se cubrió por completo con la colcha mientras temblaba.Sus mandíbulas dolían de tanto apretar los dientes y en algún momento pudo jurar sentir algo caliente por sus muslos, pero para ese momento estaba sin fuerza en la cama. Le habían avisado que dolería, pero no tanto. No había durado mucho, solo unos minutos, pero suficiente para dejarla agotada.Pensar que las demás reinas pasaban por esto tras tener relación con el alfa… era sumarle más sufrimiento al que ya tenían.En algún momento cerró los ojos y todo se quedó negro a su alrededor. Su cuerpo ya no dolía como antes, este se fue desvaneciendo lentamente dejando sus músculos entumecidos. Sentía algo húmedo alrededor de sus muslos, mas no le prestó atenció
Ilayen raspó la tierra por no sabía que ves. El collar de su madre apenas si daba pista de su existencia, aunque tampoco era que le pusiera tanto empeño en ello. Y en caso que lo encontrase, pudiera mentir, después de todo… ya llevaba tiempo mintiéndole a su mate.No significase que se sintiese cómodo con ese hecho, más bien se recriminaba, pero era la forma que había encontrado de estar a su lado.Frunció el ceño de pronto y miró por encima del hombro.-¿Disculpe… desea que lo ayude?- la voz que escuchó no era la de su mate, pero la había escuchado antesIlayen sintió decepción y al parecer fue notable en su rostro.-¿Lo molesto?- Lena se acercó un poco más a él.-¿Dónde está Asya?- se preocupó dado que era su esclava la que estaba allí en ese momento. Debía haberla enviando.-Mi reina no se sentía bien- Lena bajó su cabeza- Esta mañana enviaron un té que se lo preparé y aunque no probé primero al parecer a ella la indispuso un poco y se encuentra durmiendo. Me comentó que le avisara