El ambiente era tenso, costaba respirar. Ninguna de las reinas alzaba sus miradas de sus platos y comían en silencio. Interactuar de más con otros, sobre todo si eran machos delante del alfa tendría como consecuencia castigo.Ilayen, sentado cerca de su padre miraba de reojo a la cuarta reina. Había notado que Asya apenas si tocaba su plato de comida. Removía la comida de un lado a otro antes de agarrar un pequeño bocado y llevarlo a su boca donde se demoraban en masticarlo. Su condición aún debía ser delicada. Apretó los labios con frustración.-¿Y bien, cómo se encuentra el Alfa White?- la pregunta por parte de Byron dirigida hacia los gemelos lo sacó de sus pensamientos.Sibyl tragó y tomó de su copa antes de hablar.-Mi padre se encuentra bien, en estos momentos cuidando del embrazado de nuestra madre Xana.Ante la mención de ello el alfa alzó una ceja. Ilayen tragó en seco sabiendo que eso era un tema delicado.-¿Su madre humana, la Luna de su manada, va a tener a otro híbrido?-
Hubo un largo momento de tensión, donde nadie se movió. Las dos majestades, frente una de la otra intercambiaron miradas… hasta que fue la reina la que se incorporó rápido y retrocedió dos pasos poniendo una notable distancia entre ellos. El ceño de ella dolorosamente fruncido y sus manos debajo de las manos de su túnica, para mantenerlas escondidas.En cuestión de segundos su rostro pasó de una expresión molesta a una completamente seria y enfocó a Ilayen antes de hacer una leve reverencia.-¿Ocurre algo alteza?- su voz sonó dura y plana.Ilayen, que aun reaccionaba de cómo ella había actuado tragó en seco y bajó su brazo sintiendo como su piel palpitaba donde ella lo había golpeado.-Disculpe reina, la vi tambalearse y creía que caería- inventó una excusa al darse cuenta de se había dejado llevar por su instinto y actuado de forma imprudente. ¿Qué estaba pensando al mandar todo al demonio en un lugar tan público y con su padre aún cerca?Asya inclinó ligeramente la cabeza.-Muchas g
Ilayen dio vueltas en su habitación durante toda la noche tras dejar a los gemelos en sus recámaras correspondientes. Escuchó la puerta abrirse y Seth entró. Su expresión era tranquila así que al parecer no había ocurrido nada para preocuparse.-¿Quién fue solicitada hoy?- le preguntó preocupado a su esclavo.Este negó con la cabeza.-Al parecer, debido a la presencia de los dos cachorros del alfa White, el alfa Byron se contuvo y no solicitó la presencia de ninguna de las reinas, aunque no sabemos con precisión sí dejó a algún esclavo con él.Ilayen sabía muy bien a que se refería. Después de todo, si el alfa no estaba complacido con una de las reinas podría quitar hasta su enojo, excitación o frustración con alguno de los esclavos del harén.-¿y? ¿Sabes si lo ocurrió en la sala donde se efectuó la cena… tuvo alguna repercusión?La negativa que le dio Seth le trajo alivio.-Si hubiera sido así seguramente ya el alfa hubiera reaccionado y tomado medidas. Tampoco hay rumores en los pas
El gruñido que salió de la garganta de Ilayen fue tal que pudo jurar que pudo ser escuchado afuera. La esclava al momento soltó su brazo y cayó de nalgas al suelo temblando. Su cuerpo se fue transformando en un pequeño lobo que escondía su cola entre sus patas.-Lo siento, lo siento.-No me toques con tanta familiaridad- Ilayen estaba molesto, podía sentir el calor de ella sobre sí que en comparación con su mate se sentía desagradable. Con razón los machos rechazaban a otras lobas una vez que encontraban a su pareja destinada.-Usted… deja que la reina lo toque- la loba casi murmuró e Ilayen sintió las venas de su sien palpitar.Cerró sus ojos un momento y usó toda su fuerza de voluntad para calmarse. Si ella hacía un escándalo traería serios problemas. Ella los había descubierto, si ella deseaba abrir su boca…Dio un paso hacia ella y se arrodilló con el rostro serio.-Te doy las gracias por haber encontrado mi collar. Vendrás después a escuchar que deseas como recompensa, siempre y
Asya estaba sentada en el borde de la cama con la mirada perdida hacia el jardín sin comprender que había pasado. Tras los sucesos de la cena, el encuentro con Ilayen, descubrir que él era el hijo de su actual enlazado y alfa de la manada. Que se había hecho pasar por su esclavo y mentido todo este tiempo, decepcionada había sido muy poco para describir sus sentimientos.¿Por qué había esperado algo más? ¿Por qué se había ilusionado? No mentía cuando reconocía que desde la primera vez que lo había visto, había algo que había resonado dentro de ella. Había tomado de excusa que la ayudaba a dormir en un inicio, pero después se encontró buscando protección en sus brazos y alivio cuando la acompañó tras la oleada de dolor que la había recorrido antes.Pero ahora… ahora…Ah, soltó un suspiro. Si había estado realmente molesta, tanto que por mente había pasado ni verlo más, ni prestarle atención, pero una vez sola en el cuarto y las horas pasaron sus ganas de verlo de nuevo no habían dismin
Horas más tarde la puerta de su habitación fue tocada con fuerza y Lena entró con el rostro asustado. Asya frunció el ceño.-¿Qué ocurre?-Reina- se inclinó intimidada al recordar lo ocurrido anteriormente con ella- Le tengo dos malas noticias.Lo que faltaba, no una, sino dos.-Habla de una vez- Asya le levantó con el corazón latiendo en el pecho.La esclava apretó los labios.-La primera es que… el príncipe Ilayen ya no se encuentra dentro de los pabellones del palacio.El rostro de Asya palideció-¿A dónde fue?Lena negó con la cabeza.-Solo pude averiguar que fue enviado a las fronteras de la manada por órdenes del alfa.-¿Nada más? La razón…Lena negó.-Escuchó por otras esclavas que el alfa lo envió hasta su cumpleaños de mayoría de edad. Parece algo incómodo con ese hecho.Asya se sobó la barbilla. Podía ser. Por ley natural los lobos no podían matar a sus cachorros y el alfa en su posición podría tener problemas si este moría bajo su protección…, era la forma en que el Consejo
Esa mañana, Lena esperaba al regreso de la reina con la misma rutina. EL baño caliente y el desayuno lo más ligero posible. Un juego de ropa para dormir lo más ligero posible que no rozara la piel y los ungüentos medicinales para aplicar en los moretones que siempre estaban presentes cada vez que tenía relaciones sexuales con el alfa.Solo que esa mañana fue diferente, sobre todo porque se estaba demorando un poco más de lo normal. Incluso había escuchado que los invitados ya se habían retirado junto al príncipe. Ella había pasado la noche preguntándose que podría pedirle de recompensa y con cada pensamiento una sonrisa le aparecía en los labios como ahora. El príncipe Ilayen era realmente atractivo, incluso cuando se molestaba.La puerta del pabellón fue tocada con efervescencia y eso la sacó de sus pensamientos sobresaltándola. ¿Qué era ese escándalo tan temprano? Corrió y abrió la puerta.-¿Qué se supone que es este bullicio delante del pabellón de la cuarta rei…?-Se solicita su p
La primera vez que la vio se quedó fascinado.Que bien olíaFue el pensamiento que tuvo Ilayen al ver a la loba que se convertiría en una de las tantas esposas de su padre, el actual alfa de la manada. Era la primera vez que alguien como él, todavía considerado un cachorro a sus 16 años había sentido algo tan delicioso que hacía que su cuerpo temblara y su boca salivara.La loba caminaba por el medio del pasillo, cubierta por un manto blanco que cubría gran parte de su cuerpo, pero que para él… no ocultaba nada. Aun cuando era joven era mayor que él. Con la edad suficiente para entrar en el harem de su padre donde su principal función era satisfacer el gran alfa.Pero a diferencia de otras veces esa idea no le gustaba nada. Cada fibra de su cuerpo dictaba que corriera y arrebatada la loba del lado de su padre y la hiciera suya. Más él no podía.Ella ahora tenía un dueño.Sin embargo, el destino siempre jugaba las cartas como quería y sus caminos se volvieron a encontrar un año más tar