Asya estaba cansada de dar vueltas en la cama. El insomnio había sido su mejor amigo incluso una semana antes de convertirse en reina. Y se había vuelto más grave tras pasar su primera noche con el alfa. El recordar el dolor, la presión, el llanto y el miedo que había pasado debajo del cuerpo de él y sobre una cama… había hecho que cerrar los ojos y dormir fuera una experiencia.Solo había algo que había hecho que aquella experiencia fuera diferente por un momento. Recordaba haber caído rendida y dormir por horas hasta el amanecer. Había tiempo no despertaba tan fresca y relajada.Y ese algo… ni siquiera sabía su nombre.Se había peleado con ella misma si ir a verlo otra vez, a pesar de que eso podría acarrearle problemas, pero tras pensarlo mucho, primero tenía que confirmar que en serio era por él que había podido dormir, o sino, que era realmente. Porque si seguía así sin pegar ojo pues no sabía cuánto resistiría. Y si ella caía… su joven hermana era probable que fuera puesta en su
Para muchos el nombre era algo irrelevante, sobre todo para los esclavos. Era una forma de mantenerlos controlados y evitar la interrelación entre ellos. Ilayen siempre había estado en contra de esa maldita ley de su padre. Le daba mucho valor a los nombres, como el de él que era el mismo que el alfa fundador de la manada. Quizás por ello tenía tanto peso en sus hombros. Peso que no solo era el de los miembros de su propia manada sino el de las expectativas de los demás alfas.Giró su rostro en torno a ella con una leve sonrisa.-¿Por qué está tan interesada en mí?-Ella sacudió la cabeza y negó reaccionando. La había escuchado.-No por nada, solo que…- sería extraño preguntar aquello a un esclavo que no era el de ella. Después de todo los esclavos eran para trabajar, no para socializar. Al menos eso era lo implantado por su pareja el alfa, al cual tenía… miedo.Ilayen no comprendió a lo que ella se refería. Se levantó sacudiendo sus manos y caminó hasta donde estaba la loba y se dejó
Ilayen apenas podía concentrarse en su entrenamiento. Recibía los golpes de parte de Seth y los esquivaba, pero no atacaba, más bien estaba perdido en sus pensamientos y solo esperaba que los minutos pasaran y que el sol se ocultara.-Alteza- Seth se detuvo en medio de una patada que iba directo al rostro de este y que parecía que no la esquivaría- ¿Se encuentra bien?Ilayen asintió.-Seth, tomabas algo para tratar su insomnio cuando eras más joven.El lobo más joven asintió y se movió para buscar una toalla para él y su superior.-Una esclava de aquí solía prepararme unas galletas de arroz con tila y lavanda. No eran muy dulces por lo que me ayudaban a dormir. ¿Tiene problemas para dormir?-No yo- y no dijo más, pero notó que Seth se dio cuenta al momento. No podía ocultarle nada.-¿Desea que le prepare algunas para esta noche.Ilayen le sonrió.-Sabes que no tengo que decírtelo. Te lo agradecería- Ilayen se sintió un poco más aliviado de saber que algo podría ayudarla a dormir, aun
-¿Ocurre algo, cuarta reina?- uno de los guardias que escoltaban a Asya le preguntó al ver que esta se detenía y miraba por encima del hombro a lo lejos.La loba pestañeó lentamente. Acaso habían sido imaginaciones suyas. Por un momento había sentido que alguien la miraba, con tal intensidad que casi le quemaba. Debía ser su cabeza buscando alguna excusa tonta para no ingresar a la habitación aquella delante de ella a la que no quería ir.Tragó en seco y negó con la cabeza.-No… no es nada- su voz era apagada. Si solo hubiera algo que la retuviese en ese momento. Que la tomara de la mano y la sacara de allí. Ella… sería tan feliz con eso. Miró de nuevo hacia adelante, de la familiar puerta de la habitación de alfa se erigía. De solo pensar entrar de nuevo le dieron nauseas. La marca en su cuello palpitó dolosamente y sus manos temblaron. Esta se fue abriendo lentamente y las fuertes feromonas pronto la envolvieron.-Adelante- le dijo uno de los guardias corriéndose a un lado para dar
Vomitó, una y otra vez, dejando salir hasta la bilis de su estómago y aun así las náuseas no disminuyeron en absoluto.Asya se sentía terrible. Estaba hecha un desastre. Marcas por doquier y no importaba cuánta agua se echara sobre su piel no podía quitarse el desagradable olor del alfa sobre ella. Estaba impregnado desde el interior. Y eso la hacía estremecer.Se secó bruscamente las lágrimas que amenazaban con correr de sus ojos tras a última arcada donde ya no quedaba nada. Sus labios estaban hinchados y rotos. La marca en la zona derecha tras un golpe recibido tras casi morderle su miembro palpitaba tanto que mareaba.Byron no contenía su fuerza aun si era en la cama. Su reputación estaba bien respaldada. Antes de ingresar al harén había escuchado a muchos esclavos comentar de las variadas bajas entre ellos debido al trato del alfa, de cómo los trataba como simples objetos, de cómo los follaba sin compasión, no importaba si era una hembra joven, o un macho donde terminaba en peor
Seth entró corriendo a la habitación del príncipe que tenía el ceño fruncido sentado delante de su escritorio lleno de papeles.-Alteza, el alfa lo mandó a buscar. Tal parece que no es algo bueno- jadeó deteniéndose delante de él.Ilayen gruñó. Acaso aquella esclava lo había delatado. Además. Ver a su padre ahora, en su estado actual no era nada bueno. Decir que estaba molesto era quedarse corto. Seguramente él tendría aún encima el olor de su mate y tendría que usar toda su fuerza de voluntad para no saltarle directo al cuello a su padre.-Seth, pase lo que pase quédate aquí en esta habitación- le dijo con los dientes apretados.El esclavo se estremeció al notar el brillo en los ojos del otro lobo.-Alteza, por favor, controle sus emociones. No es bueno en este momento.-Sé muy bien controlar mis emociones, pero no es lo mismo cuando se trata de mis instintos- dijo sinceramente. Estos podrían traicionarlo en cualquier momento.Seth tenía más información que darle, sobre todo relacion
Tensión era lo que se sentía en aquella oficina. El olor a sangre joven que goteaba de la sien de Ilayen, era opacada por las gruesas feromonas del alfa delante de este que apretaba su cuello a más no poder. Los dedos se enterraban en su piel y la punta de sus garras abrían huecos en esta.-Alfa- Susen estaba pálida, con los ojos llorosos, pero no se atrevía a acercarse sobre todo por el miedo que la atacaba.Ilayen se mantuvo firme, y podía ver como las venas del rostro de su padre se iban marcando aún más. Hasta estuvo tentado a provocarlo, hacerlo enojar mucho más. Tenía muchas cosas que decirle, que reclamarle, pero apretó sus labios.Primero porque necesita quedarse en la manada al menos hasta la reunión, o al menos que pudiera volver, algo que lograría no sabía cómo, pero lo haría. Y segundo, si su padre se molestaba aún más era muy probable que soltara toda su molestia en alguna de sus reinas, siempre era así. Susen era la más cercana en ese momento. No era que tuviera alguna c
Los ojos de Ilayen recorrieron el rostro de Asya. Él se prometió nunca hacerla llorar, nunca hacerla sentir de aquella miserable manera, nunca hacerla pasar por dolor y humillación. No se merecía nada de aquello. Las mates estaba para traer felicidad y armonía a sus vidas, no para destruir las de ella.Su pulgar recorrió la zona de su rostro magullado con cuidado. Se ceño se fruncía tanto que era doloroso. Ella simplemente lo miraba en silencio. Como si cuando lo hiciera lloraría a mares.Con su mano libre Ilayen agarró la de ella y la llevó a sus labios besando sus nudillos enrojecidos. Fue dejando pequeños besos en la zona, uno al lado del otro dejando que sus labios recorrieran la cálida piel.Asya no lo estaba rechazando, la estaba dejando tocar y más de aquella forma. La podía sentir debajo de sus palmas. Y al alzar la mirada notó como sus mejillas se tornaban ligeramente rojas y sus ojos brillaban. Se imaginó que lo que estaba sintiendo era muy de lejos el miedo que sentía cuand