Eso… hizo que el gruñera inconscientemente. Por lo visto ella las estaba llevando como si fueran un adorno. Hasta que la brisa llegó a él trayendo consigo una leve fragancia, además de la dulce que ella a yerbas. Medicina.
Y al parecer ella se dio cuenta de a dónde estaba fija su mirada pues agarró los bordes de la túnica superior con una mano y se cubrió, aunque su rostro mostró una leve mueca de dolor. Acto seguido apretó el palo en sus manos de nuevo en guardia.
-Sabes que está prohibido que estés aquí- ella alzó su mirada hacia él con el ceño fruncido. Sus párpados se movían lento, como analizándolo- Dime una sola razón para no gritar y llamar a los soltados-
Ilayen dio un paso hacia ella lo que ocasionó que la loba retrocediera. La luz de las antorchas de iluminó el rostro de él mostrando sus rasgos hacia ella.
-Y que me toquen- le recordó casi gruñendo en completa alerta, cautelosa, aunque su cuerpo parecía rígido.
El lobo la recorrió con la mirada de arriba abajo. Si supiera que ella se veía realmente débil así, hasta podría darle gracia. No daba nada de miedo, aunque esa mirada… no se le acercó más.
-El hijo de la antigua cuarta reina y dueña de este recinto, me pidió buscarle algo- mintió él. Ella no lo conocía, en la ceremonia que había durado muy poco ella no se le había permitido quitarse el velo y ver a su alrededor, así que darle su identidad podría traerle problemas en caso que ella quisiera delatarlo. Además, aprovechó el hecho que no se parecía físicamente a su padre.
-Disculpe mi descortesía, pero si su alteza, el príncipe de la manada desea algo de aquí primero debería pedirlo en base al protocolo- ella se inclinó la cabeza a un lado, aunque esto pareció dolerle- incluso si es un pedido de él me traerá problemas. Siendo la más recién llegada y última en el rango de las reinas, que tenga a un lobo macho aparte del alfa ingresando aquí podría costarme más que mi vida- su tono fue cambiando hasta volverse sombrío.
Ilayen sabía a qué ella se refería, su madre había sufrido esas consecuencias. Las otras reinas no eran precisamente desagradables, pero los beneficios disminuían en rango. Se enfocó nuevamente en la su túnica alrededor de su cuello, como si estas pudieran esconder las marcas permanentes en esa zona.
-¿La marcó?- la pregunta se le salió de sus labios. Su corazón latía con fuerza en su pecho.
Pero lejos de ofenderle la pregunta, la loba simplemente alzó una ceja.
-Si no fuera así, no estaría aquí, ¿no crees ¿A qué se debe la curiosidad? Dudo mucho que alguien de la manada esté interesado en mí.
«Porque eres mi mate» casi soltó, pero se mordió el labio inferior. Él, aun siendo un cachorro de solo 16 años no era capaz de reclamarla, no tenía la fuerza, no tenía feromonas, no podría luchar contra su propio padre. Y si la delataba como su destinada… lo más probable era que su padre la matara y a él también.
-Oye, tic tac, es momento que te vayas de una vez o llamaré a los guardias- ella volvió a gruñir alzando nuevamente su palo.
-¿Por qué aceptó casarse con mi padre?- la pregunta que salpicaba en su garganta fue escupida de ponto por parte de él.
Ella pestañeó incrédula.
-Acaso alguien puede oponerse al alfa- ella sonrió, aunque en su rostro no había nada de felicidad- No hace falta ser alguien importante para convertirse en reina, simplemente hay que ser del gusto del alfa, si le gustas más puedes tener este puesto, sino… terminas siendo un esclavo –
Ella alzó los hombros con desinterés
Ilayen sintió un nudo en su garganta. Fue a abrir de nuevo sus labios cuando.
-Reina Asya ¿dónde está?- se escuchó un grito cerca de ellos, demasiado cerca de ellos.
La loba miró por encima del hombro rápidamente y fue a responder cuando Ilayen reaccionó y corrió hacia ella. Fue tan rápido que a ella no le dio tiempo de reaccionar y para cuando se dio cuenta él le había tapado la boca y arrastrado detrás del árbol, entre los arbustos escondiéndolos completamente.
-Shh, no le voy a hacer daño, pero no puedo permitirme ser encontrado- le susurró contra él oído apretándola contra su pecho.
Por suerte y para su sorpresa ella se mantuvo quieta, girando un poco su rosto por encima del hombro para mirarlo por el rabillo del ojo. El ceño de ella estaba notablemente fruncido, pero al menos no lo atacaba. Su antigua arma improvisada había quedado en algún lado atrás.
-Reina Asyaaaa- la voz femenina que antes la llamaba volvió a hacerlo una y otra vez en lo que se alejaba.
Ilayen la pudo sentir tensarse en sus brazos junto con sus labios debajo de su palma. Tampoco era buena señal que no fuera encontrada, pero con cada segundo se le hacía más complicado soltarla. El peso de ella contra su pecho, el calor, su fragancia que aun mezclada con las medicinas se sentía suave y agradable y…
Esta vez fue él que se tensó al notar la mordida en la nuca de ella que apenas podía cubrirse. Eran profundas cicatrices donde se notaba que donde habían mordido los colmillos se había desgarrado la carne… por agresión o movimiento por parte de alguno.
Ilayen tuvo que contener todas sus ganas de lamer esa marca y poner la suya propia, borrar aquella cosa horrible de la piel de su mate, pero sabía que sería inútil. Faltaban meses para que sus colmillos florecieran como todo un macho adulto y allí si… podría reclamarla. Un pensamiento que solo se había reforzado más desde que se habían vuelto a cruzar.
La voz de la criada fue desapareciendo lentamente en lo que llamaba a la loba en sus brazos. Eso no era buena señal. Si llamaban a los guardias sería un caos completo en toda la manada y sería ella la que tendrían consecuenci…-Ah- gimió apretando los dientes al sentir un fuerte dolor recorrerlo desde sus costillas que hicieron que sus brazos perdieran fuerza y aflojara el agarrar de Asya en ellos. Momento que aprovechó para liberarse y gatear lo más lejos que podía de él.Demonios, lo había golpeado bien fuerte con su codo en sus costillas. Ese pequeño cuerpo tenía mucha más energía de la que aparentaba. Y no solo fuerza. Ella lo estaba mirando de forma amenazante, incluso mostrándole los colmillos y gruñéndolo, sus orbes en ese momento brillaban dorados e Ilayen se estremeció.No porque le diera miedo, sino porque era el primer ser que se le enfrentaba de aquella forma. Muchos simplemente se inclinaban o se alejaban dada su posición, pero ella… ella… se encontró con el corazón latie
Asya apretó la taza caliente en sus manos intentando contener sus temblores y se tomó todo el contenido amargo de un largo sorbo. Al menos eso hacía que su mente dejara de pensar en su actual realidad. No es como si ella hubiera querido estar allí… ni que hubiera tenido muchas alternativas, la vida de otros pesaban sobre sus hombros y estas podían fácilmente esfumarse con solo la palabra del alfa.-¿Desea algo más?- Lena le preguntó en medio de un bostezo.Asya negó queriendo estar sola.-Ve a dormir, yo también lo haré.La joven loba de cabello rubio cobrizo muy corto, ojos algunos tonos más oscuros, y algunas pecas encima de su nariz sonrió.-Que tenga buenas noches, reina- hizo una ligera reverencia y tras esta se giró hacia su cuarto. Cuando la puerta se cerró con un sonido sordo, este retumbó en toda la habitación haciendo estremecer a la reina sola en medio de esta.Sin embargo, Asya, no tenía sueño. No había podido dormir realmente en los últimos días. Solo había cerrado los oj
***La pequeña bola de metal jugaba entre sus largos dedos.-¿Desea algo más, alteza?- Ilayen escuchó al esclavo que lo atendía, después de dejarle bocadillos encima de la mesa de su habitación. Este sacudió su cabeza saliendo de su aturdimiento.El lobo un poco más bajo que él y delgado, de cabello negro ligeramente ondulado que llevaba recordado de forma recta a la altura del cuello, esperaba su respuesta. Se conocían desde hacía 10 años cuando este había entrado en la manada siendo un cachorro y era en él único en quien confiaba. Y este se lo había demostrado más de una vez.-No, Seth, ya puedes retirarte a descansar- negó y despidió con un gesto de la mano al esclavo.Si fuera por él no tendría ese título, no se lo merecía, pero era la única forma de mantenerlo a su lado y darle una mejor calidad de vida. Al menos al estar bajo su protección nadie podría ponerle las garras encima y Seth se encargaba de agradecérselo cada vez que podía. Bien era sabido la vida que ellos tenían.Su
Asya estaba cansada de dar vueltas en la cama. El insomnio había sido su mejor amigo incluso una semana antes de convertirse en reina. Y se había vuelto más grave tras pasar su primera noche con el alfa. El recordar el dolor, la presión, el llanto y el miedo que había pasado debajo del cuerpo de él y sobre una cama… había hecho que cerrar los ojos y dormir fuera una experiencia.Solo había algo que había hecho que aquella experiencia fuera diferente por un momento. Recordaba haber caído rendida y dormir por horas hasta el amanecer. Había tiempo no despertaba tan fresca y relajada.Y ese algo… ni siquiera sabía su nombre.Se había peleado con ella misma si ir a verlo otra vez, a pesar de que eso podría acarrearle problemas, pero tras pensarlo mucho, primero tenía que confirmar que en serio era por él que había podido dormir, o sino, que era realmente. Porque si seguía así sin pegar ojo pues no sabía cuánto resistiría. Y si ella caía… su joven hermana era probable que fuera puesta en su
Para muchos el nombre era algo irrelevante, sobre todo para los esclavos. Era una forma de mantenerlos controlados y evitar la interrelación entre ellos. Ilayen siempre había estado en contra de esa maldita ley de su padre. Le daba mucho valor a los nombres, como el de él que era el mismo que el alfa fundador de la manada. Quizás por ello tenía tanto peso en sus hombros. Peso que no solo era el de los miembros de su propia manada sino el de las expectativas de los demás alfas.Giró su rostro en torno a ella con una leve sonrisa.-¿Por qué está tan interesada en mí?-Ella sacudió la cabeza y negó reaccionando. La había escuchado.-No por nada, solo que…- sería extraño preguntar aquello a un esclavo que no era el de ella. Después de todo los esclavos eran para trabajar, no para socializar. Al menos eso era lo implantado por su pareja el alfa, al cual tenía… miedo.Ilayen no comprendió a lo que ella se refería. Se levantó sacudiendo sus manos y caminó hasta donde estaba la loba y se dejó
Ilayen apenas podía concentrarse en su entrenamiento. Recibía los golpes de parte de Seth y los esquivaba, pero no atacaba, más bien estaba perdido en sus pensamientos y solo esperaba que los minutos pasaran y que el sol se ocultara.-Alteza- Seth se detuvo en medio de una patada que iba directo al rostro de este y que parecía que no la esquivaría- ¿Se encuentra bien?Ilayen asintió.-Seth, tomabas algo para tratar su insomnio cuando eras más joven.El lobo más joven asintió y se movió para buscar una toalla para él y su superior.-Una esclava de aquí solía prepararme unas galletas de arroz con tila y lavanda. No eran muy dulces por lo que me ayudaban a dormir. ¿Tiene problemas para dormir?-No yo- y no dijo más, pero notó que Seth se dio cuenta al momento. No podía ocultarle nada.-¿Desea que le prepare algunas para esta noche.Ilayen le sonrió.-Sabes que no tengo que decírtelo. Te lo agradecería- Ilayen se sintió un poco más aliviado de saber que algo podría ayudarla a dormir, aun
-¿Ocurre algo, cuarta reina?- uno de los guardias que escoltaban a Asya le preguntó al ver que esta se detenía y miraba por encima del hombro a lo lejos.La loba pestañeó lentamente. Acaso habían sido imaginaciones suyas. Por un momento había sentido que alguien la miraba, con tal intensidad que casi le quemaba. Debía ser su cabeza buscando alguna excusa tonta para no ingresar a la habitación aquella delante de ella a la que no quería ir.Tragó en seco y negó con la cabeza.-No… no es nada- su voz era apagada. Si solo hubiera algo que la retuviese en ese momento. Que la tomara de la mano y la sacara de allí. Ella… sería tan feliz con eso. Miró de nuevo hacia adelante, de la familiar puerta de la habitación de alfa se erigía. De solo pensar entrar de nuevo le dieron nauseas. La marca en su cuello palpitó dolosamente y sus manos temblaron. Esta se fue abriendo lentamente y las fuertes feromonas pronto la envolvieron.-Adelante- le dijo uno de los guardias corriéndose a un lado para dar
Vomitó, una y otra vez, dejando salir hasta la bilis de su estómago y aun así las náuseas no disminuyeron en absoluto.Asya se sentía terrible. Estaba hecha un desastre. Marcas por doquier y no importaba cuánta agua se echara sobre su piel no podía quitarse el desagradable olor del alfa sobre ella. Estaba impregnado desde el interior. Y eso la hacía estremecer.Se secó bruscamente las lágrimas que amenazaban con correr de sus ojos tras a última arcada donde ya no quedaba nada. Sus labios estaban hinchados y rotos. La marca en la zona derecha tras un golpe recibido tras casi morderle su miembro palpitaba tanto que mareaba.Byron no contenía su fuerza aun si era en la cama. Su reputación estaba bien respaldada. Antes de ingresar al harén había escuchado a muchos esclavos comentar de las variadas bajas entre ellos debido al trato del alfa, de cómo los trataba como simples objetos, de cómo los follaba sin compasión, no importaba si era una hembra joven, o un macho donde terminaba en peor