En un universo donde los dioses y los ángeles juegan un papel crucial en el destino de la creación, Helel Ben Shahar, el ángel más amado por los padres de la creación, se enamora perdidamente de Hera, la diosa desterrada de la ciudad de cristal. Juntos, desafían las leyes divinas y desatan una rebelión para reclamar el trono que le pertenece a Hera. Sin embargo, su amor prohibido les cuesta caro: tras una feroz batalla, son condenados por el supremo Ismalkahama a reencarnar en la Tierra, donde sus identidades y poderes son borrados. Hera, ahora conocida como Daniels, vive en la miseria, mientras que Helel, rebautizado como Lucifer, disfruta de una vida de lujos. A pesar de sus destinos separados, el Dios del destino orquesta un reencuentro que despierta recuerdos olvidados y pasiones antiguas. Juntos, deberán enfrentarse a su pasado y a un dios solitario que reina en la ciudad de cristal, en una lucha por recuperar su amor y su lugar en el cosmos. ¿Podrán Lucifer y Daniels romper las cadenas de su condena y reclamar lo que les pertenece?
Leer másIshmalkahama se encontraba de regreso en la celda con la que ahora compartiría con Shiva, parte de otra trinidad de uno de los dioses antiguos, que al igual que el padre de Helel, era un creador, pero era temido por ser un verdadero destructor de creaciones.Ishmalkahama tenía mucho que aprender de sus antepasados, debido a que solo Hariel era quien los conocía y, ¡jamás entregó una explicación de la existencia de estos dioses antiguos! Ahora deseaban regresar y tomar su lugar en la ciudad santa que anteriormente fue llamada la ciudad de los sietes dioses.Entonces, ¿qué era lo que realmente estaba sucediendo? Shiva se encontraba en ese lugar para ayudar a Ishmalkahama y escapar de su prisión y tormento eterno, así como solo era una excusa para conocer al que en su momento se consideró el todo poderoso. Debido a que uno de los dioses que pertenecía a los dioses antiguos, se trataba específicamente de Hera.Ishmalkahama preguntó tras no recibir una respuesta inmediata. —Entonces Shiva,
Arariel se encontraba seguro que los deseos de Hera y Helel ahora los podrían haber condenado. Con Ananké segura de la misma situación exclamó. —De cualquier manera, Arariel esta situación tendría que salir de la manera correcta y por ello es que nunca podría permanecer al lado de ellos o quien sea que gobierne sobre la ciudad. De momento déjame ingresar a mis aposentos para escribir lo que con insensatez Hera le ha cumplido al ingenuo de Helel.Ananke se marchó de su trono para hacer los preparativos, de esa manera quedara escrito que Helel y Hera quedarían unidos por el deseo de sus seres espirituales, era como mencionar que lamentablemente fue un error de novatos lo que estaban haciendo.En este caso específico Hera que en verdad conocía o, ¡al menos eso consideraba Ananké! sobre ella, pero no tomaba en cuenta que en su momento a Hera le fue retirada toda su memoria anterior, por lo que solo contaba con su recuerdo más cercano al matrimonio establecido con Ishmalkahama.Gabriel com
Ishmalkahama encontró a un ser condenado a profundidades más tenebrosas de las cuales no contaba con el conocimiento de esa existencia. Esa voz e información sorpresa causó intriga en saber, ¿Quién era ese personaje y cuál era su nombre o descendencia?Todo indicaba que Hera pertenecía a esa raza de seres existentes que no pertenecía a la raza de Ishmalkahama, pero, ¿cómo era eso posible? ¿En qué momento ellos existieron sin que Ishmalkahama estuviera informado?Resultó ser una aparición extraña y completamente sorprendente lo que estaba ocurriendo en la celda donde se encontraba el prisionero de Helel. ¡Así como también hacía suponer que ninguno de los gobernadores que pasaron el resto de su existencia en ese lugar, tampoco sabían de la existencia de ese ser extraño!Helel no conocía gran parte de las tinieblas más que solo la anterior profundidad de donde sus gobernadores fueron liberados. Existía mucho camino que desenterrar y secretos que salieran a luz en medio de una eterna oscu
Hera la diosa suprema guardaba en su interior la intriga de averiguar, ¿Qué era lo que Helel deseaba más que a ella? Por lo que la pregunta no se quedaría sin respuesta. A pesar que Hera no sabía con exactitud los deseos de su amante, ella deseaba averiguar si Helel sería capaz de arrebatar el trono que ahora ella gobernaba.Helel sin despegarse de la intimidad con su amada Hera, le respondió la pregunta sin descuidar sus labios del cuerpo de Hera. —Lo único que deseo es que gobernemos juntos por la eternidad y que nos amemos hasta que el mismo infinito deje de existir.Hera satisfecha con la respuesta de Helel, le susurró con el deseo de su cuerpo divino. —¡Ámame tanto que no pueda mantenerme estable en este cuerpo divino! Deséame tanto que no soporté tu deseo en mi interior, bésame hasta que mi piel se desgaste y quede atrapada en tus labios. Poséeme hasta que mi ser divino quede arraigado a tu lujuria.Helel y Hera se encerraron en el gran salón y los siglos continuaron su curso mi
Tras haber quedado establecido el nuevo reino bajo los términos y las circunstancias que había decretado la nueva diosa. Helel después de haber sido un serafín se había convertido en un dios pagano.Hera la suprema sentándose en su trono qué había diseñado a partir de una estrella de cinco lados, teniendo a su amante a su disposición las ocasiones que ella así lo deseara. Hera la fuente inagotable e infinita de la misma oscuridad que daba lugar a la noche, preferiría permanecer en la oscuridad por su naturaleza y Helel no era completamente ajeno a la oscuridad en su totalidad si ésa fuera la decisión de parte de su amante.Considerando que Helel era la estrella de la mañana y por lo tanto llevaba en su interior la luz que irradiaba desde lo más profundo de su ser de forma natural sin que esta pudiera llegar a ser opacada por la misma oscuridad, sin embargo, a Hera esa situación no le preocupaba aun sabiendo que, al permanecer con su amante en esa situación de entrelazar sentimientos,
La diosa Hera sintiendo una gran emoción al instante que su amante e hijo de Ishmalkahama, desterró a su padre a las profundidades del abismo condenándolo así a un eterno sufrimiento y sin una aparente oportunidad para liberarse de la presión a la que había sido enviado.Su felicidad era inmensa y no se comparaba con nada existente. La diosa y quien ahora se convertiría en la suprema en el instante que tomará el trono que le pertenecía al padre de Helel, de alguna manera dejando con claridad y certeza que era el lugar que le correspondía desde mucho antes de la misma creación de los dioses.Era el lugar que se le había negado al instante que el padre de Helel la desterró juntamente con los otros dioses que en ese instante se encontraban cada uno a la espera de lo que de ahí en adelante llegará a suceder con lo con lo que parecía ser un nuevo reinado, así como también una nueva forma de vida.Hera no podría dejar por fuera a su amante y quién había sido el precursor de lo que ahora era
Helel tomando a su padre por la espalda, a un principio aparentaba que se dirigía en su ayuda por lo que estaba sucediendo. Helel no dejó duda alguna al instante que colocó la daga en la que se convirtieron sus alas, daga que era más cortante y penetrante que cualquier otra clase de arma conocida dentro de la ciudad santa y de los nueve cielos, por lo que al instante Ishmalkahama sintió una fría corriente atravesar todo su ser divino y santo tras la postura de su hijo.¿Cómo era posible que su hijo finalmente terminó traicionándolo? podría mencionarse que nunca llegó a considerar que esa situación realmente sucediera después de haberlo perdonado tras haber descubierto que su traición era inminente en los planes que le fueron dados a conocer por parte de Jofiel, pero que tras la intervención de Hariel y tras haberle demostrado que estaba de vuelta a la ciudad santa con su padre tras haber derrotado y destruido cuatro esencias malignas. Ishmalkahama consideró que Helel había vuelto a su
Ishmalkahama estaba completamente seguro por ser el único dios todopoderoso que alguno lo retara y le hiciera frente ante su inigualable poder, solo que de gran manera se estaba olvidando que el dios todopoderoso de la antigüedad de igual forma dotó de poderes similares a los de un dios a los que ahora estaban enfrentando su deidad y se atrevieron a irrumpir en su gracia.Ya habían rasgado parte de las vestiduras de Ishmalkahama de la manera más inmunda posible, mientras que Hera ahora poseía el control de los cielos tras haber aprisionado a sus arcángeles y avanzado por los nueve cielos hasta llegar a la ciudad con su oscuridad, pero Hera no iba a entrar en acción de no haber necesidad de hacerlo. Deseaba con todo su ser el hecho de ver a Ishmalkahama destruido y acabado, pagando por sus propios pecados y crimines del pasado.Habiendo exclamado desde el noveno cielo en silencio para que Ishmalkahama no se percatara de su presencia a pesar que la oscuridad estaba comenzando a inundar
Abaddon aumentó de tamaño ante la presencia y mirada de todos los ángeles y arcángeles que se encontraban presentes. ¡No sucedía algo similar en aquella ciudad en la que el pecado y la oscuridad no eran bienvenidos en ningún sentido!De pronto se encontraron con el inmenso poder que Abaddon era capaz de liberar con su oscuridad. Ishmalkahama se vio obligado a aumentar su gracia, dejando cegados a sus hijos presentes que estaban ante un hecho histórico que por más que desearan borrarlo de la historia, siempre existiría un ser que recordara la batalla entre un dios supremo y parte de sus creaciones que se rebelaron en su contra por la tiranía y forma de actuar.Helel observaba atentamente la forma en la que su padre atacaría a Abaddon para aprender de sus fortalezas y debilidades, eso sin lugar a duda le ayudaría a confrontar a su padre en el momento más oportuno que se le presentara en la batalla. Todo parecía indicar que no era lo que realmente estaba planeado, ya que el plan original