Los Secretos de la Ciudad de Cristal

Hariel sintiéndose extraño con la inesperada aparición de Samael en el lugar, no imaginaba que Elohim llegara a tener esas intenciones, por lo que se apresuró a preguntar.  —¿Samael? ¿Acaso eres el Especial de Elohim y te ha dado el poder de la muerte sobre los seres divinos? ¿Por qué querría destruir la creación perfecta de Ishmalkahama?

Así mismo Hariel refutó la situación. —Veo que existen intereses ocultos entre los tres Dioses de los tronos, ¡que incluso el grande Ishmalkahama está ignorando! ¿Exactamente a qué te refieres con Unir gracias para crear algo más fuerte y perfecto?

Samael se comenzó a pasear alrededor de Hariel y de Helel que escuchaba atentamente las palabras de su hermano. —¡Para responder a tu pregunta Dios del tiempo y espacio! Déjame hacerte saber que he sido creado bajo la fuerza y con el dominio absoluto de mis facultades para determinar si lo que elijo es por voluntad o porque he sido obligado a escogerlo.

Hariel con desaprobación exclamó. —¡No me extraña! Así que no solo Helel fue creado de esa manera.

—Elohim me ha creado bajo el sentimiento de ser mayor que Helel, por lo que soy muy parecido al hijo de Ishmalkahama. Sin embargo, para mi desgracia no poseo las aptitudes que acabo de presenciar. ¿De dónde es que has sacado ese poder para que por medio de tu padre formes esas criaturas? —preguntó Samael dirigiéndose hacia su hermano.

Helel estaba simplemente a la expectativa de lo que podría suceder en el lugar, con una intriga por el pronto cambio de persuasión del que al principio era su adversario, pero ahora se estaba convirtiendo en un aliado.

Helel apresurándose a responder, mencionó. —¿Cómo es que podría no saber que estas actuando aún bajo el deseo de Elohim? Haciéndonos creer que solo deseas unirte a una causa que aun desconozco, para después ganar mi confianza y con esa misma exterminarme con el poder que se te ha otorgado a mis espaldas, aunque considerando el asunto. ¡Sería difícil que lo logres!

Samael sonrió de manera surrealista y pronuncio. —¡No deberías de subestimarme Helel! Es cierto que nuestros creadores son distintos y el tuyo te ha dotado de poderes muy distintos. Sin embargo, considero que siendo uno de los más cercanos a Elohim, ¡Podría llegar a causarte más daño del que crees! Eso dependiendo si Hariel interviene o no en una posible batalla entre nosotros.

Entonces Samael le preguntó con incertidumbre al Dios del tiempo. —¿Intervendrías si me atrevo a atacar a Helel?

Hariel escuchando lo que Samael estaba exclamando, pero, ¿sabiendo el afán de Hera de tener de regreso a Helel en sus aposentos? ¡Seguramente no permitiría que Samael le provocara daño al nuevo amor de la Diosa! —¡Supongo que tendría que intervenir Samael! Pero considerando también de mi parte, creo que sería difícil más de lo crees en atacar y causarle daño a Helel, eso sin anunciar que Hera lo espera impaciente en sus aposentos y seré el único responsable si no llega a ella. Por lo que no deseo desatar la ira de mi amada Hera.

Samael bajó la guardia por completo y, ¿tras un suspiró profundo? Exclamó. —¡Es exactamente a lo que me estaba refiriendo! Por lo que solo me queda extender mi tributo hacia el que considero que puede destronar a Ishmalkahama e incluso a mi padre. Helel recibe mi tributo, pero no podrás contar conmigo como un súbdito, porque nos encontramos en igualdad de posición, por lo que se me ocurre que ambos de momento podríamos llamarnos así mismo: príncipes del reino celestial y de la ciudad de Cristal. ¿Qué te parece?

 A Helel no le desagradaba la propuesta de Samael, pero para Hariel escuchar el título de príncipes de la ciudad de Cristal resultó ser atrevido para Hariel. Mostrando inmediatamente su descontento al respecto. —¿Cómo te atreves Samael a pronunciar tal cosa? Es aberrante y abominable lo que acabas de mencionar ante un Dios supremo. ¡Nunca se ha visto tal cosa y de seguro nunca lo habrá! Por eso mismo es que la primera creación fue exterminada en su totalidad.

Para Helel eso se escuchó muy interesante saber que en la antigüedad existió una creación similar siendo desechada y de esa manera fue que los Dioses supremos de los tronos habían desterrado a los que ahora vagaban en el cosmos infinito y siendo uno de ellos el reino de la oscuridad donde reinaba Hera.

Helel respondió con orgullo y pretensión, provocando que su gracia se elevara tan alto como su orgullo comenzó a crecer dentro de su ser. ¡Era inalcanzable en ese momento incluso para Hariel! —¡Príncipe de la ciudad de Cristal! Para luego convertirme en Dios supremo de la ciudad de cristal, eso no está nada mal Hariel. Es más que excelente el título que Samael acaba de pronunciar.

Samael sintió satisfacción escuchar que Helel no le disgustó el título otorgado, por lo que se acercó y mencionó. —¿Por qué no? Claro que podríamos llegar a ser los nuevos Dioses en la ciudad de nuestros padres.

Helel elevado en gracia y orgullo, exclamó. —¡Por supuesto que no serás mi súbdito Samael! Seguirás siendo el mismo que en este momento eres, podrás regir sobre cualquier lugar o cielo, solo tendrás que ser el que dirija las tropas que nos acompañaran desde siempre y esa no es una tarea para nada fácil, por lo que sería de mi agrado que te hicieras de un ejército para que la gloria que nos merecemos nos alcance y llegar a sentarnos en los tronos que desde ahora somos los herederos de los mismos y con ello le devolveremos su trono a mi amada Hera.

Hariel siendo un Dios todopoderoso sobre el tiempo, quedó asombrado de lo mucho que la gracia con orgullo de Helel se exaltó, ¡incluso sobre la propia! Hariel murmuro en su pensamiento. —¡Tendré que estar más alerta de lo acostumbrado porque Helel en cualquier momento podría atreverse a voltearse en mi contra!  

—Entonces Samael, ¿qué es lo que harás al respecto? Debido a que Helel debe de regresar con Hera lo antes posible. —le preguntó Hariel después de apreciar el cuadro de dos hermanos con extremo orgullo.

—Ciertamente podría ayudarte con eso, cuento con más de doce legiones a mi cargo de ángeles que se encuentran bajo mis órdenes y solo basta que mueva mis dedos para que ellos estén presentes ante mí. ¿Helel cuentas con Legiones a tus ordenes? —le preguntó Samael a su hermano luego de presumir su poderío en el cielo.

Helel siendo aún mayor que Samael, no dudó en responder con ego y prepotencia. —Me he considerado un ser divino con la autosuficiencia necesaria para dirigirme por la existencia, por lo que no es necesaria esa acción, aunque Ishmalkahama me otorgó más de veinticinco legiones para administrarlas en lo que él llama el proyecto “Edén” no sabría decir con exactitud a que es que se refiere, pero de seguro será la creación de algo más.

Hariel tras escuchar lo exhibido por Helel no pudo contenerse a pensar y exclamar al mismo tiempo. —¿Me estás diciendo que ustedes no serán los únicos en ser creados por Ishmalkahama? ¿Cuál es la m*****a necesidad de crear seres que sabe de antemano que fracasaran como lo sucedido hace millones de siglos pasados? Es como volver a traer los errores del pasado, solo con la única diferencia que Hera no será la que lo ayude a crear esos seres.

Ante Helel estaban siendo descubiertos los secretos que de momento no eran ni debían ser revelados a los hijos supremos de los creadores, por lo que de inmediato Helel aseveró. —¡Eso quiere decir que ese proyecto es basado a un modelo antiguo del cual ya había fracasado! Pero entonces, ¿porque si siendo uno de los máximos creadores, necesito la ayuda de Hera? Con eso me doy cuenta que Hera tiene la misma capacidad que mi padre.

Hariel comenzó a revelar secretos divinos ante las creaciones de los supremos. —¡En efecto Helel! Solo que la diferencia es que Hera es capaz de crear la oscuridad en las creaciones, eso quiere decir que, ¿si Hera crea un ser en específico? Ese ser llevará en su interior la misma oscuridad que Hera es capaz de experimentar. Por lo tanto, no habría una sola fuente de poder en el interior de ese ser, lo que provocaría que ese ser se revelara inmediatamente hacia su creador como lo sucedido en la antigüedad y de lo cual tu padre se negó a seguir creando junto a Hera.

Helel no se impresionó con lo mencionado por Hariel, pero ayudó que se decidiera por lo que aún no comenzaba. —¡Entonces ya veo de qué lado es que debo estar! Del que siempre he estado y del que soy el único dueño y señor de esa revelación en mi interior. Samael, ¿me ayudaras a mantener a los dioses a distancia en lo que soluciono mi asunto con Hera?

—¡Desde luego Helel! Desde ahora estaré a tu lado en todas decisiones que tomes a favor de nuestra avanzada en un futuro cercano. —Susurró Samael mostrando reverencia hacia su hermano.

La toma del trono de los padres creadores, definitivamente no sería una tarea fácil. Solo que, ¿ahora con Samael y sus doce legiones más las veinticinco legiones de Helel? Se estaban asemejando a las legiones del cual otro ser divino que era el protegido de Kedoshim, el Arcángel Miguel. Era el comandante de las legiones de los dieciocho ejércitos de la ciudad de cristal, cada ejercito comandado por Miguel era igual o mayor a cien legiones de ángeles.

Las barreras de Miguel eran impenetrables desde cualquier punto de entrada a la ciudad de cristal, por lo que, ¿infiltrar a las legiones de Helel y de Samael? Sería la tarea más recia a la que Samael estaría sometido.

Samael estando del lado de Helel se marchó del lugar donde hasta el momento era más que desconocido para toda la creación de la ciudad de cristal, para dejar en conversación a Hariel con Helel. —¡Helel es muy necesario que me acompañes al reino de la oscuridad, Hera necesita tu presencia inmediata!

Helel se encontraba excitado con la idea de ir a visitar a su amada Diosa, sin embargo, en ese instante la emoción lo llevó a mencionar. —¡Pronto estaremos con mi amada Hera! ¿El asunto en este momento Hariel? Es que necesito crear algo que me haga fuerte, necesito modificar alguna creación de Ishmalkahama para que este directamente bajo mis órdenes y cumpla mis deseos como si fuera su dios creador. ¿Dónde crees que pueda existir algo así?

Hariel sabía de la existencia de un lugar al cual fueron desterrados seres divinos pero que, por haber sido creados con la energía de Hera, fueron igualmente desechados por los tres dioses de los tronos, así que tras pensarlo un poco más de lo habitual se lo hizo saber a Helel. —¿Quizás exista algo que pueda interesarte? Conozco el lugar indicado, ese lugar es el reino de lo inmortal. A ese lugar han sido enviados aquellos seres que durante su creación adquirieron la voluntad de Hera y adoraban solo a la diosa de la oscuridad, lo que llevó a Ishmalkahama a descartarlos por completo, provocando así su castigo a ese lugar por la eternidad que a su vez no fueron destruidos debido a que Hera no se lo permitió de esa manera a tu padre. ¿Te interesa o sientes que no es para ti ese lugar?

—¡Debemos marcharnos inmediatamente a ese lugar! Debo hacer unos cuantos cambios a esas creaciones que seguramente tienen potencia para ser algo más que unas simples marionetas de los dioses. —exclamó Helel con una voz feroz y atemorizante.

La gracia de Helel estaba elevada y sobre orbitaba en todo el espacio en el que estuvo con Hariel, lo que en el espacio que se suspendieron el aura de su presencia no desapareció sino hasta la misma extinción de algunas de sus especies que necesitaban algo más que solo su gracia para sobrevivir a ese lugar en el que se encontraban.

Llegando al reino de los caídos por los dioses. Hariel fue recibido inmediatamente entre lamentos y glorias de todos los seres espirituales que carecía de una forma en concreto dentro del reino. ¿Cualquier energía de luz cerca de ellos? Solo serían una atracción e invitación para intentar apoderarse de los cuerpos de luz que ingresaran y de esa manera alimentarse de su divinidad.

Helel tras ingresar, las sombras de los espíritus comenzaron a ser atraídos a su gracia, lo que al instante Helel con soberbia y orgullo los extinguió inmediatamente, creando confusión en Hariel al ver con la facilidad que este se sacudía los espíritus que intentaban alimentarse de su luz.

—Entonces Hariel. ¿Este es el lugar y estos los espíritus de los que me has hablado? No veo uno solo que merezca la pena sacar de este reino maldito.

Los pensamientos de Hariel en secreto se hicieron escuchar en su ser interior. —Ciertamente Helel te encuentras en un nivel de corrupción sumamente elevado.

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