Los Favoritos de la Creación

¿Qué era lo que de pronto estaba sucediendo en el espacio y tiempo donde solo la Diosa Hera gobernaba? ¿Cómo un ser divino y menor estaba interrumpiendo a los dioses destronados de las altas esferas celestiales?

Su rostro aún era cubierto por sus alas, al igual que el resto de su cuerpo inferior, solo dejando que se le observara sus brazos y la gracia que irradiaba tras encontrarse dentro de la oscuridad y de la cual cualquiera, ¿que no fuese un Dios? Debía permanecer en ese lugar con los Dioses, Hera y Hariel.

La Diosa Hera con sublime extrañeza e intentando descifrar la gracia del ser que se encontraba frente a ella, pronuncio con extrema molestia y a punto de desatar su ira contra el ser misterioso. —¿Quién eres para irrumpir en mi reino del cual solo ingresa al que se le es permitido? ¿Oh eres un Dios antiguo?

El misterioso ser que era cubierto por esas alas semejantes a la de los Querubines que protegían la gracia de los Dioses que permanecían en los tronos, se adelantó del lugar donde se encontraba para aparecer detrás de la Diosa Hera sin que se diera cuenta de ello y sin una sola reacción a su movimiento. —¿Es esto lo que te preocupa Hera? ¿Acaso te has vuelto débil e insignificante por haber estado sin interés a lo que sucedía por fuera de tu reino? Déjame decirte que el padre de Helel me ha enviado a este lugar para darte una advertencia clara y que espera que la respetes de la mejor manera posible.

Hera quedó impresionada al instante, por lo que el ser divino frente a ella le hizo saber, por lo que así mismo respondió. —¿Una advertencia? ¡No abuses de tu orgullo! Podrías salir extinto de este lugar por estar frente a dos Dioses supremos, así que sería mejor que te retires y devuelvas las amenazas de vuelta al hipócrita de Ishmalkahama. ¡Ni creas que aquí puede venir a insultarme y amenazarme como se le dé la m*****a gana a ese desgraciado!

El ángel misterioso exclamo sin dudarlo un segundo. —¡Lo siento Hera! Pero debes escuchar lo que Ishmalkahama tiene para decirte. ¡Aun así, no lo desees!

Hariel que se encontraba al lado de Hera, permitió que este ser misterioso diera a conocer el mensaje que tenía para Hera, ¡No sin antes lanzar una seria advertencia! —¡Permite que te entregue el mensaje mi Diosa Hera! De cualquier manera, ¿Qué puede hacernos en este lugar ese orgulloso de Ishmalkahama?

Entonces el Dios Supremo Hariel exclamó al ángel por delante de su poder. —¡Haznos saber lo que tengas que decir! Pero, ¿si es ofensivo para mi Diosa? ¡Te destruiré en el acto!

El misterioso ser aceptó inmediatamente entregar el mensaje con la advertencia antes mencionada, con lo cual sin temor a lo que podría sucederle después, se descubrió para dar a conocer su nombre. —¡Me presento antes ustedes Dioses exiliados por corromper lo divino! Mi nombre es Namael. ¡Ángel de Luz! Enviado por Ishmalkahama para darles a conocer la voluntad del supremo.

Namael era el nombre del Querubín de luz presente en ese lugar, que inmediatamente dio a conocer el mensaje. —He sido enviado porque Helel ben Shahar, ha transgredido el orden divino tras mezclarse con una Diosa menor y que solo ha buscado la destitución de su Dios y antiguo esposo supremo.

La Diosa Hera no mostró temor alguno ante las palabras de Namael, sin embargo, permitió que continuara con sus palabras. —Helel ha estado visitando por décadas a la Diosa menor. El poderoso Ishmalkahama está dispuesto a dejar pasar esta aberración y traición de su hijo más preciado, con la única sugerencia que dejen de encontrase en este lugar para evitar su eterna destitución.

La Diosa Hera sonrió ante la declaración que estaba enviando su antiguo esposo, pero aun así no interrumpió a Namael y por ultimo mencionó. —¡Incluso del reino de la nada! Reciban esta advertencia como la única que les otorga el supremo de los Dioses, de lo contrario serán castigados con su ira y venganza divina.

Hera no estaba en lo absoluto contenta con lo mencionado por Namael, así como habiendo sido más que ofensivo para ella en su reino. Al instante Namael fue consumido por la oscuridad sin importar que fue enviado por Ishmalkahama. —¡Te has dado cuenta de lo que fue capaz Ishmalkahama de hacer! Es increíble, ¿que aun después de habernos traicionado y habernos arrebatado nuestros tronos? Ahora se cree el supremo de todos los Dioses, que le hace pensar, ¿Qué debo hacer y qué no? ¡Hasta cree que lo dejaré hacer conmigo lo que quiera!

Hariel no dejó de mencionar al instante que la esencia de Namael se extinguió. —¡Te entiendo Hera! Así que ahora que has exterminado a uno de sus ángeles de luz, solo nos queda esperar represalias.

Hera no se preocupó en lo absoluto y con toda seguridad exclamó. —¡No creas que no lo imaginé de esa manera! Sin embargo, observé el interior de ese ángel. Fue enviado para ser destruido por mi fuerza. Seguramente desea saber, ¡si he despertado!

—¡Valla manera de desperdiciar a sus hijos! —exclamó Hariel, mientras Hera mencionó. —Así que no se atreverá a venir por nosotros, porque su intención era solo hacerme saber que estaba al pendiente y hacerme saber que Helel es su hijo más preciado, porque al parecer Helel fue enviado a un lugar lejano del cual aún no ha regresado. ¿Algo así como un lugar donde Helel ha sido puesto como gobernante de ese lugar? Me parece que fue un regalo de Ishmalkahama.

Hariel sintió intriga de inmediato y no dejó de hacérselo saber a Hera. —Entonces, ¡habrá que ir a buscarlo y saber de qué se trata ese regalo que se atrevió Ishmalkahama a entregarle a un ser como Helel!

A Hera no le pareció la manera en la que Hariel se expresó de Helel. —¿Por qué lo dices como si Helel fuese un ser con otro tipo de intenciones? ¿Hay algo que sepas y no me lo has comentado?

—¡No te lo comenté porque consideré que no sería necesario! Sin embargo, creo que Helel es un ser más que divino. los serafines y querubines no están a su altura. ¡No es por menospreciarte o algo parecido mi hermosa Diosa! Pero considero que Helel se asemeja a tu poder y fuerza y ustedes formarían un Dios perfecto.

Hera se llenó de ilusión inmediata tras escuchar la especulación de Hariel y con una sonrisa de lujuria susurró. —¡Para nada me ofendes Hariel! Sabes perfectamente de lo que he sido capaz de hacer, de no ser que los otros dioses le otorgaron sus poderes a Ishmalkahama lo hubiese vencido en batalla y ahora mismo me encontraría sentada en el mismo trono en el que se encuentra ahora usurpando mi lugar.

—¡Seguramente Hera! Ahora, me iré por Helel para corroborar lo que se encuentra haciendo en ese lugar distante. —dijo Hariel antes de abandonar el reino de la oscuridad.

Hera no desaprovechó la oportunidad y tras acercarse a Hariel le susurró al oído con el deseo desbordándose por toda su esencia. —¡Ve de inmediato! Hazle saber que estoy esperando su pronto regreso, necesito que esté presente en este lugar para seguir experimentando la lujuria a la que he sido expuesta gracias a su divinidad.

El Dios Hariel se desplazó hacia el lugar donde se encontraba Helel y compañía, el lugar donde se encontraba aun no existía en un lugar específico donde coexistieran otras especies más que solo los seres divinos, sin embargo, durante su visita observó de cerca, ¡Cómo Ishmalkahama creaba seres a su manera y de la misma nada más que solo su pensamiento! Misma acción que Helel llegó a preguntar. —Padre, ¿cómo es que creas esas criaturas de tu pensamiento? ¿Podría crearlas también?

Ishmalkahama notó inmediatamente que Helel no solo poseía la gracia más alta de todos los hijos de los Dioses, sino que también la curiosidad con la que preguntaba y aprendía era prodigiosa. ¡Solo un Dios llegaba a sentir intriga o duda sobre esto o aquello! Por lo que Ishmalkahama de inmediato se percató del brillo y gracia que hacia la diferencia.

Ishmalkahama lo llamó sin percibir la presencia de Hariel. —¡Acércate hijo! Toma mi mano e imagina lo que crearías si tuvieras el poder de hacerlo efectivo a la realidad.

Helel mostró inmediata actitud positiva ante la invitación de su padre a crear lo que en su pensamiento podría estar presente. ¡Aunque no fuera Helel el creador! Pero Ishmalkahama haría eso posible.

Así que ahí mismo Helel se acercó a la mano de su padre e inmediatamente seres gigantes de manera descomunal en forma y tamaño fueron creados por el deseo de Helel y poder de Ishmalkahama. Estos seres serian llamados las primeras creaciones con vida que respiraban y poseían forma.

Ishmalkahama intervino en la primera creación del planeta tierra derivado de los deseos de Helel, mismo que antes de marcharse Ishmalkahama exclamó con fuerte voz de alegría ante las primeras creaciones. —¡Hijo me has hecho sentir orgulloso de ti! Me alegra que uno de mis hijos posea aptitudes sobresalientes. Te heredo este lugar para que goces de mi creación y de lo que has creado conforme a tus deseos, ¡Disfruta de tu creación Helel ben Shahar!

Hariel se encontraba desde un espacio cerrado esperando el momento en el que el todopoderoso se retirara del lugar para intervenir y llegar hacia Helel y dar el mensaje que le enviaba Hera.

Helel continúo revisando y observando de cerca a las creaciones que de su interior habían salido, tras haber recorrido el planeta entero se dio a la tarea de colocarse por encima de las criaturas para exclamar. —¡Ahora tendré mis propios adoradores! Ahora seré un Dios para ellos y estarán sujetos a mi voluntad por siempre. ¡Adoradme y alabad mi nombre como los ángeles adoran a mi padre!

Helel nunca imagino en ese instante que sus creaciones de la mano de su padre no le escucharían como los hijos de los dioses escuchaban a sus padres al momento de adorarle, por lo que de inmediato mostró furia ante la humillación que llegó a sentir al instante que esas criaturas no exclamaban su nombre ni le adoraban como Helel lo deseaba.

Helel levantó su brazo para castigar con la luz a la primera creación. Entonces Hariel hizo su aparición e intervino inmediatamente a la acción sucedida. —¡Deja tu ira Helel! ¿Acaso no habéis escuchado cuando tu padre te mencionó que solo son creaciones de tu deseo mas no de tu acción?

Helel detuvo su ira en ese momento tras escuchar lo que Hariel le estaba explicando, para luego continuar Hariel con su explicación. —Eso quiere indicar que, ¿aunque esas criaturas feas y que no tiene sentido de vida? Porque solo traerán destrucción para ellos mismos, solo podrán adorar a tu padre y no a ti expresamente. Por no ser tus directas creaciones.

Palabras que no le parecían para nada bien a Helel, al buscar que las creaciones le adoraran, por lo que Hariel le recomendó. —Así que esconde tu gracia y no les muestres la destrucción a esas criaturas que solo entre ellas se extinguirán por correr por dentro de ellas la codicia y el deseo de devorarse entre sí para saciar lo que se le llama, ¡Hambre! Solo existen para ser la diversión de otros. ¡Que en este caso serían solo para tu diversión! Pero veo que no te agradan en lo absoluto por no llenar tu orgullo como lo hacen los ángeles con tu padre.

Tras haber permitido que Hariel le explicara e interrumpiera. Helel le preguntó con molestia al respecto. —¿Qué haces aquí Hariel? ¿Cómo me has encontrado si estamos a más de cientos de millones de galaxias y espacios de la ciudad de cristal?

—¡Hera me ha enviado para entregarte un mensaje! —mencionó Hariel.

Helel comenzó a sentir emociones fuertes en su interior y no ocultó la excitación que le provocó saber de su Diosa Hera. —¿Qué ha enviado a decir mi excitante Diosa?

Hariel, aunque no lo demostraba, le causaba molestia pronunciarlo, aun así, se lo hizo saber. —Desea que entres nuevamente en sus aposentos, Solo que hay algo de lo que debes saber y seguramente Hera no te lo hará saber, pero es mi deber responsabilizarte si a Hera le llega a suceder algo por tu atrevimiento de involucrarte con una Diosa.

—¿Que sucede con Hera? La luz del alba y madre de todo lo que existe a nuestro alrededor. ¿Acaso ha perdido su forma desde que me ausente? —preguntó Helel con el deseo ardiendo en su interior.

En ese momento Hariel fue interrumpido por una gracia semejante a la de Helel, que inmediatamente Hariel intervino para que esta gracia no le causara daño alguno a Helel tras no sentir la presencia inmediata de este ser que se dejó sentir sin haber sido anunciado.

—¿Quién eres y quien te envió a este lugar? —preguntó Hariel con precipitación.

La gracia semejante a Helel, ¿que poseía la misma gracia y semejanza a la belleza de Helel? Se pronunció al respecto, obligado a dar su nombre ante la petición de un Dios supremo a pesar de no estar sentado en uno de los tronos.

—¡Mi nombre es Samael! He venido por Helel, siendo enviado por la intervención divina del padre Elohim. Que desea erradicar a este ser de la existencia de todos los cielos creados y aun no creados.

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