Helel Ben Sahar quedó impregnado del inexplicable deseo del amor que la oscuridad llamada Hera estaba derramando sobre Helel. No se resistió en lo absoluto a esa oscuridad que lo abrazó e hizo ingresar a la profundad a la cual estaba siendo llamado y llevado sin encontrar un final.
Helel completamente dispuesto a sentir más de ese “Amor” expulsó una gran cantidad de poder desde su interior debido al excitante placer que Hera le comenzó a provocar en cada sensor de su cuerpo divino y perfecto que poseía Helel, su gracia comenzó a derramarse por toda la oscuridad, provocando que se fusionara su deseo con el amor para dar vida al pecado de la “Lujuria”
Conforme Helel comenzó a navegar por las entrañas de Hera, se liberaron todos los deseos de esa Diosa desterrada de los tronos supremos. El amor se hizo entre ellos de la manera más inaudita posible. Hera le dio todo aquello que en su momento les entregó a los otros cuatro padres celestiales y que cada uno de ellos disfrutó el contacto con Hera, por lo que, ¡ahora una creación de los tres padres creadores! Se encontraba cayendo en las entrañas de la diosa Hera, que a su vez lo estaba dotando de su fuerza y poder sobrenatural para la guerra y de esa manera reclamar lo que a la diosa Hera le correspondía por derecho y obligación desde el inicio de todo.
Una explosión de placer tras otra existió en el cuerpo de Helel, comenzando a sentir como su cuerpo se llenaba de la misma oscuridad y del mismo deseo acompañado de la lujuria que ahora corría por su interior. Su esencia divina fusionada con la oscuridad le estaba dando un poder único y casi llegando a la misma apariencia de uno de los padres de la creación, su santidad se elevó al máximo nivel de los Dioses. Su fuerza era inconmensurable y su gracia igual a la de dos Dioses.
En definitiva, ¡Hacer el amor con Hera! Le otorgó la fuerza y el poder que antes no poseía pero que no era suficiente como para destronar a los tres Dioses existentes y con ello reclamar el trono de la que ahora era su amante. ¡La Diosa Hera!
—¿Helel? —preguntó la Diosa con incertidumbre. —Te has sentido satisfecho con lo que sucedió entre nosotros en el espacio y tiempo que fue nuestro cómplice y que así mismo se encuentra a nuestro favor.
Entonces Hera preguntó a las sombras. —¿Te encuentras de nuestro lado verdad? ¡Hariel!
Hariel era el segundo Dios desterrado por los tres supremos que gobernaban los tronos. Dios del espacio y tiempo; Dios que era capaz de manipular el espacio de los mismos Dioses, pero que ninguno de los que gobernaban los tronos serian vencidos tan fácilmente por Hariel. ¡Por lo que se podría mencionar que el hecho que Helel era a semejanza y perfección de esos Dioses supremos! ¿Añadiéndole el poder de Hera y Hariel? Helel sería aún más semejante a los tres Dioses sobre los tronos y con ello asegurar la victoria en el reino celestial.
¡Surgió un pequeño inconveniente en el plan de los Dioses desterrados y de Helel! Aunque no lo supieron de inmediato y Hariel no se percató en lo absoluto de lo que sucedió en el interior de Hera al momento que con Helel juntaran sus cuerpos celestes y divinos.
¡Hera quedo completamente enamorada de Helel de la forma más extraña y sobrenatural posible! De momento Helel no se explicaba ese sentimiento que saltaba de su interior sin desear que Hera y Hariel lo percibieran con su divinidad. ¡Seria un sentimiento muy difícil de ocultar ante los Dioses de la creación que gobernaban y regían el reino celestial!
Por su parte Hera, con un sentimiento aún más profundo en su oscuridad comenzó a ceder y con ello a desvanecerse la forma que adoptó al momento de haber sido desterrada de los tronos. ¡Inexplicablemente para Hariel! Hera comenzó a surgir desde la oscuridad para dejarse observar en su espectacular e inimaginable belleza rodeada de gracia.
Ese cuerpo de Diosa celestial comenzó a surgir desde la densa y profunda oscuridad que la envolvía. Helel no dejaba de observar la transformación que estaba sufriendo Hera en ese instante. Hariel de igual manera no dejaba de apreciar y llenarse de lujuria al momento de observar la gracia hermosa que surgía de la misma nada, aunque la nada era una de los otras Diosas desterradas de los tronos, por lo que fue la separación de la nada con la oscuridad lo que en algún momento se revelaría en la separación de las Diosas.
Esa conmoción y separación llegó inmediatamente a los sentidos agudos de Ishmalkahama, lo que provocó que se apartara de inmediato de los Dioses creadores para llamar en secreto a Helel. —¡Helel! ¿En dónde te escondes que apenas y puedo sentir tu gracia deambulando en las extremidades de la oscuridad? Preséntate ante mí inmediatamente.
Helel tras recibir el mensaje extrasensorial de Ishmalkahama, se lo hizo saber a Hera para que se enterara que no se estaba despidiendo de ella por voluntad propia. —¡Amada Hera! Sin duda me has entregado algo más que tú ser interior en este encuentro divino que experimentamos, pero es muy necesario que te deje de momento. Mi padre ha llamado y no deseo que descubra nuestro encuentro.
Hera no dudo en responder para despedirse de Helel, mientras su cuerpo destilaba lujuria y belleza. —¡Debes marcharte de inmediato! ¿Ahora que tu esencia y gracia se ha fusionado con mi ser interior? He logrado escuchar el llamado que te han realizado, ve inmediatamente y regresa a mí en cuanto puedas pasearte por mis jardines. ¡Puedes tener la absoluta seguridad que te estaré esperando con la ansiedad y deseo que has dejado impregnado en mi interior!
Helel llegó en menos de lo que tarda un parpadeo en suceder a la presencia de Ishmalkahama, haciendo inmediata reverencia hacia su padre que deseaba averiguar y saber de los mismos pensamientos de Helel el lugar en el que se había encontrado instantes antes de su llegada. Ishmalkahama era vulnerable al espacio y tiempo que Hariel manipulaba, siendo el único Dios que alcanzaba ese nivel por encima de cualquier otro.
Hariel, ¿al instante que Ishmalkahama intentó leer el sentimiento y pensamiento de Helel? Detuvo el tiempo y así mismo provocó que cualquier esencia de Hera que estuviese involucrada en Helel, desapareciera por unos breves instantes para luego acelerar el tiempo y de esa manera hacerle creer a Ishmalkahama que ya había averiguado sobre el lugar donde se encontraba Helel antes de ser llamado a su presencia.
—¡Así que te encontrabas con los ángeles que te encomendé hace siglos! No es mi intención decírtelo Helel, pero déjame decirte que he escuchado en los linderos de todo el reino celestial que existen ángeles y arcángeles que desean una rebelión en contra de los padres creadores. ¿Tú conoces algo al respecto?
Helel de momento desconocía por completo ese hecho, por lo que respondió de manera inmediata e inocente. —Pero, ¿Quién soy yo para ocultarte algo como eso? ¿Acaso no eres el supremo sobre los Dioses y sabrías si he sido yo o cualquier otro ser el que se desea revelar en tu contra? Mi gracia esta siempre a tu disposición si es lo que deseas saber para conocer la verdad.
Ishmalkahama no desconfió de su hijo y con temple le hizo saber. —¡No hijo! Todo marcha bien contigo, de seguro existe una buena razón para que esos comentarios estén surgiendo de los pensamientos de aquellos ángeles que al instante han sido consumidos por mi gracia, también deseaba recordarte hijo que no debes pasear por los jardines de la oscuridad, porque son lugares que están destinados para aquellos rebeldes que han deseado estar en el trono sin merecerlo.
—¡Lo se padre! Solo he transitado por esos lugares debido a que en ocasiones he visto como algunos ángeles desterrados han deseado salir de la oscuridad, pero con la espada de luz llena de tu gracia los he mantenido al margen. —mencionó Helel si desviar su mirada.
Helel salió de la presencia de su padre, mismo que en muchas ocasiones se reunió con los otros para definir a sus elegidos. Ishmalkahama se retiraba y dejaba a Helel en soledad, provocando que, en su interior con un sentimiento oculto, ¡Por más increíble que parecía! ocultó a la perfección ese sentimiento hacia la diosa Hera.
Paseándose por el paraíso y lugares nunca antes vistos por ningún otro ser divino más que solo los Dioses y querubines, así como los serafines. Helel recreaba en su interior el momento en el que Hera le enseño a Hacer el amor divino, era algo sin explicación y que lo empujaba a buscar nuevamente a Hera para volver a sentir esa experiencia que de ellos había nacido toda lujuria y deseo. Debido a que, ¡el amor como Hera lo llamaba! En verdad nació de ella con los Dioses del reino celestial, pero con Helel el amor se transformó en deseo y lujuria. ¡Era como experimentar el amor elevado al infinito!
¿Qué más era lo que Helel necesitaba para estar con Hera? Más que el deseo de buscarla y encontrarla, pero no sería en su forma antigua, más bien de ahora en adelante Hera se mostraría ante Helel como la hermosa Diosa femenina que en verdad era su gracia interna y que fue oculta por Ishmalkahama para que nadie más lograra volver a observarla. Resaltando que Helel fue capaz de liberar a Hera de su prisión interior.
Hera por su parte esperaba con ansias el regreso de Helel, ¿que para el tiempo que tardo en estar ante la presencia de Ishmalkahama y divagar por las inmensidades del reino? Ya transcurrían diez milenios desde que la observó y de haberse entregado a la lujuria. convirtiéndose desde entonces en el único amor de toda su existencia.
Entre Hera y Helel nació lo que sería llamado el verdadero amor. Helel no lo comprendía de esa manera, pero Hera lo creía firmemente. Debido a que en el pasado Hera fue la primera esposa de Ishmalkahama, por lo que ahora nuevamente el amor, pero aumentado con la gracia de Helel, fue lo que provocó que ese amor ahora se convirtiera en eternidad.
Hera en su forma femenina comenzó a buscar de Helel por los siglos de los siglos sin que los Dioses se percataran de su presencia. En algunas ocasiones tomaba la forma de un ángel para ingresar al reino celestial, en otras ocasiones su gracia era semejante a los serafines para llegar hasta el palacio mismo de los Dioses sin que llegara a ser vista o escuchada por los guardianes.
Hera estaba en búsqueda de Helel, pero aun no le era posible establecer su paradero, por lo que fue inmediatamente en búsqueda de Hariel para solicitarle ayuda. —¡Necesito que me ubiques a Helel nuevamente! Interviene el espacio de los Dioses de los tronos para que de esa manera podamos ubicar a Helel. ¿Por qué será que no aparece por ningún sitio en el reino celestial? ¿Acaso no siente el mismo deseo que arde en mi interior por su cuerpo? ¿Qué opinas al respecto?
Hariel deseaba mantenerse al margen de sus opiniones, sin embargo, no era imprudente y trataba de responder con sabiduría. —¡Lo siento Hera! Me haces sentir que en ti hay algo que no sucedía desde que Ishmalkahama te desterró del trono. ¿Te has enamorado de Helel? —preguntó Hariel con determinación.
—Déjame decirte que Helel no deja de ser una creación de ese mismo Dios que te desterró, por lo que no creo que aliarte con Helel sea una buena idea. ¡Incluso Ishmalkahama podría llegar a descubrirlos y entonces provocarías su inmediata desaparición y así mismo provocar la ira hacia ti! Eso podría provocar que te encierre nuevamente y esta vez para la eternidad sin que nadie logré salvarte.
Hera se sentía desesperada y ansiosa por poseer a Helel nuevamente y no deseaba descansar hasta encontrarlo, mencionando con ira. —¡No me importa Hariel! Lo que deseo es que aparezca nuevamente y venga a mi como hace diez milenios. ¡En verdad lo necesito dentro de mi ser! Su gracia me hace rejuvenecer y me llena de esa esencia que brinda nuevos sentimientos de amor y de deseo. ¡La lujuria con la que nacimos de nuevo es más que divina! Es muy necesario que este siempre a mi lado, ¡lo necesito siempre a mi lado! porque estoy enamorada como nunca lo podría volver a estar de otro ser divino.
¡De pronto una gracia desconocida interrumpe la conversación entre Hariel y Hera! Con un enorme estruendo y con una gracia aun mayor que la de Helel, debido a que Helel en lo particular trataba la manera de reprimir su poder celestial divino. Al mismo tiempo que seis alas doradas con tonos plateados, cubrían su esencia y gracia, exclamando al instante que interrumpió la conversación entre Dioses. —¿De quién te encuentras enamorada Hera? ¿Es posible enamorarse o permitido llegar a sentir amor y atracción para una Diosa de un ser inferior?
¿Qué era lo que de pronto estaba sucediendo en el espacio y tiempo donde solo la Diosa Hera gobernaba? ¿Cómo un ser divino y menor estaba interrumpiendo a los dioses destronados de las altas esferas celestiales?Su rostro aún era cubierto por sus alas, al igual que el resto de su cuerpo inferior, solo dejando que se le observara sus brazos y la gracia que irradiaba tras encontrarse dentro de la oscuridad y de la cual cualquiera, ¿que no fuese un Dios? Debía permanecer en ese lugar con los Dioses, Hera y Hariel.La Diosa Hera con sublime extrañeza e intentando descifrar la gracia del ser que se encontraba frente a ella, pronuncio con extrema molestia y a punto de desatar su ira contra el ser misterioso. —¿Quién eres para irrumpir en mi reino del cual solo ingresa al que se le es permitido? ¿Oh eres un Dios antiguo?El misterioso ser que era cubierto por esas alas semejantes a la de los Querubines que protegían la gracia de los Dioses que permanecían en los tronos, se adelantó del lugar
Hariel sintiéndose extraño con la inesperada aparición de Samael en el lugar, no imaginaba que Elohim llegara a tener esas intenciones, por lo que se apresuró a preguntar. —¿Samael? ¿Acaso eres el Especial de Elohim y te ha dado el poder de la muerte sobre los seres divinos? ¿Por qué querría destruir la creación perfecta de Ishmalkahama?Así mismo Hariel refutó la situación. —Veo que existen intereses ocultos entre los tres Dioses de los tronos, ¡que incluso el grande Ishmalkahama está ignorando! ¿Exactamente a qué te refieres con Unir gracias para crear algo más fuerte y perfecto?Samael se comenzó a pasear alrededor de Hariel y de Helel que escuchaba atentamente las palabras de su hermano. —¡Para responder a tu pregunta Dios del tiempo y espacio! Déjame hacerte saber que he sido creado bajo la fuerza y con el dominio absoluto de mis facultades para determinar si lo que elijo es por voluntad o porque he sido obligado a escogerlo.Hariel con desaprobación exclamó. —¡No me extraña! As
Dentro del reino de los ángeles desterrados y exterminados de la ciudad celestial, se encontraban varios espíritus que no debían regresar por más que su existencia llegara a ser reclamada por los Dioses. Hariel por su parte tras escuchar mencionar a Helel, ¿que no observaba a nadie que contara con el valor y la pena restaurar a su forma? Supo de inmediato que Helel no estaba creyendo que la derrota era una opción para su voluntad o deseo de coronar a Hera como la nueva Diosa suprema.Hariel exclamó y dio respuesta a Helel tras sus pensamientos en secreto. —¡Esta es solo una pequeña parte que has visto hasta el momento Helel! Pero, ¿si deseas acompañarme a las profundidades del reino de los desterrados? Te mostrare las verdaderas fuerzas, ¡Que ni los Dioses desean que sean liberados por error!—¡Eso quiere decir que existen fuerzas increíbles recluidas en este lugar! Ya que considero que esto que estamos apreciando es solo bagazo sin sentido. —respondió Helel con desaprobación.Helel a
Con absoluta incomprensión Hera estaba fuera de sus sentidos divinos tras encontrarse cerca de Helel, sus poderes divinos se volvían vulnerables en todos los sentidos posibles sin que alguien se diera cuenta de ello hasta el momento. Situación que provocaba que cualquier entidad menor, ¿encontrándose en compañía de Helel le deseara la extinción? ¡Sin lugar a duda la Diosa Hera recibiría el daño irreparable!Todo lo contrario, parecía sucederle a Helel tras mantenerse con su amada y fruta prohibida del reino, debido a que Hera lograba percibir el incremento que Helel recibía tras juntar sus cuerpos y mantenerse a su lado.El asunto en concreto se debía a que la gracia de Helel se alimentaba de la divinidad de Hera. ¡Máxime cuando sus esencias y cuerpos divinos se unían para darle vida a la lujuria! Hariel no sintiéndose en lo absoluto satisfecho con la decisión de Hera, recriminó inmediatamente las órdenes y deseos de la Diosa Hera. —¿No pueden solo marcharse y dejarme en este lugar ha
Helel aprendió de manera inmediata desear y formar parte de una creación de un Dios que en ese instante no se encontraba presente, tras aborrecer y haber desconocido de su reino a la Diosa de la oscuridad. ¿Esa imagen de hombre que le mostró Hera a Helel? Atrapó poderosamente su atención, para inmediatamente tomar su forma completa y de esa manera llegar a experimentar con su gracia lo que era poseer un cuerpo, ¡Humano! Siendo Lilith la primera mujer de la creación que estuvo presente.Lilith no fue destinada ser considerada la primera mujer de la creación, así como llegar a ser la primera creación de los Dioses. Debido al capricho de Ishmalkahama, tras haber establecido su modelo, ¡perfecto! Según sus atributos y deseo innecesario de recibir gloria de quien deseaba recibirlo para alimentar su egocentrismo y entera vanidad.Hera intrigada con las afirmaciones de Helel, no dudó en preguntar. —¿A qué te refieres con mencionar que no serás un Dios común? Debo asumir que te refieres a la
Helel disfrutaba a millones de años luz de donde Migue se encontraba en compañía de Uriel y dos arcángeles mayores que vigilaban las costas de la ciudad de cristal. Todos resguardaban el cielo de tal manera como si existiera riesgo o una guerra en curso, sin embargo, ¿Quién podría siquiera atreverse a atacar la ciudad de cristal? ¿Por qué los monarcas del noveno cielo se protegían en extremo? De momento no se escuchaba ni rumoreaba una sola ofensiva de parte de los Dioses desterrados, más lo único que Samael estaba ahora planeando con Helel y que aún no salía a luz como declaración de rebeldía de parte de los serafines.En el Arcángel Miguel despertó el tercer pecado de la nueva historia de la creación. ¡La envidia! Misma que en su momento había sido sepultada junto con uno de los pecados que ahora estaba despierto y acompañaba a Helel a donde quiera que este se paseaba. ¡El Orgullo! Así como el pecado que fue enseñado por la misma Diosa Hera. ¡La lujuria! Estos pecados estaban causa
¿Tras los ensordecedores gritos de la Diosa Hera durante su encuentro inundando de lujuria dentro del cuerpo de Lilith y siendo consumida por la pasión y deseo de Helel en su forma humana semejante solo a su esencia con el diseño de Hera? La Diosa Ananké se desligo de momento de toda situación que sucediera y tomando la firme decisión de no intervenir en lo absoluto, para que el curso de la nueva historia siguiera de tal manera que sus deseos no afectaran lo que tendría que suceder entre Hera y Helel.Los cielos y universos habían sido testigos del primer encuentro lujurioso de dos Dioses corruptibles que estaban jugando a la desobediencia y al poder del amor que habitaba entre ellos, llegando a ser confundido con la sola lujuria, pero la verdad era que la Diosa Hera se encontraba en un estado extremo de deseo hacia Helel y completamente enamorada. Sentimiento que no demostraba abiertamente para no dejarse ver frágil.¿Si Helel no llegara a sentirse en el mismo estado que ella? Solo d
Miguel se incomodó de inmediato con Helel y no dejó pasar las palabras de su hermano presente. —¡No digas falacias Helel! No eres un Dios, solo le mostramos reverencias a los Dioses de los antiguos tronos. ¡Exceptuando a la pecadora de Hera! ¡Por lo que es exactamente lo que deberías de hacer tú también! Presentar tus respetos al Dios del tiempo Hariel.Helel jactándose de su situación, sonrió de manera abrupta. —¡No te preocupes por eso Miguel! Hariel es mi salvaguardia de todo lo que ustedes mismos han deseado provocar, así que no tengo porque siquiera mostrarle respeto a alguien que es igual que mi gracia. ¿Siendo muy claros y honestos Miguel? ¡Soy muy superior a ustedes! ¿Ni todas las legiones de ángeles y arcángeles juntos? Podrían siquiera sacarme una gota de sudor si intentaran atacarme. ¿Para que molestarse en siquiera darte a entender sabiduría que solo los Dioses comprendemos?—¿Cómo te atreves a mencionar blasfemias Helel? No me cabe la menor duda que has sido corrompido po