Cuerpos: Divinos y Humanos

Helel aprendió de manera inmediata desear y formar parte de una creación de un Dios que en ese instante no se encontraba presente, tras aborrecer y haber desconocido de su reino a la Diosa de la oscuridad. ¿Esa imagen de hombre que le mostró Hera a Helel? Atrapó poderosamente su atención, para inmediatamente tomar su forma completa y de esa manera llegar a experimentar con su gracia lo que era poseer un cuerpo, ¡Humano!  Siendo Lilith la primera mujer de la creación que estuvo presente.

Lilith no fue destinada ser considerada la primera mujer de la creación, así como llegar a ser la primera creación de los Dioses. Debido al capricho de Ishmalkahama, tras haber establecido su modelo, ¡perfecto! Según sus atributos y deseo innecesario de recibir gloria de quien deseaba recibirlo para alimentar su egocentrismo y entera vanidad.

Hera intrigada con las afirmaciones de Helel, no dudó en preguntar. —¿A qué te refieres con mencionar que no serás un Dios común? Debo asumir que te refieres a la manera de actuar de tu padre, porque de lo contrario no podría descifrar el motivo de tus palabras.

Helel sonriendo y seduciendo a su amada sin dejar de prestar atención a la belleza de Lilith, mencionó con premura. —¡No te desconciertes mi doncella llena de gracia! ¿Desde cuándo un Dios debe ser aburrido y pretencioso? ¿Desde el momento que Samael se presentó ante nosotros? Proclamé en mi interior: ¡Sería muy bueno que existiera un Dios que ofrezca libertad de acción y de sentimientos a los seres celestiales! ¿No crees que es una muy buena opción de existencia mi amada Hera?

La Diosa Hera acariciaba el rostro de su amado mientras conversaban y ella respondió con incertidumbre a las interrogantes de Helel. —¡Eres un rebelde sin causa Helel! ¿Siquiera has pensado que eso significaría estar en contra de las reglas de Ishmalkahama? ¿Puedes presumir que eres aún más perfecto que cualquier serafín y querubín que has logrado observar el rostro de tu padre?

—¡En verdad he conocido el rostro de mi padre en más de una ocasión! —exclamó Helel enalteciendo su orgullo. —Pero tu gracia es inconmensurable e incomparable y solo te deseo a ti y no me importa lo que mi padre pueda hacer en nuestra contra. ¡Porque no se lo permitiré!

Hera se sentía extasiada con las palabras y el deseo de Helel, no dejaba ella de expresarlo y hacerlo sentir. —¡Eso es todo lo que deseo de ti Helel! Me apasiona que puedas experimentar el poder inconmensurable con el que los Dioses coexistimos, puedo sentir que tu deseo más grande en este momento es deleitarte en el placer que Lilith. Puedo otorgarte ese placer después de ser el único hijo de Ishmalkahama en haber estado dentro de mi cuerpo, por lo que entraré en el cuerpo de Lilith para que poseas el cuerpo de una mujer y una Diosa, para fornicar hasta que el alba desaparezca de los confines del infinito manto de oscuridad.

Helel no dejó de mostrar su excitación al respecto y con deleito exclamó—¿Harías eso por mi Hera? Sin duda me sentiré como el primero en la historia de la creación de mi padre en ser el más afortunado de pasar de ser el hijo de un Dios a ser el mismo Dios de la lujuria y el deseo. ¿Qué te parece esa descripción sobre mi gracia?

Hera le otorgó el permiso a Helel para que su gracia fuera transformada en un ser con cuerpo y definición humana, ¡algo que solo se vio en la primera creación! Hera trasfirió el modelo del cuerpo a Helel, tomándolo y modificándolo a su deseo. Creando así el primer cuerpo definido y lleno de luz de la historia.

Un ser que de momento se consideraba un Dios, estaba creándose así mismo en un ser humano y dejando la esencia de su lujuria impregnado en su ser interior.

Los dos amantes descendieron hasta la misma tierra que le fue entregada a Helel por parte de Ishmalkahama para fornicar y entregarse a la pasión y el deseo como en la antigüedad Lilith se le entregó a ese hombre llamado Adán. ¿Que después de sentirse superado por el poderío y propia decisión de Lilith? Fue que Lilith y la creación de Hera fue desterrada del primer Edén, habiéndose llamado en ese entonces “El Paraíso” por lo que, ¿después de la destitución de Hera y sus creaciones? Este paraíso fue escondido en las inmensidades de la ciudad de Cristal para que quedara en el olvido.

Hera se maravilló tras la llegada a la tierra. Sabiendo la historia de ese regalo entregado a Helel. —¡Así que este es el lugar que tu padre te dio como regalo! ¡Es una verdadera coincidencia!

Helel descendiendo desde los cielos, preguntó tras la aseveración de Hera. —¿Coincidencia? ¿A qué te refieres con eso?

Hera no dudó en hacerle saber a su amante lo que significaba ese lugar. —Este lugar fue en alguna ocasión considerado el paraíso de los Dioses, por lo que, ¡en este mismo lugar! Llegó la primera creación. Ishmalkahama me tomó como su Diosa para luego engendrar a la que ahora tú conoces como Lilith y al bastardo de Adán.

Helel no dejó de molestarse en haber recibido un regalo de segunda mano, sin embargo, no se lo hizo saber a Hera y preguntó. —¿Así que el cuerpo que me presentaste es del primer humano de mi padre?

Hera besó apasionadamente a Helel y susurró. —La forma que has adquirido es parecida a la de Adán, solo es el cuerpo humano, pero con la belleza indescriptible y gracia suprema de tu existencia mi amor. ¡Jamás podría Ishmalkahama igualar tu grandeza Helel Ben Shahar!

Helel. ¿Podría en verdad ser aún más perfecto como Hera lo describió? En su forma humana no poseía las alas de su gracia, por lo que podría considerarse como un acto de rebeldía a esconder su divina gracia.

Helel con un hermoso e inigualable rostro lleno de luz del cual sobresalía la belleza de sus ojos como luceros de la mañana, el cabello dorado y rojizo que su cuerpo adoptó, ¡era maravillosamente excitante! El cuerpo definido y complexión fuerte, única e intransferible para cualquier otro ser existente.

Hera estaba extasiada ante la belleza de Helel, ¿qué sumergida en el cuerpo de Lilith? Convirtió así mismo a la verdadera y primera mujer, como la primera en deleitarse de los atributos de Helel como ser divino y majestuoso. ¡Tras haberse declarado así mismo Dios de la belleza y lujuria!

Helel tomó a Lilith, poseyéndola con la lujuria de los Dioses que se amaban a escondidas de toda una creación y que la tierra era la habitación en secreto de Helel. Hera amando locamente y perdidamente a Helel, le entregó la llave del conocimiento sobre el sexo y todo lo que Helel debería saber al respecto. Ofreciéndole algo más que solo amor y pasión, ya que el amor en toda su expresión solo fue considerado para procrear personas entre ellos mismos y un pretexto para algunos para llegar a calamar ese deseo insaciable con el que son poseídos los seres existentes.

Hera, instruyendo a Helel. ¿De tal manera que al momento de apreciar el cuerpo irradiando belleza sin igual? Le mostró. ¿Cómo llegar a complacerla? Con algo más que solo su virilidad visible y excitante, que llevaba ahora entre las piernas. ¡La belleza del Dios-hombre!

Hera se recostó plácidamente e invitó a su amante a su deseo. —¡Acércate Helel! Deseo, ¿qué junto al arroyo de este invierno? Beses y acaricies con tus labios y lengua mi entrepierna, debes hacerlo con dedicación. ¡Pero con rudeza al momento de dejar caer tu larga y bífida lengua en mis labios inferiores!

Helel sacando su bífida lengua larga y carnosa, la introdujo en las profundidades de la entre pierna de la Diosa poseyendo el cuerpo de su hija Lilith. ¡Dando gritos de placer y gimiendo como nunca antes en su existencia! Sin lugar el cuerpo de Lilith era el recipiente perfecto para recibir todo el placer que solo un Dios podría dar y recibir, la Diosa recibió más que solo el placer. ¡Recibió toda la lujuria de su amado en su delicada flor de loto abierta al deseo del serafín!

Helel supo que era todo lo que Hera ahora necesitaba para sentirse satisfecha. Helel continuaba introduciendo su larga y gruesa lengua en diferentes direcciones dentro de esa orquídea excitada y recibiendo descargas de energía placentera.

¿El cuerpo que de momento le pertenecía a Hera? Se revolcaba de placer tras sentir como Helel se movía en ambas direcciones dentro de su ser, provocándole insaciable placer y desando que continuara hasta que el alba en definitiva dejara de aparecer en cualquier dirección del planeta.

¡Hera excitada y exclamando a voces placer! Exclamó con advertencia. —¡Ni se te ocurra detenerte Helel! Debes continuar con lo que haces, solo de esta manera le ensañaras el verdadero sentido del placer y de la existencia a aquellos que sean tus súbditos en los cielos abiertos y en aquellos que aun la verdad no ha sido revelada.

¿Helel escuchando a Hera hablar de esa manera? Sabía que su deber era continuar ofreciéndole placer al cuerpo que se estaba desbordando de placer y lujuria por la excitante manera de amar de Helel.

Los cielos de la tierra y los inquietantes mares de los océanos sin haber sido aún divididos, comenzaron a estremecerse tras sentir el caliente e incontrolable deseo de Hera en acabar y llegar a experimentar en el cuerpo de Lilith el orgasmo desorbitante. Truenos cayendo desenfrenadamente sobre los mares y las zonas altas de las tierras donde se encontraban por los movimientos pélvicos de Hera. 

Helel no dejaba de oscilar su lengua en las profundidades de la orquídea a punto de estallar y expulsar su elixir interno. hasta que de pronto el mayor estruendo posible conmovió los siete cielos sin llegar a perturbar a Ishmalkahama, pero que alteró a los ángeles con suma rareza por lo que estaba sucediendo en el planeta que Ishmalkahama le dio de regalo a Helel.

—¡Miguel! ¿Has llegado a sentir esa enorme explosión de gracia que se ha suscitado? —preguntó Uriel tras desconocer el motivo.

Miguel mostrando su desaprobación, exclamó. —¡Así mismo lo sentí Uriel! Ha provenido desde el lugar donde fue catalogado el regalo de Helel. ¡En verdad me causa envidia ese maldito de Helel!

Uriel asombrado por la manera de expresarse de Miguel, mencionó al respecto. —¡No deberías de alterarte Miguel! Nuestro padre podría sentir ese extraño sentimiento que de pronto a saltado en ti como algo oscuro. Recuerda que, ¡por causas aún menores! Nuestro padre ha llevado a la extinción a otros seres.

Hariel por su parte observando desde las alturas, exclamó. —¡Eres un imbécil Helel! ¿Cómo te atreviste a arrebatarme a mi Diosa?

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