Él es el Alfa más joven y temido, dedicado en cuerpo y alma a vencer a los vampiros, no tiene tiempo para buscar compañera. Hasta que su madre, la Reina Luna, le ordena cuidar de una muchacha humana de apariencia muy especial. Conocerla cambiará su vida para siempre, empujándolo a desafiar todas las leyes de su pueblo por su amor.
Leer másHola a tod@s!Muchísimas gracias por acompañarme hasta el final!Quería contarles que la historia de Risa y Mael no termina aquí. Ya estoy trabajando en la continuación, que por ahora se llama La Reina del Norte. No tengo ningún adelanto para dejarles, pero les puedo contar un par de cosas.*¡Vamos a tener boda en el Valle!*Va a estar llena de vampiros, de ahí el título tentativo.*La primera parte va a estar contada desde Mael, y la segunda desde Risa, pero no como en Valle y Alfa: las dos van a contar cosas diferentes. *Mucho de lo que leyeron en la última parte de este libro les va a servir para el próximo.*Va a ser mucho más oscura y cruda que Valle y Alfa. No sé si será del gusto de tod@s ustedes, aunque espero que sí.*Todavía no sé cuándo empezaré a subirla. Ya saben que me gusta actualizar aunque sea un capítulo por día, así que la voy a publicar tan pronto tenga suficientes capítulos escritos para estar segura de que puedo mantener el ritmo y no dejar a nadie colgando.*Ta
La escena en el claro me detuvo cuando salía del establo con mi semental de la brida.Las mujeres del clan de Ragnar descansaban en cuatro patas rodeando a Risa, que cepillaba el lomo de Engla, sus claras pelambres color arena brillantes al sol como la cabellera de nieve de mi pequeña. Bardo volaba en círculos sobre ella, seguramente buscando una presa. Sigrid y Brenan estaban echados juntos a pocos pasos, mordisqueándose y jugando como cachorros.—Cada vez quedamos menos —le dije a Declan burlón, para que su hermano me escuchara.Brenan alzó las orejas, volviéndose hacia nosotros, y ladró moviendo la cola para no responderme ante todos.Eso atrajo la atención de Risa, que al vernos acercarnos se incorporó y se las compuso para salir de en medio de las lobas sin tropezar con ninguna.Vino a mi encuentro sonriendo y Declan se adelantó para dejarnos solos. Después de nuestra conversación sobre lo que ocurriera con Alanis, habíamos pasado los dos días
Cuando quedé solo, me procuré un hacha y salí en busca de leña. Y mientras trabajaba en la mañana fría y húmeda de otoño, me pregunté cómo le diría a Risa lo que había ocurrido con Alanis. No importaba que hubiera sido una trampa, ni que para mí esa mujer, ni ninguna otra, no significaba nada. Risa necesitaba saberlo, y como humana, seguramente tendría otra perspectiva.Comenzaba a entrar en calor cuando escuché los pasos ligeros que se acercaban por la hierba. Giré secándome el sudor de la frente y me encontré con Risa, que llegaba envuelta en su chal de lana y una sonrisa iluminando su expresión.—¿Quieres desayunar, mi señor? —me preguntó llegando a mi lado.—Ya di cuenta de lo que quedó de la cena, gracias —respondí, y me obligué a sobreponerme a mi vacilaci&oacu
Nos demoramos en el claro hasta que sentí que Risa temblaba de frío. Entonces, muy a mi pesar, me incorporé y le lamí la mejilla con suavidad antes de dar un par de pasos hacia el pabellón.—Sí, buena idea, mi señor —murmuró poniéndose de pie, y me siguió frotándose las manos.Ya dentro, la dejé agregando leña al hogar en el comedor mientras iba a vestirme. A último momento decidí jugarle un poco sucio a mi pequeña y me puse sólo los pantalones, echándome encima una bata de piel. Tal como iba a verla por las noches en el castillo.Su reacción me ilustró a la perfección el proceso que enfrentaba a cada paso.Primero me miró arriba abajo con expresión interrogante, como si hubiera algo que le resultaba familiar pero no lograra darse cuenta qué. Cerró los ojos un instante, y
Por la tarde se me ocurrió que tal vez podríamos dar un paseo a caballo, y Risa aceptó de inmediato. Desde que llegara había estado dedicada día y noche al clan de Ragnar, de modo que no había visto del bosque más que lo que flanqueaba la huella que llevaba del camino al pabellón. Me encargué de ensillar a mi semental y a su yegua Briga mientras ella preparaba una merienda para el camino, por las dudas, y nos alejamos al paso hacia el sur, con Bardo volando bajo frente a nosotros.Cruzamos el bosque sin prisa, conversando sobre el futuro de los lobos de Ragnar, y la llevé a la cañada donde habían vivido los dos últimos años, hasta que los rescatáramos.Risa la recorrió a paso lento, transida de pena al ver las chozas precarias, desnudas, y la absoluta ausencia de hasta los elementos más básicos para la vida cotidiana.Entre tanto, fui al
Se apretó contra mí con una interjección sofocada, su esencia otra vez el mismo torbellino de emociones encontradas.—Si quieres quedarte, puedo regresar al castillo y enviar a Declan y su compañera a quedarse contigo hasta que regresen los demás.Sentirla menear la cabeza contra mi pecho me hizo sonreír, y aflojé mi abrazo para permitirle retroceder. Se apartó un paso de mí, alzando la vista para mirarme a los ojos una vez más. Imaginé que era lo más difícil para ella: reunir en un mismo hombre el cuerpo, la voz, el olor, las palabras que tanto conociera, con mi cara y mi verdadera identidad.Cruzó las manos sobre su pecho bajando los ojos con expresión atribulada. Me preparé para escuchar al fin lo que más temía, y que al mismo tiempo sabía inevitable.—Yo… —musitó, y se interrumpió s
Creo que lo que me despertó fue el profundo silencio que llenaba el pabellón. Yacía boca abajo con la cara vuelta hacia la ventana, las mantas aún por la cintura. El tenue olor del carbón del brasero flotaba en el aire, pero no era el único. Sin molestarme por cambiar de posición, los brazos bajo la almohada y los ojos apenas entreabiertos a la luz matinal, olí miel y lavanda, lo que Risa usara para curar el zarpazo en mi espalda la noche anterior. Y algo más.Volví a olfatear el aire con cuidado. Sí, ahí estaba, apocada como un rastro de un par de horas atrás, pero era la esencia de Risa.Respiré hondo y alcé la cabeza lo indispensable para volverla hacia el otro lado de la habitación, aguantando el tirón de los zarpazos que ya comenzaban a cicatrizar. Un gemido sofocado acompañó mi movimiento y descubrí a Risa sentada en el fr&ia
Todo sucedió tan rápido que no tuve tiempo de pensar lo que hacía.Garold y los suyos comenzaron a temblar y gruñir apenas los condujimos de vuelta al aire libre, sosteniéndolos para que no tropezaran con sus propios pies. Bastó que la luz de la luna los tocara para que comenzaran a cambiar. Pero no de la forma lenta y controlada en que lo hicieran más temprano, sino en un abrir y cerrar de ojos.Se reunieron en un apretado montón como la primera vez, bamboleándose con esos ruidos guturales mezcla de rugido y gruñido, olfateando el aire. Retrocedimos hacia el bosque, listos para usar los palos si intentaban ganar la espesura.Entonces vi que una puerta lateral se abría y Risa se deslizaba fuera con sigilo. Antes que pudiera siquiera hacerle señas de que se detuviera, Garold y los demás voltearon hacia el pabellón. Se abalanzaron hacia Risa con esos rugidos horribles
Un silencio tenso reinaba en el claro bajo la fría luz de las estrellas. Todos sentíamos la creciente influencia de la luna llena que pronto asomaría más allá de las montañas. A mitad de camino entre el pabellón y los primeros árboles, los hombres del clan de Ragnar se habían alineado de cara al bosque, cada uno con uno de nosotros a su lado. Todos vestíamos sólo mantas aseguradas en torno a las caderas bajo los mantos, y nosotros habíamos agregado gruesas ramas colgando de nuestros cintos.Si lograban cambiar, nosotros cambiaríamos también para acompañarlos en su primera noche en cuatro patas. Si no cambiaban y el poder de la luna alienaba sus mentes, habíamos acordado que los golpearíamos para desmayarlos y que no le hicieran daño a nadie.Lo mismo ocurría detrás del pabellón con las mujeres.Atisbé sobre mi