Las esposas maltrataban mis muñecas, pero eso no me importaba en ese momento. Pues el placer que estaba sintiendo era más grande que yo misma. —Gime para mí—dijo con voz ronca. Sus movimientos se hicieron más intensos, haciendo que gimiera como loca. La mitad de su rostro estaba cubierto por una máscara, pero podía sentir que estaba en su punto máximo. Llevamos casi tres años sosteniendo este tipo de encuentros, aunque no conocía su rostro y mucho menos su nombre, de alguna manera un sentimiento genuino había nacido hacia el. Si era increíble, pero me había enamora de un desconocido.
Leer másEduardo.La cena con Laura fue tranquila como todas las que tenemos, normalmente cada que salimos terminamos en la cama, pero para serles sincero no me apetecía.Y eso me hacía sentir aún peor, ella no merecía nada de lo que le estaba haciendo, así que debía ponerle fin a mi vida secreta y centrarme en hacerla feliz.Ese pensamiento no me duró mucho, pues aquel teléfono sonó, avisando que Iris deseaba verme. Me detuve por un momento a un costado de la vía y le escribí a Aarón para que organizara todo, él no tardó mucho en enviarme la dirección del lugar el cual reenvié a Iris.—¿Ocurre algo?—preguntó Laura, la verdad había olvidado por un momento que ella estaba a mi lado.No la miré, pues sentía vergüenza de verla a la cara cuando estaba muriendo por dentro, de estar con otra.—No es nada, es solo que todo el tema de la construcción de los nuevos hoteles me tiene un poco agotado—mentí.—Porque no vamos a casa y así te relajas un rato—me dijo.Apreté mis manos contra el volante, sabía
Dahiana.Salí prácticamente corriendo del café; me había dejado intimidar por ese apuesto hombre. Pero eso no era lo que más me causaba curiosidad, sino el hecho de que se tratara del mismo hombre del hotel. Era la tercera vez que lo veía y resultó ser el hijo de los dueños del café.Llegué a casa a las siete de la noche y los chicos se encontraban sentados en la mesa cenando.— ¡Oh!, chica, donde has estado —me dijo Maikel, cuando me vio entrar.— Salí a conocer un poco —les dije sentándome en la mesa.José se levantó, fue a la cocina y volvió con un plato para mí.—Mañana será un día pesado, comamos y vayamos a descansar —dijo José sirviendo pasta para mí.Todos asentimos, después de comer nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones.Me sentía agotada, pero no hablo de mi estado físico, sino de mi estado mental.Debía tratar de relajarme y no pensar en nada, pero por más que lo intentaba, ese sujeto se apoderaba de mente.Ya un poco molesta, me dirigía al baño y alisté la tina
Dahiana desvió su mirada y trató de concentrarse en la conversación que tenía con Mercedes, pero por más que lo intentara, la intensa mirada de Eduardo no la dejaba.**Eduardo.Tenía una terrible jaqueca, había dormido hasta casi el mediodía.Mi estómago era un completo desastre, tanto que no había probado un bocado. Cerca de las seis de la tarde decidí ir a ver a mis padres. Conozco a mi madre y sé que si no iba, estaría muy enojada.Al llegar, ella se encontraba con alguien en una de las mesas del café y papá estaba en la caja.Mamá, al verme, se levantó y se acercó a recibirme. No presté mucha atención a la persona con la que mamá se encontraba conversando. Por un momento me sentí observado, busqué con la mirada, pero no vi a nadie, así que dirigí mi atención a mi madre nuevamente.Hablé con mi madre un par de palabras, luego me senté en una de las mesas, ya que me exigió que debía comer. Como buen hijo, eso hice, pero mi atención fue atrapada por la hermosa mujer que se encontra
Dahiana.No pude conciliar el sueño en toda la noche, pues cada vez que lo intentaba, recuerdos vividos de lo que había hecho hacía algunas horas llegaban a mi mente.Era extraño que mi cuerpo reaccionara a un recuerdo, podía sentir cómo mi feminidad se humedecía al pensar en las manos de ese desconocido recorrer mi cuerpo. Cerca de las seis de la mañana me puse de pie, tomé una larga ducha de agua fría, tratando una vez más de aclarar mi mente.Al salir de la noche me alisté para lo que sería mi día. En cima del sillón vi el conjunto deportivo, lo tomé y lo guardé en uno de los cajones de mi closet. Quizás lo mejor sería botarlo y olvidad todo.Una vez que estuve lista, bajé y preparé el desayuno, luego salí de casa. Necesitaba ocupar mi mente en otra cosa, de lo contrario perdería la cabeza.Era domingo, por lo que las calles de Londres estaban llenas. Al parecer, no era la única que buscaba distracción. Después de deambular un largo rato, llegué a la cafetería que había visitado e
Eduardo.No tenía ni idea de lo que estaba haciendo o por qué lo estaba haciendo.Lo cierto era que ahí estaba yo, parado embelesado, viendo el majestuoso cuerpo de esta desconocida.Abrí la puerta de la ducha con mucho cuidado, estaba deseoso y mi amigo estaba nuevamente despierto. Ella estaba pensando, no sé en qué, ya que no me sintió ingresar.—No te voltees —le ordené.Ella se tensó y yo pegué mi cuerpo a ella, llevé mi mano a sus pechos y los acaricié dándole pequeños apretones. Eran grandes y firmes.—Ah—gimoteó.Vaya que escucharla gemir, me encantaba, era como escuchar una de esas melodías que transportan.Mi nariz tocó el cuello, lo sintiendo su aroma que se había quedado grabado en mi mente.Tenía la intensa necesidad de entrar en ella, que su interior me envolviera.No sabía qué iba a conseguir con esto, pero lo necesitaba desesperadamente.Lleve una de mis manos a su cuello y la incliné para poder tener acceso a su intimidad. Tomé mi miembro y lo pasé por su entrada y ell
Dahiana.No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero trataba de mantener la tranquilidad, aun con mi nerviosismo. No podía negar que estaba disfrutando lo que estaba haciendo.Sentir su intensa mirada en mí, mientras subía y baja siendo pen*** con ese vibrador, me hacía enloquecer.Sabía algo del tema por algunos libros y mangas que había leído hacía algunos años. No era nada experta en el asunto, así que traté de replicar lo que había leído en aquella novela.Un orgasmo se aproximó, pero, a decir verdad, deseaba que fuera él quien entrara en mí.—Hades—susurró.—Desátame—pidió con los dientes apretados.Escuchar su demandante voz hizo que mi orgasmo llegara, me retorcí en sus piernas. Un poco agitada, recosté mi cuerpo en él.Podía sentir su corazón palpitar a mil; aparte de eso, era evidente que su miembro estaba por explotar. No sabía si seguir torturando o pasar al siguiente paso.Una idea llegó a mi mente, así que me levanté de sus piernas y me acerqué a sus manos para solta
Eduardo.Una sonrisa se formó en mi rostro al ver el mensaje. Rápidamente, llamé a uno de mis hombres para que organizara algo extraordinario. Una vez estuvo todo listo, le envié la información a la que sería mi presa esta noche.Tomé una ducha, me alisté y salí para el museo de arte de San Diego. Debo de aceptar que Aarón es excelente escogiendo los lugares para mis encuentros. Cada día me sorprenden sus ocurrencias, se nota que me conoce más que a nadie. Al llegar al museo, ya todo estaba en su lugar, las luces y cámaras estaban apagadas.Yo me despojé de mi abrigo y me senté a la espera de quién sería mi acompañante.—Señor, ella está aquí —me avisó Aarón.De inmediato tomé el otro teléfono y le envié un mensaje indicando que debía poner su máscara. Me sentía un poco ansioso, llevaba semanas sin tener este tipo de encuentro y ya sentía que me hacía falta.El silencio del sitio fue interrumpido por el sonido de unos tacones. Sus pasos eran firmes, eso hizo que mi hombría despertara.
Dahiana. Parecía una gallina caminada de un lado al otro; estaba decidida, hasta que tuve el teléfono en mis manos. —Eres una mujer soltera, libre de hacer lo que quiera—me dije a mí misma, tratando de llevarme de valor. Tome aire antes de encender el teléfono, me mordí las uñas en lo que esperaba que este encendiera. No sabía que quería conseguir al hacer esto, quizás era una manera extrema de escapar del sufrimiento, pero de algo debía servir. Todos debemos vivir experiencias, me decía mentalmente tratando de justificar lo que estaba haciendo. Volví a llenar de aire mis pulmones, mientras revisaba el aparato, en él no había nada más que un número de teléfono registrado bajo el nombre de Hades. Ya no había tiempo de dudar, así que envié un hola y me acosté a la espera de una respuesta. No sé en qué momento me venció el sueño, cerca de las diez de la mañana me despertó la fuerte música que los chicos habían puesto, suspiré, sabía que habían iniciado con la limpieza, a
La siguiente semana, Dahiana trabajó como loca, se sentía mejor, así que dio todo para avanzar lo más que podía en el proyecto.Lo bueno era que tener tanto trabajo le mantenía la mente ocupada y así no pensaba en Luis. Aunque de vez en cuando, revisaba sus redes sociales para saber de su vida, claro que eso no es algo que le hiciera bien, pero para ella era inevitable no hacerlo.**Eduardo.Estuve una maldita semana solucionando el desastre que ocasionó el imbécil de Camilo.Por suerte, la construcción se retomó, cosa que bajó un poco el estrés que tenía. Cuando volvía a San Diego, me sorprendí al ver lo eficientes que eran los encargados de la construcción de los nuevos hoteles.En una sola semana había avanzado tanto que creo que estará todo listo para cuando yo había planeado. Eso era realmente bueno.Quería relajarme después de una semana estresante, llegué a la habitación del hotel en donde llevó viviendo cerca de un año. Sonreí al abrir la puerta y encontrarme con Laura.Laura