Dahiana.Estaba tratando de mantener la compostura, hacía ya más de una hora que me encontraba sola en esa habitación.Las dos mujeres se marcharon, dejándome completamente sola e incómoda.No sabía cómo terminaría esto, pero debía ser positiva y no dejar que nada de esto me traumara.Así que, como si de una enferma se tratara, decidí disfrutar de la experiencia. Si lo se debía estar loca, pero ¿qué más podía hacer?Después de un rato, un hombre de aspecto intimidante ingresó a la habitación. Mi corazón comenzó a latir como loco, pues por más que tratara de mentalizarme de que solo se trataría de una nueva experiencia, el solo hecho de pensar que alguien más que no se trata de Eduardo me tocara me daba náuseas.—¿Por qué tardaste?—le dije al hombre.Este me miró de manera extraña, quizás esperaba que estuviera gritando y llorando. A—Tanto deseas sentir placer—contestó el hombre.—No te imaginas cuánto—le dije.Este sonrió mostrando su blanca dentadura. Era un hombre apuesto; su cuerp
Eduardo.Mi corazón había vuelto a latir con total tranquilidad. Mis rodillas seguían temblando y lo hacían cada vez más con cada paso que daba acercándome al apartamento.Al llegar, había dos agentes en la sala conversando con el hombre que había visto cerca a Dahiana en la pantalla. Sentí impulso de cogerlo a golpe, pero me contuve y seguí a la habitación.—Dahiana—dije al verla.Ella se encontraba sentada en la cama, aún desnuda, con su cuerpo cubierto por una sábana.Una mujer de policía conversaba con ella y tomaba notas en una libreta.Sin importar que estuviera interrumpiendo, me acerqué y la abracé.Tenerla de nuevo en mis brazos era lo mejor, había tenido tanto miedo, pero por suerte todo había salido bien.—¿Te encuentras bien? —le pregunté.—Lo estoy —me contestó.Olvidando la presencia de la otra mujer, la besé.—Nosotros los dejamos, por favor, mañana vayan a la estación para formalizar la denuncia —dijo la mujer.Pero la verdad era que no le dimos importancia a lo que de
El premio a la constructora del año, había sido tres años de arduo trabajo, pero al final todo había rendido sus frutos.La inauguración de los nuevos hoteles Luxury fue todo un éxito. Personas de varias partes del mundo, tanto artistas como personajes de la farándula, hicieron acto de presencia. Fue un gran día, lleno de sorpresa como el anuncio del compromiso de Dahiana y Eduardo.Una pareja envidiada por algunos y amada por mucho. Rodeados de familiares y amigos.**Dahiana.Treinta y siete años, dos hermosos hijos, con una empresa que había crecido como espuma, esposa de uno de los hombres más atractivos y millonarios de todo el continente.¿Qué más podía pedir? Había sido bendecida y estaba agradecida por eso.Mi vida al lado de Eduardo ha sido toda una aventura. Hay muchos matrimonios que con los años se enfrían y eso pasa muchas veces porque damos por seguro a las otras personas y dejamos de alimentar la relación.Por suerte, mi ahora marido y padre de mis hijos se ha encargado
Dahiana.Patética, así me sentía al tener la mirada de todos en mí. ¿Pero qué era lo que yo había hecho mal? —Me preguntaba mientras sentía cómo el agua caía sobre mí. Eran las siete de la noche y una fuerte lluvia caía sobre San Francisco.Todo había empezado como lo que sería un día normal para mí. Me despedí de Luis como cada mañana, la única diferencia era que saldría de la ciudad esa mañana, para tratar el tema de un proyecto en el que iniciará a trabajar la próxima semana.Por alguna razón o quizás por obra del destino, se me habían quedado los planos que debía presentar ese día en San Diego.Sería el proyecto de mi vida que me dispararía mi carrera como arquitecta. Por suerte, pude posponer la reunión para el siguiente día, así que tomé un vuelo de regreso a San Francisco. Pero quién diría que mi día normal terminaría en un desastre total.Abrí la puerta del departamento que compartía con Luis hacía solo dos meses, para encontrarme con una de las escenas más dolorosas de mi vid
Miguel y Guillermo contuvieron las ganas que tenía de buscar a Luis y hacerle pagar por el daño que le habían hecho a su hermana. Pero ya tendrían su oportunidad.—Démosle tiempo, Dahiana es fuerte, les puedo asegurar que mañana se levantará y continuará con su vida como si nada—les dijo Maribel.Todos asintieron, luego se fueron cada uno a sus habitaciones.Tal como Maribel había dicho, Dahiana se levantó temprano y se alistó para salir rumbo a San Diego.Tomó una ducha, buscó algo cómodo para usar para su viaje y empacó un pequeño equipaje, luego bajó a la primera planta.Su padre se encontraba sentado en un sillón cerca de la entrada principal leyendo el periódico.—¿Cómo te sientes?— le pregunta su padre al verla bajar las escaleras—Ya estoy mejor—contestó ella—No tengo tiempo para sufrir, debo viajar a San Diego, en unas horas debo presentar el proyecto.Esteban conocía a su hija y sabía que por más que insistiera no iba a poder hacerla cambiar de opinión.—Bien, espero y tengas
Dahiana.Sabía que la espera me iba a volver loca, solo esperaba que al señor Triana le gustara mi proyecto.— Señorita Pineda, he quedado encantado, sé que a Eduardo le va a encantar—me dijo Ramiro.—Me alegra escuchar eso —le dije.—Sus habilidades son realmente buenas —agregó el señor Javier—. Lo más probable es que mañana mismo firmemos el contrato.—Tan pronto—dije.—Claro, Eduardo, deseaba que ese proyecto esté listo lo antes posible—dijo Pablo.—Perfecto —dije con una sonrisa.El proyecto era enorme y, por más que nos esforcemos, estaría listo en unos aproximados de tres años, lo que significaba que debía mudarme a San Diego.Después de despedirme, subí a mi habitación, llena de emoción, me moría de ganas de llamar a José y contarle, pero decidí esperar a firmar el contrato.José es mi amigo y socio; juntos creamos nuestra propia constructora, D y J constructoras. El inicio fue difícil, pero gracias a nuestras habilidades, hemos logrado crecer de manera rápida, llegando a hacer
Dahiana se sentía en otro mundo, era como si hubiese atravesado un portal cuando cruzó la entrada del bar.Había mujeres que se encontraban prácticamente desnudas, mientras que otros hombres acariciaban sus zonas sensibles. —¿Es tu primera vez aquí?—le dijo el hombre llamando su atención.Dahiana saltó al escucharlo tan cerca, ella se giró para ver aún hombre de traje completamente negro. Su aroma le recordó al hombre del elevador.Aunque su vestimenta era igual de negra, lucía un poco diferente. La camisa llevaba algunos botones desabotonados, dándole un ambiente despreocupado y permitiéndole ver parte de su firme pecho. Aunque su estatura también era alta, no podía asegurar que se tratara del mismo tipo.—Así es—contestó ella.El hombre le hizo seña al bar tender para que sirviera dos copas.—En este lugar puedes ser quien deseas ser, aquí no debes preocuparte por lo que dirán —le dijo él, dándole a Dahiana una de las copas que había servido el bar tender—. Créeme, esto es algo que
Eduardo ya estaba empezando a tener curiosidad, sus dos amigos hablaban tan bien de Dahiana que sintió muchas ganas de verla.Miro a Ramiro, quien es el prometido de su prima Claudia. —No me mires así, sabes que solo tengo ojos para tu prima Claudia, pero no puedo negar que esa mujer es realmente hermosa —se defendió Ramiro.—Ramiro tiene razón, la señorita Pineda no solamente es inteligente y muy talentosa, sino que es muy hermosa —agregó Pablo.Eduardo negó con la cabeza y volvió a lo que estaba haciendo. Listo para bajar a la firma de contrato, se aplicó un poco de perfume.—Estamos listos—dijo Pablo.—Ustedes también vendrán—preguntó Eduardo.—Por supuesto, no me perdería la oportunidad de volver a ver a tan hermosa mujer —dijo Pablo con una amplia sonrisa en su rostro.Eduardo volvió a negar con la cabeza y se dirigió a la puerta en donde Javier lo esperaba con el contrato en la mano.—Señor Triana, buenos días —lo saludó el hombre.—Buenos días, Javier —respondió—. Todo listo.