Háblame.

Dahiana.

Las cosas se fueron calmando con el pasar de las semanas. Eduardo y yo manteníamos comunicación vía mensaje de texto o nos veíamos cada vez que iba a la obra a hacer revisiones, cosa que se volvió frecuente.

El sentimiento de culpa que me agobiaba, fue desapareciendo gracias a mis pláticas con José y con las llamadas que me hacía mi cuñada.

Aun así, no dejo de pensar que hubiese sido de Eduardo y Laura, si yo no hubiese aparecido.

Pero bueno, ahora estoy mentalizado en hacer que mi relación con Eduardo funcione, con eso en mente y después de casi un mes he aceptado salir a cenar con él.

Me siento muy nerviosa, ya que sería nuestra primera salida como una pareja formal. José e Irina me animan, así que ahora estoy aquí acomodando un poco mi maquillaje, en el baño del restaurante.

Estaba concentrada mirándome al espejo y no presté atención a la mujer que se paró a mi lado.

Empezó con desesperación a buscar entre su bolso, sacando todo de su interior.

A un lado dejó dos teléfonos
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