Dahiana se sentía en otro mundo, era como si hubiese atravesado un portal cuando cruzó la entrada del bar.
Había mujeres que se encontraban prácticamente desnudas, mientras que otros hombres acariciaban sus zonas sensibles. —¿Es tu primera vez aquí?—le dijo el hombre llamando su atención. Dahiana saltó al escucharlo tan cerca, ella se giró para ver aún hombre de traje completamente negro. Su aroma le recordó al hombre del elevador. Aunque su vestimenta era igual de negra, lucía un poco diferente. La camisa llevaba algunos botones desabotonados, dándole un ambiente despreocupado y permitiéndole ver parte de su firme pecho. Aunque su estatura también era alta, no podía asegurar que se tratara del mismo tipo. —Así es—contestó ella. El hombre le hizo seña al bar tender para que sirviera dos copas. —En este lugar puedes ser quien deseas ser, aquí no debes preocuparte por lo que dirán —le dijo él, dándole a Dahiana una de las copas que había servido el bar tender—. Créeme, esto es algo que se debe hacer por lo menos una vez en la vida. —Debes saber mucho del tema—le dijo Dahiana. —Quizás, suelo venir una vez por semana en busca de alguien que desee experimentar cosas diferentes—respondió de manera coqueta. Dahiana sonrió, era más que evidente que esa noche ella era la presa elegida por tan imponente hombre. —Yo no sé nada del tema, así que no puedo aportar mucho a la conversación —le dijo ella dirigiendo su mirada a la zona VIP en donde una pareja se encontraba totalmente desnuda, tenía sexo salvaje. —Como te decía, solo elige con quién deseas pasarla bien, lo haces y luego vuelves a tu vida como si nada, aquí no importa tu nombre, tu profesión o tus gustos, solo la pasas bien y nadie se entera y ya —dijo el hombre. — ¿Así nada más?— dijo ella—Ósea que te acuestas con cualquiera sin saber su nombre. —Así nada más—respondió él, acercándose peligrosamente a ella— Solo debes estar dispuesta a pasarla bien, pero sobre todo a experimentar. Loca, acaso se había vuelto loca, se decía mentalmente Dahiana, nunca había pasado por su mente estar en un lugar como ese, pero ahora se encontraba viendo cómo las personas eran felices sin importarles nada. El hombre acercó su rostro al de Dahiana, corrió unos mechones para descubrir su cuello, luego pasó su lengua por él. El cuerpo de Dahiana se estremeció, su cuerpo estaba reaccionando al toque de un desconocido. Quiso alejarse, pero el hombre pegó su cuerpo al de ella, haciendo que esta sintiera su erección, tocar su pierna. —Prometo que la pasarás bien—le susurró al oído. Dahiana tragó grueso, se sentía excitada solo con el pequeño toque de ese extraño, además su perfume era exquisito. ** Dahiana. No dije ni una sola palabra, pues se me habían atorado en la garganta. Este hombre era imponente, su voz era gruesa y firme, él practicaba, no me estaba pidiendo permiso, simplemente se apoderó de mi boca, haciéndome sentir como un pequeño animalito entre sus enormes brazos. Yo había perdido la vergüenza, pues sus manos habían llegado debajo de mi vestido, sus dedos jugaban con mis labios resbalosos, mientras su lengua baila con la mía. En ese momento, me había olvidado de todo y de todos. —Ah—gemí al sentir sus dedos ingresar en mí. Sus movimientos eran suaves, pero profundos. Era increíble lo que estaba sintiendo, deseaba más y más de él, quería que su miembro, ingresara en mí. No sé en qué momento una de mis manos llegó a su pantalón, lo cierto era que lo estaba acariciando. Era enorme, cosa que hizo que mi boca se hiciera agua. Sus movimientos se intensificaron haciendo que llegara a mi orgasmo. Mi pecho subía y bajaba tratando de recuperar el aliento. Él sacó su mano de mí y se la llevó a la boca, eso fue algo muy excitante. —Eres deliciosa—dijo con una sonrisa coqueta. Yo estaba trabado de recuperarme, cuando este me entregó un teléfono. No entendía para qué era, pero igual lo tomé un poco dudosa. —Si estás dispuesta a experimentar algo nuevo, solo escribe—dijo. —¿Qué debo escribir?—pregunté aún con la respiración acelerada. —Lo que desees, con eso yo sabré que estás dispuesta y te diré a dónde ir—dijo. Luego de eso solo se alejó, dejándome en completo shock. Cuando volví en sí, miré a todos lados, pero todos estaban en lo suyo. Mire el teléfono en mi mano y pensé en desecharlo, pero al final no lo hice y me fui al hotel. Tenía tantas cosas en la cabeza, me preguntaba ¿por qué había hecho eso?, acaso me había vuelto loca. Por un momento Luis llegó a mis pensamientos y me sentí molesta conmigo misma por pensar en ese imbécil. Tomé una ducha y me fui a la cama. La mañana siguiente debía despertar temprano para ir a la firma de contrato, así que debía descansar, pero eso estaba lejos de suceder. Ya que ese desconocido se apodera hasta de mis sueños. * * Dahiana se levantó cerca de las cinco de la mañana, había batallado para conciliar el sueño, pero siempre que lo conseguía ese hombre aparecía y le hacía el amor de manera salvaje. Haciendo que no logra descansar, ya resignada, se levantó y tomó una ducha. Esa mañana se decidió por un sencillo vestido en un tono crema. Era ceñido al cuerpo, dejando ver su buena forma. Este lo acompañó con unos tacones del mismo tono. Su cabello lo dejó suelto y se maquilló de manera natural. En el mismo hotel, pero en suite presidencial, Eduardo Triana, empresario y heredero de los hoteles Luxury de treinta y tres años, se alistaba para bajar a firmar el contrato con Dahiana. —Has tomado una excelente decisión, nunca había conocido a una mujer tan talentosa—le dijo Pablo a su amigo. —No tienes que decirlo, yo mismo vi los planos y créeme, es todo lo que había imaginado —le contestó Eduardo. —Dejando de lado el tema del proyecto, ¿qué piensas de ella, Pablo? La señorita Pineda es una diosa —agregó Ramiro. Eduardo, que se encontraba parado al frente del espejo acomodando su corbata, volteó a mirarlo.Eduardo ya estaba empezando a tener curiosidad, sus dos amigos hablaban tan bien de Dahiana que sintió muchas ganas de verla.Miro a Ramiro, quien es el prometido de su prima Claudia. —No me mires así, sabes que solo tengo ojos para tu prima Claudia, pero no puedo negar que esa mujer es realmente hermosa —se defendió Ramiro.—Ramiro tiene razón, la señorita Pineda no solamente es inteligente y muy talentosa, sino que es muy hermosa —agregó Pablo.Eduardo negó con la cabeza y volvió a lo que estaba haciendo. Listo para bajar a la firma de contrato, se aplicó un poco de perfume.—Estamos listos—dijo Pablo.—Ustedes también vendrán—preguntó Eduardo.—Por supuesto, no me perdería la oportunidad de volver a ver a tan hermosa mujer —dijo Pablo con una amplia sonrisa en su rostro.Eduardo volvió a negar con la cabeza y se dirigió a la puerta en donde Javier lo esperaba con el contrato en la mano.—Señor Triana, buenos días —lo saludó el hombre.—Buenos días, Javier —respondió—. Todo listo.
Eduardo trató de calmarse, lo mejor sería solucionar el problema, luego rendiría cuenta con su cuñado.Estuvo varias horas revisando documentos y haciendo llamadas, hasta que, cerca de la medianoche, logró poner todo en orden.Ya era tarde para volver, por lo que decidió buscar un hotel en donde quedarse esa noche.Se sentía muy agotado, solo deseaba tomar una ducha y acostarse a dormir.**Dahiana.Los siguientes días estuvimos muy ocupados. Mientras José se encargaba de todo lo que tenía que ver con nuestra mudanza, yo agilicé los permisos para iniciar con la construcción.Así pasaron cinco días y el día de nuestro viaje llegó.Mis padres estuvieron muy nostálgicos, aún no habíamos tratado el tema de Luis, pero sé que él era tranquilo, los tenía a ellos tranquilos.Serían pocas horas de distancia, pero les prometí mantenerme en comunicación con ellos.—Por favor, atiende cada una de mis llamadas —me pidió mi mamá.—Claro, madre, así que, por favor, deja de preocuparte por mí —le dij
El lugar era espectacular, había de todo; rápidamente ubicó el lugar perfecto para hacer sus compras. Dahiana estaba realmente encantada con la estructura y arquitectura del sitio.Caminó como no se lo imaginaba, hasta que encontró una hermosa cafetería y decidió hacer una pausa y descansar.Dahiana estaba tomando una deliciosa taza de café, cuando fue interrumpida.—¿Primera vez aquí? —escuchó.Su cuerpo se tensó, la voz tenía algo de similitud a la del hombre de aquella noche, así que a su mente llegó lo ocurrido en aquella disco. De verdad que tenía la esperanza de voltear y que se tratara del mismo hombre del que no conocía su rostro.Pero no fue así, un señor de unos sesenta años estaba parado justo a un costado de la mesa.—Los siento, no quise incomodar—dijo el señor.—Para nada, no se preocupe —le contestó apenada—, al parecer el hombre vio su cara de decepción—. Sí, soy nueva en la ciudad, me acabo de mudar.—Eso es una excelente noticia. San Diego es un lugar tranquilo, perf
La siguiente semana, Dahiana trabajó como loca, se sentía mejor, así que dio todo para avanzar lo más que podía en el proyecto.Lo bueno era que tener tanto trabajo le mantenía la mente ocupada y así no pensaba en Luis. Aunque de vez en cuando, revisaba sus redes sociales para saber de su vida, claro que eso no es algo que le hiciera bien, pero para ella era inevitable no hacerlo.**Eduardo.Estuve una maldita semana solucionando el desastre que ocasionó el imbécil de Camilo.Por suerte, la construcción se retomó, cosa que bajó un poco el estrés que tenía. Cuando volvía a San Diego, me sorprendí al ver lo eficientes que eran los encargados de la construcción de los nuevos hoteles.En una sola semana había avanzado tanto que creo que estará todo listo para cuando yo había planeado. Eso era realmente bueno.Quería relajarme después de una semana estresante, llegué a la habitación del hotel en donde llevó viviendo cerca de un año. Sonreí al abrir la puerta y encontrarme con Laura.Laura
Dahiana. Parecía una gallina caminada de un lado al otro; estaba decidida, hasta que tuve el teléfono en mis manos. —Eres una mujer soltera, libre de hacer lo que quiera—me dije a mí misma, tratando de llevarme de valor. Tome aire antes de encender el teléfono, me mordí las uñas en lo que esperaba que este encendiera. No sabía que quería conseguir al hacer esto, quizás era una manera extrema de escapar del sufrimiento, pero de algo debía servir. Todos debemos vivir experiencias, me decía mentalmente tratando de justificar lo que estaba haciendo. Volví a llenar de aire mis pulmones, mientras revisaba el aparato, en él no había nada más que un número de teléfono registrado bajo el nombre de Hades. Ya no había tiempo de dudar, así que envié un hola y me acosté a la espera de una respuesta. No sé en qué momento me venció el sueño, cerca de las diez de la mañana me despertó la fuerte música que los chicos habían puesto, suspiré, sabía que habían iniciado con la limpieza, a
Eduardo.Una sonrisa se formó en mi rostro al ver el mensaje. Rápidamente, llamé a uno de mis hombres para que organizara algo extraordinario. Una vez estuvo todo listo, le envié la información a la que sería mi presa esta noche.Tomé una ducha, me alisté y salí para el museo de arte de San Diego. Debo de aceptar que Aarón es excelente escogiendo los lugares para mis encuentros. Cada día me sorprenden sus ocurrencias, se nota que me conoce más que a nadie. Al llegar al museo, ya todo estaba en su lugar, las luces y cámaras estaban apagadas.Yo me despojé de mi abrigo y me senté a la espera de quién sería mi acompañante.—Señor, ella está aquí —me avisó Aarón.De inmediato tomé el otro teléfono y le envié un mensaje indicando que debía poner su máscara. Me sentía un poco ansioso, llevaba semanas sin tener este tipo de encuentro y ya sentía que me hacía falta.El silencio del sitio fue interrumpido por el sonido de unos tacones. Sus pasos eran firmes, eso hizo que mi hombría despertara.
Dahiana.No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero trataba de mantener la tranquilidad, aun con mi nerviosismo. No podía negar que estaba disfrutando lo que estaba haciendo.Sentir su intensa mirada en mí, mientras subía y baja siendo pen*** con ese vibrador, me hacía enloquecer.Sabía algo del tema por algunos libros y mangas que había leído hacía algunos años. No era nada experta en el asunto, así que traté de replicar lo que había leído en aquella novela.Un orgasmo se aproximó, pero, a decir verdad, deseaba que fuera él quien entrara en mí.—Hades—susurró.—Desátame—pidió con los dientes apretados.Escuchar su demandante voz hizo que mi orgasmo llegara, me retorcí en sus piernas. Un poco agitada, recosté mi cuerpo en él.Podía sentir su corazón palpitar a mil; aparte de eso, era evidente que su miembro estaba por explotar. No sabía si seguir torturando o pasar al siguiente paso.Una idea llegó a mi mente, así que me levanté de sus piernas y me acerqué a sus manos para solta
Eduardo.No tenía ni idea de lo que estaba haciendo o por qué lo estaba haciendo.Lo cierto era que ahí estaba yo, parado embelesado, viendo el majestuoso cuerpo de esta desconocida.Abrí la puerta de la ducha con mucho cuidado, estaba deseoso y mi amigo estaba nuevamente despierto. Ella estaba pensando, no sé en qué, ya que no me sintió ingresar.—No te voltees —le ordené.Ella se tensó y yo pegué mi cuerpo a ella, llevé mi mano a sus pechos y los acaricié dándole pequeños apretones. Eran grandes y firmes.—Ah—gimoteó.Vaya que escucharla gemir, me encantaba, era como escuchar una de esas melodías que transportan.Mi nariz tocó el cuello, lo sintiendo su aroma que se había quedado grabado en mi mente.Tenía la intensa necesidad de entrar en ella, que su interior me envolviera.No sabía qué iba a conseguir con esto, pero lo necesitaba desesperadamente.Lleve una de mis manos a su cuello y la incliné para poder tener acceso a su intimidad. Tomé mi miembro y lo pasé por su entrada y ell