Miguel y Guillermo contuvieron las ganas que tenía de buscar a Luis y hacerle pagar por el daño que le habían hecho a su hermana. Pero ya tendrían su oportunidad.
—Démosle tiempo, Dahiana es fuerte, les puedo asegurar que mañana se levantará y continuará con su vida como si nada—les dijo Maribel. Todos asintieron, luego se fueron cada uno a sus habitaciones. Tal como Maribel había dicho, Dahiana se levantó temprano y se alistó para salir rumbo a San Diego. Tomó una ducha, buscó algo cómodo para usar para su viaje y empacó un pequeño equipaje, luego bajó a la primera planta. Su padre se encontraba sentado en un sillón cerca de la entrada principal leyendo el periódico. —¿Cómo te sientes?— le pregunta su padre al verla bajar las escaleras —Ya estoy mejor—contestó ella—No tengo tiempo para sufrir, debo viajar a San Diego, en unas horas debo presentar el proyecto. Esteban conocía a su hija y sabía que por más que insistiera no iba a poder hacerla cambiar de opinión. —Bien, espero y tengas un excelente viaje princesa—le dijo el hombre poniendo de pie. —Gracias padre— le dijo ella abrazándolo. Esteban besó con ternura la cabeza de su hija, siempre había sido tan fuerte, pero sabía que el dolor que estaba sintiendo era grande, lo podía notar en la tristeza de sus ojos. —Te amo mi niña, papá siempre estará para ti—le dijo Estaban. —Lo sé padre, yo también te amo—le contestó ella. —Qué te parece si desayunas mi niña—le propuso Esteban. Dahiana miró el reloj en su muñeca y luego asintió ante la propuesta de su padre. Ella sabía que debía hablarles a todos sobre lo ocurrido, pero no se sentía lista para hacerlo, quizás al regresar se sienta mejor para hacerlo. —Me dijiste que presentaras el proyecto hoy—preguntó Esteban. —Sí, padre, en realidad la presentación era el día de ayer, pero surgieron algunas cosas, por suerte pude cambiarlo para el día de hoy —le contó—. ¿Sabes? Este es el proyecto de mi vida. Si consigo este contrato, mi carrera y la de José se disparan, nuestra constructora será conocida por muchos. —Vaya, entonces no estamos hablando de cualquier proyecto —dijo el hombre lleno de orgullo—. Sé que lo harás bien. —Gracias padre—le dijo ella con una sonrisa en su rostro. Unos minutos después, el resto de la familia se unió al desayuno. Entre risa y conversación estuvieron, cosa que lleno de felicidad a Dahiana, pues eso era lo que necesitaba para sanar su destrozado corazón. Unas horas después, Dahiana llegó a San Diego y se hospedó en un hotel que quedaba cerca del lugar en donde se llevaría a cabo la construcción del proyecto en el que trabajaría. Sería un complejo de hoteles de cinco estrellas. Dahiana descanso un par de horas antes de alistarse para la reunión que se realizaría en el mismo hotel. * * Dahiana. Mi padre, desde niña, me ha enseñado a ser una mujer guerrera. Siempre me hizo saber lo importante que era y que no debía permitir que nadie menosprecie mis sentimientos, que mis sentimientos son fundamentales y que no debo permitir que nadie me lastime por más amor que sienta. Por eso no me permito echarme a la muerte por quien no me valoró. ¿Que si me duele?, claro que me duele, Luis fue una persona muy importante en mi vida, lo conocí cuando estaba haciendo las pasantías de mi carrera. Siempre se mostró como una persona leal y amorosa hacia mí, pero cabe recalcar que nunca se alcanza a conocer a las personas. Sé que mis sentimientos hacia él no desaparecerán de la noche a la mañana, pero me centraré en lo realmente importante ahora y eso es mi carrera. Con eso en mente me alisto para ir al almuerzo en donde mostraré el diseño que cree para los nuevos hoteles. Después de pensarlo, me decidí por un traje de falda en un tono azul oscuro y una blusa en un tono crema. Recojo mi cabellera negra en una cola alta y me aplico un poco de maquillaje. No suelo usar tacón, ya que normalmente mantengo de obra en obra, pero la ocasión lo amerita, así que escojo unos tacones negro. Una vez lista, bajó al lobby del hotel, en donde me encontraré con el dueño del proyecto. El señor Javier Duarte, él es representante de los hoteles Luxury, pero el dueño de la cadena es el señor Eduardo Triana, un importante empresario que hace poco heredó los hoteles de su familia. A él nunca lo he visto en personas, pero comentan que es una persona muy seria y de pocas Palabras, estaba nerviosa, pues me han informado que es una persona muy exigente, solo espero que mi idea llene sus expectativas. Cuando llegué al lobby el señor Javier ya se encontraba, en compañía de dos personas más, no sabía si una de ellas se trataba del señor Eduardo. —Buenas tardes—saludé. —Buenas tardes—contestaron. —Señorita Pineda, es un gusto volver a verla—me dijo el señor Javier. —El gusto es todo mío, señor Duarte—le contesté estrechando su mano. —Como siempre tan formal —sonrió dejando ver su blanca dentadura—. Señorita Pineda, le presentó a Pablo Hernández y a Ramiro Castañeda. Ellos hacen parte del equipo administrativo y nos estarán acompañando el día de hoy— los dos hombres me sonrieron. —Mucho gusto, Dahiana Pineda—dije estrechando las manos de cada uno de ellos. —Mucho gusto, señorita Pineda —habló el llamado Pablo—¿Qué le parece si almorzamos primero? —Por mí está bien —le contesté. —La comida en este hotel es deliciosa —agregó el llamado Ramiro. —En ese caso, vayamos, estoy que muero de hambre —dije con una sonrisa. El almuerzo fue tranquilo, hablamos de muchas cosas, todas tenían que ver con los negocios que había conseguido el señor Triana. Era evidente que ellos lo admiraban, hablaban tan bien de él, que me dieron ganas de conocerlo. Después de almorzar, nos dirigimos a una sala en el mismo hotel, en donde les expuse mi idea. Ellos sonreían encantados, cosa que me dio mucha tranquilidad. Al finalizar, me dijeron que, como el señor Triana no había podido estar presente, debía esperar su llamada. Eso me preocupó, pero debía ser optimista.Dahiana.Sabía que la espera me iba a volver loca, solo esperaba que al señor Triana le gustara mi proyecto.— Señorita Pineda, he quedado encantado, sé que a Eduardo le va a encantar—me dijo Ramiro.—Me alegra escuchar eso —le dije.—Sus habilidades son realmente buenas —agregó el señor Javier—. Lo más probable es que mañana mismo firmemos el contrato.—Tan pronto—dije.—Claro, Eduardo, deseaba que ese proyecto esté listo lo antes posible—dijo Pablo.—Perfecto —dije con una sonrisa.El proyecto era enorme y, por más que nos esforcemos, estaría listo en unos aproximados de tres años, lo que significaba que debía mudarme a San Diego.Después de despedirme, subí a mi habitación, llena de emoción, me moría de ganas de llamar a José y contarle, pero decidí esperar a firmar el contrato.José es mi amigo y socio; juntos creamos nuestra propia constructora, D y J constructoras. El inicio fue difícil, pero gracias a nuestras habilidades, hemos logrado crecer de manera rápida, llegando a hacer
Dahiana se sentía en otro mundo, era como si hubiese atravesado un portal cuando cruzó la entrada del bar.Había mujeres que se encontraban prácticamente desnudas, mientras que otros hombres acariciaban sus zonas sensibles. —¿Es tu primera vez aquí?—le dijo el hombre llamando su atención.Dahiana saltó al escucharlo tan cerca, ella se giró para ver aún hombre de traje completamente negro. Su aroma le recordó al hombre del elevador.Aunque su vestimenta era igual de negra, lucía un poco diferente. La camisa llevaba algunos botones desabotonados, dándole un ambiente despreocupado y permitiéndole ver parte de su firme pecho. Aunque su estatura también era alta, no podía asegurar que se tratara del mismo tipo.—Así es—contestó ella.El hombre le hizo seña al bar tender para que sirviera dos copas.—En este lugar puedes ser quien deseas ser, aquí no debes preocuparte por lo que dirán —le dijo él, dándole a Dahiana una de las copas que había servido el bar tender—. Créeme, esto es algo que
Eduardo ya estaba empezando a tener curiosidad, sus dos amigos hablaban tan bien de Dahiana que sintió muchas ganas de verla.Miro a Ramiro, quien es el prometido de su prima Claudia. —No me mires así, sabes que solo tengo ojos para tu prima Claudia, pero no puedo negar que esa mujer es realmente hermosa —se defendió Ramiro.—Ramiro tiene razón, la señorita Pineda no solamente es inteligente y muy talentosa, sino que es muy hermosa —agregó Pablo.Eduardo negó con la cabeza y volvió a lo que estaba haciendo. Listo para bajar a la firma de contrato, se aplicó un poco de perfume.—Estamos listos—dijo Pablo.—Ustedes también vendrán—preguntó Eduardo.—Por supuesto, no me perdería la oportunidad de volver a ver a tan hermosa mujer —dijo Pablo con una amplia sonrisa en su rostro.Eduardo volvió a negar con la cabeza y se dirigió a la puerta en donde Javier lo esperaba con el contrato en la mano.—Señor Triana, buenos días —lo saludó el hombre.—Buenos días, Javier —respondió—. Todo listo.
Eduardo trató de calmarse, lo mejor sería solucionar el problema, luego rendiría cuenta con su cuñado.Estuvo varias horas revisando documentos y haciendo llamadas, hasta que, cerca de la medianoche, logró poner todo en orden.Ya era tarde para volver, por lo que decidió buscar un hotel en donde quedarse esa noche.Se sentía muy agotado, solo deseaba tomar una ducha y acostarse a dormir.**Dahiana.Los siguientes días estuvimos muy ocupados. Mientras José se encargaba de todo lo que tenía que ver con nuestra mudanza, yo agilicé los permisos para iniciar con la construcción.Así pasaron cinco días y el día de nuestro viaje llegó.Mis padres estuvieron muy nostálgicos, aún no habíamos tratado el tema de Luis, pero sé que él era tranquilo, los tenía a ellos tranquilos.Serían pocas horas de distancia, pero les prometí mantenerme en comunicación con ellos.—Por favor, atiende cada una de mis llamadas —me pidió mi mamá.—Claro, madre, así que, por favor, deja de preocuparte por mí —le dij
El lugar era espectacular, había de todo; rápidamente ubicó el lugar perfecto para hacer sus compras. Dahiana estaba realmente encantada con la estructura y arquitectura del sitio.Caminó como no se lo imaginaba, hasta que encontró una hermosa cafetería y decidió hacer una pausa y descansar.Dahiana estaba tomando una deliciosa taza de café, cuando fue interrumpida.—¿Primera vez aquí? —escuchó.Su cuerpo se tensó, la voz tenía algo de similitud a la del hombre de aquella noche, así que a su mente llegó lo ocurrido en aquella disco. De verdad que tenía la esperanza de voltear y que se tratara del mismo hombre del que no conocía su rostro.Pero no fue así, un señor de unos sesenta años estaba parado justo a un costado de la mesa.—Los siento, no quise incomodar—dijo el señor.—Para nada, no se preocupe —le contestó apenada—, al parecer el hombre vio su cara de decepción—. Sí, soy nueva en la ciudad, me acabo de mudar.—Eso es una excelente noticia. San Diego es un lugar tranquilo, perf
La siguiente semana, Dahiana trabajó como loca, se sentía mejor, así que dio todo para avanzar lo más que podía en el proyecto.Lo bueno era que tener tanto trabajo le mantenía la mente ocupada y así no pensaba en Luis. Aunque de vez en cuando, revisaba sus redes sociales para saber de su vida, claro que eso no es algo que le hiciera bien, pero para ella era inevitable no hacerlo.**Eduardo.Estuve una maldita semana solucionando el desastre que ocasionó el imbécil de Camilo.Por suerte, la construcción se retomó, cosa que bajó un poco el estrés que tenía. Cuando volvía a San Diego, me sorprendí al ver lo eficientes que eran los encargados de la construcción de los nuevos hoteles.En una sola semana había avanzado tanto que creo que estará todo listo para cuando yo había planeado. Eso era realmente bueno.Quería relajarme después de una semana estresante, llegué a la habitación del hotel en donde llevó viviendo cerca de un año. Sonreí al abrir la puerta y encontrarme con Laura.Laura
Dahiana. Parecía una gallina caminada de un lado al otro; estaba decidida, hasta que tuve el teléfono en mis manos. —Eres una mujer soltera, libre de hacer lo que quiera—me dije a mí misma, tratando de llevarme de valor. Tome aire antes de encender el teléfono, me mordí las uñas en lo que esperaba que este encendiera. No sabía que quería conseguir al hacer esto, quizás era una manera extrema de escapar del sufrimiento, pero de algo debía servir. Todos debemos vivir experiencias, me decía mentalmente tratando de justificar lo que estaba haciendo. Volví a llenar de aire mis pulmones, mientras revisaba el aparato, en él no había nada más que un número de teléfono registrado bajo el nombre de Hades. Ya no había tiempo de dudar, así que envié un hola y me acosté a la espera de una respuesta. No sé en qué momento me venció el sueño, cerca de las diez de la mañana me despertó la fuerte música que los chicos habían puesto, suspiré, sabía que habían iniciado con la limpieza, a
Eduardo.Una sonrisa se formó en mi rostro al ver el mensaje. Rápidamente, llamé a uno de mis hombres para que organizara algo extraordinario. Una vez estuvo todo listo, le envié la información a la que sería mi presa esta noche.Tomé una ducha, me alisté y salí para el museo de arte de San Diego. Debo de aceptar que Aarón es excelente escogiendo los lugares para mis encuentros. Cada día me sorprenden sus ocurrencias, se nota que me conoce más que a nadie. Al llegar al museo, ya todo estaba en su lugar, las luces y cámaras estaban apagadas.Yo me despojé de mi abrigo y me senté a la espera de quién sería mi acompañante.—Señor, ella está aquí —me avisó Aarón.De inmediato tomé el otro teléfono y le envié un mensaje indicando que debía poner su máscara. Me sentía un poco ansioso, llevaba semanas sin tener este tipo de encuentro y ya sentía que me hacía falta.El silencio del sitio fue interrumpido por el sonido de unos tacones. Sus pasos eran firmes, eso hizo que mi hombría despertara.