EL CEO Y LA NIÑERA REBELDE

EL CEO Y LA NIÑERA REBELDEES

FRANCISCO RUIZ  Recién actualizado
goodnovel18goodnovel
Reseñas insuficientes
15Capítulos
22leídos
Leer
Añadido
Resumen
Índice

Ser la niñera de la hija de un magnate multimillonario jamás estuvo en mis planes. Soy Luna, una mujer independiente, con una lengua afilada y cero paciencia para los hombres arrogantes en traje. Cuando me ofrecieron este trabajo, no tenía idea de que mi jefe sería Alexander Saint-Clair, el CEO más implacable del país, conocido por su frialdad y control absoluto sobre su vida… y sobre todo lo que toca. Él buscaba una niñera perfecta: sumisa, discreta y obediente. Yo soy todo lo contrario. Desde el primer momento, Alexander y yo chocamos como dinamita y fuego. Él me detesta por mi rebeldía; yo lo desprecio por su actitud de hombre de hielo. Pero su hija me adora y, aunque me cueste admitirlo, debajo de su fachada de CEO despiadado hay un hombre con heridas que nadie ha visto. El problema es que la tensión entre nosotros no solo es de odio. Es deseo. Es peligro. Es una guerra de voluntades que no sé cuánto tiempo podré resistir. Porque el magnate que juré desafiar podría terminar siendo el único hombre capaz de hacerme caer.

Leer más

Último capítulo

Também vai gostar

Novelas relacionadas

Nuevas novelas de lanzamiento

Libros interesantes del mismo período

Comentarios Escanea el código para leer en la APP
No hay comentarios
15 chapters
Un anuncio que cambiará mi vida
LunaSi hay algo que me revienta en la vida, además de los hombres con complejo de superioridad y las reglas absurdas, es estar sin dinero.Y en este momento, mi cuenta bancaria parece un páramo desolado.Me gustaría decir que es la primera vez que estoy en esta situación, pero la realidad es que mi vida ha sido una montaña rusa desde que tengo memoria. Perdí la cuenta de las veces que tuve que salir adelante sola, de las veces que me caí y me levanté con los nudillos sangrando, lista para pelear otra vez. No me quejo, soy una sobreviviente, pero joder, a veces la vida podría darme un respiro.Y no, no es que gaste en tonterías ni que sea una irresponsable. Es que los imprevistos me persiguen como si les debiera dinero. Literalmente.—Mierda… —murmuro al ver la notificación de mi banco.Saldo insuficiente.Otra vez.Aprieto los dientes y suelto un bufido mientras recorro las calles con el celular en la mano, buscando alguna oferta de trabajo. Llevo semanas enviando currículums sin éxi
Leer más
La peor candidata para mi hija
AlexanderEn el mundo de los negocios, la eficiencia lo es todo. No hay espacio para errores, improvisaciones ni sentimentalismos.Así es como he construido mi imperio.Así es como mantengo el control.Y así es como he logrado convertirme en uno de los hombres más poderosos del país.Mi agenda está cronometrada al segundo. Cada reunión, cada decisión, cada acuerdo se planea meticulosamente. No hay margen para distracciones. No hay margen para el caos.Excepto en un aspecto de mi vida.Mi hija.Mía tiene cinco años y, aunque es mi sangre, sigue siendo un enigma para mí. Es un torbellino de emociones, palabras y energía. Algo que no sé manejar. Algo que… no encaja en mi mundo ordenado.Por eso necesito a la mejor niñera.Una mujer con experiencia, disciplina y, sobre todo, discreción. Alguien que entienda que mi hija necesita estructura y estabilidad, no mimos y concesiones.Alguien completamente opuesto a la mujer que mi asistente acaba de traer a mi oficina.—Señor Saint-Clair, le pre
Leer más
La oferta que no puedo rechazar
LunaNo es la primera vez que un hombre me mira como si fuera la última persona en la Tierra con la que quiere tratar.Tampoco es la primera vez que no me importa.Lo que sí es nuevo es que una niña de cinco años me haya declarado su favorita en menos de cinco minutos.Mía sigue aferrada a mi cuello, con esos ojazos llenos de determinación.—Papá, quiero que ella sea mi niñera.Su padre, el mismísimo Alexander Saint-Clair, el hombre que probablemente podría comprar medio país sin pestañear, la observa con el ceño fruncido.—Mía, no puedes elegir a alguien solo porque te cae bien.—¿Por qué no?—Porque no es así como funciona esto.—Pues debería.Casi suelto una carcajada, pero me la trago. No creo que al señor “Me-creo-Dios” le haga gracia.—Cariño, vamos a hablar de esto después —dice él, con una paciencia tensa.—No.Mi admiración por esta enana crece cada segundo.Alexander suelta un suspiro y me lanza una mirada que podría congelar el infierno.—Margaret, llévate a Mía un momento.
Leer más
La niñera que me saca de quicio
AlexanderContratar a Luna Ferrer fue, sin duda, una de las peores decisiones que he tomado en mi vida.Y eso que he cometido errores monumentales.Pero nada, absolutamente nada, me ha sacado tanto de quicio como esta mujer que ahora camina por mi casa como si fuera la dueña del lugar.Han pasado apenas veinticuatro horas desde que aceptó el trabajo y ya tengo ganas de despedirla.—¡Vamos, princesa, un poco más rápido! —exclama desde el jardín, con su tono despreocupado.Me asomo por la ventana de mi despacho y veo a Mía correteando por el césped, riendo a carcajadas mientras Luna la persigue.Mi hija… riendo.El problema no es que se diviertan.El problema es que esta mujer no sigue ni una sola de mis reglas.Le pedí rutinas claras.Le pedí estructura.Y aquí está, jugando como si esto fuera un campamento de verano.Cierro la laptop con más fuerza de la necesaria y bajo las escaleras con pasos firmes.Cuando salgo al jardín, Mía me ve y me saluda con una sonrisa radiante.—¡Papá!Lun
Leer más
Primeras reglas, primeros problemas
LunaHabía pasado menos de veinticuatro horas desde que acepté este trabajo y ya quería lanzarle uno de esos jarrones ridículamente caros a la cabeza de mi jefe.Alexander Belmont no solo era un CEO insufrible, sino que también tenía una lista de normas que hacían que trabajar aquí se sintiera más como estar en una maldita prisión de lujo.1. Nada de ruido innecesario.2. Nada de cambios en la rutina de Mía.3. Nada de desobedecer sus órdenes.Y la lista seguía y seguía…—El señor Belmont quiere que Mía desayune a las ocho en punto —me explicó una asistente que apenas cruzó miradas conmigo—. Después tiene su clase de francés, seguida de natación, almuerzo a las doce treinta, una hora de lectura y luego matemáticas.—Ajá… —murmuré, intentando no poner los ojos en blanco. ¿De verdad era un ser humano de seis años o un robot programado por su padre?Mía me sonrió mientras se balanceaba en su silla de comedor, ignorando su tazón de avena perfectamente servida.—¿Te gusta la avena, enana?
Leer más
Un acuerdo tenso
AlexanderNunca me había gustado repetir órdenes.En mi empresa, una instrucción dada era una instrucción cumplida. No toleraba explicaciones, excusas ni cuestionamientos. Pero, al parecer, Luna Mendoza no entendía cómo funcionaban las cosas en mi mundo.Desde que llegó, había convertido mi casa en un desastre controlado. Mía reía más, sí, pero también había desorden, caos y un nivel de desafío que me crispaba los nervios.Y lo peor de todo era que Luna no tenía miedo.No se intimidaba por mi tono cortante, no bajaba la mirada cuando le llamaba la atención, y definitivamente no se molestaba en disimular su sarcasmo.Estaba harto.Así que cuando entré a mi estudio y la vi sentada con las piernas cruzadas sobre el sofá, como si fuera la dueña del lugar, decidí que ya era suficiente.—¿Es mucho pedir que te comportes como una empleada normal? —pregunté, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.Luna ni siquiera se inmutó.—¿Y es mucho pedir que te comportes como un padre normal?
Leer más
Un paseo inesperado
LunaSi había algo que Alexander Black no entendía, era que una niña de seis años no era un maldito robot.Mía llevaba días siguiendo su rutina de clases, lectura y actividades estrictamente programadas. Y aunque no se quejaba en voz alta, yo veía en su carita que le faltaba algo. Libertad, emoción, aventura.Así que decidí hacer lo que mejor se me daba: romper las reglas.—¿Quieres hacer algo divertido? —le susurré a Mía mientras terminaba de colorear dentro de los límites perfectos de su libro de arte.La niña alzó la vista, curiosa pero un poco desconfiada.—¿Algo que no esté en mi horario?Sonreí con picardía.—Exacto.Mía miró alrededor como si esperara que su padre apareciera de la nada para detenernos.—¿Y si papá se enoja?Me encogí de hombros.—A veces hay que hacer cosas que nos hacen felices aunque a los adultos les moleste.Mía frunció los labios, claramente debatiéndose. Pero entonces, sus ojos brillaron con emoción.—¿A dónde vamos?—Es una sorpresa.Tomé su manita y sal
Leer más
La niñera que rompe esquemas
Alexander  Mía nunca había estado tan feliz.No necesitaba que nadie me lo dijera. No hacía falta que los empleados de la casa mencionaran lo risueña que estaba últimamente ni que mi asistente insistiera en que su energía había cambiado. Yo mismo lo veía.Desde que Luna había entrado en nuestras vidas, mi hija reía más, hablaba más y hasta comía con más entusiasmo. Su mirada había pasado de la resignación a la emoción en cuestión de días.Y, maldita sea, no sabía qué hacer con eso.La niñera estaba rompiendo por completo la estructura que con tanto esfuerzo había construido para Mía.
Leer más
No me iré sin luchar
Luna Mía estaba profundamente dormida, abrazando su oso de peluche con fuerza, con las sábanas revueltas alrededor de su cuerpecito. Su respiración era tranquila, acompasada, y de vez en cuando murmuraba cosas incomprensibles entre sueños. Yo, en cambio, estaba sentada en el sillón junto a su cama, mirándola con la cabeza apoyada en la mano. Nunca pensé que un trabajo que tomé por dinero me afectaría tanto. Al principio, todo esto fue un reto, un juego para desafiar a Alexander y su ridícula manera de controlar cada aspecto de la vida de su hija. Pero ahora… ahora era diferente. Mía me importaba. 

Leer más

Juegos peligrosos
Alexander Nunca antes había conocido a alguien tan obstinada, tan irreverente y tan absolutamente incapaz de seguir instrucciones como Luna Martínez. Desde el momento en que puso un pie en mi casa, supe que sería un problema. Uno grande. Y no me equivoqué. Cada día, cada maldito día, encontraba una manera de desafiarme. De empujar los límites que establecí con tanta precisión para la educación de Mía. Le permitía correr cuando debía caminar. Le dejaba ensuciarse cuando debía permanecer impecable. Le enseñaba a reír fuerte cuando la disciplina requería silencio. Era una molestia. Pero más molesto aún era
Leer más
Escanea el código para leer en la APP