Alexa es una mujer madura; a sus cuarenta años, está divorciada, tiene dos hijos universitarios y ha salido adelante sola, pues es inteligente, hermosa y lo que quiere lo consigue. Su carácter ha hecho que nunca se dé por vencida, y esta vez no será la excepción. Rosbaldo es un hombre joven, apuesto, excelente deportista; solo que su carrera está a punto de irse al diablo por sus excesos, pues fiestas y mujeres son lo que más le importa. Pero, ¿acaso Alexa podrá hacerlo cambiar? ¿Qué hará Alexa cuando Rosbaldo la meta en serios problemas? Pues no es fácil lidiar con un chico quince años menor que tú, que siempre está tratando de seducirte. ¿Caerá Alexa en sus encantos o pondrá distancia y se alejará de lo prohibido?
Leer másRoxyAl verla ahí dormida, sonrío, pues jamás había pasado una noche tan increíble con una mujer. Acaricio su espalda, pero creo que está demasiado cansada, pues no despierta. Me pongo de pie y voy a tomar una ducha. Cuando estoy bajo el agua, cierro los ojos y sonrío al recordar sus gemidos cada vez que entraba en ella. Tan duro, Dios, solo de recordarlo, mi falo ya está listo de nuevo, pero tengo que controlarme. Por más que quiera estar metido en la cama todo el día a su lado, sé que no es posible. Suspiro y tomo una toalla, me enredo en ella y salgo hacia mi vestidor, pero solo coloco unos boxers. Bajo las escaleras y escucho un teléfono sonar constantemente. Lo veo encima de la mesa y es mi teléfono. En la pantalla, la fotografía de mi madre se muestra, así que solo suspiro y contesto.—Hola.—Rosbaldo Fernández Iturbide, ¿dónde carajos estás? Sabes que tu madre aún tiene vida para patearte las pelotas si así lo quisiera.Yo volteo los ojos con fastidio, pero mi sonrisa no se bor
Alexa Había salido del restaurante. La verdad es que estaba muy confundida. Hasta ahora, Roxy me había demostrado que todo lo que se decía de él era falso, pero ¿y si es verdad? No puedo quedarme con la intriga; tengo que saber la verdad. Así que conduzco lo más rápido posible a su departamento. Sé que quedamos en vernos más tarde, pero no puedo esperar. Cuando llego al edificio, de inmediato subo al elevador. No tarda mucho tiempo cuando las enormes puertas metálicas se abren. Ingreso al departamento y jamás pensé encontrarme con esta escena, pero era de esperarse. Así que carraspeo un poco y me cruzo de brazos. Ellos de inmediato se separan y Roxy me ve con los ojos muy abiertos, al lado de Melina, que está con una enorme sonrisa. Él empieza a negar y trata de hablar.—No, no es lo que parece.Yo sonrío y suspiro. Dios, en serio, todos los hombres aplican la misma frase. Que ya la cambien, esa está demasiado desgastada.—Sí, lo que sea, solo sacala de aquí. Tenemos que hablar.Él
Alexa Tenía muchas cosas en mi cabeza, tenía muchos miedos, pero no me podía rendir; tenía que enfrentarlos. Así que decidí encontrarme con el comandante. Necesito poner la denuncia, pues no voy a esperar a que me vuelvan a atacar en mi propia casa. Pero mataría dos pájaros de un tiro, pues también había citado al hombre que me había mandado aquel mensaje en el mismo lugar, con una hora de diferencia. Así que, cuando salgo de mi oficina, mi secretaria se me acerca. Apenas menciono el nombre de Fernando y yo vuelvo los ojos con fastidio; ese hombre me tiene harta.—Lo lamento, Alexa, pero Fernando dijo...Yo volteo y la miro con los ojos entrecerrados; ya no me importa lo que Fernando diga.—Dile a Fernando que tengo demasiado trabajo para darle importancia a sus rabietas. Ya hablaré con él cuando tenga tiempo. Ahora no me esperes, tengo una reunión con uno de los patrocinadores de Roxy. Tengo que averiguar por qué todos lo han abandonado.Ella solo me sonríe y asiente. Subo al elev
AlexaCuando abro los ojos, siento como unos brazos que amo me envuelven. Suspiro con tranquilidad, aunque anoche tuve pesadillas y dormí muy poco. Traté de que mi hijo no se diera cuenta de lo que estaba pasando, pues no quiero preocuparlo más de lo que ya lo está. Me pongo de pie con cuidado de no despertarlo, camino hacia el baño sin hacer ruido, me paro frente al espejo y abro los ojos sorprendida, pues ni siquiera me había dado tiempo de verme. Mi cuello tiene varios moretones. Niego y limpio una lágrima que baja por mi mejilla; la limpio con rabia. Esto no se quedará así, se lo que tengo que hacer y lo voy a hacer. Quito el parche de mi herida y no le presto más atención, así que me meto a la ducha. Cuando salgo, me visto lo más rápido posible y bajo hacia el comedor con todo lo necesario para hacer mis curaciones. Cuando Tommy me ve, me sonríe algo triste y preocupado. Tomo asiento y él me ayuda a curarme; empieza a aplicar antisépticos, pero sus ojos me demuestran lo preocupad
Alexa Cuando te pasa algo como lo que me está pasando a mí, realmente no sabes qué hacer ni cómo actuar, pues uno jamás esperaría algo como esto, y menos en tu hogar, donde se supone que estás seguro. Mucho menos te imaginas que es la persona con la que pasaste tantos años juntos la que en algún momento se convirtió en un maldito monstruo. Pero si él piensa que voy a dejar que me toque, está muy equivocado; primero prefiero morir antes de que me haga algo que me dejaría marcada por el resto de mi vida.—¿Qué, ya no dices nada? Ahora sí te quedas callada cuando siempre fuiste valiente. ¿Ahora dónde quedó esa valentía? Anda, dime algo con tu lengua filosa.Yo suelto una risita a pesar de que mantiene el cuchillo en mi cuello. Cuando escucha que estoy riendo, lo aprieta un poco más y puedo sentir cómo resbala una gota de sangre. Así que suspiro, tratando de tranquilizar mis nervios, porque no miento cuando digo que estoy aterrada, pero obviamente no lo voy a demostrar.—Ay, Ramiro, habí
Alexa La verdad es que había tardado más de lo que le dije a mi hijo. Dios, pero es que Roxy no me dejaba salir de la cama. Sonrío como una tonta al recordarlo, pero mi sonrisa se borra, pues tampoco hablamos de lo que sucederá de ahora en adelante. Aunque para mí es algo sin importancia, espero que para él sea igual. En verdad, traigo muchas cosas en mi cabeza, pues aún está la propuesta que me hizo Roxy y tengo que hablar con Fernando, pues no sé si sea conveniente seguir trabajando con el Dios, porque todo se está complicando tanto. Cuando llego a casa, que por cierto hice que Roxy me llevara al lugar donde había dejado mi coche, Ramiro está en la puerta esperando con los brazos cruzados y muy molesto. Yo estaciono mi coche y me bajo, paso por un lado de él ignorando lo completamente, pero parece que él tiene otros planes, pues me toma del brazo tan fuerte que me lastima. Yo me quejo, pero él no hace caso.—Ay, por Dios, suéltame, que me estás lastimando.Él me pega a su rostro y,
AlexaAbro los ojos por el sonido constante de mi teléfono. Extiendo la mano hacia donde debería estar mi mesita de noche, pero no está. Me duele la cabeza, me duele todo el cuerpo. Dios, creo que hasta las pestañas me duelen, o es que acaso esas no duelen, no lo sé. Cuando de pronto abro los ojos, todo llega a mi mente: cómo me besaba, cómo me tomaba por la cintura tan fuerte. Sus penetraciones iban más y más fuertes. Jamás había sentido tantos orgasmos en una misma noche; ni siquiera sabía si esto era posible. Tapó mis ojos con mi brazo, pues la luz cala cuando escucho un carraspeo. No, no quiero ni siquiera verlo.—Lexi, tus hijos llaman.Cuando me dice de esa manera, yo frunzo el ceño, pero cuando escucho que mis hijos llaman, de inmediato me siento en la cama. Veo que trae mi teléfono en sus manos y se ve tan fresco; acaba de tomar una ducha. Su cabello, que está un poco largo, golpea su frente y apenas lleva boxers. Yo suspiro. En serio, Dios, ¿no me vas a dar una señal para arr
Alexa Cuando me había despertado por la mañana, ni siquiera me imaginaba todo lo que iba a pasar. Definitivamente, este no era un buen día, hasta que llegamos a este momento donde él me besa con desesperación, pega su cuerpo al mío y estamos tan, pero tan cerca que no hay ningún centímetro de distancia. Yo coloco mis manos en su cuello y juego con su cabello, y aunque creo que el alcohol se ha desvanecido de mi sangre, sigo sintiendo que esto no es lo correcto. Así que coloco mis manos en su pecho y empiezo poco a poco a alejarlo. Él pega su frente a la mía y sonríe de lado.—Lamento decirte que esta vez no voy a aceptar una negativa. Mierda, Alexa, puedo sentir cómo te pones al estar tan cerca de mí. ¿Por qué no te das la oportunidad? ¿Por qué no nos das una oportunidad? No quiero tus estúpidas excusas, porque no es lo correcto. Nadie hace lo correcto, ¿por qué nosotros tendríamos que hacerlo?Estoy a punto de contestar cuando un chico muy simpático golpea la espalda de Roxy. Se ve
AlexaCuando me veo en el espejo, no estoy muy convencida de lo que estoy haciendo. Vamos, tengo 40 años y dos hijos adultos. Creo que el vestido no es acorde a mi edad. Suspiro y volteo a ver a Tommy, que me mira como si le salieran corazoncitos de los ojos y con una enorme sonrisa en su rostro. Coloco mis manos en la cintura y, cuando ve mi rostro, él comienza a negar. Se pone de pie y suspira, señalándome algo molesto.—No me pongas esa cara, te ves hermosa, increíble, sexy. Dios, ya quisiera yo tener ese precioso cuerpo, así que no, no te lo vas a quitar.Yo vuelvo los ojos y empiezo a caminar hacia él, pero él sale corriendo de mi recámara, así que yo lo sigo. Obviamente, no voy corriendo, pues eso es muy infantil, pero ni de chiste me pondré este vestido. Además, ¿de dónde diablos lo sacó? Voy bajando las escaleras con cuidado, pues los tacones que tengo puestos son enormes, pero bajo gritando su nombre.—¡Tommy, mierda, ven acá! ¡Tommy, carajo, no me pondré esto!Él asoma la ca