Ilusionada con un romance idílico, Isabella se enamoró perdidamente de un millonario playboy. Cuando descubrió que estaba embarazada consideró que el tiempo a su lado le haría ver que era la mujer perfecta para ser su esposa y la madre de su hijo. Creyendo que su sinceridad y su amor podrían dar calidez al frío corazón de ese hombre que se cerraba a ella, decidió ser la primera en proponer que le dieran un giro a su relación secreta. Sin embargo, no esperaba que luego de esa propuesta fuera rechazada. En ese momento se sintió tan patética, humillada y utilizada por el hombre que amaba con locura; que decepcionada decidió que lo mejor sería huir lejos llevando el fruto de su amor en su vientre, sin saber que su dolor solo se extendería más cuando su recién nacido fuese robado de sus brazos. Cinco años más tarde, ellos volvieron a coincidir en una fiesta donde ella lo cautivó de tal manera que él no pudo resistirse a sus encantos. Bailó anonadado con la dama tan sagaz, y segura de sí misma; sin embargo, su coqueteo fue interrumpido por una mujer y un niño que lo llamó papá. Con el corazón hecho añicos, Isabella se dio la vuelta y se marchó. Furiosa consigo misma por haberse acercado a él si de igual manera no planeaba estar con alguien que no la sintió digna de ser su esposa y madre de su hijo. Pero, esta vez es diferente, porque ella solo quiere recuperar a su pequeño dejando el pasado atrás. Sin embargo, él no quiere dejarla ir; pues no está dispuesto a perder por segunda vez a la mujer que ama. Por eso se propone: «Volverás a ser mía Isabella o dejaré de llamarme Maximiliano Gil». PROHIBIDA SU COPIA O REPRUDUCIÓN. 2301063046584
Leer másHabían pasado 4 meses.La boda fue espléndida, aunque Isabella se casó luciendo su pancita. Resulta que no se dio cuenta de que había quedado embarazada desde aquella noche que tuvo un encuentro con Maximiliano. Su sorpresa fue grande cuando descubrió que todos los mareos que le daban eran porque llevaba el segundo hijo que Maximiliano tanto pedía y él cuando se enteró no sabía cómo celebrarlo, a pesar de que ella lo quería fusilar, porque al final se vistió de novia llevando el fruto de su amor en el vientre.Al fin su enfermedad del estómago había desaparecido, estaba cuidando más de sí misma, incluso había dejado que los asuntos empresariales fueran atendidos por Maximiliano, Oliver y Hugo, a ella lo único que le importaba era su pequeño travieso y disfrutar espléndidamente de su embarazo.Mientras que Blas, tras durar esos meses encerrado, no lo soportó, su cuerpo colapsó, y ya estaba en cama mal pasando con el fuerte dolor de pecho que no cesaba ni por un segundo; como si fuera e
Ellos iban tan sumergidos en su charla que no se dieron cuenta de que ya estaban frente al coche y que Máximo estaba esperando.—Hijo…— lo llamó el hombre con voz titubeante y Maximiliano lo vio con irritación.—Dije que no quería verte, por favor respeta mi pedido— le reprochó tosco, y con mirada llena de decepción.—Lo sé, pero necesitaba entregarte esto—. Decía al mismo tiempo que extendía la mano en la que tenía unos documentos, los cuales Maximiliano abrió y se quedó pasmado, Máximo había pasado todos sus bienes a Emiliano, le concedió toda la herencia al pequeño estando vivo.» Vine a pedirles perdón, no fui un buen padre, esposo, suegro y abuelo, tarde lo reconozco. Y siento que hayas pasado por tanto hijo mío, siempre tuviste razón, tu madre murió por mi culpa, yo no supe cuidar de ustedes—. Tras decir esto, Máximo dio media vuelta para irse.—Espera… papá—. Maximiliano agarró su antebrazo, aun con ciertas dudas le dijo:» ¿Y tú qué harás ahora? —. Máximo sonrió débilmente, pe
Un día después:Isabella sé convencía a sí misma de que lo ocurrido fue únicamente una horrorosa pesadilla; sin embargo, cuando bajó la mirada a su brazo derecho y vio que tenía colocada una intravenosa, volvió a la realidad aceptando que vio morir a su amado.— Al fin despertaste. Pedí que te pusieran unos calmantes—. Ella giró el rostro cuando escuchó la voz de Oliver.—¿Por qué pediste que me inyectaran sedantes?, ¡¿por qué?!— le gritó furiosa a medida que se arrancaba sin tacto la intravenosa y se ponía de pie.—Debes calmarte— le pidió preocupado porque ella está sumamente débil.—Es muy fácil para ti, pedirme serenidad. Isabella sabía bien que Oliver no era el culpable de su desgracia y que no debía tratarlo de ese modo, pero no encontraba cómo ventilar su dolor y sin pensarlo estaba siendo muy cortante.» Lo siento. Solo quiero ver a Maximiliano, y a mi hijo—. Oliver la sostuvo y ella forcejeaba.—Escúchame primero, Isabella—. Él que la tenía agarrada por los hombros la zaran
Durante tres días seguidos Maximiliano estuvo en intensivo, en un estado de coma inducido, puesto que la puñalada que recibió le había dañado un pulmón y al perder tanta sangre; ese descuido de su parte afectó más su cuerpo, por lo que los doctores decidieron mantenerlo en coma hasta que apareciera un donante compatible.De todos ellos Isabella fue la que resultó ser compatible, pero por su estado de salud el doctor no permitió que fuera ella la donante, y aunque ella insistió, rogó y por último amenazó, de nada sirvió, así que no le quedó más que buscar un donante compatible.Justo en este momento a Maximiliano le estaban realizando la quinta y última cirugía, e Isabella sentía cierta emoción mientras esperaba junto a Oliver y a Hugo.—Vamos viejo, tú puedes salir de esta— murmuraba Hugo como si Maximiliano pudiera escucharlo.Todos estaban tan nerviosos que la espera lo agobiaba, incluso Oliver que no sabía por qué tan de repente le había nacido esta preocupación por el hombre que l
—¡¡Ay mi cabeza!!— soltó Isabella en un quejido cuando al fin despertó con un fuerte dolor que creyó que le explotaría la cabeza, y ni siquiera quería abrir los ojos.—¿Mamita estás bien? —. La voz infantil de Emiliano la hizo abrir los ojos, dándose cuenta de ese modo que no estaba en su departamento sino en el de Maximiliano. Emiliano y la niñera la veían como a la espera de su reacción, entonces ella vio que la mujer tenía en la mano una bolsa con hielo.—Si mi amor, mamá está bien, solo tiene un poquito de dolor—. Le tocó el mentón al infante de manera cariñosa para no crear preocupación en él. —Pero tu cabeza parece la de un unicornio, y no quiero que te duela—. La ocurrencia del pequeño la hizo reír en medio del dolor, y luego arrugó el rostro.—No te preocupes, es muy mínimo.Le mostraba dejando un pequeño espacio entre el dedo pulgar y el índice cuando agregó:» Así de poquito es mi dolor—¿Qué me ha sucedido? — preguntó aturdida, ya que de inmediato recordó que estaba siendo
Maximiliano estaba inquieto y veía el reloj en su muñeca una y otra vez; recostado de su auto esperaba en el estacionamiento por Isabella, y aunque había entrado varias veces a buscarla los agentes le pedían que debía esperarla fuera.—¡Me desesperas cada vez que miras ese jodido reloj! — le reprochó Oliver quien había ido también.—No sé para qué demonios estás aquí— rezongó Maximiliano con evidente molestia. Hoy le causaba envidia que él fuera a llevarse el triunfo por haberla ayudado a salir de prisión, le reconoce el mérito pero que quiera aprovecharse de eso para brillar delante de Isabella lo pone loco de celos.—Qué no se te olvide Gil, Isabella sigue siendo mi prometida— le dijo Oliver para fastidiarlo, pues ya sabía que esa mentira morirá pronto.—No por mucho, créelo, Isabella pronto será mi esposa— le estrujó a la cara y Oliver soltó un bufido. ***Gracias a las evidencias Isabella había sido declarada inocente y pronto le darían su libertad, pero antes
Esa mañana Maximiliano tuvo que ir a la empresa en la cual él es socio de Oliver al igual que lo es Isabella y aunque sus planes eran regresar de inmediato la junta se extendió un poco más por lo que no pudo acompañar a Isabella quien fue solicitada a declarar por el fiscal que lleva el caso que se abrió después de las denuncias públicas que Blas hizo en su contra.Al culminar con la junta fue notificado por su conductor de que Isabella fue apresada, hasta que se obtuvieran algunas evidencias que demuestren su inocencia, porque ninguna de las que Blas entregó era consistente para condenarla definitivamente, pero siendo sospechosa de asesinato debían mantenerla bajo medida de cohesión.—¡¿Esto no puede estar ocurriendo?!— Maximiliano bramó histérico asustando al hombre que lo veía con recelo, él le había encargado que debía llevar a Isabella y mantenerla a salvo de la gente de Blas.—Maikel Sued fue puesto bajo arresto domiciliario, Blas Sued contrató a muy buenos abogados para él— le
Dejando que Hugo se hiciera cargo de todo con relación a la empresa y a todas las llamadas que empezaron hacerle los canales de prensa a Maximiliano después de que Blas anunciara que el hijo ilegítimo de Maximiliano Gil es hijo de Isabella, Maximiliano fue directo al departamento junto con Emiliano e Isabella, quién seguido llegó tomó un baño y se acostó, porque no tenía ánimos de nada, solo quería desaparecer, puesto que cuando creyó que al fin todo había terminado acababa de empezar.—Papá, ¿qué le pasa a mi mamita? — preguntó Emiliano lleno de inocencia y Maximiliano, que estaba preparando algo para que Isabella comiera, dejó de mover los vegetales dentro de la sartén para agacharse, poniéndose a la altura del pequeño. —A mamá le duele la cabeza, por eso estamos cocinando para ella. Llamé a la niñera para que cuide de ti mientras yo cuidare de tu mamita— le explicó y el pequeño asintió, aunque no conforme.—Yo podría ayudarte— propuso con el fin de quedarse junto a ellos.—Qué ta
Maximiliano no podía procesar como Blas, es un hombre tan siniestro que utilizaba a su propio nieto Maikel Sued como chivo expiatorio; le había echado toda la culpa de lo ocurrido al muchacho, inventando una historia muy rebuscada, pero que fue considerada por los jueces como un argumento aceptable para dejarlo en libertad.Ambos veían los noticieros y no podían dejar de ver la sonrisa de triunfo en la cara de Blas cuando iba saliendo del estrado y por más que los periodistas le hacían preguntas para qué diera detalles de lo sucedido no mencionaba nada, todo se estaba quedando tapado, solo los abogados y jueces conocen la razón y el problema familiar.—No me esperaba que Blas iba a echar toda la mugre sobre su segundo nieto preferido, ese hombre es maquiavélico— murmuró Isabella pensando que él había decidido pagar por todo lo que ha hecho, pero, por el contrario, ese demonio no parece tener remordimiento.—Ya ves, él no parece amar a nadie más que a sí mismo, supongo que tus primos s