Spencer Shay es dueño de su propia empresa de textiles, tiene mucho éxito y le permite darse una vida llena de lujos, gastar y gastar millones sin parar y nunca sufrir una bancarrota. Es un soltero de treinta años bastante cotizado por las mujeres que lo rodean, todas quieren casarse con él, pero él siente que aún no está listo para el compromiso y quiere vivir al máximo. Todo marcha bien en su vida hasta que un día de camino a casa es secuestrado por un grupo de hombres y es llevado a una bodega abandonada donde se encuentra cara a cara con su secuestradora; una mujer de veinticinco años, rubia, de ojos azules y cuerpo seductor que Spencer nunca antes había visto. Poco a poco gracias a los pequeños y tortuosos encuentros entre Spencer y su secuestradora el joven consigue enamorarse perdidamente de ella, y ella sin quererlo, también se enamora de él. ¿Podrán vivir su amor a pesar de todo?
Leer más— Kathia, te he dicho que me dejes en paz, ¿Qué no fue suficiente para ti tener que haber pasado la vergüenza de que te haya demandado para que te mantengas alejada de mí? — le ha dicho Spencer comenzando a sentir que ha perdido la paciencia con esa situación. — Solamente vengo a decirte que tengas mucha suerte en tu vida, y que debes cuidarte mucho, no sabes con quién estás metiéndote ahora — dijo Kathia. Sin embargo, antes de que Spencer pudiera haber dicho algo a Kathia, Kathia se marchó, pues un taxi venía pasando precisamente en ese momento, el vehículo estaba vacío, y Kathia le pone la mano al taxi para que este la dejara subir a su interior. Spencer se relajó, y entonces, se ha subido al auto blindado que se apareció frente a su camino, él ha visto cuando Elías se encargó de bajar le vidrio de su ventana para asegurarse que Spencer pudiera verlo y lo hubiera reconocido para que luego él no quisiera haberse terminado confundiendo de vehículo y todo su plan se echara a
Spencer estaba en la comisaría de policía cuando le ha llegado al celular una llamada de un número que era desconocido, para Spencer fue bastante extraño que alguien le llamara a su número de celular personal, pues para los clientes, existía el número de celular empresarial que solo se usaba en los horarios de oficina dentro de la empresa, más nunca por fuera cuando ya era fin de semana, además de que aquel número de celular era atendido por secretaria más no por él mismo.Cada cliente que llamaba a la empresa, debía hablar primero con ella y luego ver si tenía forma de hablar con Spencer.Sin embargo, recordó lo que Layla le había dicho hace un par de horas, y decidió contestar entonces la llamada del número de celular antes de que esta se colgara.— ¿Bueno? — dice Spencer. — Spencer, soy yo, Elías — le dijo Elías cuando escuchó que Spencer habló por el celular al responder la llamada.— ¿Elías? ¿Qué haces llamándome? Pensé que quizás era una llamada de Layla… — le dijo Spencer mie
— Madame Fox… ¿Qué hace usted aquí? — le pregunta Layla a la mujer cuando ve ella no deja de acercarse lentamente hacia dónde estaba Layla.— Señora Coral, también me alegro mucho de verla, cuanto tiempo ha pasado desde que… Bueno, ¿Debería decirlo o tus hombres ya saben a qué te dedicabas antes?Layla abre los ojos como platos, el único de sus hombres que sabe acerca de lo que está hablando, Madame Fox era Elías, nadie más que él, el resto de sus hombres no lo sabían, no es como que ninguno de ellos además de Elías haya sido capaz de ganarse su confianza, nada de eso, lo que sucedía es que no es como que su pasado fuera un tema muy fácil de hablar para ella con cualquiera, un tema de aquellos que uno desearía contarlo solo porque así lo quisiera.— Y entonces, ¿Quieres decirlo tú o Quieres que lo diga yo? — dijo Madame Fox con intensidad con el asunto. Layla estaba espantada, ella no quería decir nada, no quería hablar de su pasado con nadie más porque era una tortura. — ¿A qué ha
Layla quería hacer algo por ayudar, pero le dio satisfacción saber que Spencer estaba haciendo lo posible por cortar ese lazo de una vez por todas.Layla se ha marchado de allí luego de asegurarse que todo iba muy bien, sin darse cuenta de que Kathia quería hacer hasta lo imposible por convencer a Spencer de querer besarla como si las cosas entre ellos no estuvieran mal y no tuvieran solución.— Kathia, ¡ya basta! Te he dicho mil veces que nosotros no teníamos una relación que lo nuestro no era para nada algo serio, ¿Qué mierda te está ocurriendo como para que te estés comportando así? — le grita Spencer a Kathia con desesperación de verla portarse como si ella fuera una loca.Kathia ha logrado zafarse de los brazos del guardia de seguridad para haberse ido corriendo encima de Spencer. Spencer trataba de zafarse de los brazos de Kathia quién no dejaba de insistirle en que ella tenía razón en haberse enojado por todo lo que ha sucedido. La policía pronto se apareció, y Spencer se tr
Spencer suspira para intentar mantener la calma y dejar salir la furia que siente por dentro de todo lo que sucedía con Kathia y su obsesión.— No, no está nada bien, Kathia no es quién pensé que sería desde que tuvimos nuestro trato de únicamente ser amigos con derechos, parece que está obsesionada conmigo, se ha ido hasta la empresa y se ha puesto a gritar como loca que yo estoy saliendo con una secuestradora, el guardia de seguridad que está en turno me ha llamado para avisarme de eso, y no sabe qué hacer para calmarla parece una loca, creo que tendré que ir para ver si puedo convencerla de que me deje en paz de una buena vez — le dice Spencer a Layla.— ¿Puedo acompañarte? — le pregunta Layla a Spencer al mismo tiempo que se disponía en ponerse de pie para recoger su ropa y comenzar a vestirse,Sin embargo, Spencer la interrumpió.— No, deberías de quedarte aquí, o si quieres, puedes llamar a uno de tus hombres para que venga por ti a recogerte, has de querer irte a tu casa, y pie
Layla no se pudo contener y ha sonreído a Spencer al haber escuchado lo que él le ha dicho.— Hazme tuya…— dice Layla a modo de susurro cuando se ha acercado a los labios de Spencer a punto de besarlo.Spencer le corresponde la sonrisa, y antes de acercarse a sus labios para besarla, decide entonces ponerse encima de ella al mismo tiempo que Layla se dispone en abrir las piernas para dejar que Spencer se acomodara de tal forma que cuando lo hiciera esto fuera mucho más cómodo para los dos.Layla nunca antes se había sentido tan especial en una noche de sexo, aquella noche era especial para ella, estaba sintiéndose amada, y sobre todo, estaba sintiendo que por primera vez en su vida, ella estaba haciendo el amor con un hombre de verdad.La noche terminó, Spencer se ha quedado completamente dormido estando acostado en posición de boca abajo con la sábana de la cama nada más cubriéndole encima de la cintura.Layla también ha quedado muy cansada, sin embargo, quiso ponerse la camiseta de
— ¿Puedes irte? ¿Por favor? — dice Spencer después de que los tres se han quedado en silencio. Kathia suspira intentando tener paciencia por todo lo que estaba escuchando, pero ella no iba a quedarse, a seguir discutiendo con ellos, a seguir perdiendo su tiempo con alguien que no valía la pena. — Si, ya me voy, solo espero que pronto te des cuenta de que te estás metiendo en un problema del que luego no vas a conseguir salir, esta chica no dice ser quién realmente es, ten mucho cuidado, y eso sí, no vuelvas a buscarme — dice Kathia sintiéndose bastante decepcionada de Spencer.— Así lo haré, cuídate mucho — le dice Spencer a Kathia. — Si claro, tú también — le responde Kathia.Kathia se queda mirando a Spencer y a Layla por unos segundos más con una mirada de desaprobación y de desacuerdo que ni ella misma llegó a creer que alguna vez sentiría. Kathia se aleja del apartamento de Spencer, y escucha de inmediato cuando él cierra la puerta justo después que ella se marchó. — Oye… Gr
— Spencer, me importa una mierda si quieres o no que yo entre a tu departamento, pero lo haré por qué necesito hablar contigo, ¿o qué? ¿No estás solo? ¿Tienes compañía? ¿Acaso tienes a una nueva mujer y no me has querido decir nada? — le dice Kathia a Spencer, comenzando a sonar como si fuera una mujer celosa, cuando ella anda más era la amiga con derechos de Spencer, y, por tanto, no tenía derecho alguno en venir a reclamarle a él si estaba con alguien más.— Kathia, tienes que entender una cosa, cuando nos conocimos te dije que yo no era un hombre que le gustara el compromiso de una relación, de querer casarse, no, nada de esas cosas, me gusta ser libre, hacer lo que yo quiera, acostarme con quién yo quiera y no tener que estar amarrado en respetar a alguien que yo no pueda saber si me está respetando también, te dije que no me gustaban los escándolos, ni las escenas de celos, y mucho menos que quieran venir a controlarme en mi propio apartamento, así que, sin más, por favor vete de
Layla no lo pensó ni dos veces antes de hacerlo, pues ella decidió ponerse de pie, y luego acercarse caminando de forma sensual y con una mirada provocativa hasta dónde estaba Spencer. Spencer se le ha quedado mirando, y por un momento, se ha imaginado que estaba sentado en una silla cómoda de una mesa privada en algún lugar de un bar de prestigio de los que eran sus favoritos para ir a relajarse los viernes después de un largo y pesado día de trabajo, además de que iba a tomarse un relajante trago de alguno de sus licores favoritos, Spencer también iba a esos lugares para deleitar su vista con la sensualidad de las mujeres que trabajaban en aquellos lugares, además de que también él lograba contratar a la mujer que más sexy le parecía para que ella se fuera con él a su apartamento y le complaciera el resto de la noche. Así era como Spencer estaba sintiéndose con Layla enfrente suyo, siendo sensual para él. Salvo que allí ocurría una cosa más que solo sensualidad; Spencer estaba a p