Los trabajadores de la empresa ya se estaban marchando después que la junta con el inversionista terminara exitosamente con un contrato firmado y con más millones de dólares en su cuenta bancaria.
Eran las seis de la tarde, Spencer terminaba de analizar un reporte de contabilidad que su contadora le había entregado en la mañana donde le demostraba la cantidad de gastos, cantidad de dinero y recursos que habían llegado este mes a la empresa.
Spencer estaba satisfecho consigo mismo, con sus trabajadores y con el éxito de su empresa, y para celebrarlo pensaba llegar a casa, llamar a Kathia, su amiga con derechos y pasar una noche muy apasionada con ella, y en medio del trabajo que estaba por finalizar, Spencer cogió su celular y le envió un mensaje a la sexy morena de su lista de contactos.
"Nos vemos en mi casa en una hora, ponte muy sexy solo como tu sabes hacerlo" decía el mensaje.
"Perfecto cariño, te veo en una hora" respondió la chica minutos después.
Se apresuró a apagar el computador de su oficina, agarró sus cosas, se puso de pie, caminó hasta la puerta, y apagando las luces cerró la puerta con llave a sus espaldas.
La oficina ya había quedado completamente desierta, salvo por el guardia del parqueadero por lo que Spencer no debía quedarse a despedirse de nadie y bajó casi que corriendo del tercer piso hasta el sótano por las escaleras.
Llegó con el corazón y la respiración acelerados, caminó hasta su camioneta y se subió a ella acelerándola camino a la salida.
Se despidió del guardia y se adueñó de las calles dirigiéndose a su casa.
Encendió la radio, puso su emisora favorita, le subió un poco el volumen y se puso a cantar cuando llegó a un semáforo que estaba cambiando de verde a rojo.
Estaba tan entretenido en su canción, cantándola con los ojos cerrados que no se percató de que una camioneta negra se parqueo a su lado frenando secamente y de su interior bajaron 4 hombres vestidos de negro con capuchas cubriéndose su rostro.
Uno de los hombres se puso frente suyo y le golpeó la puerta mientras trataba de abrirla.
Spencer se asustó de inmediato preguntando que era lo que sucedía, el hombre no dijo nada y solo le dio un golpe fuerte en la cabeza con el costado de su pistola haciendo que Spencer cayera al suelo perdiendo la conciencia.
Horas más tarde, Spencer despertó con la vista un poco nublada y poco a poco fue volviéndose más nítida hasta que pudo ver que se encontraba amarrado a una silla, no podía mover ni sus pies ni sus manos, y pudo ver que el lugar era bastante oscuro, viejo, con apariencia de abandono, pero inmenso.
A lo lejos una luz se encendió dejando ver una cuarta parte del lugar y Spencer escuchó unos tacones sonar mientras unos pasos avanzaban hacia él. Su secuestradora era una mujer, y para Spencer era la mujer más hermosa que en su vida había visto.
De contextura delgada con buen trasero y senos, con pequeñas curvas, cabello rubio, ojos azules, y lucía un vestido rojo que le llegaba hasta los talones.
Spencer se quedó boquiabierto, y la mujer lo notó, sonrió de inmediato con una mirada seductora que a cualquier hombre hipnotizaría, y con la punta de su arma, le cerró la boca al joven cautivado.
— Que tu madre no te enseñó un dicho que dice: ¿Cierra la boca o se meterán moscas adentro? Spencer no respondió. Seguía admirando la belleza de la mujer.
— Supongo que no, no te preocupes, ya acabo de enseñártelo, ahora, vamos al grano. ¿Sabes por qué estás aquí?
— No —respondió Spencer.— Bueno, te cuento, eres uno de los hombres más ricos del mundo, tienes millones en tu banco, una empresa, una mansión, carros, viajes, no hijos, quiero que me des una buena cantidad para dejarte libre y en paz.
— ¿De qué cantidad estás hablando? — preguntó Spencer.
— 30 millones de dólares.
— ¿Qué? ¿Te has vuelto loca? — se quejó Spencer.
La mujer se acercó rápidamente a Spencer poniendo su arma lista para disparar debajo de su mentón.
— ¿Quieres morir esta misma noche? Prometo hacerlo rápido y sin dolor.
Ella se acercó a Spencer, parecía apunto de besarlo, ambos se miraron a los ojos, ella vio los lindos ojos cafés claros de Spencer y sintió como si miles de mariposas revolotean en su estómago.
A Spencer le sucedió lo mismo cuando miró a los ojos azules de la chica.
Así mismo, gracias a su escote, Spencer logró ver de reojo sus lindos senos de mediano tamaño. Perfectos para él.
— No, no quiero morir, pero te tengo un mejor trato. ¿Quieres negociar?
— ¿Negociar? Habla.
La mujer se alejó de Spencer y se quedó enfrente suyo, cruzó los brazos en señal de espera y atención a su propuesta.
— Bien, como ya conoces mi vida, sabes que no estoy casado, mi madre espera que lo haga para este año, te propongo un trato; déjame ir y te casas conmigo en dos semanas.
— ¿Qué? ¿Casarme contigo? ¿Te has vuelto loco? Ni siquiera me conoces — dice la mujer sorprendida y un poco alterada.
— No, eres la mujer más hermosa de este mundo y te quiero como mi esposa si te casas conmigo tendrás muchos beneficios.
— ¿Cuáles? — Podrás ser socia de mi empresa y trabajar ahí, acceder a mis millones y gastarlos en lo que quieras, solo compláceme como mujer y tendrás la vida de reina que mereces.
La mujer se quedó callada, pensativa, nunca nadie le había hecho una propuesta de este tipo, si había tenido otros secuestros que le pedían acostarse con ellos si quería su dinero y tuvo que aceptarlos, eso es una cosa, pero una muy diferente es casarse con alguien que no conoce y ser beneficiaria de todos sus bienes.
— Tengo que pensarlo, por ahora, estás secuestrado y hasta que no tome una decisión, sigue en pie que debas darme dinero... Así que ¡Elías! — grita la mujer, su eco retumba en las paredes del lugar.
Un hombre alto, de contextura gruesa y piel morena, se acerca a ella.
— Dígame señora. — Ya sabes que tienes que hacer. La mujer se va caminando hasta perderse en la oscuridad del pasillo. Elías sonríe malicioso y empieza por propinarle un fuerte golpe en la cara a Spencer. El golpe le provocó un leve sangrado en la nariz que fue la zona golpeada, a Spencer le dolió, y bastante, pero por intuición propia prefirió no quejarse, aguantarse el dolor, demostrar que era un hombre de verdad y así impresionar a su nuevo amor. Elías dejó de golpear a Spencer para luego acomodarse a dos metros de distancia de él, entrelazar las dos manos y mirarlo fijamente evitando que este intentara llegar a escapar. Mientras tanto, la sexy secuestradora de Spencer bebía una copa de vino y observaba hacia la calle desde el interior de su habitación; una calle solitaria y mojada por la lluvia que estaba cayendo en ese momento. Ella no dejaba de pensar en la propuesta de su secuestrado, ¿Realmente sería capaz de casarse con ella? o ¿Era solo una estrategia para poder escapa
También era muy extraño para ella tener tanta paciencia por la simple situación de que la hubiese dejado plantada cuando él conocía sus condiciones para ser amigos con derechos. ¿Se habrá quedado en algún bar con unos amigos? ¿Se habrá quedado trabajando y se le había olvidado que habían hecho planes? No lo sabía, pero ella esperaría pacientemente en su sillón a que él llegara y le diera una buena explicación de porque la había dejado plantada, aunque sabía que él no debía hacerlo, pero tenía que hacerlo por esta vez si quería que ella volviera a responder a alguna de sus citas. Menos mal que el vigilante conocía perfectamente a Kathia y la había dejado pasar sin problema alguno, el vigilante era muy amigo de Spencer, así que, él en ese sentido de recibir visitas era muy afortunado porque no cualquiera podría ingresar al interior de su edificio. Kathia no pudo más y en medio de su impaciencia decidió vestirse de nuevo, dejar la bata en el sillón en señal de que ella estuvo allí para
— No entiendo que tanto le piensas, puedo darte una vida mejor, solo tienes que complacerme como mujer, es lo único que te pido a cambio. — Sí, me lo dijiste, pero no estoy lista para el compromiso, soy una delincuente, y ¿Cómo dejo a mis hombres sin empleo? Spencer la piensa por unos segundos hasta que se le ocurre una idea brillante que ni él mismo se cree que pueda llegar a ser de las mejores ideas que ha tenido en su vida, a pesar de ser un profesional de los más cotizados en su área y tener su propia empresa funcionando bastante bien. — Pueden trabajar para nosotros como nuestros guardaespaldas. — ¿De verdad los contratarías a pesar de sus pasados? — pregunta la chica sorprendida ante su propuesta. — Sí, lo haría, ellos también merecen la oportunidad de tener una vida mejor. “¡Qué sujeto tan agradable el que he secuestrado!”, pensó la chica sin decir una sola palabra a Spencer, ella sonríe, y con esta propuesta decide tomarse su tiempo para pensarlo mejor. Spencer termina s
— El señor Spencer me ha hecho una propuesta muy interesante, pero un tanto extraña que me tiene dando vueltas la cabeza. — ¿Qué propuesta es? — Me pidió que me case con él, no le importa que no lo ame, lo único que me pide a cambio es que le corresponda como mujer, y él me dará a mí a cambio muchos beneficios, como el derecho a acceder a su fortuna y a trabajar en su empresa. Elías se quedó pensativo, era la propuesta de negocio más extraña que le han hecho a su jefa en todos sus años de servicio para ella. — ¿Qué pasará con nosotros? — pregunta él sin dejar notar un tono de preocupación. — Me propuso que ustedes trabajaran para nosotros como nuestros guardaespaldas, ¿Aceptarían? Elías abre la boca sorprendida, no sabe qué responder. — ¿De verdad él quiere que trabajemos para él sin importarle que somos unos delincuentes? ¿No será una trampa para mandarnos a la cárcel señorita Coral? — pregunta Elías con inseguridad. — Tampoco estoy segura si el hombre nos vaya a estar metiendo
Spencer Shay a la mañana siguiente se levantó, solamente lo hizo porque una llamada le estaba entrando en ese instante a su celular, Spencer pensó que se trataría de algo acerca del trabajo, pero no, no lo era, porque si fuera del trabajo no le marcarían desde un número desconocido, más bien, le marcarían desde un número que él ya tenía guardado en su lista de contactos. Entonces, a pesar de que tenía resaca, dolor de cabeza, y ganas de vomitar por toda la comida y trago que ingirió la noche pasada, contestó la llamada, y trató de sonar lo más natural del mundo. — ¿Diga? — dice al contestar, aunque aún no abría los ojos, pues el dolor de cabeza era fatal para él. — ¿Spencer? Hablas con Layla, Layla Coral, nos conocimos ayer en la noche, yo… te secuestré, ¿Lo recuerdas? — dice la voz sensual de una mujer joven a través de la llamada. — Sí, lo recuerdo, Layla… ¿A qué se debe tu llamada? Por cierto, ¿Cómo fue que conseguiste mi número? No recuerdo habértelo dado…— le pregunta Spen
Al subirse al vehículo, Spencer se da cuenta de que viene acompañado de tres hombres, el primero era Elías, el jefe de los hombres de su sexy secuestradora, venía otro hombre blanco en el asiento del chofer, y otro moreno en el asiento de la parte de atrás. El hombre, a su lado, le pone a Spencer una capucha negra encima que no le permite ver nada de lo que pasa afuera, pero si le dejaba respirar porque tenía precisamente un hueco en donde sobresalía la punta de la nariz, y Spencer podía conseguir respirar, y sentir el aire fresco del día que parecía que iba a llover, porque calor no hacía. El trayecto desde la casa de Spencer hasta la casa de su sexy secuestradora duró alrededor de una hora, pero para Spencer fueron más horas, porque al no ver nada a su alrededor, estaba limitado a sentir el movimiento del carro, y se dio cuenta de que habían llegado, era porque el auto se frenó por unos segundos, y escuchó como una puerta eléctrica se abría mientras que ellos esperaban. — Señor
— Hola Spencer, espero te guste la comida china, la verdad es que no se me da mucho la cocina, sé preparar cosas muy básicas, pero no estaba segura de que podría gustarte que cocinara, y preferí pedir la comida china, ¿Está bien? — le pregunta Layla después de bajar las escaleras y quedar de frente de él, dejando que el hombre le mirara el cuerpo de arriba hacía abajo a causa de la sensualidad de su vestido. — Si, la comida china es mi favorita — mintió él. Spencer no era fanático de la comida china, solamente le gustaban los rollitos primavera, el arroz chino, la carne al estilo chopsuey, la pasta al estilo chopsuey, el pollo a la naranja, camarones en salsas, y ya, más no le gustaban comidas como el sushi, ni nada de esas cosas. Una vez pidieron sushi para celebrar un triunfo en su empresa con los empleados un viernes por la noche después de terminar la jornada de trabajo, esa fue la primera y última vez que probó el sushi porque el resto de los días siguientes le asentó tan ma
Spencer termina de comer toda su comida china, mientras que al mismo tiempo, las pastillas que Layla le ha puesto en ellas le estaban haciendo efecto, su cuerpo se estaba descontrolando, estaba comenzando a sentir que se estaba desconectando por completo de la realidad. Pero a pesar de que él estaba descontrolándose, estaba ocurriendo algo más, su lengua parecía querer moverse sola, pues estaba comenzando a querer hablar, a querer decir todas las cosas que Layla necesitaba saber de él. — La verdad es que realmente me interesas, Layla, desde el primer momento en que te vi, sentí que eres la mujer correcta para mi, es loco, pero es la verdad, soy un hombre que odia los compromisos, sin embargo, por ti soy más que capaz de haacer lo que sea con tal de que me correspondas. Eres una mujer hermosa y misteriosa, y eso me tiene loco — comienza Spencer a confesar con una mirada perdida, pero muy penetrante hacía Layla. Layla se mantuvo en silencio mientras que intentaba procesar todo lo q