Mi exmarido se volvió un loco desquiciado y yo me le reí con gusto. El día que fui al hospital para un aborto, mi esposo llegó en ese momento con su exnovia. En los giros de la vida, nos encontramos los tres en el hospital. —La mujer con la que siempre quise casarme nunca fuiste tú, Marina Díaz, compórtate. Una mujer tan promiscua como tú no merece tener hijos. Entonces decidí abandonar ese matrimonio falso. Después del divorcio, la novia de mi exmarido vino a presumirme con altivez su anillo de compromiso. Señalé al hombre que acababa de entrar al hotel y le dije: —¿Ves a ese guapo? Es mi novio. Él era precisamente Diego Herrera, el heredero adinerado que se había aburrido de la vida y sus placeres, y se había ido a trabajar como médico en Marbesol. De repente, se encontró con una novia que una vez había ido por casualidad al hospital para... pedirle realizar un “aborto”. ¡La pureza no se destiñe! ¡Hermosa y brillante mujer vs. Hombre frío y despreocupado!
Leer másLidia dejó el Grupo Herrera y, mientras caminaba, pensaba en cómo podría usar a alguien para seducir a Baltasar. Pensó en una mujer despreciable, la persona perfecta para su plan.Sacó su celular y marcó un número. Cuando la llamada se conectó, una voz suave y temblorosa respondió del otro lado.—¿Señorita Lidia, en qué le puedo colaborar?Lidia, con tono sombrío, respondió:—Tengo un encargo para ti.—¿Qué es lo que necesita? —preguntó la mujer, sonando algo asustada.Lidia soltó una pequeña risa, cargada de malicia.—Quiero que te acerques a un hombre, lo seduzcas, haz que se interese por ti.La mujer se quedó en silencio unos segundos, claramente dudando, antes de contestar con voz insegura:—Señorita Lidia, yo no quiero hacer eso.Lidia soltó una risita burlona.—No te preocupes, el hombre que te pido que seduzcas no solo es guapo, también tiene mucho talento. Y no te estoy pidiendo permiso, solo te lo estoy informando.Su tono se volvió más sombrío.—Sé lo que eres capaz de hacer,
Lidia estaba claramente alterada.Tulio notó su reacción y, algo confundido, le preguntó:—Por supuesto que es su hermano. ¿Por qué preguntas eso?Lidia apretó las manos con fuerza y forzó una sonrisa.—Solo tenía algo de curiosidad. Después de todo, hay una gran diferencia de edad entre ellos. Ah, y por cierto, ¿cómo se llama el niño?Tulio, sin sospechar nada, respondió con total naturalidad:—Iker.Pensó: ¡Así que Diego y Marina tienen otro hijo! Eso explica al niño que vi en el aeropuerto.Lidia, tratando de calmar la rabia que sentía, forzó una sonrisa y se levantó para despedirse.—Tulio, lo lamento, pero acabo de recordar que tengo algo urgente que hacer. Me voy hoy, pero la próxima vez ya tendremos tiempo para vernos.Tulio la observó marcharse apresurada, sin poder decir nada.Mientras tanto, Yulia y Baltasar, con Iker, seguían disfrutando del picnic. Cuando regresaron al área de la parrilla, Lidia ya no estaba allí....La puerta de la oficina del gerente general del Grupo Fi
Las miradas de Yulia y Lidia se cruzaron en el aire, cargadas de una tensión casi palpable, como si se estuvieran retando en silencio.Más rápidamente, ambas apartaron la mirada, como si se hubieran dado cuenta de lo incómodo de la situación.Lidia, de pie, con su figura esbelta, cintura delgada y piernas largas y sexis, vestida con elegancia y deslumbrante por su belleza, para nada pasaba de desapercibida. Todas las miradas en el lugar, unas de admiración, otras de lujuria, se centraron en ella.Tulio, con su habitual entusiasmo, la presentó a Abel y Blas.Después de las presentaciones, Lidia se sentó al lado de Tulio, pero a pesar de su aparente alegría, él no podía dejar de pensar en lo que Lidia sentía por Baltasar. Le preocupaba que ese picnic terminara convirtiéndose en un desastre.Baltasar, al ver que Tulio conocía a Lidia, se sorprendió un poco.Lidia, al ver a Iker sentado junto a Yulia, no pudo evitar elogiarlo.—¿De quién es este pequeñín tan lindo?Yulia, mientras tomaba l
Iker frunció los labios como si estuviera regañando a su papá por haberlos echado de casa tan rápido. ¡Ni siquiera tuvo tiempo de quedarse un ratito más con mamá!Cuando Yulia vio la carita triste de su hermano, su corazón se derritió. Se agachó y, con todo el cariño, le dijo:—Iker, hoy te voy a llevar a jugar. Vamos a hacer un picnic, ¿te gusta la idea?Los ojitos de Iker brillaron de felicidad.—¡Sí! Hermanita, pero ¿me dejas usar un ratito tu celular? Quiero decirle algo a mamá.Yulia le pasó el celular sin pensarlo ni un segundo.—Muchas gracias, hermanita.Iker abrió WhatsApp con un dedito, y Yulia lo observó, pero al ver que lo estaba manejando bien, lo dejó seguir.Iker apretó el botón de grabar y, con su vocecita suave, dijo:—Mamá, cuando regreses, vamos a pasar un buen rato. ¡No te olvides!Hizo una pausa y agregó:—¡Mamá, papá es muy malo!Yulia no pudo evitar sonreír, su corazón se llenó de ternura.Después de grabar, Iker le devolvió el celular y le dio las gracias con es
Abel y Blas se miraron, intercambiando una mirada de sorpresa.Mientras tanto, Baltasar le enviaba un mensaje a Yulia preguntándole si quería ir al picnic con Tulio y los demás el sábado.Yulia, recostada en su cama y con el celular en la mano, no tardó en responderle:[¡Claro! Será perfecto y me ayudará a relajarme un poco.]Baltasar sonrió al leer el mensaje y, rápidamente, le contestó a Tulio confirmando que irían al picnic el sábado....Al día siguiente, viernes. Mientras Yulia estaba en una reunión, su celular sonó.Normalmente, si no era algo urgente, su papá no la llamaría durante el horario laboral.Por eso, cuando vio que era él, Yulia se puso algo nerviosa. Se disculpó con el subordinado que estaba presentando el informe:—Disculpa, tengo que tomar esta llamada.Él asintió y se quedó sentado.Yulia atendió la llamada y salió de la sala de reuniones. Apenas escuchó la voz de su papá al otro lado:—Yulia, mañana sábado, llévate a tu hermano a jugar, no lo dejes pegado a tu mam
Baltasar se sentó, sintiendo de inmediato la presencia imponente de Diego, cuya vibra era tan palpable que lo hizo enderezarse un poco más.Marina, notando la tensión en el ambiente, tocó suavemente la pierna de Diego, indicándole sin palabras que aflojara un poco.Baltasar, con la espalda recta, no podía evitar sentirse incómodo, mientras Yulia observaba a su novio, quien por primera vez en mucho tiempo parecía nervioso.Ver a Baltasar tan tenso hizo que Yulia sonriera por dentro. Siempre tan relajado y seguro de sí mismo, verle así de nervioso era algo completamente nuevo.Baltasar, ajeno a la sonrisa interior de Yulia, intentó calmarse y hablar lo más tranquilamente posible:—En un par de días, mis padres no solo vendrán a disculparse, sino que también harán la propuesta formal. Ambas familias podremos hablar sobre los detalles de la boda y ver cómo organizarla.Yulia asintió con una sonrisa suave:—Sí, por supuesto.Diego, que había pensado al principio en sugerir que no tuvieran t
Yulia se sumergió por completo en su trabajo, concentrada en asegurarse de que los términos del contrato fueran los más favorables para la empresa.Mientras tanto, Eugenio también proponía cláusulas que beneficiaran aún más al Grupo Financiero Ramos. Con el paso del tiempo, el contrato fue tomando forma, cada vez más ajustado a lo que ambos querían.Finalmente, Eugenio firmó el contrato, lo cerró con suavidad y asintió con la cabeza, diciendo:—Espero que esta colaboración nos dé grandes resultados.Yulia sonrió, satisfecha, y respondió:—Ojalá nuestra cooperación sea todo un éxito para los dos.Se dieron un apretón de manos rápido, como la despedida.Al final del día, cuando Yulia ya estaba por salir, Baltasar llegó a recogerla.—Yuli, ¿cómo te fue hoy? ¿Estás contenta?—Sí, pues imagínate que esta mañana te pedí matrimonio y hoy firmé un contrato gigante. ¡Ha sido un día maravilloso y sin igual! Mis padres van a estar super felices —dijo Yulia, sonriendo.— Y por cierto, hoy no voy a
Al parecer Eugenio estaba completamente obsesionado con Florencia. Pero, menos mal que él no sabía que, en la cabeza de Yulia, ya estaba pasando una maratón de telenovela de lo más intensa.Eugenio bajó la mirada y, con un tono sombrío y completamente vacío de emoción, soltó unas palabras llenas de sarcasmo:—¿Qué te crees?, ¿Una diosa inalcanzable? ¿Crees que voy a perder mi tiempo amenazándote? Yo solo no quiero ser el marrano que los mantenga a ustedes, los Soto. ¿Por qué te convertiste en una amenaza? Estás sobrevalorándote, para mí ya no hay nada entre nosotros.Las palabras de Eugenio fueron tan crueles que Florencia no pudo evitar temblar al escucharlas. Tensa, lo miró fijamente y respondió:—¿De verdad te comportas de esta manera? Aunque lo nuestro haya terminado, no deberías decirme tales cosas tan crueles.Yulia, sorprendida, se tocó el brazo y murmuró para sí:—¡Ay, Dios mío! Se me puso la piel de gallina. ¿A los hombres les gusta esto?Sonrió divertida, mientras no podía ap
Baltasar sonrió y respondió:—Está bien, mamá, los espero.Regina, curiosa, preguntó:—¿Y por qué tanta prisa entre ustedes dos? No me digas que... ¿están esperando un bebé?—¡Por supuesto que no! Ni más faltaba —Baltasar no mencionó nada sobre la salud de Diego—. Solo queremos casarnos rápido, nada más....Yulia miró la hora. Eugenio llegaría en unos minutos, así que decidió hacer una pausa en el trabajo y tomarse un café para despejarse.Ricardo tocó la puerta y entró en la oficina.—Señorita Yulia, el señor Eugenio llega en unos 30 minutos. El vuelo tuvo un retraso.—¿Y Fernando? Pregúntale si vamos directo al restaurante.Más tarde, justo cuando llegaran, sería hora de almorzar.Ricardo mandó un mensaje rápidamente a Fernando.Fernando respondió casi de inmediato: [El señor Eugenio dijo que está bien].—Yulia, vamos directo al restaurante a esperarlos.Yulia asintió.—Perfecto.Ricardo organizó todo y pronto salieron de la oficina y tomaron el ascensor hacia el restaurante reserva