Spencer estaba en la comisaría de policía cuando le ha llegado al celular una llamada de un número que era desconocido, para Spencer fue bastante extraño que alguien le llamara a su número de celular personal, pues para los clientes, existía el número de celular empresarial que solo se usaba en los horarios de oficina dentro de la empresa, más nunca por fuera cuando ya era fin de semana, además de que aquel número de celular era atendido por secretaria más no por él mismo.Cada cliente que llamaba a la empresa, debía hablar primero con ella y luego ver si tenía forma de hablar con Spencer.Sin embargo, recordó lo que Layla le había dicho hace un par de horas, y decidió contestar entonces la llamada del número de celular antes de que esta se colgara.— ¿Bueno? — dice Spencer. — Spencer, soy yo, Elías — le dijo Elías cuando escuchó que Spencer habló por el celular al responder la llamada.— ¿Elías? ¿Qué haces llamándome? Pensé que quizás era una llamada de Layla… — le dijo Spencer mie
— Kathia, te he dicho que me dejes en paz, ¿Qué no fue suficiente para ti tener que haber pasado la vergüenza de que te haya demandado para que te mantengas alejada de mí? — le ha dicho Spencer comenzando a sentir que ha perdido la paciencia con esa situación. — Solamente vengo a decirte que tengas mucha suerte en tu vida, y que debes cuidarte mucho, no sabes con quién estás metiéndote ahora — dijo Kathia. Sin embargo, antes de que Spencer pudiera haber dicho algo a Kathia, Kathia se marchó, pues un taxi venía pasando precisamente en ese momento, el vehículo estaba vacío, y Kathia le pone la mano al taxi para que este la dejara subir a su interior. Spencer se relajó, y entonces, se ha subido al auto blindado que se apareció frente a su camino, él ha visto cuando Elías se encargó de bajar le vidrio de su ventana para asegurarse que Spencer pudiera verlo y lo hubiera reconocido para que luego él no quisiera haberse terminado confundiendo de vehículo y todo su plan se echara a
Los trabajadores de la empresa ya se estaban marchando después que la junta con el inversionista terminara exitosamente con un contrato firmado y con más millones de dólares en su cuenta bancaria. Eran las seis de la tarde, Spencer terminaba de analizar un reporte de contabilidad que su contadora le había entregado en la mañana donde le demostraba la cantidad de gastos, cantidad de dinero y recursos que habían llegado este mes a la empresa. Spencer estaba satisfecho consigo mismo, con sus trabajadores y con el éxito de su empresa, y para celebrarlo pensaba llegar a casa, llamar a Kathia, su amiga con derechos y pasar una noche muy apasionada con ella, y en medio del trabajo que estaba por finalizar, Spencer cogió su celular y le envió un mensaje a la sexy morena de su lista de contactos. "Nos vemos en mi casa en una hora, ponte muy sexy solo como tu sabes hacerlo" decía el mensaje. "Perfecto cariño, te veo en una hora" respondió la chica minutos después. Se apresuró a apagar el co
— Dígame señora. — Ya sabes que tienes que hacer. La mujer se va caminando hasta perderse en la oscuridad del pasillo. Elías sonríe malicioso y empieza por propinarle un fuerte golpe en la cara a Spencer. El golpe le provocó un leve sangrado en la nariz que fue la zona golpeada, a Spencer le dolió, y bastante, pero por intuición propia prefirió no quejarse, aguantarse el dolor, demostrar que era un hombre de verdad y así impresionar a su nuevo amor. Elías dejó de golpear a Spencer para luego acomodarse a dos metros de distancia de él, entrelazar las dos manos y mirarlo fijamente evitando que este intentara llegar a escapar. Mientras tanto, la sexy secuestradora de Spencer bebía una copa de vino y observaba hacia la calle desde el interior de su habitación; una calle solitaria y mojada por la lluvia que estaba cayendo en ese momento. Ella no dejaba de pensar en la propuesta de su secuestrado, ¿Realmente sería capaz de casarse con ella? o ¿Era solo una estrategia para poder escapa
También era muy extraño para ella tener tanta paciencia por la simple situación de que la hubiese dejado plantada cuando él conocía sus condiciones para ser amigos con derechos. ¿Se habrá quedado en algún bar con unos amigos? ¿Se habrá quedado trabajando y se le había olvidado que habían hecho planes? No lo sabía, pero ella esperaría pacientemente en su sillón a que él llegara y le diera una buena explicación de porque la había dejado plantada, aunque sabía que él no debía hacerlo, pero tenía que hacerlo por esta vez si quería que ella volviera a responder a alguna de sus citas. Menos mal que el vigilante conocía perfectamente a Kathia y la había dejado pasar sin problema alguno, el vigilante era muy amigo de Spencer, así que, él en ese sentido de recibir visitas era muy afortunado porque no cualquiera podría ingresar al interior de su edificio. Kathia no pudo más y en medio de su impaciencia decidió vestirse de nuevo, dejar la bata en el sillón en señal de que ella estuvo allí para
— No entiendo que tanto le piensas, puedo darte una vida mejor, solo tienes que complacerme como mujer, es lo único que te pido a cambio. — Sí, me lo dijiste, pero no estoy lista para el compromiso, soy una delincuente, y ¿Cómo dejo a mis hombres sin empleo? Spencer la piensa por unos segundos hasta que se le ocurre una idea brillante que ni él mismo se cree que pueda llegar a ser de las mejores ideas que ha tenido en su vida, a pesar de ser un profesional de los más cotizados en su área y tener su propia empresa funcionando bastante bien. — Pueden trabajar para nosotros como nuestros guardaespaldas. — ¿De verdad los contratarías a pesar de sus pasados? — pregunta la chica sorprendida ante su propuesta. — Sí, lo haría, ellos también merecen la oportunidad de tener una vida mejor. “¡Qué sujeto tan agradable el que he secuestrado!”, pensó la chica sin decir una sola palabra a Spencer, ella sonríe, y con esta propuesta decide tomarse su tiempo para pensarlo mejor. Spencer termina s
— El señor Spencer me ha hecho una propuesta muy interesante, pero un tanto extraña que me tiene dando vueltas la cabeza. — ¿Qué propuesta es? — Me pidió que me case con él, no le importa que no lo ame, lo único que me pide a cambio es que le corresponda como mujer, y él me dará a mí a cambio muchos beneficios, como el derecho a acceder a su fortuna y a trabajar en su empresa. Elías se quedó pensativo, era la propuesta de negocio más extraña que le han hecho a su jefa en todos sus años de servicio para ella. — ¿Qué pasará con nosotros? — pregunta él sin dejar notar un tono de preocupación. — Me propuso que ustedes trabajaran para nosotros como nuestros guardaespaldas, ¿Aceptarían? Elías abre la boca sorprendida, no sabe qué responder. — ¿De verdad él quiere que trabajemos para él sin importarle que somos unos delincuentes? ¿No será una trampa para mandarnos a la cárcel señorita Coral? — pregunta Elías con inseguridad. — Tampoco estoy segura si el hombre nos vaya a estar metiendo
Spencer Shay a la mañana siguiente se levantó, solamente lo hizo porque una llamada le estaba entrando en ese instante a su celular, Spencer pensó que se trataría de algo acerca del trabajo, pero no, no lo era, porque si fuera del trabajo no le marcarían desde un número desconocido, más bien, le marcarían desde un número que él ya tenía guardado en su lista de contactos. Entonces, a pesar de que tenía resaca, dolor de cabeza, y ganas de vomitar por toda la comida y trago que ingirió la noche pasada, contestó la llamada, y trató de sonar lo más natural del mundo. — ¿Diga? — dice al contestar, aunque aún no abría los ojos, pues el dolor de cabeza era fatal para él. — ¿Spencer? Hablas con Layla, Layla Coral, nos conocimos ayer en la noche, yo… te secuestré, ¿Lo recuerdas? — dice la voz sensual de una mujer joven a través de la llamada. — Sí, lo recuerdo, Layla… ¿A qué se debe tu llamada? Por cierto, ¿Cómo fue que conseguiste mi número? No recuerdo habértelo dado…— le pregunta Spen