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También era muy extraño para ella tener tanta paciencia por la simple situación de que la hubiese dejado plantada cuando él conocía sus condiciones para ser amigos con derechos. ¿Se habrá quedado en algún bar con unos amigos? ¿Se habrá quedado trabajando y se le había olvidado que habían hecho planes? No lo sabía, pero ella esperaría pacientemente en su sillón a que él llegara y le diera una buena explicación de porque la había dejado plantada, aunque sabía que él no debía hacerlo, pero tenía que hacerlo por esta vez si quería que ella volviera a responder a alguna de sus citas.

Menos mal que el vigilante conocía perfectamente a Kathia y la había dejado pasar sin problema alguno, el vigilante era muy amigo de Spencer, así que, él en ese sentido de recibir visitas era muy afortunado porque no cualquiera podría ingresar al interior de su edificio.

Kathia no pudo más y en medio de su impaciencia decidió vestirse de nuevo, dejar la bata en el sillón en señal de que ella estuvo allí para cuando Spencer volviera a aparecer, dejó la copa encima del muro de la cocina, cogió su chaqueta y su bolso y bajó hasta el primer piso en el ascensor.

— ¿Qué sucedió señorita Kathia? ¿No va a esperar a que el señor Spencer llegue? — preguntó el vigilante cuando escuchó las puertas del ascensor abrir y ver salir a Kathia con cara de desagrado.

— No Jhonny, ya me voy, pediré un taxi en la aplicación, dile a Spencer que no vuelva a buscarme hasta que no tenga una buena excusa que dar por haberme dejado plantada — responde Kathia con malhumor sin sonar grosera.

— Es muy extraño que él la haya dejado plantada, ya debería de haber estado con usted en su apartamento — dijo Jhonny preocupado.

— Si, bueno, ¿Qué más se le hace? Hubiera perdido mi tiempo mejor yendo a tomar algo en un bar con una amiga o sola, en fin, nos vemos luego Jhonny.

— Adiós señorita Kathia.

Kathia sale del edificio y en la puerta, coge su celular y pide un taxi por aplicación que acepta rápido su carrera y a los cinco minutos está Kathia subiéndose a la parte trasera, y el taxi se pone en marcha para irse a su casa.

Luego de unas horas de sueño, Spencer se encuentra despierto y sentado en la colchoneta donde dormía, Elías se había quedado profundamente dormido en el suelo con la espalda apoyada sobre la pared, y él en posición fetal. Spencer pudo sentir en su bolsillo izquierdo, un bulto que le estorbaba y al sacarlo se dio cuenta de que los secuestradores no le habían quitado el celular.

Cuando desbloqueó el celular, en sus notificaciones aparecieron 20 llamadas perdidas de Kathia, más de un mensaje de W******p, no solo de ella, sino también mensajes de Jhonny el vigilante de su edificio, Leonardo el contador de su empresa y su mejor amigo, y más de un mensaje del grupo de W******p de sus trabajadores convocando una fiesta en una finca a las afueras de Manhattan para ese fin de semana.

“M****a, Kathia me va a matar y tendré que compensárselo, y además, pedirle que se aleje de mí si mi sexy secuestradora acepta casarse conmigo” pensó Spencer para sí mismo. Él guardó el celular rápidamente cuando a lo lejos escuchó el sonido de unos tacones acercarse. Y al mirar, su sexy secuestradora usando un jean negro, tacones negros de punta fina y una blusa escotada blanca que provocaba que sus senos y su figura se marcara apareció en el lugar, traía una bandeja en manos con un desayuno recién preparado para Spencer.

La sexy secuestradora al ver a Elías dormido decidió despertarlo tocando sus pies con la punta de su tacón. Elías de inmediato reaccionó poniéndose de pie a medio despertar.

— Digame señorita.

— El desayuno está servido, puedes ir a comer, yo ya comí, yo me encargaré de este — ordena la sexy secuestradora.

— Entendido señorita.

Elías sale de la habitación dirigiendose la lugar indicado para el desayuno. Spencer mira a su sexy secuestradora sintiendo que una erección se le forma dentro de su pantalón, cierra bien las piernas esperando que ella no logre notarlo.

— Espero que te gusten los hotcakes, preparo los mejores.

— Sí, es mi desayuno favorito — responde Spencer.

La sexy secuestradora coloca el plato en el suelo a un lado de Spencer, y ella se sienta en el suelo enfrente de él, notando que el sujeto había sido desamarrado de sus pies y sus manos por Elías.

— ¿Por qué estás desamarrado? — pregunta la sexy secuestradora confundida.

— Bueno, es que anoche estaba un poco incómodo para dormir con mis manos y piernas atadas, y le insistí a Elías que me dejara suelto mientras dormía, le prometí que no escaparía si lo hacía y así fue, cumplí mi promesa.

— Sí, eso estoy notando, veo que si eres de cumplir promesas — dice la chica cogiendo la bandeja y colocándola en las piernas de Spencer para que pueda desayunar.

— Sí, lo soy — dice Spencer con una sonrisa que le generó a la chica un poco de confianza.— Adelante, come antes que se te enfríe — le ordena.

Spencer asiente, coge el tenedor y empieza a partir uno de los hotcakes viendo como la miel se derrite a su alrededor, bañando a los demás hotcakes que formal la fila de su desayuno. Spencer se lleva un bocado de hotcake a la boca y sonríe mientras come.

— Esto está delicioso — dice mientras se tapa la boca con la otra mano al mismo tiempo que mastica.

— ¿Verdad que sí? A todos mis hombres les encantan, trato de dárselos al menos tres veces por semana — sonríe la chica con satisfacción.

— Si, de verdad, son espectaculares, debes preparármelos a diario cuando te cases conmigo.

La sonrisa de la chica se borra de su rostro, y de la satisfacción pasa a la confusión porque ella aún no toma la decisión por más que toda la noche lo pensó para darle una respuesta segura a Spencer.

— Hablando de eso… No he tomado una decisión.

Spencer termina de masticar uno de los hotcakes y mira a la chica confundido.

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