Hola queridos lectores, lamento no haber actualizado la novela por estos meses, tuve pequeños problemas personales que hasta me causaron un total bloqueo frente a las ideas que tenía para actualizar a diario, pero aquí estoy devuelta, y les prometo que esta novela tendrá un final justo para ustedes.
Layla deja de hablar por un instante, ella no quería ponerse a recordar más nada de lo que había vivido antes, además, creyó que ya era más que suficiente, había hablado lo necesario, y ella era de aquellas mujeres que preferían no soltar todos los detalles de su vida en una primera cita, aunque aquella realmente no fuera una primera cita, no más era una cita de negocionos que a ella le importaba tanto realizar. Spencer se ha tomado un momento para pensar en todo lo que Layla le ha dicho y ha decidido entonces que la propuesta que él le había hecho a Layla hace horas, podría serle bastante útil para cambiar su vida para siempre. Y a Spencer no le importaba nada de lo que tuviera que ver con el pasado de Layla, él estaba convencido de ser completamente capaz de aceptarla a ella como era, de que ella iba a ser capaz de rehacer su vida a su lado, porqué él también quería ayudarle a que ella saliera de ese mundo oscuro en que se había metido, todo porqué realmente no quería que en cualq
Layla se ha mantenido sumergida en sus pensamientos, se ha quedado pensando en toda la conversación que ha tenido con Spencer antes de que Elías y sus hombres se lo llevaran a su casa. Layla está extraña porque ha sentido que entre ella y Spencer ha habido una especie de conexión que ella nunca antes ha podido sentir con ningún otro hombre. Pero a pesar de todo, Layla ha comenzando a interrogarse a sí misma si realmente podría valr la pena la idea de que Spencer fuera parte de su vida, y si ella estaba haciendo lo correcto. Sin embargo, era la primera vez de Layla en sentir la soledad de su casa, era una soledad que la estaba envolviendo de a poco en poco, y aunque ella estaba acostumbrada a ello y le encantaba esa sensación de esa extraña compañía que para ella era invisible, por esta vez, para ella fue completamente diferente sentirlo. Layla se sentía como si su vulnerabilidad hubiera despertado, pero también la intriga de que ahora parecía haber encontrado a la persona que podí
— Dime Elías — dice Layla cuando ha contestado la llamada de Elías. — Señorita, tenemos un problema — dice Elías sonando bastante preocupado a través de la llamada. Layla desde que conoció a Elías y supo de inmediato que él iba a ser su hombre de confianza, ella se había encargado de pedirle que cuando se presentara algún problema que él mismo no fuera a ser capaz de solucionar y que entonces debía era de llamarla a ella para pedirle refuerzos, ella le ha pedido a Elías que cuando esto sucediera, que nunca se le fuera a ocurrir mencionar tan solo su nombre o su apellido para referirse a ella, pues nunca se sabía cuando se encontraría ella con algún enemigo y ella no quería tener que verse en la necesidad de que alguien más revelara su identidad. — ¿Qué pasó Elías? ¿Está todo bien con el señor Shay? — le pregunta Layla empezando a preocuparse también y comenzando a acelerar aún más rápido para llegar pronto a su destino. — Eh, no señorita, tenemos un problema, y no sé si usted p
El portero ha mirado a Layla, y ella pudo sentir que aquel chico estaba dudando si realmente Layla le estaba hablando con la verdad, pues él no podía permitir el ingreso de cualquiera al edificio, era un lugar muy prestigioso, Layla lo ha notado por su estética decorada con elegancia y seriedad al mismo tiempo que lo hacía ver como edificio de departamentos dónde únicamente vivían en su interior personas de clase social alta, demasiado alta. Layla vivía como ellos, se daba lujos de reina, más no sabía si su estilo de vida podría llamarse así porque aunque había sido con sudor, esfuerzos y riesgos que lo había hecho todo para superarse, Layla sabía que aquello no había sido de la manera más legal posible. — Si, buenas tardes, ha venido la señorita Brittany Gonzalez a buscar al señor Shay — dijo el portero en cuanto alguien había contestado el teléfono, Layla supuso que ese alguien que ha contestado la llamada había sido Elías, su jefe de seguridad privada, su hombre de confianza — De
Kathia como respuesta traga saliva, y asiente con la cabeza, y antes de que su cuerpo intentara estimularle para decirle algo a aquel desconocido que tanto terror le provocaba, el ascensor ha llegado a su piso de destino, y ha abierto sus puertas en espera de que Kathia entre.— Qué le vaya bien señorita Kathia — se despide Elías y desaparece de la vista de Kathia sin dejar rastro.Kathia ha suspirado y se ha apoyado el cuerpo contra la pared del ascensor.— ¿En qué mierda estás metido ahora, Spencer? — se preguntó a sí misma.Elías ha entrado de nuevo en el apartamento de Spencer, viendo que Layla ahora se ha acercado hasta dónde estaba el sillón en el que él estaba acostado.Layla se ha quedado mirando a Spencer.— Listo señorita Layla, la señorita Kathia se ha ido — le dice Elías.— Muy bien Elías, pueden irse a la casa, descansen, yo me quedaré aquí a cuidarlo y a esperar a que despierte — le dice Layla a Elías.— ¿No necesita que me quede? O ¿Que alguno de mis hombres se queden c
— Creo que me iré a dar un baño de agua caliente, me siento fatal, ¿Podrías pedir tu la pizza desde la aplicación den mi celular? — le dice Spencer a Layla.Layla solamente asiente con la cabeza.— ¿En dónde está tú celular? — le pregunta Layla a Spencer.Spencer no le responde nada, y más bien, saca del bolsillo delantero del lado izquierdo de su jean, su celular que allí era el lugar dónde lo tenía guardado.— ¿Cuál es la contraseña? — dice Layla a la misma vez que lo recibe. — No tiene, no tengo nada que ocultar allí, así que no le tengo contraseña — dice Spencer. Layla asiente con la cabeza, desbloquea la pantalla del celular, y se dispone a buscar la aplicación de la pizzería favorita de Spencer para pedir el domicilio mientras que Spencer ha logrado mantenerse de pie y caminar hasta su habitación. Layla se encarga de su tarea de pedir el domicilio, ha confirmado la compra y ha dejado el celular de Spencer con la pantalla bloqueada encima del mesón de la cocina, pues mientras
Spencer y Layla se miran a los ojos, sintiéndose demasiado nerviosos por el pequeño descuido de Spencer. — Eh… Bueno, vamos al balcón, sé qué te gustará la vista de allí — le dice Spencer a Layla para tratar de romper el incómodo silencio que entre ambos se había hecho. — Sí, vamos — responde Layla intentando comportándose con naturalidad, pues ella nunca había vuelto a sentirse de aquella manera frente a un hombre, y era extraño porque Layla había olvidado por completo como era que se sentía cuando una mujer se ponía nerviosa al momento en que un hombre le gustaba mucho. ¿Será que ahora Layla estaba comenzando a sentirse atraída por Spencer? Era posible. Layla suelta la caja de pizza en las manos de Spencer, pero coge la botella de la gaseosa para dejarla guardada dentro de la nevera, y luego, vuelve a acercarse a Spencer para ir junto con él hasta el balcón. El balcón era de puerta de vidrio que se deslizaba cuando ponías la mano encima del vidrio, Spencer le pidió a Layla
Layla no lo pensó ni dos veces antes de hacerlo, pues ella decidió ponerse de pie, y luego acercarse caminando de forma sensual y con una mirada provocativa hasta dónde estaba Spencer. Spencer se le ha quedado mirando, y por un momento, se ha imaginado que estaba sentado en una silla cómoda de una mesa privada en algún lugar de un bar de prestigio de los que eran sus favoritos para ir a relajarse los viernes después de un largo y pesado día de trabajo, además de que iba a tomarse un relajante trago de alguno de sus licores favoritos, Spencer también iba a esos lugares para deleitar su vista con la sensualidad de las mujeres que trabajaban en aquellos lugares, además de que también él lograba contratar a la mujer que más sexy le parecía para que ella se fuera con él a su apartamento y le complaciera el resto de la noche. Así era como Spencer estaba sintiéndose con Layla enfrente suyo, siendo sensual para él. Salvo que allí ocurría una cosa más que solo sensualidad; Spencer estaba a p