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Todos los capítulos de Venganza del Destino: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Ilusiones destrozadas: 
Ella bajó la mirada llena de un brillo especial a sus manos temblorosas para ver el resultado que le arrancó varios suspiros de felicidad y en sus labios se plasmó una sonrisa que dejaba ver su dicha. —Amor mío sé que serás el hombre más feliz de este mundo cuando comparta contigo esta maravillosa noticia —habló a la nada sin alejar la mirada de la causa de su alegría. —¡Señorita Sued…! ¡Señorita Sued! —la llamaba uno de los empleados de servicio que estaba trabajando en la decoración del gran salón de la mansión Gil donde se llevaría a cabo la fiesta sorpresa del cumpleaños del joven Maximiliano. Ella salió de la nebulosa en la que se había sumergido cuando en la lejanía escuchó el llamado del sirviente, y con rapidez ocultó tras su espalda el papel que tenía en la mano derecha. —Sí, dígame —respondió con amabilidad a la vez que abría sus grandes y expresivos ojos. —¿Dónde debo ubicar las flores? —Él levantó uno de los arreglos florales para mostrarle. —Mmm… —Creó un sonido qu
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Tratada como el enemigo. 
En esta fecha siempre está malhumorado y se encierra a ahogar sus penas con el alcohol. Pero Isabella había cambiado su forma de duelo al prepararle esa desagradable fiesta. Lo arruinó todo, según su pensar; sin embargo, estaba consciente de que lo hizo sin malicia. Lo único que le enfadaba era que pasó por alto su pedido. «Isabella es la mujer perfecta para mí, quizás casarme con ella y crear una familia es lo que realmente necesito para dejar de sentirme tan hueco», reflexionaba sintiendo los efectos del licor, sopesando que no era mala la idea de formalizar un hogar. Tambaleante sonrió al imaginar un futuro a su lado, con un hijo al que le brindaría mucho amor para que no se sienta tan solo como lo está él. «Seré el mejor padre del mundo y protegeré a Isabella para que no sufra», volvió a plantearse en su fuero interno dejando el vaso sobre la barra para ir en busca de su amada, pero al notarse tan borracho. Con la minúscula parte de cordura que aún conservaba decidió descansar
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Insultos denigrantes.
Ella empezó su andar, dando zancadas bastantes largas. Viendo que nadie se interponía con planes de detenerle hasta que llegó al límite de la puerta doble de la entrada. Uno de los empleados trató de frenarla posicionándose delante de ella. Pues su abuelo le estaba dejando suponer que la dejaría escapar para atraparla en el momento que se sintiera libre, haciéndole ver que él tenía todo bajo su control y que ella no es más que una chica endeble que no tiene derecho a contradecir sus órdenes. Pero Isabella es tenaz y como estaba decidida a irse de ese lugar corrió logrando salir. —Señorita deténgase. Se va a lastimar —le aconsejó uno de los individuos que iba detrás de ella, e Isabella no prestaba atención. Su punto fijo era salir de esa propiedad hasta que llegó a los portones dobles que son manipulados por el guardia de la entrada y pensó en todo hasta en subirse en las rejillas para saltar al otro lado, pero ponía en riesgo su embarazo, así que no optó por esa solución. Si no qu
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Mujer misteriosa
Sin pronunciar palabras Isabella tomó los bastones ortopédicos para apoyarse, debido a que su pierna fracturada había sido enyesada por el médico del núcleo familiar Sued. Blas no permitió que se le acomodara al dejarla usar una silla de ruedas, por el hecho de que ella había sido la culpable de que su pierna estuviera estropeada y quería hacerle ver cuál es el costo de sus imprudencias. —No te pases de lista —le advirtió Blas.—¡Ni que fuera la mujer maravilla! —bufó apenas audible y continuó con su andar, mientras que los hombres que la vigilaban estaban fastidiados con sus pasos lentos. —¿Maximiliano? —musitó Isabella con duda al detenerse una vez que vio pasar a una distancia prudente a Maximiliano con una dama aferrada a su brazo y sintió que la respiración se le cortó, un nudo se le creó en la garganta mientras dicha angustia que estaba sintiendo le oprimía el pecho. «Con razón no quería que yo fuera su esposa, teniéndome a escondida podía tener a otra», reflexionó llena de
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Recuerdos que causan dolor.
Sin embargo, detrás de sus palabras también escondía el sentido de hacer referencia a la fama de mujeriego que ha ganado Maximiliano en estos últimos años. Isabella, también percibió como las miradas pesaban sobre ella, no obstante, la que más le caló, fue la de Maximiliano. Cuando fingió encontrarse con su mirada de manera accidental elevó su copa para captar más su atención y con intención aparente de que la invitase a un baile. —1,2,3… —contó sintiéndose segura de que él iría a ella. De ese modo sucedió; Maximiliano rompió la distancia que los dividía, extendiendo seguido su mano, proponiéndole el baile que ella con lenguaje mudo pidió. Aceptó colocando con suavidad la mano entre la de él y cuando sus dedos hicieron contacto se sintió perdida percibiendo una electricidad más intensa que la sensación que le provocaba en el pasado, y a pesar de eso no se permitió reflejar nada. De camino a la pista de baile se ordenó a sí misma controlarse. —Es usted una mujer distinta a todas la
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Detalles que se deben omitir.
El camino a su departamento a Isabella se le hizo largo y tedioso, pero cuando al fin las puertas del ascensor se abrieron resopló expulsando el aire reprimido al mismo tiempo que subía la mirada al techo para controlar las lágrimas que picaban tras sus parpados, puesto que no deseaba que ninguna persona la viera llorar y menos sus nuevos vecinos. «Contrólate Isabella, bien sabías que Maximiliano nunca te quiso», se ordenaba como si le reprochara a esa mujer en su interior que aún sufre mucho por no haber obtenido el corazón del joven Gil. Dando pasos lentos y vacilantes llegó a su puerta encontrándose con la sorpresa de que un hombre estaba recostado de la pared frente a su departamento con una pose elegante y lo vio con un poco de recelo. Sin embargo, él no pudo ocultar su impresión cuando la vio dirigiéndose hacia él con tanto estilo que ni una diosa tendría el poder de hacer suyo el espacio como lo estaba logrando Isabella. «Mi socia es muy hermosa», no evito pensar mientras l
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"Familia de tres"
Luego de haber culminado el banquete, Chiara se encontraba muy satisfecha; después de todo, ya que se había salido con la suya al lograr que Maximiliano se tomara una foto con ella y el pequeño, por lo que ahora se encontraba pasándole el dedo con deleite.«Ese mocoso va a ser la causa por la que Maximiliano acceda a casarse conmigo. Soy su mejor opción», fantaseaba suponiendo que luego de que Maximiliano anunciara la existencia del niño se vería obligado a darle una madre. Y aunque esa mujer que bailó con él le causó un poco de sobresalto, ya se había convencido de que Maximiliano no se casaría con una desconocida.—Somos la familia perfecta. Los tres encajamos a la perfección —murmuró sin alejar la vista de la foto, y solo la soltó en el momento que vio que Maximiliano se acercaba.—Chiara, quiero que me des una buena explicación —aseveró Maximiliano con semblante serio, pues se había contenido durante todo el banquete para no hacerle exigencia delante de los invitados.Chiara se pu
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Noticia desagradable.
El llanto infantil resonaba e Isabella miraba a todos lados, ansiando poder ponerse de pie para tomar al bebé que lloraba para consolarlo, pero de repente unos papeles fueron arrojados sobre su cara aturdiéndola más de lo que ya estaba por los efectos de los analgésicos suministrados.—¡Ya no eres nada para mí! —cuando escuchó esa voz ronca que le causó pánico reconoció al dueño y aterrada al saberse encontrada se arrastró en la camilla de operaciones cayendo de bruces al suelo.—¿Qué me harás? —preguntó con voz débil y muy cansada, estando bajo los efectos de los medicamentos, apenas podía mantenerse despierta.—No tienes derecho a lastimarme —le sentenció cuando vio que él no tenía planes de responderle y únicamente la veía con altivez.Blas Sued tomó al recién nacido entre sus brazos, y ella que estaba de por sí aterrada se sintió mucho peor porque ese sentimiento se había incrementado mil veces más al ver a su abuelo.—Arruinaste el matrimonio entre las dos familias. Debes ser cas
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Situación embarazosa.
Con pasos vacilantes, Isabella se aproximó hacia una de las cuatro recepcionistas. Acomodó sus brazos sobre el recibidor elegante y con una sonrisa amable le dijo:—Buenos días, señorita, soy Caroline Laffón y…. —La dama no le dio oportunidad a completar su explicación, puesto que la mujer le respondió:—En el área de la planta 20 la esperan —La dejó sumamente asombrada la prontitud del trabajo que realizaba esa dependienta que pareció estar esperando su llegada.«Oliver me deja sorprendida con su caballerosidad», lo elogió internamente, debido a que suponía que había sido él quien informó a sus empleados para que la dejasen ingresar sin contratiempos.No obstante, se detuvo a sopesar la manera en la que esa joven la trató y volvió a sentir dudas.—¿Me esperan a mí? —Rectificó señalándose a sí misma con incredulidad.—Si. A usted —le dejó claro la joven antes de responder una llamada. Isabella enarcó las cejas al mismo tiempo que ladeaba la cabeza aun sintiéndose sorprendida, pero re
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Mujer insensible.
Isabella ya había tomado un respiro y se encontraba más calmada, por lo que decidió volver con Oliver. Proponiéndose que estaría allí hasta que Maximiliano se marchase para que no siguiera escudriñando o haciendo suposiciones.Estaba una vez más de espalda a la puerta del ascensor cuando abrieron y al darse la vuelta vio dentro del mismo a Chiara con Emiliano entre los brazos, y sin proponérselo su mirada y la del niño se cruzaron.Ella desvió la suya buscando la manera de evitarlo, pero el niño no dejó de observarla con mucha curiosidad, causando que Isabella se pusiera inquieta y volviera a verlo, entonces como reacción momentánea Emiliano abrió grandemente los ojos. Emiliano recordó como Chiara le había prohibido llamar a su padre en público, y reaccionó, sintiéndose furioso se removió con fuerza. Por lo que Chiara se vio obligada a bajarlo de sus brazos porque pataleaba, puesto que no quería que ella lo tocase.Estaba enfadado con esa mujer que nunca ha sido de su agrado por más
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