Adelina Crown acepta un matrimonio de conveniencia con Nixon, uno de sus muchos pretendientes, sin imaginar que el tío de su nuevo esposo es Kael Romano, el hombre que más la ha desestabilizado en su vida. El reencuentro con Kael revive una atracción peligrosa que amenaza con consumirla. Kael, por su parte, no esperaba volver a ver a esa joven que tanto lo irrita y lo atrae. Su misión y su autocontrol tambalean cada vez que la tiene cerca. Enredados en una relación prohibida, Adelina y Kael se ven atrapados en un círculo vicioso del que no pueden escapar. Sus corazones y acciones los llevan por un camino inesperado. La tensión entre ellos crece con cada encuentro furtivo, mientras intentan mantener las apariencias frente a Nixon y el resto de la familia. Adelina lucha contra sus sentimientos, sabiendo que ceder a la tentación podría destruir su matrimonio y su reputación. Kael, por otro lado, se debate entre cumplir con sus responsabilidades familiares y laborales, y sucumbir a la pasión que siente por Adelina. El conflicto se intensifica cuando secretos del pasado salen a la luz, revelando conexiones y traiciones que complican aún más su situación. La obsesión mutua amenaza con desbordarse, poniendo en riesgo no solo sus corazones, sino también sus vidas. ¿Podrán liberarse de esta obsesión antes de ser descubiertos, o tendrán el valor de admitir lo que realmente sienten y enfrentar las consecuencias?
Leer más«Kael Romano, el Héroe Imparable, desmantela Redes de Crimen Organizado. Times Square News - Kael Romano se erige como una fuerza imparable contra el crimen organizado. Con una determinación inquebrantable y un corazón lleno de compasión, ha demostrado que la ley siempre estará sobre el crimen. En su última hazaña, desmanteló una amplia red de trata de blancas, que también estaba relacionada con el tráfico de órganos. Esta mañana, las víctimas recuperadas fueron devueltas a sus hogares, brindándoles una segunda oportunidad para una vida digna y segura. Su valentía y compromiso han sido reconocidos con múltiples medallas de honor, incluyendo la Medalla al Valor y la Medalla de Servicio Distinguido. Sin embargo, en un gesto de humildad, el Mayor rechazó recibir estas medallas, sin dar ninguna declaración sobre su razón para rechazar incluso al mismo gobernador en sus intentos por hacerlo reconsiderar.. El agente del FBI y Coronel Mayor de la milicia, no solo es conocido por su destrez
—Ladras y ladras, pero jamás has podido decir una puñetera verdad— alegó Darek con Devan presionado contra su pecho. Su sobrino lo había dejado apenas hacía 10 minutos, diciendo que volvería veinte minutos después y en ningún momento dejaba que Cameron lo tocara. —Aprende a aceptar la verdad, porque esto que ves aquí tiene sangre Pierce. Perfeccionismo puro. —Ególatra ignorante —exclamó Cameron con el biberón. —Dámelo, no sabes ni cómo cargarlo. —Aléjate, trae el biberón —Moira se detuvo a media sala al llegar y lo primero que debía ver eran sus riñas de nuevo. —Que me des el biberón, inútil. Barlog y Benedicto Romano se vieron entre ellos al encontrarlos discutiendo por un bebé que se reía por los movimientos bruscos a cada nada. —Denme al bebé, lo terminarán asustando —intervino Moira, pero Devan solo sacudió sus muslos con una sonrisa enorme en sus labios. —Si continúan de esa forma, Kael nunca más nos dejará a cargo de mi nieto— reprendió contra ambos. Barlog le hizo muecas
—Bueno, me retiro, señores. Lucero puede necesitarme y también tengo que prepararme— avisó Audrey frente al parlamento del Imperio negro. La castaña se puso de pie y su marido enseguida lo hizo, mientras cada uno de los presentes enderezó postura, copiando las acciones de ambos. —¿Algo más de lo que deba estar al tanto? —Los asuntos que te implican ya los tienes, preciosa— Boris arrastró la silla para ella. —Ponte aún más hermosa de lo que estás, mientras acabo aquí. —Eres un increíble, cariño, —la mujer le tomó el rostro y estampó un beso, limpiando los restos de labial. —Ayudaré a mi suegra también, ¿necesitas que prepare lo que usarás? —Encárgate de tí, habrá quiénes hagan eso— Audrey asintió y se alejó de la mesa, con todos mirando hacia el suelo, rindiendo tributo a la mujer más importante para ellos, incluso que sus vidas. El rostro de Boris cambió significativamente en cuánto su esposa abandonó el salón. Una máscara de hielo abordó su cara y todos supieron que ahora no t
Nota: este extra inicia desde donde corté la escena(la luna de miel de Kael y Lina), pero tampoco quise borrar esa parte. ¡Que la disfruten! . . —Ni siquiera sabes qué es eso y te lo comes— le reprochó Kael a Lina después de verla morder una fruta que le dio una mujer que la había hecho comprarle. —Es mangostino. Ya escuchaste, deja de pelear conmigo y…¡Mira, piercings! Kael acordó encerrarla en cualquier otro lugar al que viajaran. Todo le parecía increíble. No tenía orden y caminaba sin ningún cuidado. Dos horas más tarde estaban frente a un grupo que bailaba con libertad y al que también se animó a unirse. Quería tenerla para él, pero también le gustaba verla así de libre. Sin nadie perturbando su emoción por todo. Mientras él, la admiraba como uno más, y a la vez el único que podía tocarla. Lina se movía entre las personas del lugar, resaltando los atributos que poseía. La joya en su abdomen brillaba y capturaba la atención de muchos, con sus caderas sacudiéndose al ritm
Cada vez que Kael pensaba que había visto todo lo que llegaría a gustarle, algo nuevo llegaba para hacerlo detenerse en su prisa por la vida y contemplarlo. Le sucedió cuándo vio a Lina entrando a la oficina, sujetando a Atila y con un bolígrafo con plumas. Volvió a pasar en su caminata por un parque al escaparse del retiro corporativo. Ocurrió al escucharla decir hablar con la boca llena por llamada, dándose cuenta de que pese a estar herido, su preocupación por ella, había surgido para ese momento. Se convirtió en el impulso de sus acciones, en el instante en que se enteró que Barrett se la había llevado y, sólo quería llegar a ella. Lo confirmó cuándo el tonto juego de decirse mentiras, llevó más verdades que lo que el juego en sí representaba. Y ahí supo que la quería para él. No importaba nada. Ahora veía a su hijo con un sonido particular que lo tenía con los ojos fijos en él. Devan se reía sólo, su risa era un sonido que se imponía sobre su entorno y con el gor
—Sólo necesita tu firma y automáticamente la unidad será independiente —exclamó Bishop frente a la asamblea. —Denver hizo la solicitud hace unos meses y fue aprobada. Ya cuenta con la firma del director de la unidad, el supervisor Talbot y la mía, —señaló mientras Kael leía el documento. —Felicidades, Mayor. Tiene lo que tanto quiso. —¿Pero? —cuestionó con cautela. Bishop rió al ver una prueba más de su desconfianza. —Ustedes siempre ponen peros. No sería raro que aquí haya uno. —Esta vez no. Puede leerlo. No hay cláusulas, ni letras pequeñas— resaltó Bishop. —Comprobamos que aunque sus métodos sean radicales, los resultados son mejores. El ministro insiste en la entrega de las medallas que ha obtenido por sus misiones estos meses— añadió, —este es nuestro reconocimiento por tantos aciertos. —Que se joda el ministro, no uso esas pendejadas ni como pisapapeles —estampó su firma en el documento. —Pero mi unidad la quiero enteramente para mí y ahora no debo darles informes que no cr
La reunión trimestral en Rusia fue tomada en cuenta por el líder del clan esta vez, acompañado por su padre, el cuál quería estar al tanto de todos al mismo tiempo. Pero, su mente le indicó que todo estaría bien. Aunque Lina, esa mañana recibió el mismo mensaje que le dio el mismo inicio para su día, como cada uno, durante esas semanas. Su marido no estaba en la ciudad desde hacía cuarenta y ocho horas, por lo que recibir mensajes constantes era una lata. El Mayor quería saber si había comido, si se había tomado las vitaminas o si necesitaba algo, por muy simple que fuera. Contestó a todos y salió con Avery al laboratorio, mientras Atila con sus cachorros era llevada al área común, ya que en el laboratorio era peligroso para sus juegos. Su vientre ya tenía una curva muy notable a sus veinte semanas y con cada cambio, sólo podía amar más a su bebé. Sus sobrinos siendo un desastre que podía malcriar y nadie atreverse a llevarle la contraria, por no querer afectar sus hormonas, ta
—Una guerra nunca nos ha quedado grande —mencionó Anthony frente a la gran mesa. —Menos uno que cree que esto se trata de una deuda. —Son una ladilla, me exasperan cada vez más —murmuró Mateo mientras veía los alborotos que formaba “esa gente” por sitios donde ellos tenían inversiones. Bodegas, clubes, estadios en uso y centros comerciales. —Sin embargo, me harté de vivir en guerras. Esto se puede evitar con lo que ofrece el viejo. —Lo que quiere Lorcan no es evitar una guerra, es entrar a esta mesa —Izan detestaba esa clase de tonterías, más cuándo implicaban a los suyos. —Que siga soñando, tendría derecho si compartieran sangre —abrió la botella con agua que dejó a medio camino cuándo otra serie de mensajes llegaron aburriéndose de tanta tontería. —Además, me servirá para otras cosas. —¿Qué cosas? —indagó Lina. —Que el pasado entienda la definición de eso —Anthony lo observó y él negó. Era con el único que podía desahogarse en ocasiones. —Mateo tomó su decisión. Si es lo
Kael ignoraba abiertamente a la agencia cuando se trataba de la misma insistencia por la ceremonia donde un reconocimiento más y una medalla lo esperaban, pues de eso ya tenía mucho. Atendía sólo cuándo las reuniones llegaban con el pasar de los días y el trabajo para dar fin a la operación reciente estaba por finalizar. De su apartamento a la mansión de los Crown, su mujer disfrutaba de hacer reír a Luisa con sus ocurrencias, de besar las mejillas a su abuelo y hacer que Leonardo frunciera las cejas cada dos segundos. Mientras su marido se encerraba en reuniones de índole reservado. —Siendo todo, espero que tengamos unas felices vacaciones, señores— añadió Bishop mirando su reloj. —Iré de pesca por primera vez en siete años. Así que nadie siquiera piense en llamarme y cuando digo nadie, es nadie— resaltó mirando hacia la puerta cuándo se abrió, dejando a la vista a Natalia y Norma. —¿Nos vamos, cariño? Los supervisores levantaron la mirada, al mismo tiempo que el equipo de Kae