Adelina Crown acepta un matrimonio de conveniencia con Nixon, uno de sus muchos pretendientes, sin imaginar que el tío de su nuevo esposo es Kael Romano, el hombre que más la ha desestabilizado en su vida. El reencuentro con Kael revive una atracción peligrosa que amenaza con consumirla. Kael, por su parte, no esperaba volver a ver a esa joven que tanto lo irrita y lo atrae. Su misión y su autocontrol tambalean cada vez que la tiene cerca. Enredados en una relación prohibida, Adelina y Kael se ven atrapados en un círculo vicioso del que no pueden escapar. Sus corazones y acciones los llevan por un camino inesperado. La tensión entre ellos crece con cada encuentro furtivo, mientras intentan mantener las apariencias frente a Nixon y el resto de la familia. Adelina lucha contra sus sentimientos, sabiendo que ceder a la tentación podría destruir su matrimonio y su reputación. Kael, por otro lado, se debate entre cumplir con sus responsabilidades familiares y laborales, y sucumbir a la pasión que siente por Adelina. El conflicto se intensifica cuando secretos del pasado salen a la luz, revelando conexiones y traiciones que complican aún más su situación. La obsesión mutua amenaza con desbordarse, poniendo en riesgo no solo sus corazones, sino también sus vidas. ¿Podrán liberarse de esta obsesión antes de ser descubiertos, o tendrán el valor de admitir lo que realmente sienten y enfrentar las consecuencias?
Leer másLa reunión trimestral en Rusia fue tomada en cuenta por el líder del clan esta vez, acompañado por su padre, el cuál quería estar al tanto de todos al mismo tiempo. Pero, su mente le indicó que todo estaría bien. Aunque Lina, esa mañana recibió el mismo mensaje que le dio el mismo inicio para su día, como cada uno, durante esas semanas. Su marido no estaba en la ciudad desde hacía cuarenta y ocho horas, por lo que recibir mensajes constantes era una lata. El Mayor quería saber si había comido, si se había tomado las vitaminas o si necesitaba algo, por muy simple que fuera. Contestó a todos y salió con Avery al laboratorio, mientras Atila con sus cachorros era llevada al área común, ya que en el laboratorio era peligroso para sus juegos. Su vientre ya tenía una curva muy notable a sus veinte semanas y con cada cambio, sólo podía amar más a su bebé. Sus sobrinos siendo un desastre que podía malcriar y nadie atreverse a llevarle la contraria, por no querer afectar sus hormonas, tambi
—Una guerra nunca nos ha quedado grande —mencionó Anthony frente a la gran mesa. —Menos uno que cree que esto se trata de una deuda. —Son una ladilla, me exasperan cada vez más —murmuró Mateo mientras veía los alborotos que formaba “esa gente” por sitios donde ellos tenían inversiones. Bodegas, clubes, estadios en uso y centros comerciales. —Sin embargo, me harté de vivir en guerras. Esto se puede evitar con lo que ofrece el viejo. —Lo que quiere Lorcan no es evitar una guerra, es entrar a esta mesa —Izan detestaba esa clase de tonterías, más cuándo implicaban a los suyos. —Que siga soñando, tendría derecho si compartieran sangre —abrió la botella con agua que dejó a medio camino cuándo otra serie de mensajes llegaron aburriéndose de tanta tontería. —Además, me servirá para otras cosas. —¿Qué cosas? —indagó Lina. —Que el pasado entienda la definición de eso —Anthony lo observó y él negó. Era con el único que podía desahogarse en ocasiones. —Mateo tomó su decisión. Si es lo
Kael ignoraba abiertamente a la agencia cuando se trataba de la misma insistencia por la ceremonia donde un reconocimiento más y una medalla lo esperaban, pues de eso ya tenía mucho. Atendía sólo cuándo las reuniones llegaban con el pasar de los días y el trabajo para dar fin a la operación reciente estaba por finalizar. De su apartamento a la mansión de los Crown, su mujer disfrutaba de hacer reír a Luisa con sus ocurrencias, de besar las mejillas a su abuelo y hacer que Leonardo frunciera las cejas cada dos segundos. Mientras su marido se encerraba en reuniones de índole reservado. —Siendo todo, espero que tengamos unas felices vacaciones, señores— añadió Bishop mirando su reloj. —Iré de pesca por primera vez en siete años. Así que nadie siquiera piense en llamarme y cuando digo nadie, es nadie— resaltó mirando hacia la puerta cuándo se abrió, dejando a la vista a Natalia y Norma. —¿Nos vamos, cariño? Los supervisores levantaron la mirada, al mismo tiempo que el equipo de Kael l
Reunirse les llevó más tiempo del esperado. Cada uno debía tener la manera de regresar, usando la fachada creada que no debía tener fallas. Nadie, fuera del clan sabía de sus movimientos, pero las precauciones jamás estaban de más. Leonardo cargó con Oleg en una camilla, en donde el tipo tenía la mirada perdida, mientras todos tenían sus propósitos. Lo cargaron sin ningún cuidado, pues la única regla era que siguiera con vida. Lina aterrizó en el buque. Kael la ayudó a bajar, para reunirse con su tío, quien fue recogido por su hijo en una lancha de pesca que partió hacia donde su esposa esperaba por él. Avery se marchó con Pascal y Eleazar, luego de despedirse de Lina, la cual le aseguró que estaría bien. —Voy a morir de cansancio, Mayor —se quejó al verlo con una misión aún. —Ve a hacer tus cosas y búscame aquí cuando vuelvas. Necesito dormir. Kael la vio quitarse el cinturón y la campera, para luego girar en su eje, hallándolo con la mirada puesta en ella. —¿Qué? —arrugó el ent
Nota: En este capítulo veran escenas gráficas y perturbadoras. Si eres sensible, abstente de leer. . . Kael recorrió el angosto lugar, cubriendo una gran distancia en poco tiempo hasta que escuchó el ruido que avisaba del techo desmoronándose a pocos metros detrás suyo. Continuó cuando escuchó ruido en el fondo, hasta que vio a la figura que, esperaba que fuera la que buscaba detrás de una silla adherida al concreto. —No eres a quién imaginaba, —exhaló Oleg mirándolo de arriba a abajo. —Pero no niego que me gusta la idea de… El disparo de Kael fue desviado cuando alguien atrapó su arma, arremetiendo contra él con cuchilladas que le rompieron la piel de los brazos. Un cazador entabló la lucha a la que se sometieron, con una ferocidad fuera de control, en la cuál el Mayor tuvo que ser más rápido para impedir que le rebanaran la cara. Logró arrebatar el puñal, pero detrás suyo salió otro y a su derecha uno más, obligándolo a lanzarse hacia atrás para esquivar el filo. Recup
Las alertas se activaron por todo el país al saber de los enfrentamientos entre desconocidos que se venían dando las últimas horas, ya que pese a la presencia de dos agencias, ninguno había declarado ser participante de las masacres de las que muchos se estaban enterando. Alarmas entre la gente que temía que la guerra se hubiese desatado, preparando sus refugios subterráneos como precaución. Los ministros se reunieron para esperar noticias, cuándo la presencia de un sujeto enfundado en un gabán oscuro y guantes de cuero se adentró en la sala, con cuatro sujetos detrás suyo y esa mirada azulada que recorría la mesa, antes de sentarse en completo dominio de sus movimientos. —¿Usted quién es? —el consultor de defensa levantó la voz. —¿Quién le dio autorización de estar aquí? Este es un espacio al que… —Mi nombre es Dante Mikhailov y sus vidas acaban de pasar a ser de mi propiedad —determinó haciendo que se vieran entre ellos, tomándolo como un desquiciado. Pero el ruso no contaba con
Kael avanzó unos metros, sintiendo cómo sus vértebras se comprimían dolorosamente con cada paso. La calma que tanto anhelaba se le escapaba entre los dedos, su ausencia era un vacío que lo consumía. La desesperación y el peso de saber que se la habían arrebatado lo empujaron a seguir descendiendo en aquel terreno arenoso. Sus pies se movían en automático, sus puños se endurecían como acero y sus latidos resonaban como truenos al no encontrar a su mujer. Con el rostro salpicado de sudor y la respiración entrecortada, escuchó ruidos a unos metros de distancia. Sin pensarlo, apuntó con su arma, listo para disparar. Segundos después, un rostro emergió de la oscuridad: era Lina. El alivio lo golpeó con la fuerza de una ola, desmoronando la tensión que había mantenido su cuerpo rígido. Su corazón, que había latido con furia, ahora se aceleraba por una razón diferente. El desespero y el afán que lo habían consumido se transformaron en una necesidad urgente de abrazarla. Cada paso hacia
Cuando el último hombre cayó, Kael se quedó observando su entorno. Su respiración era tranquila, y su mirada perdida, había perdido por completo cualquier ápice de emoción, como si todo hubiese desaparecido de sus ojos. Como si la vida se escapara de su cuerpo y no le afectara en absoluto. Como si ver todo ardiendo en llamas, con cabezas separadas de sus cuerpos y su cuerpo bañado por el liquido carmesí, fuera el mundo perfecto para alguien que no tenía su propio mundo. Se la llevaron, la alejaron de él, eso sería lo que todos conocerían a causa del accionar del anciano que robó su paz. Nada les costaba dejarlo seguir en su luna de miel, donde su mayor preocupación era no perder a la pigmeo que todo le resultaba interesante y monitorear desde las Maldivas a Atila con los cachorros. Sin embargo, a Oleg se le ocurrió causar disturbios que los hicieron volver, atacar a su familia y raptar a la única cadena que controlaba sus deseos de matar todo lo que existiera. Sintió pasos detr
—Si le digo cucaracha, las ofendo a ellas— murmuró Lina, pero él rió al verla acorralada.—Podemos no matar a todos, pero te aseguro que iremos por él más que por cualquiera— prometió la portuguesa ubicando a quién veía. Lina presionó el cuchillo y dio los pasos contra ellos, ellos se aproximaron más rápido, dispuestos y decididos…Una ráfaga de disparos salieron desde atrás del grupo. Cuchillos volaron directo a los torsos de los cazadores, Lina empujó a Audrey al casi alcanzarla una bala y ella disparó a quién estaba detrás de la chica que vio a Nixon alejarse de la manada de cazadores que se enfrentaban a Escudero, Rex, Ojo de águila, Pascal y Eleazar. La ferocidad implacable de cinco contra el triple de ellos lo dejó aterrado. El esposo de su tía, el sujeto que siempre creyó que era amante de Lina, en ese momento demostraron por qué la chica siempre estaba acompañada de uno. Su forma de acabar con la vida de los cazadores era para tener pesadillas durante años. Eleazar vio a Li