Aiden creyó haber encontrado el amor verdadero con Liam, pero su mundo se derrumbó cuando descubrió que su relación era solo una cruel apuesta. Devastada y humillada, encontró consuelo en Edward, el mejor amigo de Liam, quien siempre la había amado en silencio. Cuando Aiden se entera de que está embarazada, Edward le ofrece matrimonio y la promesa de un futuro seguro para ella y su hijo. Juntos, dejan atrás el doloroso pasado y se mudan a la ciudad, donde comienzan una nueva vida llena de esperanza. Sin embargo, la felicidad es efímera. Años después, Edward fallece, dejando a Aiden sola y enfrentando la vida como madre soltera. Las dificultades se multiplican cuando pierde su empleo y se ve obligada a mudarse a un pequeño apartamento. Entre las pertenencias de Edward, descubre un título de propiedad de una finca en su antiguo pueblo. Decidida a asegurar un futuro para su hijo, Aiden regresa al lugar que juró nunca volver a pisar. Lo que encuentra es una finca en ruinas y a un Liam destrozado, convertido en una sombra de lo que alguna vez fue. La finca, símbolo del caos en la vida de él, se convierte en el campo de batalla donde ambos lucharán por lo que creen justo. Aiden está decidida a proteger el legado de Edward y brindar una vida digna a su hijo, mientras que Liam, atrapado por sus errores del pasado, se da cuenta de que la mujer que una vez despreció es su única esperanza de redención. Entre la tensión y los resentimientos, surge una pregunta ineludible: ¿Podrá Liam redimirse y recuperar el corazón de Aiden, o las heridas del pasado son demasiado profundas para sanar? © 2024/27/06 Angellyna Merida. Todos los derechos reservados. Código de Registro: 24062XXXXX525
Leer másFiorella, vestida ahora con vaqueros ajustados, una blusa blanca y botas de cuero, irradiaba una energía distinta. Su cabello rojo fuego caía suelto sobre sus hombros, y con una botella de vino de su familia, "Donovan Estate Reserve", en la mano, caminaba por los alrededores del evento, ofreciendo copas a los asistentes.Cuando se detuvo frente a un grupo de jóvenes que charlaban animadamente, sus ojos captaron la atención de otro hombre, quien la observaba con la misma intensidad que había sentido anteriormente. Convencida de que era el mismo joven que la había ayudado a bajar del barril de uvas, decidió acercarse.Pero lo que Fiorella no sabía era que este hombre no era quien ella creía. Gianmarco Duque, el hermano gemelo de Gianpiero, también había quedado impresionado al verla, aunque por razones diferentes. No era su danza la que lo había capturado, sino la confianza y seguridad que transmitía al moverse por la feria, con su sonrisa cálida y actitud despreocupada.El contraste en
Fiorella Donovan, con su característico cabello rojo fuego ondeando al viento, se encontraba en la vendimia de Napa Valley junto a su familia. Con veintidós años recién graduada de la facultad de Administración de Empresas, se había convertido en una joven alegre y hermosa, irradiando vitalidad. Vestida de blanco, se unió a la fiesta de la pisada de uvas, riendo mientras sus pies se sumergían en los racimos frescos. Alrededor de ella, la música sonaba animada y los asistentes celebraban la buena cosecha de uvas.Desde la distancia, Aiden y Liam observaban con orgullo a su hija, disfrutando del momento. Ambos habían trabajado arduamente para hacer de su finca un éxito, y ver ahora cómo su vino era reconocido les llenaba el corazón de satisfacción.—No puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo —comentó Aiden, con una sonrisa mientras miraba a Fiorella—. Nuestra pequeña ya es una mujer.Liam asintió, colocando una mano en el hombro de su esposa. Ambos estaban acompañados por Allison,
Liam, que estaba en la cocina preparando un desayuno, dejó caer la sartén al suelo y salió corriendo hacia ella.—¡Oh, Dios! ¡Es hora! ¡Ahora sí es hora! —exclamó, comenzando de nuevo su rutina de pánico, pero esta vez con una mezcla de emoción y nerviosismo.—Sí, pero ten calma, esto demora —avisó Aiden con una sonrisa cansada.—¿Qué ocurre? —preguntó Evelyn, había llegado días antes para ayudarlos con los niños y la bebé. —Aiden ya va a dar a luz —avisó Liam agitado.—Hombres —murmuró Evelyn negando con la cabeza y sonriendo. —¿Estás bien Aiden? —preguntó. —Sí —respondió—, aún no son tan regulares. —Camina un poco —recomendó Evelyn. Cuando las contracciones se volvieron regulares y más intensas, Aiden supo que el momento había llegado. —Mamá, ¿de verdad ya va a nacer la bebé? —preguntó Leo con ojos brillantes, mientras Fiore, algo más reservada, observaba en silencio.Aiden se inclinó con esfuerzo hacia sus hijos, acariciándoles el cabello con ternura.—Sí, mis amores, ya casi.
El embarazo de Aiden avanzaba sin problemas, y ahora, con ocho meses cumplidos, la familia estaba más emocionada que nunca por la llegada de la bebé. La habitación ya estaba casi lista, decorada con tonos suaves y delicados. Sin embargo, en medio de toda la alegría, Aiden y Liam notaban algo extraño en Fiore.La pequeña, siempre tan colaborativa y alegre, ahora se mostraba retraída y poco interesada en participar en los preparativos para la llegada de su hermanita. Mientras Aiden y Liam organizaban la nueva habitación, Fiore se mantenía distante, y la preocupación en la casa crecía.—¿Qué crees que le pasa? —preguntó Aiden una noche, mientras descansaba en el sofá, acariciando su abultado vientre.Liam suspiró, frunciendo el ceño mientras terminaba de colgar una repisa en la habitación. —No lo sé, pero definitivamente no es la misma de siempre. Quizá se siente desplazada —respondió, su mirada se dirigió hacia la cuna recién armada.Aiden lo miró con preocupación.—Deberíamos hablar c
Semanas más tarde: Bajo un cielo azul claro, los viñedos de la finca de Liam y Aiden se convirtieron en el escenario perfecto para la boda que ambos habían soñado. Con la ayuda de Evelyn y Grace: la esposa de Jack, habían organizado una ceremonia sencilla pero profundamente emotiva. El entorno, rodeado de viñedos, brindaba una atmósfera íntima y romántica.La decoración era modesta pero elegante, con flores silvestres adornando los pasillos y una pequeña pérgola construida entre las hileras de uvas. Aiden, radiante en su vestido blanco sencillo que se ceñía suavemente a su cuerpo, avanzaba hacia Liam con una sonrisa serena. Su vientre ya mostraba el embarazo de cuatro meses, y eso solo hacía que se viera aún más hermosa, irradiando felicidad.Tomada del brazo de su hermano Andrew, quien no podía ocultar el orgullo de estar a su lado en ese momento tan especial, Aiden caminaba con paso firme, sus ojos fijos en los de Liam. Andrew, quien había sido su protector durante toda su vida, le s
El sol apenas despuntaba cuando Fiore y Leo se levantaron emocionados, listos para su primer día de clases. Aiden, ya despierta desde temprano, había preparado los uniformes y mochilas con esmero. Los niños corrían por la casa, llenos de energía.—¡Es el primer día de escuela! —gritó Fiore, saltando de emoción mientras trataba de ponerse los zapatos.—¡Voy a ser el mejor en matemáticas! —añadió Leo, abrochándose la camisa con una sonrisa de oreja a oreja.Aiden los observaba con una mezcla de orgullo y ternura desde la cocina, mientras preparaba el desayuno. Liam, por su parte, entró en la sala con una gran sonrisa.—¿Están listos para ser los más inteligentes de la clase? —preguntó con tono animado, mientras se inclinaba para ayudar a Leo con los últimos detalles de su uniforme.Fiore asintió con entusiasmo, y luego se lanzó a los brazos de su padre, abrazándolo con fuerza.—¡Estoy lista, papá! —exclamó.Aiden apareció con las mochilas y las loncheras listas, sonriendo al ver a su fa
Días después, Liam estaba en el centro de la finca, observando los vastos campos de uvas que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Los viñedos, cuidados meticulosamente durante las últimas semanas, comenzaban a mostrar signos de crecimiento, y el futuro de la finca se veía prometedor. Mientras caminaba por las hileras de vides, saludaba a los trabajadores, quienes podaban y cuidaban las plantas bajo su atenta supervisión.—Asegúrense de que los nuevos brotes estén bien protegidos del sol directo —ordenó Liam a uno de los capataces, quien asintió y se dirigió hacia el equipo para dar las instrucciones.Se sentía más decidido que nunca a hacer que la finca fuera productiva. Después de meses de incertidumbre, por fin estaba viendo los frutos de su trabajo, literalmente. El proyecto de producir vino lo llenaba de entusiasmo, pero sabía que requeriría tiempo, esfuerzo y una planificación cuidadosa.Justo en ese momento, Jack, su amigo y abogado, se acercó con una sonrisa. Lo había a
Después de que los niños fueron rescatados y la pesadilla finalmente llegó a su fin, Aiden y Liam sabían que el proceso de sanación apenas comenzaba. Ambos estaban conscientes de que, aunque Fiore y Leo estaban a salvo, el trauma del secuestro y las duras palabras que Fiore escuchó de Nicol habían dejado heridas profundas en sus corazones.Una semana después, decidieron llevar a los pequeños a terapia. Querían que los niños pudieran expresar sus miedos y emociones en un entorno seguro, con la ayuda de un profesional. El consultorio de la terapeuta estaba decorado de forma acogedora, con juguetes y libros que ayudaban a crear una atmósfera relajante. Fiore y Leo, aunque inicialmente nerviosos, pronto se sintieron más cómodos gracias a la calidez de la terapeuta.Mientras los niños estaban en la sesión, Aiden y Liam esperaban fuera, compartiendo el mismo silencio reflexivo que los había acompañado desde el rescate. Ambos sabían que las cicatrices emocionales tardarían en sanar, pero est
Mathew levantó su arma, pero Liam fue más rápido. Con un movimiento decidido, se abalanzó sobre él, logrando desarmarlo en un forcejeo rápido. Mathew cayó al suelo, derrotado, mientras Liam lo inmovilizaba con una mirada llena de furia.—¡Nunca debiste meterte con mis hijos! —espetó Liam con voz temblorosa, llena de ira contenida, alzo el puño decidido a darle su merecido, pero el llanto de sus hijos le hizo recordar su misión. Liam corrió hacia donde estaba los pequeños, los abrazó con fuerza. —Tranquilos, papá está con ustedes. Liam, después de abrazar a sus hijos, se aseguró de que estaban bien y seguros. Pero la situación aún no había terminado. Nicol y Mathew estaban intentando huir, y él no iba a permitir que escaparan de la justicia.Los oficiales que habían ingresado a la casa inmediatamente se encargaron de Cassandra, quien estaba paralizada por el miedo. Uno de los policías la esposó rápidamente, mientras ella lloraba, consciente de que su destino estaba sellado.—No quis