Por las fechas festivas me he demorado un poco en actualizar, pero no crean que me he olvidado. Aquí tienen el epílogo(que me dolió y amé al fin publicar), aunque quiero darles tres extras de esta historia, que de por sí, ya es extensa. Si los quieren, claro. Pascal(nacimiento de su hijo). Boris(un poco de su vida) Kael(quiero ver un poco más de él cómo padre). ♡Feliz navidad a tod@s ♡ y gracias por los mensajes de buenos deseos de algun@s de ustedes, enviados a mis redes. Amo cada uno de ellos. Sin más que decir, leo sus comentarios. ♡♡♡
Nota: este extra inicia desde donde corté la escena(la luna de miel de Kael y Lina), pero tampoco quise borrar esa parte. ¡Que la disfruten! . . —Ni siquiera sabes qué es eso y te lo comes— le reprochó Kael a Lina después de verla morder una fruta que le dio una mujer que la había hecho comprarle. —Es mangostino. Ya escuchaste, deja de pelear conmigo y…¡Mira, piercings! Kael acordó encerrarla en cualquier otro lugar al que viajaran. Todo le parecía increíble. No tenía orden y caminaba sin ningún cuidado. Dos horas más tarde estaban frente a un grupo que bailaba con libertad y al que también se animó a unirse. Quería tenerla para él, pero también le gustaba verla así de libre. Sin nadie perturbando su emoción por todo. Mientras él, la admiraba como uno más, y a la vez el único que podía tocarla. Lina se movía entre las personas del lugar, resaltando los atributos que poseía. La joya en su abdomen brillaba y capturaba la atención de muchos, con sus caderas sacudiéndose al ritm
—Bueno, me retiro, señores. Lucero puede necesitarme y también tengo que prepararme— avisó Audrey frente al parlamento del Imperio negro. La castaña se puso de pie y su marido enseguida lo hizo, mientras cada uno de los presentes enderezó postura, copiando las acciones de ambos. —¿Algo más de lo que deba estar al tanto? —Los asuntos que te implican ya los tienes, preciosa— Boris arrastró la silla para ella. —Ponte aún más hermosa de lo que estás, mientras acabo aquí. —Eres un increíble, cariño, —la mujer le tomó el rostro y estampó un beso, limpiando los restos de labial. —Ayudaré a mi suegra también, ¿necesitas que prepare lo que usarás? —Encárgate de tí, habrá quiénes hagan eso— Audrey asintió y se alejó de la mesa, con todos mirando hacia el suelo, rindiendo tributo a la mujer más importante para ellos, incluso que sus vidas. El rostro de Boris cambió significativamente en cuánto su esposa abandonó el salón. Una máscara de hielo abordó su cara y todos supieron que ahora no t
—Ladras y ladras, pero jamás has podido decir una puñetera verdad— alegó Darek con Devan presionado contra su pecho. Su sobrino lo había dejado apenas hacía 10 minutos, diciendo que volvería veinte minutos después y en ningún momento dejaba que Cameron lo tocara. —Aprende a aceptar la verdad, porque esto que ves aquí tiene sangre Pierce. Perfeccionismo puro. —Ególatra ignorante —exclamó Cameron con el biberón. —Dámelo, no sabes ni cómo cargarlo. —Aléjate, trae el biberón —Moira se detuvo a media sala al llegar y lo primero que debía ver eran sus riñas de nuevo. —Que me des el biberón, inútil. Barlog y Benedicto Romano se vieron entre ellos al encontrarlos discutiendo por un bebé que se reía por los movimientos bruscos a cada nada. —Denme al bebé, lo terminarán asustando —intervino Moira, pero Devan solo sacudió sus muslos con una sonrisa enorme en sus labios. —Si continúan de esa forma, Kael nunca más nos dejará a cargo de mi nieto— reprendió contra ambos. Barlog le hizo muecas
«Kael Romano, el Héroe Imparable, desmantela Redes de Crimen Organizado. Times Square News - Kael Romano se erige como una fuerza imparable contra el crimen organizado. Con una determinación inquebrantable y un corazón lleno de compasión, ha demostrado que la ley siempre estará sobre el crimen. En su última hazaña, desmanteló una amplia red de trata de blancas, que también estaba relacionada con el tráfico de órganos. Esta mañana, las víctimas recuperadas fueron devueltas a sus hogares, brindándoles una segunda oportunidad para una vida digna y segura. Su valentía y compromiso han sido reconocidos con múltiples medallas de honor, incluyendo la Medalla al Valor y la Medalla de Servicio Distinguido. Sin embargo, en un gesto de humildad, el Mayor rechazó recibir estas medallas, sin dar ninguna declaración sobre su razón para rechazar incluso al mismo gobernador en sus intentos por hacerlo reconsiderar.. El agente del FBI y Coronel Mayor de la milicia, no solo es conocido por su destrez
En la oficina del director del FBI, Calderón, estaba en la penumbra, iluminada solo por la luz tenue de una lámpara de escritorio. Kael se encontraba de pie frente a él, con los brazos cruzados y una expresión de determinación en su rostro. Se había cansado de perder. Se había cansado de ese sabor a derrota que por primera vez probó y quería dejar atrás. —Es nuestra única oportunidad para derrocarlos, Kael. Aquí no estamos para decidir si nos gusta o no. Nos atenemos y ya. —dijo Calderón, su voz grave y autoritaria—. No podemos permitirnos fallar. No más. Kael guardó silencio, consciente de la magnitud de la misión. Había pasado semanas en una prisión, perdió a su equipo, perdió mucho y no estaba dispuesto a perder más. Pero ahora, todo dependía de un solo movimiento. —Para esa fecha, su cabeza rodará. De eso me encargo yo. —respondió Kael con firmeza. Calderón lo miró fijamente, evaluando su determinación. —Hay algo más que debes saber. —lo detuvo. —Hay una pieza clave pa
—Los declaro marido y mujer. —culminó el juez. Adelina sonrió por obligación ante los aplausos que se alzaron para festejar el matrimonio. El espectáculo debía continuar y su papel no iba a desentonar. —Debemos saludar a unos amigos y podemos quitarnos el atuendo, cariño. —musitó Nixon, su ahora esposo. Las intenciones de muchos por acercarse se veían desde su lugar y con eso supó que debía estar atenta en la mesa donde, por protocolo, debíamos quedarse. —Tus amigos, no míos. —puntualizó pendiente de todo, menos de ellos. —Diles que estoy fascinada por todo, o lo que quieras. ¡Hay una mesa con pastelillos! —Tesoro, es nuestra boda. —quiso disimular ante quienes había escuchado. —Puede ser tu funeral y tendré hambre. —contestó mirando el punto medio entre los dos. —¿Esperamos a alguien? —Mis padres no podrán venir, así que solo a mi tía y su esposo que llegarán pronto. —contestó pendiente del móvil. —Esperarán vernos juntos, no tú en una esquina y yo en la otra. Hay prot
El festejo no apaciguaba la incómoda posición de Lina en el lugar. Todos tenían una sonrisa en el rostro, menos ella. Por primera vez. El brazo de Nixon la mantenía junto a él, mostrándose como el esposo afectuoso y protector. El sueño de muchas que la veían, envidiando eso. Mientras tanto, ella no soportaba los comentarios vulgares de los amigos de los Ercil sobre algunas de las invitadas. A pesar de la frialdad de su matrimonio de conveniencia, debían mantener las apariencias. Por su parte, Lina, intentaba relajarse, pero la presencia de Kael a solo unos metros con sus ojos de halcón puestos sobre ella en todo momento, la tenía en constante alerta. —¿Estás bien? —preguntó Nixon, notando su tensión. —Sí, solo un poco cansada —respondió haciendo a un lado su brazo, forzando una sonrisa. Nixon la llevó más cerca de nuevo, fingiendo susurrarle al oído siendo esa la señal de qué debía sonreír, porque las apariencias eran todo para los Ercil y él no estaba dispuesto a perder s
—¿Por qué razón ella debe estar en la reunión? —preguntó Naenia a su sobrino. —Acaba de entrar a la familia. Debería estar de luna de miel, no en algo enteramente familiar. —Es mi esposa. —exclamó Nixon perdido en el celular. —Además no aceptó un no como respuesta. Kael giró los ojos ante la respuesta tonta que obtuvo la mujer que se echó el cabello a la espalda y le sonrió al verlo pasar. Tan difícil no era controlar a una niñita que destilaba aromas tan…Una niña al fin. Aunque al entrar a la oficina y ver cómo abrazaba a su Rottweiler, se dio cuenta de que necesitaría demasiada paciencia. El perro, de pelaje negro y brillante, se acurrucó en sus brazos como si fuera un cachorro. —Cierra la puerta, tío. Atila odia el ruido. Él apretó los dientes ante su forma de llamarlo. El resto de los asistentes lo observaron a medida que ocupó su lugar en la cabeza de la mesa; él se concentró en lo que estaban mostrando antes de iniciar y exhaló cuando escuchó el tono mimado con el que la