Cuando Brad y Amy se conocen ella va vestida de novia, él vestido de traje y la circunstancia los hace llegar a un sórdido acuerdo en el que ambos ganarán algo del otro. Un matrimonio por contrato puede ser la libertad de una y la venganza de otro. Desde ese día los dos desconocidos unen sus vidas siendo arrastrados por todos los secretos, atentados, misterios y peligros con los que no contaban. Ambos se vuelven prisioneros de una gran pasión que en medio de las dudas y los miedo pone en peligro el futuro de su creciente amor teniendo que luchar contra todo y todos para poder estar juntos.
Ler maisCapítulo setenta y tres: El Juicio Final.— — — — Narra Amy Carlson — — — —El día había llegado. Después de meses de trabajo, de noches sin dormir, de tensas reuniones secretas, de esconder pruebas en lugares insospechados y de juntar testimonios que podrían derribar a un imperio, por fin estábamos listos. Arthur Aramendi iba a enfrentarse a la justicia. No había vuelta atrás. Y, lo más importante, ya no estábamos solos. La fiscalía tenía las pruebas, los testigos y las acusaciones. Todo estaba listo para el juicio.El sol se filtraba tímidamente a través de las ventanas de la oficina, una luz fría que no lograba disipar la tensión que se sentía en el aire. Brad estaba allí, de pie junto a la mesa, mirando las carpetas que contenían toda la información que habíamos recopilado, todas las pruebas que habíamos reunido. Sabía lo que significaba esto para él. Lo que significaba para nosotros. Finalmente, el hombre que nos había arruinado la vida iba a pagar por sus crímenes.—¿Estás listo
Capítulo setenta y dos: El Último Movimiento— — — — Narra Amy Carlson — — — —El aire estaba cargado, como si el propio mundo hubiera detenido su respiración. No había marcha atrás. Arthur estaba allí, de pie frente a nosotros, y su presencia lo llenaba todo. La sonrisa que se dibujaba en su rostro era la de un hombre que se sentía dueño del juego, como si nunca hubiéramos sido más que peones en su tablero.Brad se adelantó un paso, su postura tensa, los músculos de su cuerpo claramente listos para cualquier cosa. Pero sus ojos, esos ojos que siempre mostraban una feroz determinación, ahora brillaban con una mezcla de rabia y miedo. Yo lo conocía bien, y sabía que en este momento, su lucha no era solo por lo que había sucedido hasta ahora, sino por todo lo que estaba a punto de perder.Arthur dio un paso hacia nosotros, su mirada fija en Brad con una arrogancia que rozaba lo insostenible.—¿Realmente creías que podías ganarme? —su voz era baja, pero cargada de veneno —. Siempre he es
Capítulo setenta y uno: La Red Se Cierra.— — — — Narra Amy Carlson — — — —El sonido de la lluvia al golpear las ventanas parecía un presagio. El ruido constante, casi hipnótico, me mantenía despierta, en un estado de alerta que no me dejaba descansar. Desde la mesa de la cocina, donde habíamos reunido toda la información que habíamos recolectado, podía ver cómo las gotas caían sin cesar sobre los cristales, como si la tormenta exterior reflejara la que se desataba dentro de nosotros.El teléfono de Brad vibró sobre la mesa, cortando el silencio tenso. Ambos nos miramos rápidamente. Sabíamos que no sería una llamada cualquiera. No en este momento.—Es Julián —dijo Brad mientras tomaba el teléfono.Lo escuchó en silencio, los ojos fijos en la pantalla. Cada palabra que Julián pronunciaba parecía un golpe más fuerte en el aire, una noticia que se deslizaba como una daga afilada. Brad asintió varias veces antes de colgar, su rostro impasible, pero con una sombra de preocupación que se d
Capítulo setenta: El Peso de la Verdad.— — — — Narra Amy Carlson — — — —Las horas que siguieron a nuestra confrontación con Arthur pasaron como un torrente de incertidumbre y miedo. Cada segundo que pasaba en esa mansión sentía el peso de la verdad aplastándome, como si las paredes mismas quisieran asfixiarme con la revelación de los secretos que habíamos desenterrado. Las emociones parecían estar al borde de la explosión, como una bomba de tiempo que se agitaba en mi pecho, esperando el momento adecuado para detonarse.Después de nuestra charla con Arthur, no pudimos quedarnos mucho tiempo en la mansión. Había algo en el aire, una sensación de peligro inminente que se pegaba a nuestra piel, que nos decía que no estábamos a salvo. Por más que la evidencia estuviera en nuestras manos, sabíamos que Arthur no iba a rendirse tan fácilmente. A lo lejos, oía el eco de su amenaza, su desafiante "La verdad también tiene sus consecuencias". Era como si las palabras flotaran en el aire, sobre
Capítulo sesenta y nueve. La tormenta que se avecina.— — — — Narra Amy Carlson — — — —El viento de la tarde golpea la ventana del coche como un presagio. Cada vez que me apoyo en el asiento, siento el peso de lo que estamos por hacer. El aire huele a tierra mojada y a salitre, pero me resulta irrespirable. Es el mismo aire que rodea a las personas cuando están a punto de ser despojadas de sus máscaras, cuando se les obliga a enfrentar la realidad sin filtros. Eso es exactamente lo que estamos a punto de hacer: destruir la fachada que Arthur ha levantado durante años.Brad está a mi lado, mirando por la ventana con una expresión que podría cortar el aire. No hay palabras entre nosotros, solo el sonido constante de los neumáticos sobre el asfalto. El archivo que descubrimos, las amenazas de Arthur, las grabaciones que Julia nos entregó... todo se agolpa en mi mente como una marea imparable. Sabemos lo que tenemos que hacer, pero la verdad es un animal salvaje, y no tengo idea de cuán
Capítulo sesenta y ocho. El precio de la verdad— — — — Narra Brad Lancaster — — — —El aire está cargado con la tensión del momento, como si el mundo entero estuviera suspendido en una cuerda floja, esperando el próximo movimiento. Julia nos ha entregado las pruebas, la llave para derribar el castillo de naipes que Arthur ha estado construyendo durante años. Pero el precio de esta victoria, aunque incierto, es claro: todo lo que conocemos, todo lo que hemos sido, cambiará para siempre.Miro las grabaciones y los diarios de mi abuela, como si fueran una condena, pero también la salvación. El sonido de las páginas al volverse, el zumbido de los audios en mi cabeza, todo parece un susurro lejano, distante. La verdad se vuelve más tangible, más pesada, a medida que la sostengo en mis manos.Amy está a mi lado, callada, observando. Sé lo que está pensando, porque yo también lo siento. ¿Y si no estamos listos para lo que esto traerá? ¿Y si, al exponer a Arthur, perdemos todo lo que aún que
Capítulo sesenta y siete. Un enemigo en casa — — — — Narra Brad Lancaster — — — —El amanecer entra por las persianas entrecerradas como una amenaza silenciosa. No he dormido. Ni un segundo. Cada parte de mí está tensa, alerta, expectante. Siento que estoy sentado sobre una bomba de tiempo, y el tic-tac ya no se puede ignorar.Releo el archivo que encontramos en la red oculta de la empresa. Arthur lo escondió bien, pero no lo suficiente. Movimientos bancarios, desviaciones millonarias, nombres en clave... Hay incluso registros de cuentas en paraísos fiscales. Y lo más grave: algunos movimientos están a nombre de nuestra madre, Julia.—¿Lo sabías...? —susurro, aunque estoy solo.Me estremece la idea. ¿Mi madre está implicada o fue utilizada como pantalla? No quiero pensar mal, pero Arthur es capaz de cualquier cosa… incluso de usar a sus propios hijos y su esposa como marionetas.Tomo el teléfono y marco el número de Amy. Contesta rápido, como si tampoco hubiese podido cerrar los ojos.
Capítulo sesenta y seis. Tienes que actuar ahora. — — — — Narra Amy Carlson — — — — Julián asiente con la convicción de quien sabe de qué hablo. —Voy a trabajar en esto de inmediato. Pero debes saber que si Arthur se entera, las cosas se pondrán aún más difíciles. Lo sé. Siento la presión, el peligro, el inminente caos. Sin embargo, esta es la única salida que veo. Salgo del café y regreso a casa con el corazón en un puño. Cada paso que doy me acerca a un destino incierto. Al llegar, Brad me espera en la puerta, con la expresión dura, el rostro marcado por la preocupación y la furia contenida. —¿Y? ¿Funcionó? —me pregunta en voz baja, buscando en mi mirada alguna señal de esperanza. —Lo intentaron —respondo, tratando de sonar confiada—. Julián me aseguró que comenzará a trabajar en ello, pero no puedo garantizar nada. Arthur siempre tiene un as bajo la manga. Brad se acerca y me abraza fuertemente, como si intentara robarse el tiempo, el respiro que ambos necesitamos. —
Capítulo sesenta y cinco. Llamando a los aliados. — — — — Narra Amy Carlson — — — — El rostro de Brad se vuelve una máscara de determinación y furia. —No podemos esperar más —murmura finalmente—. Es ahora o nunca. Nos miramos y, sin decir palabra, sabemos que la guerra se intensifica. Tenemos que actuar rápido. Recuerdo aquellas noches en las que nos prometimos luchar juntos, en las que cada beso era una promesa de resistencia, y cada abrazo, un juramento de amor inquebrantable. Ahora, mientras el sol se pone y la oscuridad se cierra a nuestro alrededor, sé que no hay vuelta atrás. Con un suspiro, decido que debo ir a enfrentar a Arthur, o al menos enviar a la prensa la información que nos queda. —Amy, ve a tu despacho —me dice Brad, y aunque sé que no quiero separarme de él, su voz es la única que me mantiene enfocada—. Toma la carpeta, revisa los documentos, asegúrate de que nada falta. Yo me encargaré de llamar a nuestros contactos, de asegurar la filtración de la notic