Alice y Robert pertenecían a familias importantes, aunque se conocían desde niños, no se volvieron a ver hasta que se enteraron de que estaban comprometidos. Robert se negó a casarse con ella, ya que ni la amaba ni la conocía. Cuando Alice se enteró que Robert no quería ese matrimonio, se sintió aliviada, ya que ella tampoco quería casarse con él y amaba a otro hombre, por lo que apeló a sus padres para que anularan el compromiso, pero se negaron, ya que si se negaban pareciera que ellos eran más importantes y poderosos, por lo que los Taylor tuvieron que cumplir con ese compromiso. Todo siguió su curso hasta el día de la boda y una vez celebrada, Robert descargó su ira contra la joven Alice por obligarlo a casarse con ella y no negarse como él lo hizo. Pero Alice intenta explicarle que ella tampoco quería casarse con él, e incluso le confiesa que ama a otra persona. Más esas palabras solo hacen enojar a Robert, creyendo en todo momento que Alice se siente superior a él y por eso le exige que le diga quién es el hombre que ama, pero Alice no puede decirle eso, porque es el mejor amigo de Robert. , Jared Sinclair
Leer másSofía regresó a la casa con los ojos hinchados y el corazón pesado de tanto dolor, todas esas emociones. Sus hermanas, al verla, corrieron a abrazarla, rodeándola con un amor incondicional. En ese cálido abrazo grupal, se sentían las lágrimas, la comprensión y el apoyo mutuo. No podía salir bien esa reunión con su padre, a pesar de que él estaba enfermo, ingresado en el hospital.Ella le explicó a sus hermanas la situación de salud de su padre y Mary Jane decidió llamar a su madre para que al menos lo supiera y decidiera si quería ir a hacerle compañía a su padre en ese proceso, ya que… no había otra persona que quisiera estar a su lado.Después de un rato, Sofía se retiró para hablar a solas con Simon, su esposo. Él la esperaba con los brazos abiertos, listo para ofrecerle consuelo.—Sé que duele, Sofía—dijo Simon, acariciando su espalda mientras ella lloraba—. Pero no puedes cargar con todo el dolor y la amargura de tu padre. Él ha hecho sus elecciones.—Sí, lo sé—respondió Sofía en
El aire en la mansión Leclerc tenía ese inconfundible aroma fresco a flores. Mary, con el corazón aún pesado por los recientes acontecimientos, se detuvo por un momento en la entrada para admirar el jardín que Sofía había diseñado con tanto amor.La charla con su padre la había dejado devastada. Pero muy triste ver la realidad de su padre, saber que este no tenía ningún interés en sus hijas más que para usarlas y que todo ese tiempo prácticamente no tuvieron a nadie que las defendiera porque su madre también estaba de acuerdo.Hubiera querido tener las mismas fuerzas de Samantha y huir de allí, ser más valiente y era ahora cuando se sentía muy orgullosa de sí misma por haberle hecho frente a su padre, por haberle puesto un alto y no dejar que la lastime más.Solo deseaba poder haberlo hecho antes.Con pasos decididos, entró en la casa. Los murmullos y risas de su familia la guiaron hasta el salón donde encontró a Sofía, sosteniendo en sus brazos a una pequeña bebé. Alice estaba junto
Estaban a solas en la habitación, en un lugar seguro y lejos de las garras de su padre y su manera tan cruel de hacerlas elegir, cuando las dejaba sin opciones, teniendo que tomar el camino que él trazaba.Todavía el recuerdo de estar allí con aquel hombre hacía que su piel se erizara y temía, temía porque aquel fue un plan muy arriesgados y las cosas pudieron salir realmente mal.El agua caía sobre su piel y la espuma se iba deslizando hasta caer al suelo. En la habitación la esperaba Jeremy, tan feliz como ella porque su padre ya no sería un obstáculo, ni en su vida privada, ni en lo laboral respecto a Jeremy Porter, ya que él había liberado la empresa de Jeremy de cualquier otra deuda.Pensaba en los millones que perdería su padre… estaría muy enojado, sin mencionar la vergüenza que eso añadiría a la familia Taylor cuando se hiciera público o más, si el enojo del príncipe surtía efecto.Su corazón latía con mucha fuerza, deseando que cualquier cosa que pasara no salpicara a sus her
El sol ardiente brillaba intensamente sobre la lujosa carpa erigida en los terrenos del palacio del príncipe Fahad Al-Nasser. Todos los preparativos se habían llevado a cabo para una boda digna de la realeza. Los tejidos dorados y carmesíes de la carpa brillaban con la luz del sol, creando un aura de majestuosidad.El palacio rebosaba de invitados de alto perfil: empresarios, jeques y dignatarios de todo el mundo. Cada uno de ellos había venido a presenciar la unión de Mary con el príncipe árabe, una boda que prometía no sólo unir a dos individuos, sino también a dos imperios empresariales.Pese a que fue algo que se decidió en un pestañeo, allí estaban todos los invitados, como si fuera un acto común, más que nada frecuente.Mary, vestida con un deslumbrante vestido de novia tradicional, caminaba lentamente hacia el altar. Sus pasos estaban cargados de incertidumbre y temor, pero también de determinación. Recordó todas las veces que había sido manipulada por su padre, el señor Taylor
Sofía había llegado a casa de su padre junto a Mary Jane. El señor Taylor no se sorprendió de ver a Sofía allí, pues aquella era la única de sus hijas que lo visitaba, pero sí se asomó la sorpresa a sus ojos cuando vio a Mary acompañada de su hermana.El ambiente en la habitación se tensó. Mary tomó una profunda bocanada de aire y declaró:—Quiero mi parte de la herencia. La necesito para salvar la empresa de Jeremy.—No había dejado que Sofía dijera nada, ni que fuera allanando el terreno. Mary se mostró totalmente desesperada.El señor Taylor se echó a reír.—¿Ahora te importa el negocio de tu exmarido? ¿Después de todo lo que ocurrió? Están divorciados, ¿cómo es que ahora te interesa él?—Eso no importa ahora—replicó Mary—. Jeremy es el padre de mi hijo y no permitiré que juegues con su futuro.El señor Taylor se levantó, su expresión sombría.—Ustedes eligieron divorciarse, todos los negocios entre los Porter y yo estaban bien, no es mi culpa que al final de todo él no fuera tan se
La noche se deslizaba suavemente a través de las cortinas cuando Mary se removió inquieta en la cama. Las sombras danzantes proyectadas por las luces de la calle jugaban en el techo mientras ella intentaba ordenar sus pensamientos. A su lado, Jeremy respiraba profundamente, un testimonio del desgaste emocional y físico que ambos habían experimentado en las últimas horas.Las palabras de su padre todavía pesaban en los hombros de Mary Jane. Sin duda, ella creía que todo aquello era su culpa. Durante años el señor Taylor no había mostrado el más mínimo interés en la empresa de los Porter, todo estaba en armonía, pero luego de aquel divorcio, en el que, para obtenerlo, Jeremy tuvo que prometer pagos que no podría saldar, todo fue a peor y ahora el señor Taylor quería meter sus narices en la empresa de los Porter.Jeremy solo quería liberarla, sin darse cuenta solo cambió de esclavo, tomando él el lugar de Mary, ahora el señor Taylor lo quería someter.Mary giró sobre su costado, observan
A medida que el amanecer cubría Estambul con su paleta de colores, Jeremy y Mehmet se encontraban en el despacho de este último, rodeados de montones de papeles y números que se desplegaban en largas columnas. El despacho, ubicado en uno de los rascacielos más imponentes de la ciudad, ofrecía una vista panorámica del Bósforo y de la mezquita de Santa Sofía a lo lejos.Mehmet tenía una buena posición en su país natal. Deseaba ayudar a Jeremy, por eso ponía de todo su empeño para encontrar una solución ideal.Mehmet, después de horas de discutir y analizar las finanzas de la empresa de Jeremy, alzó la vista y sonrió.—Creo que tenemos una solución, amigo mío. Si combinamos mis recursos con algunos activos líquidos de tu empresa, podríamos reunir suficiente capital para saldar una gran parte de tu deuda con Taylor. Luego, podríamos reestructurar el resto y pagarlo a plazos más manejables.Jeremy, con los ojos brillantes de esperanza, asintió. Esa era una buena salida. Las cosas tomaban o
a oficina del abogado estaba llena de archivos y documentos legales que cubrían cada centímetro de espacio disponible. El señor Taylor, un hombre de edad madura con cabello canoso y un porte distinguido, estaba sentado frente al escritorio del abogado, con una expresión seria y decidida en su rostro. El abogado, el Sr. Anderson, lo miraba con atención mientras escuchaba atentamente su explicación.Se sentía muy asombrado de que el señor Taylor acudiera a él.—Entonces, Sr. Taylor, lo que está diciendo es que Jeremy aún no ha saldado la deuda que tiene con usted— preguntó el abogado Anderson, tomando notas en su libreta.Asintiendo con gravedad, el señor Taylor respondió.—Exactamente, Sr. Anderson. Jeremy ha estado evitando sus responsabilidades financieras durante este mes, pues había acordado pagarme el triple durante los próximos seis meses y solo cumplió con un mes, ya pasó el segundo mes y se acerca el tercero. Le presté una suma considerable de dinero cuando aún no estaba casado
El alba desplegaba sus primeros rayos de sol sobre Estambul cuando Jeremy llegó a la casa de Mary para recogerla junto a Andy. El pequeño, con su mochila a cuestas llena de bocadillos que había preparado junto a su madre y su cámara instantánea, mostraba una emoción contagiosa.Aquel prometía ser un domingo especial. Los domingos siempre eran buenos porque estaba con ambos padres y pasaban todo el día juntos.—¿A dónde vamos primero, papá?— preguntó con impaciencia.Aún Mary no salía, pero Andy le había abierto la puerta a su padre.Jeremy sonrió al ver la emoción en su hijo.—Es una sorpresa—contestó, guiñando un ojo a Mary que acababa de aparecer en la puerta, la mujer mostraba una expresión igualmente intrigada.Todo el fin de semana su hermana Loren se la había pasado llamando, pero Sofía le advirtió que si no quería pasar un mal rato, lo mejor era ignorar la llamada de Loren.Lo dejaría para el lunes, aquel domingo era prometedor. Y nadie, nadie podría arruinar las dos maravillos