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Capítulo 6: Inesperada confesión

Cuando Jared Sinclair recibió la noticia de que Alice Taylor había dado a luz, dejó todo lo que hacía y al saber el hospital donde ella estaba ingresada, fue directo hacia allá sin pensárselo dos veces.

Conocía a sus hermanas y fue a las primeras que vio al llegar al hospital.

—Sofía.—la saludó con un beso y un abrazo. Además de Alice, era a Sofía la otra Taylor con la que él tenía confianza, más cercanía.—Tiempo sin verte, están todas aquí.—observó a la familia Taylor que guardaba silencio, tristes por la pérdida del bebé de Alice.—¿Qué es? ¿Niña o niño?—preguntó en voz baja, sin saber lo que pasaba, algo entusiasmado porque sería el hijo de Alice y aunque no fuera suyo eso lo ponía feliz, la felicidad de ella también lograba alegarlo a él.

Miró a los alrededores de aquella sala de espera, buscando con la mirada a Robert, su amigo, asumiendo que tenía que estar con Alice y su nueva criatura al no verlo allí.

Sabía que se sentiría celoso de verlo tan feliz junto a su familia, a su bebé, pero también se alegraría por ellos. Intentaba mantener sus sentimientos lejos, queriendo hacer que desaparecieran, pero sin lograrlo en todo ese tiempo, aún con todo el tiempo que había pasado desde que no la veía a ella.

—Jared…—Sofía se acercó y lo abrazó, llorando en su hombro, todos abatidos por la muerte del pequeño Ethan y por lo desolada que se encontraba Alice, sin querer pronunciar una sola palabra desde que supo de la muerte de su hijo, sin querer ver a nadie, sin querer comer nada, a pesar de que ya habían pasado veinticuatro horas desde que le dijeron del fallecimiento de Ethan.

Aquella mañana las lluvias seguían, era un día muy gris, frío y triste para todos, seguro que esa fecha no la podrían olvidar.

Tantos meses de espera su nacimiento, para que luego partiera de ese modo tan repentino, dejando ese dolor entre los que llegaron a conocerlo, al menos de manera fugaz.

—¿Qué sucede, Sofía?—acarició su espalda en consuelo, todavía sin saber nada.—¿Qué sucede? ¿Pasó algo malo?

Toda su piel se estremeció al pensar que a Alice le sucedió algo malo.

—Su nombre era Ethan.—dijo entre el llanto, sintiendo mucho dolor por la pérdida de su sobrino. Sorbió su nariz y luego se alejó de Jared, retrocediendo unos pasos.—El bebé de Alice ha fallecido. Solo unas pocas horas después de haber nacido.

Al escuchar eso, Jared comprendió la triste atmósfera que rodeaba a la familia Taylor en aquella sala de espera. Era la primera criatura que nacía de ese matrimonio y ya había fallecido.

Sus lágrimas se derramaron y sintió mucha tristeza. Se llenó de dolor por la pareja, aquella mujer prohibida para él y por su mejor amigo, sabiendo que ambos estarían muy tristes con los sucedido.

—¿Qué pasó?—quería saber cómo fue que sucedió eso, porque Robert siempre le dijo que todo iba bien cada vez que él le preguntaba por el embarazo de Alice.

—El doctor no se explica qué pasó. Dice que todo el embarazo estuvo bien, que siempre hubieron los chequeos, pero que se habría detectado algo con más antelación si Alice hubiera acudido a la clínica como todas las demás embarazadas, sin embargo, ella fue atendida siempre en casa y puede que eso haya sido la causa de que dejaran pasar algo por alto. Haciendo que ahora su bebé no esté con ella.

—Pero…—Jared no entendía nada, aquella información lo acababa de dejar confundido. ¿Cómo era que Alice no había acudido al hospital para su chequeo durante el embarazo? ¿Por qué siempre fue atendida en casa? Omitió todas las preguntas y dudas que tenía, pues aquel no era el momento para cuestionar, lo importante era Alice, que acababa de perder a su hijo.—¿Dónde está ella? ¿Está con Robert?

—¿Robert?—Sofía frunció el ceño con molestia al oír ese nombre.—¡Ja! Ese desgraciado no se ha aparecido por aquí. Su hijo murió y él no ha dado señales de vida, solo…no está, ni sus padres, ninguno de los Graham. Se nota que poco le importa Alice o su hijo, nadie vino y yo misma lo llamé a él, no solo yo. Su teléfono suena, pero no hay contestación de su parte.

¿Cómo era posible que Robert no estuviera en un momento así de importante?

Jared no entendía nada, ¿cómo era que Robert no estaba con su esposa? Creyó que estaría a su lado. ¿Por qué él no estaba allí en aquel importante momento del nacimiento de su hijo o para consolar a su esposa ante aquella pérdida tan grande?

—¿Con quién está Alice?

—Sola, no quiere ver a nadie, no habla, no come, solo está sobre esa m*****a cama sin decir o hacer nada. Me duele verla así, se consumirá muy rápido, está muy dolida y no la culpo, ha perdido a su hijo.—Sofía volvió a llorar, imaginando el dolor que estaba atravesando su hermanita, ya que Sofía tenía una pequeña niña y no se imaginaba su vida sin ella.

—Voy a verla, ¿en qué sala está?

—Es que no quiere ver a nadie.

—¡Necesito verla!—dijo con desesperación.—Necesito verla, ella no puede estar sola, es muy sensible, es muy frágil y debe estar sufriendo de dolor, debo de estar con ella.

Y con aquellas palabras, mirando su rostro y lo mucho que significaba Alice para Jared, ella pudo notar el amor en él hacia Alice, se dio cuenta que aquel hombre estaba enamorada de su hermana.

—Jared, tú la quieres, ¿no es así?

Jared bajó la mirada, todavía con lágrimas en sus ojos.

—Ahora es la esposa de mi mejor amigo y Alice también es mi amiga.—dijo como excusa, sin admitir lo que sentía por la joven Alice Taylor. Pero tampoco atreviéndose a negarlo, más estaba claro en la manera de su expresión, ese dolor que también se reflejó en él al saber que ella estaba sola.

Sofía se acercó a él con mucha confianza y levantó el rostro de Jared, secó sus lágrimas y le miró a los ojos.

—Alguna vez tienes que decirle lo que sientes, así no te quedas atrapado en esos sentimientos. Alice no es feliz en su matrimonio, su esposo la odia, la abandona y no le interesa lo que le pase y menos a su hijo, ya ves que ni está aquí. Ella es infeliz y…esa boda fue un error. A lo mejor…—Jared no la dejó continuar y retiró las manos de ella.

—Está casada con mi mejor amigo.—Volvió a decir de manera más firme, aclarando su garganta y secando sus lágrimas.—¿Puedo verla?

—Claro, pero no sé si ella querrá verte. Como te dije, no habla con nadie. Ha enmudecido desde la noticia.—Sofía lo guió hasta la habitación de Alice.—Es aquí. Estaré en la sala de espera. No esperes mucho, ella no quiere hablar con nadie.

Sofía se marchó y lo dejó frente a la puerta.

Él la abrió con lentitud, nervioso.

Hace muchos meses que no la veía y cuando creyó que la vería feliz por el nacimiento de su hijo, pasaba aquella horrible tragedia.

Cerró la puerta tras él y se quedó allí de pie.

Sobre la cama había una mujer acostada que ni se movió al escuchar a alguien entrar, las sábanas la cubrían hasta los hombros y ella cerraba los ojos con fuerza, no estaba dormida, no había podido dormir desde que su hijo murió y aunque el dolor de la cesárea la estaba matando, no pedía calmantes, porque no quería dormir.

Había una silla junto a su cama y él se sentó, en silencio, creyendo que ella dormía.

—La primera vez que te vi, mi corazón latió de una manera muy alocada, tuve miedo, porque pensé que algo me pasaba en ese momento, cuando Sofía nos presentó. Creí que me sentía mal, que me iba a enfermar y recuerdo que me disculpé y me marché. A lo mejor no lo recuerdas, Alice.—hizo una pausa y frotó sus rodillas, recordando aquel momento como si hubiera sido ayer.—Pero luego nos volvimos a ver y tú sonreías de aquella manera tan deslumbrante. Volví a sentir que mi corazón actuaba extraño y no fue luego de muchos encuentros cuando me di cuenta de lo que pasaba. Alice, me enamoré de ti nada más verte, pero eras tan joven, tan hermosa, creí que más adelante nos volveríamos a encontrar, luego de que te graduaras, siempre pensé en ti, siempre te llevé en mi mente, esperando la hora en la que nos encontráramos otra vez. Y sí que te encontré otras tantas veces, pero fueron muy fugaces esos momentos. Pero cuando supe que te casarías con Robert, pensé…A lo mejor él la hará feliz. Y me obligué a sonreír y a sentirme bien por los dos, pero no fui capaz de ir a tu boda. ¿Cómo iba a ir a la boda de la mujer a la que amo? ¿Cómo podría ir a la boda de la mujer que me enamoró a primera vista? Te casabas con mi mejor amigo y yo tenía que estar feliz por los dos, pero todo lo que sentía era dolor. Ahora me doy cuenta que eres infeliz a su lado y que al parecer no se aman, pero tú sigues siendo prohibida para mí, ¿cómo fue que llegamos a este punto? ¿Cuándo fue que nos distanciamos tanto? Sé que no me estás escuchando y es por lo único que me atreveré a decir esto, ya que te respeto mucho a ti y eres la esposa de mi amigo.—hizo una pequeña pausa, se puso de pie y rodeó la cama, hasta llegar al lado donde estaba ella, se agachó junto a la cama y miró su rostro dormido, pasando una mano por su mejilla.—Te amo, Alice Taylor. Y lo hice desde el primer momento en que te vi. Eres y serás la mujer de la que estoy enamorado, aunque esto nunca podrá ser.

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