Para Alice era muy extraño tener a Robert cerca por tanto tiempo. No se movió ni por un segundo de aquella habitación y tampoco podía hacerlo, tenía que demostrarle a los Taylor que él no estuvo presente porque no pudo, no porque no quiso. Y la única manera era quedándose al lado de Alice, hasta que su familia bajó la guardia luego de la disculpa de Robert frente a todos, pese a lo mucho que le costó hacer aquello, ya que…no le gustaba sentirse inferior y menos inferior a Alice Taylor.Le dieron el alta en el hospital y él aún estaba allí.Se comportaba como un esposo, uno preocupado.¿No que tenía que viajar? ¿No había dicho él que tenía cosas más importantes que hacer y que estaba muy ocupado? ¿Por qué ya no se marchaba?Pero no podía solo desaparecer con su amante, era un momento en familia y él no podía darse el lujo de escaparse, no cuando los Taylor lo tenían en la mira. Un error más y las consecuencias podrían ser fatales, no podía darse el lujo de que la mayor de los Taylor si
—¡Jared! ¡¿No me escuchas?!—inmerso en sus pensamientos, él ignoraba por completo la voz de su asistente que le llamaba en más de una ocasión, sin que su jefe le escuchara. Enojada, llamó una vez más, atreviéndose a gritarle otra vez porque él parecía estar sumergido en otra cosa, sin ser capaz de escuchar su voz.—¡Jared!No podía dejar de pensar en Alice, en cómo estaba, cómo la estaría pasando luego de la pérdida de su hijo. Pensaba en la relación tan extraña que ella tenía con su esposo, como si careciera de amor, como si…no sintieran nada uno por el otro, tal como dijo Sofía Taylor.También le mortificaba mucho que ella escuchó su confesión, una parte de él sentía alivio de que ella no dijo nada pues aquel no era el momento ni el lugar, pero por otro lado, quería que ella tuviera una mínima opinión, ya que escuchó lo que él le dijo cuando pensaba que estaba dormida, cuando él se confesó al creer que ella no lo escuchaba.También deseaba que al menos ella dijera algo, porque ni sab
Jared no solo era el mejor amigo de Robert, sino que era como su mano derecha para todo, uno de sus empleados de los que más se valía, más ahora que tenía a una amante y dejaba de lado muchas de sus responsabilidades, en él era en quien descargaba toda su confianza y mucho peso de trabajo, hasta el que no le correspondía.En lo personal, Jared era un buen amigo, se conocían desde hace muchísimos años, pero cuando entraban en el campo de lo laboral, Robert no lo veía más que como un empleado más, por eso que Jared le haya colgado la llamada de aquella manera, era casi un insulto para él o para su autoridad como su jefe. Allí no valía la amistad.—¿Tienes que irte ya?—su voz aún sonaba agitada por toda la actividad.—¿Ya pensaste lo que te dije, Rob?—Dayana quería dejar de ser su asistente y obtener un puesto mejor en la empresa, lo tenía muy claro, eso de ser su amante no solo se quedaba allí, habían metas dentro de esa función, como escalar dentro de la empresa, sacar provecho de ser s
Jared le sostuvo la mirada a Robert, lleno de impotencia, indignado por la manera en la que su amigo había decidido hacer las cosas y frente a aquella mujer, quitándole su lugar para dárselo a ella, a alguien sin experiencia y menos la preparación adecuada para llevar este puesto y realizar todas las funciones, cada responsabilidad, más las otras numerosas cosas que se habían agregado a ese cargo, ¿cuántas cosas ya no tenía en proceso?¡¿Cómo le iba a dejar a esa mujer todo ese trabajo?! ¡¿Por qué?!Robert Graham no veía las cosas con claridad, cegado por las afrentas que había hecho Jared al negarse la primera vez, más su fuerte necesidad de que Alice ya aceptara tener hijos con él.Necesitaba a Jared para eso, lo necesitaba allí en su casa, con la única intención de que él saque a Alice de la depresión en la que estaba sumergiéndose luego de la muerte de su bebé, a pesar de los meses que pasaban y ella no se reponía, la necesitaba bien para que así ella decida retomar sus labores co
Jared esperaba con paciencia para ver a Alice. Ya le estaban avisando que él estaba allí.Aquella mujer se marchó hace un par de minutos y recién llegaba, por su expresión se veía que no traía buenas noticias para él.—La señora dice que no se puede quedar y que no la necesita.—le comunicó la empleada a Jared tal como Alice había indicado que se le dijera, mostrándole en su tono de voz que no le agradaba su presencia allí, que no estaba de acuerdo con nada de aquello y que estaba de parte de su señora, que aquel hombre se marchara cuanto antes, no era lo que Alice Graham necesitaba para ponerse bien.Necesitaba de su esposo, ¿no?—¿Sabe Alice que soy yo? ¿Le dijo mi nombre?—preguntó Jared, no creyendo que Alice mandara a despedirlo de aquella manera sin tan siquiera ella presentarse para decírselo.—¿Usted se lo dijo?—Desde luego, caballero.—enarcó una ceja ante la duda de él, como si la creyera una mentirosa.—Le dije que era Jared Sinclair y fue justo cuando la señora me dijo que le
Frente a él estaba Alice, pero era una Alice muy diferente, jamás la había visto así, ni de cerca de ese aspecto.Ella quiso ocultar su rostro de él, pero no hubo tiempo para eso, ya Jared la observaba, miraba la figura delgada de aquella mujer que en cuestión de semanas ya no era ni la sombra de lo que un día fue. Estaba consumida, hasta el punto de parecer enferma, postrada en aquella cama, intentando cubrirse de él.Jared sintió como su pecho se oprimía al ver el aspecto tan demacrado de Alice, pasó una mano por su rostro, sin creérselo, un poco desconcertado ante lo que veía, anonadado con aquel aspecto tan preocupante que ella presentaba y esa delgadez tan notoria.Definitivamente no había sido nada sano perder todo ese peso de golpe, hasta cambiar su aspecto y parecer otra persona.—Alice.—la pronunciación de aquel nombre destiló total tristeza y ante la angustia él tuvo que contenerse para no llorar o mostrarse afectado y asombrado frente a ella.¿Cómo fue que la dejaron llegar
Jared aguardó fuera de su habitación, recostado a la puerta, apenas sí pudiendo respirar luego de la rara escena que había pasado allí dentro en la que vio completamente desnuda a Alice Taylor.Todo había pasado tan rápido, retiró las sábanas de su cuerpo y debajo contempló con emoción el cuerpo desnudo de Alice, su corazón retumbante, lleno de emoción por contemplarla y una sensación muy desconocida, junto con un movimiento extraño dentro de su pantalón.Dejó una mano en su pecho y otra en su cara, estaba nervioso, no se lo creía, también sentía mucha vergüenza por verla en ese estado, por descubrirla de esa manera tan brusca, sin saber que ella estaba desnuda, que su cuerpo estaría expuesto por varios segundos ante sus ojos, segundos que él aprovechó al máximo para memorizar todo el esplendor de ella.No fue su intención verla desnuda, pero al hacerlo…era como si sus ojos no quisieran ya ver otra cosa, más que a ella.«La vi desnuda. Completamente desnuda.» Pensó con inquietud y cie
Robert sonreía ampliamente, pues Alice estaba por cenar y eso a él le alegraría ya que…si ella estaba de ánimos para cenar, aquella noche podrían hacer otras cosas, ¿no? No llegó allí con la plena intención de tener sexo con ella, pero podría ser que sucediera. Tenía que aprovechar, cualquier oportunidad contaba.—¿Quiere que le prepare un lugar en la mesa para que acompañe a la señora en la cena? He preparado muchas cosas deliciosas, puede que le guste, señor.—ofreció la mujer.—Claro que no, ya he cenado,—llegaba de verse con Dayana, siempre estaba con ella, casi compartía todo su tiempo al lado de esa mujer. Y la verdad es que le gustaba mucho tenerla cerca.—¿está Jared con ella?—Está en la habitación que se la ha asignado, no le apetece cenar. Creo que ambos han llegado cansados por el día que han tenido. No ha sido trabajo fácil sacar a la señora de la cama, pero lo ha conseguido. Creo que estará descansando.—Aún así, debería de estar acompañándola para asegurarse de que ella d