La noche se deslizaba suavemente a través de las cortinas cuando Mary se removió inquieta en la cama. Las sombras danzantes proyectadas por las luces de la calle jugaban en el techo mientras ella intentaba ordenar sus pensamientos. A su lado, Jeremy respiraba profundamente, un testimonio del desgaste emocional y físico que ambos habían experimentado en las últimas horas.Las palabras de su padre todavía pesaban en los hombros de Mary Jane. Sin duda, ella creía que todo aquello era su culpa. Durante años el señor Taylor no había mostrado el más mínimo interés en la empresa de los Porter, todo estaba en armonía, pero luego de aquel divorcio, en el que, para obtenerlo, Jeremy tuvo que prometer pagos que no podría saldar, todo fue a peor y ahora el señor Taylor quería meter sus narices en la empresa de los Porter.Jeremy solo quería liberarla, sin darse cuenta solo cambió de esclavo, tomando él el lugar de Mary, ahora el señor Taylor lo quería someter.Mary giró sobre su costado, observan
Sofía había llegado a casa de su padre junto a Mary Jane. El señor Taylor no se sorprendió de ver a Sofía allí, pues aquella era la única de sus hijas que lo visitaba, pero sí se asomó la sorpresa a sus ojos cuando vio a Mary acompañada de su hermana.El ambiente en la habitación se tensó. Mary tomó una profunda bocanada de aire y declaró:—Quiero mi parte de la herencia. La necesito para salvar la empresa de Jeremy.—No había dejado que Sofía dijera nada, ni que fuera allanando el terreno. Mary se mostró totalmente desesperada.El señor Taylor se echó a reír.—¿Ahora te importa el negocio de tu exmarido? ¿Después de todo lo que ocurrió? Están divorciados, ¿cómo es que ahora te interesa él?—Eso no importa ahora—replicó Mary—. Jeremy es el padre de mi hijo y no permitiré que juegues con su futuro.El señor Taylor se levantó, su expresión sombría.—Ustedes eligieron divorciarse, todos los negocios entre los Porter y yo estaban bien, no es mi culpa que al final de todo él no fuera tan se
El sol ardiente brillaba intensamente sobre la lujosa carpa erigida en los terrenos del palacio del príncipe Fahad Al-Nasser. Todos los preparativos se habían llevado a cabo para una boda digna de la realeza. Los tejidos dorados y carmesíes de la carpa brillaban con la luz del sol, creando un aura de majestuosidad.El palacio rebosaba de invitados de alto perfil: empresarios, jeques y dignatarios de todo el mundo. Cada uno de ellos había venido a presenciar la unión de Mary con el príncipe árabe, una boda que prometía no sólo unir a dos individuos, sino también a dos imperios empresariales.Pese a que fue algo que se decidió en un pestañeo, allí estaban todos los invitados, como si fuera un acto común, más que nada frecuente.Mary, vestida con un deslumbrante vestido de novia tradicional, caminaba lentamente hacia el altar. Sus pasos estaban cargados de incertidumbre y temor, pero también de determinación. Recordó todas las veces que había sido manipulada por su padre, el señor Taylor
Estaban a solas en la habitación, en un lugar seguro y lejos de las garras de su padre y su manera tan cruel de hacerlas elegir, cuando las dejaba sin opciones, teniendo que tomar el camino que él trazaba.Todavía el recuerdo de estar allí con aquel hombre hacía que su piel se erizara y temía, temía porque aquel fue un plan muy arriesgados y las cosas pudieron salir realmente mal.El agua caía sobre su piel y la espuma se iba deslizando hasta caer al suelo. En la habitación la esperaba Jeremy, tan feliz como ella porque su padre ya no sería un obstáculo, ni en su vida privada, ni en lo laboral respecto a Jeremy Porter, ya que él había liberado la empresa de Jeremy de cualquier otra deuda.Pensaba en los millones que perdería su padre… estaría muy enojado, sin mencionar la vergüenza que eso añadiría a la familia Taylor cuando se hiciera público o más, si el enojo del príncipe surtía efecto.Su corazón latía con mucha fuerza, deseando que cualquier cosa que pasara no salpicara a sus her
El aire en la mansión Leclerc tenía ese inconfundible aroma fresco a flores. Mary, con el corazón aún pesado por los recientes acontecimientos, se detuvo por un momento en la entrada para admirar el jardín que Sofía había diseñado con tanto amor.La charla con su padre la había dejado devastada. Pero muy triste ver la realidad de su padre, saber que este no tenía ningún interés en sus hijas más que para usarlas y que todo ese tiempo prácticamente no tuvieron a nadie que las defendiera porque su madre también estaba de acuerdo.Hubiera querido tener las mismas fuerzas de Samantha y huir de allí, ser más valiente y era ahora cuando se sentía muy orgullosa de sí misma por haberle hecho frente a su padre, por haberle puesto un alto y no dejar que la lastime más.Solo deseaba poder haberlo hecho antes.Con pasos decididos, entró en la casa. Los murmullos y risas de su familia la guiaron hasta el salón donde encontró a Sofía, sosteniendo en sus brazos a una pequeña bebé. Alice estaba junto
Sofía regresó a la casa con los ojos hinchados y el corazón pesado de tanto dolor, todas esas emociones. Sus hermanas, al verla, corrieron a abrazarla, rodeándola con un amor incondicional. En ese cálido abrazo grupal, se sentían las lágrimas, la comprensión y el apoyo mutuo. No podía salir bien esa reunión con su padre, a pesar de que él estaba enfermo, ingresado en el hospital.Ella le explicó a sus hermanas la situación de salud de su padre y Mary Jane decidió llamar a su madre para que al menos lo supiera y decidiera si quería ir a hacerle compañía a su padre en ese proceso, ya que… no había otra persona que quisiera estar a su lado.Después de un rato, Sofía se retiró para hablar a solas con Simon, su esposo. Él la esperaba con los brazos abiertos, listo para ofrecerle consuelo.—Sé que duele, Sofía—dijo Simon, acariciando su espalda mientras ella lloraba—. Pero no puedes cargar con todo el dolor y la amargura de tu padre. Él ha hecho sus elecciones.—Sí, lo sé—respondió Sofía en
Obligado a casarse con ella por razones familiares, Alice Taylor una mujer a la que solo vio unos pocos años en su infancia, cuando Robert la vuelve a ver, solo sabe que a pesar de toda su belleza, la odia, la odia porque ella pudo negarse al matrimonio al igual que él lo hizo, pero ella quiso avanzar con aquello y él no tuvo otra opción más que casarse con ella, obedeciendo a la orden de sus padres, por el bien de los negocios y por una mejor estabilidad familiar en cuanto a relaciones.Todo era un acuerdo entre familias, por el bien de las empresas, ambas partes salían ganando, sobre todo la familia Graham, que se veía muy beneficiada con la unión de los dos.La celebración involucró a ambas familias, tanto la grande y poderosa Familia Taylor, como a la majestuosa e imponente familia Graham.A aquella boda asistieron muchas figuras importantes, para presenciar la unión de esas dos grandes familias que ahora serían una sola, aumentando así las influencias que ya poseían.Sin embargo,
Cuando abrió los ojos, Robert Graham ya no estaba en aquella habitación, la luz entraba por la ventana y el sol dejaba algunos rayos sobre su rostro, haciéndola cubrir su cara por toda la claridad que la golpeada.Había sido una noche muy horrible para ella, una primera vez espantosa y…un hombre muy brusco y poco atento con ella o su cuerpo.Cuando se puso de pie, le dolían las piernas y el vientre, al igual que su vagina. Miró aquella mancha se sangre en las sábanas y corrió hacia el baño, entró a la ducha y entre lágrimas lavó todo su cuerpo, borrando todo rastro de Robert Graham, aunque no por mucho tiempo.Sus caderas y espalda también le dolían, él no había tenido ni un solo detalle de gentileza, solo la poseyó, robando su virginidad con aquella brusquedad, con toda esa fuerza y bestialidad que utilizó para desvirgarla.Consumando así el matrimonio, haciendo uso de su noche de bodas.Cuando salió de la ducha, miró su cuerpo en el espejo, había un pequeño moretón en su costado der