Alice estaba sobre la cama y su bebé no estaba con ella, recién despertaba, sintiéndose muy extraña luego de la cesárea, recordaba haberse quedado dormida, pero nunca recordó haber visto a su hijo. Habían pasado varias horas desde la cesárea, ella no sabía nada de él.
—Es un niño.—dijo su hermana mayor, Sofía, recién dándose cuenta Alice que su hermana estaba allí con ella.—Diste a luz a un niño.—volvió a decir con una sonrisa.
—Quiero verlo, necesito verlo.—Alice levantó su mano para que su hermana de acercara.
Su hermana tomó asiento a su lado y sujetó su mano para lo siguiente que le iba a decir.
—Alice, no nació un niño sano y por el momento no puede estar a tu lado, es prematuro y tiene otros problemas con los que nació. A decir verdad, y espero que seas fuerte, él tiene pocas probabilidades de vida, está muy débil y…—ella comenzó a llorar al saber la condición de su hijo, sin dejar a su hermana decirle todo lo que tenía que contarle sobre la pequeña criatura.
La pena de Alice era muy grande al saber que su hijo no estaba bien, al saber que no nació sano y que a lo mejor estaba sufriendo.
—Quiero verlo. ¡Quiero verlo! ¡Llévame con él, Sofi, por favor!—intentó incorporarse y fue allí cuando se dio cuenta que todo le dolía, todo. No podía moverse mucho. Llevó sus manos hacia su vientre, tenía la herida por la cesárea, la anestesia comenzaba a perder efecto y el dolor la agobiaba, era fuerte y muy intenso.—Duele.—se quejó entre llantos.—Me duele mucho.
—Voy a llamar al doctor, Alice. Regresaré enseguida.—Sofia salió de su habitación y Alice siguió llorando, un poco por su bebé, un poco por el dolor.
Cuando su hermana regresó, volvió con un doctor.
—¿Qué siente, señora Graham?—le preguntó, observó sus ojos, miró que la cesárea estuviera cubierta y luego apretó un poco sus tobillos.
—Es…aquí.—señaló la parte de la cesárea.—Duele mucho.—indicó, dejando escapar un quejido de sus labios.
—Ya regresaré para administrarle algo para el dolor. Espere un segundo y la enfermera no tardará en venir también.
—Espere…por favor.—le detuvo antes de salir.—Necesito ver a mi bebé. ¿Qué es lo que pasa con él? No me ha dicho nada sobre él.
—Lo siento, ahora mismo su bebé está siendo tratado en otra sala.—fue todo lo que le dijo y ella seguía sin comprender porqué no le daban todos los detalles de lo que pasaba.
—¡Pero no lo he visto!—gritó molesta, una exigencia para ver a su hijo.—¡No he visto a mi hijo! ¡Exijo verlo! ¡No pueden tenerme sin verlo!
—Tranquila, Alice. Ellos solo están haciendo lo mejor para él, no te desesperes.
Había un enorme miedo en Alice si no veía a su bebé, necesitaba conocer su rostro, saber que estaba bien, tenerlo entre sus brazos, sobre su pecho.
—Tiene que permanecer allí y usted aquí luego de la cesárea, es por la condición del bebé. A lo mejor en unas horas puede verlo, quizás lo traigan aquí más tarde.—le dijo, logrando tranquilizarla un poco.
—Nuestros papás vienen en camino. Mary, Loren y Sami estaban aquí, pero han tenido que marcharse antes de que despertaras. Puede que regresen a lo largo del día, quizás en la noche. Por cierto, los padres de Robert no están aquí y tampoco está él.—aquello le pareció sumamente extraño a Sofía. Era le nacimiento de su nieto, ¿dónde estaban? ¿Dónde estaba Robert Graham que no estaba al lado de su esposa en un momento como ese? ¿Cómo es que no llegó al hospital con ella a la hora de parto? ¿Por qué no estaba a su lado? Sofía no podía creer que existiera algo más importante que eso.—¿Cómo es que tu esposo no está aquí a la hora de tu parto? ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?—preguntó con disgusto.
—Anoche, pero no te preocupes, él seguro que sabe que estoy aquí, pero no le interesa lo que pase o deje de pasar. Es un completo idiota y prefiero tenerlo lejos. Me alegro de que no esté aquí, Sofi.
—¿No se llevan bien?—ya iba siendo muy obvio por las palabras de Alice con respecto a él.
—¿Cómo pueden llevarse bien dos personas que no se conocen y fueron forzadas a casarse? ¿Pueden llevarse bien dos desconocidos sin nada en común?—preguntó con descontento.—No podemos llevarnos bien, no tenemos nada en común. Él parece un dictador y obviamente yo soy la que debe someterse a sus órdenes, sin opinar, sin quejarme, solo obedecerlo, porque al parecer mi esposo tiene un fuerte complejo de superioridad que no lo deja ni escuchar mi voz, porque cree que le voy a quitar su voz o su don de mando, como si mi existencia pudiera poner en peligro la suya, lo que me parece muy ridículo. Teme a lo que sea que yo diga, sintiéndose ofendido con cualquier cosa que salga de mi boca, aún sea la más mínima, porque cree que yo quiero dirigirlo, que me siento superior a él y tiene todo eso en su cabeza desde el día de la boda. Sofía, este matrimonio nunca debió de realizarse y no intento hacerme la víctima, pues él tampoco me ama, así que debe de estar siendo igual de difícil para él todo esto.
—Pero, ¿cómo es que han compartido todos estos meses luego de la boda? No lo comprendo. Tienen casi un año de casados, este matrimonio tiene casi un año, ¿llevan todo ese tiempo así?—Sofia no entendía ni qué tipo de matrimonio era aquel y estaba perpleja con lo que decía su hermana, no imaginó que fuera tan difícil para ella o que aquella unión estuviera resultando tan mal.
—Es que no hemos compartido, más que el día de la boda y en la luna de miel. Robert solo necesitaba casarse con una Taylor y una vez que estuvo hecho, ya no existía yo para él. Él me abandonó en una casa y me ordenó no salir. Yo solo tenía que obedecer a mi esposo, nada más. Lo vi anoche, luego de meses desde que se fue. No sé nada de él, Sofía. Pero de verdad, me alegro que así sea porque es un idiota engreído. Antes pensé que…creí que solo lo detestaba, pero ahora sé que lo odio.—admitió por primera vez en voz alta.
—No puedes hablar así de tu esposo, Alice, en algún momento tendrán que convivir juntos, sobre todo ahora que tienen un hijo en común. ¿Cómo se va a llamar el bebé? ¿Ya tienen un nombre?—intentó cambiar de tema para no agobiar a la recién parida.
—Sí, yo le tengo un nombre. Se llamará Ethan. Me encanta ese nombre.—dijo en medio de una sonrisa. Ya el medicamento empezaba hacer efecto en ella y se iba sintiendo mucho mejor, cada vez dolía menos, pero seguía necesitando tener a su hijo cerca, poder conocerlo al fin.
—Es un buen nombre, Alice. Me gusta mucho.
Luego de un rato de charla con su hermana mayor, al suministrarle el calmante Alice quedó dormida.
Sofía miró con pena el rostro de su hermana menor, dándose cuenta de lo infeliz que ella era en aquel matrimonio, con un esposo ausente incluso en el nacimiento de su hijo.
—No te dejan de llamar, ¿no vas a contestar?—preguntó la pelirroja a su lado. Miró con sensualidad y deseo a Graham.¿Cuánto tiempo llevaba siendo amantes? ¿Desde cuando se veían de aquella manera? ¿Cuándo fue que ambos se enfrascaron en aquella historia de infidelidad?Era su asistente, quien no tuvo ningún remordimiento de meterse con él, incluso sabiendo que era casado, porque sí, ella lo sabía, todos sabían de la deslumbrante boda que hubo entre la alianza de Robert Graham y Alice Taylor, no había nadie que no supiera de aquella importante boda.Tampoco a Robert le importó en lo más mínimo aquello, su esposa era algo que no le importaba y en cuanto ella no saliera de aquella casa donde él la dejó, todo estaría bien para él. La tenía sometida, con miedo a revelarse ante él, era todo cuanto Robert quería, mantener bajo su yugo a Alice, que entendiera ya de una buena vez que ella no era más que él, que no podría escapar de su lado y menos la dejaría estar con ese hombre al que ella d
Cuando Jared Sinclair recibió la noticia de que Alice Taylor había dado a luz, dejó todo lo que hacía y al saber el hospital donde ella estaba ingresada, fue directo hacia allá sin pensárselo dos veces.Conocía a sus hermanas y fue a las primeras que vio al llegar al hospital.—Sofía.—la saludó con un beso y un abrazo. Además de Alice, era a Sofía la otra Taylor con la que él tenía confianza, más cercanía.—Tiempo sin verte, están todas aquí.—observó a la familia Taylor que guardaba silencio, tristes por la pérdida del bebé de Alice.—¿Qué es? ¿Niña o niño?—preguntó en voz baja, sin saber lo que pasaba, algo entusiasmado porque sería el hijo de Alice y aunque no fuera suyo eso lo ponía feliz, la felicidad de ella también lograba alegarlo a él.Miró a los alrededores de aquella sala de espera, buscando con la mirada a Robert, su amigo, asumiendo que tenía que estar con Alice y su nueva criatura al no verlo allí.Sabía que se sentiría celoso de verlo tan feliz junto a su familia, a su beb
—Te amo, Alice Taylor. Y lo hice desde el primer momento en que te vi. Eres y serás la mujer de la que estoy enamorado, aunque esto nunca podrá ser.Alice escuchaba cada palabra que salía de los labios de su adorado Jared, apretaba sus ojos, al igual que sus manos en su pecho, intentando apaciguar aquellos fuertes latidos y esa confesión que llegaba a ser como un bálsamo para sus heridas.¿Qué debía hacer? ¿Abrir los ojos, decirle que escuchó todo y confesar el amor que ella también sentía hacia a él desde el primer momento en el que lo vio? ¿Confesarle también que ese amor era correspondido?No sabía qué hacer, pero empezó por abrir los ojos.Al ver que ella estaba despierta y que probablemente escuchó todo, el blanco rostro de Jared se puso pálido y luego sus mejillas tomaron un color rojo, poniéndose rápidamente de pie, alejándose de ella, estando muy avergonzado porque ella probablemente escuchó esa confesión que él hizo desde lo más hondo de su corazón.—Y-Yo…—Alice jamás lo habí
ue algo muy raro.Poco contacto tuvo con aquel embarazo y no era un gran entusiasta de tener un hijo con Alice, pero nunca pensó en la muerte de esa criatura y más ahora que sabía que era necesario un heredero de la unión de ambas familias para mantener dicha unión.Siempre los despreció a ambos y los dejó en aquella casa encerrados, siendo inconsciente de que podría necesitarlo, que su padre había llegado a un acuerdo con los Taylor.¡¿Cómo es que no le dijo algo así?! Le habría prestado al menos una poca más de atención a Alice o su embarazo.¿Habría sido por su culpa?¿Tuvo que ver con la manera en la que él tomó la noche anterior a su esposa? ¿Sería posible?«No, no puede ser que sea mi culpa, algo debió haber hecho ella mal como para perder a nuestro hijo. Si hay un culpable, debió de ser ella que era la que estaba embarazada, culpa mía no puede ser.» Decía a sí mismo para no cargar con ese peso, camino hacia el hospital donde ella se encontraba, viéndose ya con la responsabilida
Para Alice era muy extraño tener a Robert cerca por tanto tiempo. No se movió ni por un segundo de aquella habitación y tampoco podía hacerlo, tenía que demostrarle a los Taylor que él no estuvo presente porque no pudo, no porque no quiso. Y la única manera era quedándose al lado de Alice, hasta que su familia bajó la guardia luego de la disculpa de Robert frente a todos, pese a lo mucho que le costó hacer aquello, ya que…no le gustaba sentirse inferior y menos inferior a Alice Taylor.Le dieron el alta en el hospital y él aún estaba allí.Se comportaba como un esposo, uno preocupado.¿No que tenía que viajar? ¿No había dicho él que tenía cosas más importantes que hacer y que estaba muy ocupado? ¿Por qué ya no se marchaba?Pero no podía solo desaparecer con su amante, era un momento en familia y él no podía darse el lujo de escaparse, no cuando los Taylor lo tenían en la mira. Un error más y las consecuencias podrían ser fatales, no podía darse el lujo de que la mayor de los Taylor si
—¡Jared! ¡¿No me escuchas?!—inmerso en sus pensamientos, él ignoraba por completo la voz de su asistente que le llamaba en más de una ocasión, sin que su jefe le escuchara. Enojada, llamó una vez más, atreviéndose a gritarle otra vez porque él parecía estar sumergido en otra cosa, sin ser capaz de escuchar su voz.—¡Jared!No podía dejar de pensar en Alice, en cómo estaba, cómo la estaría pasando luego de la pérdida de su hijo. Pensaba en la relación tan extraña que ella tenía con su esposo, como si careciera de amor, como si…no sintieran nada uno por el otro, tal como dijo Sofía Taylor.También le mortificaba mucho que ella escuchó su confesión, una parte de él sentía alivio de que ella no dijo nada pues aquel no era el momento ni el lugar, pero por otro lado, quería que ella tuviera una mínima opinión, ya que escuchó lo que él le dijo cuando pensaba que estaba dormida, cuando él se confesó al creer que ella no lo escuchaba.También deseaba que al menos ella dijera algo, porque ni sab
Jared no solo era el mejor amigo de Robert, sino que era como su mano derecha para todo, uno de sus empleados de los que más se valía, más ahora que tenía a una amante y dejaba de lado muchas de sus responsabilidades, en él era en quien descargaba toda su confianza y mucho peso de trabajo, hasta el que no le correspondía.En lo personal, Jared era un buen amigo, se conocían desde hace muchísimos años, pero cuando entraban en el campo de lo laboral, Robert no lo veía más que como un empleado más, por eso que Jared le haya colgado la llamada de aquella manera, era casi un insulto para él o para su autoridad como su jefe. Allí no valía la amistad.—¿Tienes que irte ya?—su voz aún sonaba agitada por toda la actividad.—¿Ya pensaste lo que te dije, Rob?—Dayana quería dejar de ser su asistente y obtener un puesto mejor en la empresa, lo tenía muy claro, eso de ser su amante no solo se quedaba allí, habían metas dentro de esa función, como escalar dentro de la empresa, sacar provecho de ser s
Jared le sostuvo la mirada a Robert, lleno de impotencia, indignado por la manera en la que su amigo había decidido hacer las cosas y frente a aquella mujer, quitándole su lugar para dárselo a ella, a alguien sin experiencia y menos la preparación adecuada para llevar este puesto y realizar todas las funciones, cada responsabilidad, más las otras numerosas cosas que se habían agregado a ese cargo, ¿cuántas cosas ya no tenía en proceso?¡¿Cómo le iba a dejar a esa mujer todo ese trabajo?! ¡¿Por qué?!Robert Graham no veía las cosas con claridad, cegado por las afrentas que había hecho Jared al negarse la primera vez, más su fuerte necesidad de que Alice ya aceptara tener hijos con él.Necesitaba a Jared para eso, lo necesitaba allí en su casa, con la única intención de que él saque a Alice de la depresión en la que estaba sumergiéndose luego de la muerte de su bebé, a pesar de los meses que pasaban y ella no se reponía, la necesitaba bien para que así ella decida retomar sus labores co