Creyó haber encontrado al amor de su vida; sin embargo, una semana después de su boda, despertó en una cabaña, atada a una silla, enfrentando la traición más brutal que jamás imaginó. Descubrió que su esposo y su hermanastra habían conspirado, no solo para arrebatarle su herencia, sino también su vida. El fuego la rodeó mientras ellos celebraban su amor, pero Aideen desafió su destino. Lo que no sabían era que Kenna renacería de entre las llamas, dispuesta a devolverles el dolor multiplicado por diez. Aideen había muerto, pero Kenna, ella los haría arder.
Leer másPasaron unos pocos minutos en completo silencio. No se trataba de un silencio incómodo, sino de uno que nos permitía reflexionar y disfrutar de la compañía del otro. Seguía golpeando de manera rítmica y delicada mi mano.Podía ser a causa de todas las emociones que viví en un instante, que hicieron que mi cuerpo se sintiera mucho más cansado de lo normal. Era como si mis ojos me estuvieran pidiendo que descansara. Sin darme cuenta, mi cabeza estaba descansando en el hombro de Arzhel.—¿Sería de mal gusto si hago una pregunta? —inquirió con un tono suave de voz. Luego de que yo asintiera, continuó hablando:— ¿Quién es Ciprian o cómo lograste salir de ese lugar? No me malinterpretes, cuando relataste lo que pasaste, no diste más información que decir que alguien te sacó de ahí y comenzaste una nueva vida.Me mantuve callada mientras organizaba mis ideas de manera mental. Él tenía razón, no di muchos detalles sobre lo que viví, quizá porque no lo conocía o no confiaba en él lo suficiente
Parecía la Guerra Fría. Mis ojos viajaban de un lado a otro, sentía que, en medio de su silencio, se estaban comunicando algo, quizá a través de sus ojos. No me pregunten lo que era, porque no tenía ni la más mínima idea.Una parte de mí se sentía como si fuera un trozo delicioso de carne, en medio de una hambruna, y ellos pelearan por mí. ¿Debería sentirme halagada? Pues, estaba haciendo lo contrario. Quería salir de ahí y de ninguna manera era un halago para mí.—Creo que ya es suficiente. Arzhel, cariño, es hora de que nos vayamos —susurré tomándolo del brazo para alejarlo; sin embargo, sentía como de manera inconsciente su cuerpo ejerciera resistencia.—Ya escuchaste a Kenna. Huye, cobarde.—Señor Harriman, no. No es el momento —gruñí deseando que esa escena terminara de una vez por todas—. Arzhel, no vale la pena nada de esto, ¿sí? Vámonos, no queremos llegar tarde —susurré por segunda vez.¿Qué sería de mí si les daba por agarrarse a golpes? Bueno, estábamos muy cerca del hospit
—Es un alivio que esté aquí, señor Harriman. Dejo a su esposa en sus manos. —Mis palabras salieron cargadas de apuro y casi distante, mientras recogía mi bolso del asiento en la sala de espera.—¿Te vas ya? —cuestionó dando un paso hacia mí. Había algo en su tono que parecía genuino, pero su sonrisa siempre lograba borrar cualquier atisbo de sinceridad.Ese era él, uno de los hombres más manipuladores que conocía. Este era el segundo en mi lista, pues, el primer lugar se lo ganaba con creces, mi adorable prometido.La diferencia entre ellos dos, era que Rune era completamente desagradable para mí, era como si mi cuerpo hubiera desarrollado una especie de rechazo a todo lo relacionado con él. Por otro lado, Arzhel, él tenía algo que me llamaba la atención. Estaba tan rodeado de misterio que me resultaba completamente hipnótico.—Sí, pero llamaré para saber cómo sigue Nessa. Estoy segura de que estará bien contigo aquí. —Incliné ligeramente la cabeza, evitando su mirada mientras me diri
Regresamos a casa y cuando terminé de contarle, el silencio llenó la habitación. Arzhel estaba apoyado contra el respaldo del sofá, girando lentamente el vaso de whisky entre los dedos, como si estuviera procesando cada palabra. Sus ojos permanecían fijos en mí.—Déjame aclarar esto. Encontraste la prueba en el baño, tu encantadora hermanastra trató de comprarte, y… no aceptaste el dinero. ¿Correcto? —Su tono era suave, pero el sarcasmo apenas se contenía.—Correcto —respondí, cruzando las piernas y devolviéndole la mirada con firmeza.—¿Por qué no tomaste el dinero? Podríamos haberlo gastado en algo interesante. —Arzhel sonrió, pero no había humor en su expresión, solo curiosidad.—Porque no lo necesito, y tampoco es mi objetivo. —Hice una pausa, permitiéndome respirar profundamente antes de continuar—. Es mejor que ella crea que puede confiar en mí. Ganarme su confianza será mucho más útil que unas cuantas monedas, Whitield.Arzhel dejó escapar una risa baja, dejando el vaso sobre l
El trayecto al restaurante fue rápido, demasiado para mi gusto. Mis dedos jugueteaban con el dobladillo del vestido mientras miraba por la ventana, intentaba con todas mis fuerzas no pensar en la noche que me esperaba. Rune y Nessa. Sus nombres rondaban en mi mente como un castigo infernal.Cuando llegamos, el asistente salió primero y me ofreció su mano para ayudarme a bajar. La puerta del restaurante era imponente, iluminada por un suave resplandor dorado. Antes de entrar, el asistente hizo una pausa, inclinándose ligeramente hacia mí.—El señor Whitield está adentro esperándola. —Su tono era neutro, pero algo en su mirada sugería que sabía exactamente el efecto que tendría mi entrada.Me enderecé, alzando ligeramente el mentón. Si vamos a hacer esto, que sea a lo grande.Al cruzar por las puertas, el murmullo del restaurante se detuvo por un breve instante, lo suficiente como para que sintiera las miradas sobre mí. El vestido cumplía su propósito con creces: captaba la atención de
—Una cena romántica, princesa. ¿No se suponía que las falsas prometidas también disfrutan de las formalidades? —habló con ligereza, casi como si meterse conmigo lo deleitara. Era como si estuviera midiendo cada reacción mía con detenimiento.—¿Romántica? —solté una risa seca—. Claro, porque eso suena absolutamente como algo que un Whitield haría. Tú, para ser exactos.—¿Por qué no? —preguntó con gran calma—. Hasta los hombres fríos y egoístas que solo piensan en sí mismos tienen derecho a cenar, ¿no? Aunque, para ser sincero, esta cena no es solo para nuestro entretenimiento. —Su voz bajó un poco, como si me fuera a contar algún secreto—. Hay algo que creo que te interesará.Fruncí el ceño, estaba claro que ese desgraciado siempre buscaría sacarme de mis cabales, siempre tenía un plan para todo, siempre llevaba la delantera. ¡¿Por qué tenía que ser así?! ¿Qué hice para merecer esto?—¿Qué es lo que estás tramando, Whitield? —dije, suspirando mientras masajeaba mi sien.—Tramando, tram
—¿Yo? —Ellos asintieron—. No se preocupen, es solo que la comida parece haberme caído mal. Necesito comprar medicina.—Voy contigo, Kenna —la bruja se aferró a mi brazo y me arrastró fuera de la empresa.Estando lo suficientemente lejos de todos, terminamos en una cafetería. Era increíble la oportunidad que la vida me daba; no hay una mejor forma para hacer que Nessa confíe y dependa ciegamente en mí.Ninguna de las dos se atrevía a decir a primera palabra. En mi caso, podría asegurar que la primera en hablar sería la más desesperada, y esa no sería yo. En estos escasos días que llevo junto a Arzhel, he aprendido a no dar nada de información, a que el enemigo no sepa qué es lo que tengo en la cabeza.»Gracias por no haber dicho nada —susurró finalmente.—Escuché de Arzhel que los hijos fuera del matrimonio, están mal vistos en su familia —susurré intentando hacer que nadie me escuchara.—Tiene razón. Por eso le pido que no le diga nada de esto a nadie, mucho menos a mi padre. No sé qu
—Siempre consigo lo que quiero, Beauregard —su manera de hablar era un poco jactanciosa, esto me hacía sentir como si fuera un mero objeto para él, solo una transacción.Es decir, todo esto era un plan, era un compromiso y no desconocía la manera en la que Arzhel se manejaba en los negocios. Intenté poner la sonrisa menos hipócrita del universo; no me agradaba ser comparada con una cosa.—No se imagina, señorita, lo afortunada que es. Whitfield es un gran hombre —expuso mi padre con una sonrisa esperanzadora.¿Acaso se estaba escuchando? ¡¿Si supiera que yo era su hija, pensaría de la misma manera?! ¡Claro que no! Arzhel era una persona egoísta, centrada en él mismo, no le importaba para nada lo que sucediera conmigo. Solo me quería, como una apariencia.Está bien, yo también me beneficiaba en algo con esto, pero no significaba que estuviera satisfecha.—Por supuesto, señor. Lo sé —sonreí, dedicándole una sonrisa enamorada a mi supuesto prometido—. Sé lo afortunada que soy por tenerl
Me acercó aún más a él. Mis brazos parecían tener vida propia, pues, a pesar de que les ordenara que se mantuvieran quietos, estos terminaron de rodearlo por el cuello, como si una parte muy profunda de mí no deseara que se alejara.Mi cabeza gritaba que no estaba bien lo que pasaba, y mi cuerpo decía todo lo contrario.Al cabo de unos segundos que se hicieron eternos, terminamos con ese beso que, al juzgar por la mirada de Arzhel, no solo tuvo un efecto en mí.—Pasaré por ti en la tarde, princesa —afirmó con voz ronca mientras se alejaba.Me limité a asentir, era como si un gato hubiera devorado mi lengua por completo. Mi corazón parecía un caballo desbocado, salí de mi trance al ver que se alejó en su auto.No tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo dentro de mí. Aclaré mi garganta y me encaminé al interior de la empresa. Hice mi mayor esfuerzo para ignorar a Rune, quien presenció toda la escena.Por el rabillo de mi ojo, logré observar ese gesto de disgusto en su rostro.