¿Existen las segundas oportunidades? Lilia es una mujer divorciada y con problemas de autoestima, que vive con la culpa de haberle sido infiel a su exesposo. Esa fue una de las razones para haber terminado su relación con él, asimismo, tomar la decisión de empezar de nuevo en otra ciudad junto a su hijo. Por otro lado, está Bratt, la razón de su confusión y desquicio. Un mujeriego egoísta y muy apuesto, que la hizo sucumbir en la más placentera tentación y de quien ha decidido escapar. Él, con las consecuencias de su vida loca y egocéntrica sobre los hombros, busca desesperado volver a llenar el vacío que la despedida de Lilia le dejó. Un reencuentro y una realidad de la que ella lucha por escapar; sin embargo, la atracción de sus cuerpos será más fuerte que la represión y la voluntad. ¿Volverá Lilia a recaer en esa adictiva intimidad? O... ¿será que esta vez podrían amarse de verdad?
Leer másElla, vestida de enfermera y con el rostro cansado, siente la tensión del estrés sobre los hombros y el cuello, producto del arduo trabajo. Toma su celular para revisar algún mensaje dejado por su esposo, pero al mirar, nota las llamadas perdidas de Taís.«¡Rayos!», piensa acongojada, y se apresura a buscar algún mensaje de texto de su amiga.De pronto, recibe una llamada y la responde al instante, pero al escuchar la voz preocupada y llena de reclamos de la morena, se siente avergonzada.—Lo siento, es que me pidieron en emergencia y no tuve chance de avisarte. Pídele disculpas a Ian de mi parte. ¿Sabes qué? Los invitaré a un trago para disculparme; te enviaré la ubicación del bar donde nos encontraremos, no está lejos del restaurante —responde.Después de recoger sus cosas y quitarse el uniforme, Lilia se apresura hacia el bar donde la esperan su amiga e Ian. Al llegar, se encuentra con una escena que la conmueve, renovando sus esperanzas de que Taís logre conquistar a Ian.Ellos ba
La noche se impone y, con ella, regresa esa sensación de vacío e inferioridad con la que Lilia ha cargado durante muchos años.Por más que lo intenta, no logra deshacerse de ese maldito sentimiento de que ella no es suficiente, de que nada de lo que hace tiene algún sentido. Lucha, pero esa tristeza no la deja en paz, tampoco consigue alcanzar esa tranquilidad que tanto desea.Su vida siempre ha sido insípida, insignificante y carente de felicidad.—Pero he tenido buenos momentos —reflexiona mientras mira a través del cristal de la ventana. Sus orbes verdes escudriñan los faroles que alumbran parte de aquel vecindario, luego fija la mirada en el firmamento.¿Qué espera encontrar en el cielo oscuro? Este apenas muestra unas cuantas estrellas.Pero, si enfoca la vista en el silencioso vecindario, tampoco encontrará nada interesante para ver allí, ya que las calles desoladas no tienen mucho que ofrecer, más que los edificios carentes de vida y uno que otro vehículo que por allí transita
Una semana después...Bratt se levanta de su escritorio cuando la ginecóloga entra en su oficina. Al instante, se le acerca sonriente y la besa en los labios con deseo. Aunque apenas han salido una sola vez, la química entre ellos es innegable, a pesar de que aún no han tenido sexo, lo cual resulta bastante raro para Bratt.—¿Qué harás esta noche? —pregunta ella, respirando entrecortadamente, excitada por la sola cercanía de él.—Nada. ¿Por?—Porque me gustaría cocinar para ti hoy, en mi apartamento —responde con un tono sugestivo.Bratt traga con dificultad ante su invitación y sonríe con picardía.—Será un placer probar tu sazón —responde, dejando entrever un doble sentido.—Y yo encantada de que lo pruebes —contesta ella, con una mirada seductora.Ella lo besa con hambre, como si su deseo por él fuera insaciable. Le encanta ese hombre y se siente muy afortunada de haberlo "pescado" antes que las demás.—Ya que me invitarás a cenar, déjame brindarte el almuerzo. Supongo que ya no ti
Un silencio incómodo se instala entre ellas dos, o eso es lo que siente Lilia.—¿Lo conoces? —cuestiona Patricia sin dejar de mirarla con asombro.—Sí... —Lilia se relame los labios, al recordar la última vez que lo vio, tres meses atrás.—¿De dónde? ¿Cómo? —interroga su compañera con intriga.Lilia suspira y relaja el semblante.—Él vive o vivía en Diamond y es el mejor amigo de una de mis amigas. Nos vimos varias veces, pero nunca hemos pasado más que unas cuantas palabras.» Solo míralo, él es un hombre multimillonario y poderoso, mas yo solo soy una enfermera y ama de casa, que trabaja duro para sobrevivir. ¿Qué otro vínculo podríamos tener?—¡Has pasado palabras con él! —chilla emotiva y audible, entonces los compañeros de alrededor la mandan a callar—. Espera... ¿Tienes una amiga rica? —Agranda los ojos y abre la boca como pez.Lilia reprime el deseo de reír, asimismo, busca las palabras correctas para terminar con ese tema de una vez y por todas.—Sí, pero ella vive en otra ciu
La entrevista transcurre con normalidad, pese a la embarazosa situación anterior. A Ian le parece que ella sería la candidata perfecta porque tiene muy buena preparación y experiencia, además de que su personalidad es agradable.—Te llamaré pronto, gracias por venir —la despide con una sonrisa.Ella se muerde el labio inferior, debido a que la manera en que la boca de él se extiende le parece muy sensual y atractiva.—Espero que así sea, en realidad necesito el trabajo —dice con un poco de desánimo en su semblante, que evidencia lo frustrante que es estar desempleado y sin muchas opciones.—Así será, solo toca hablar con mi esposa para cuadrar —le responde de forma amigable.—Esperaré con ansias, entonces. Ya me han dicho así en otros sitios, pero nunca me llaman —comenta sin disimular la decepción y el cansancio mental.—Te llamaré, no te preocupes —le asegura, sonriendo para darle ánimo. Ella le devuelve el gesto con las mejillas ruborizadas y le extiende la mano con cortesía.—Much
Ian y Serena miran a la extraña, muertos de la vergüenza y en completo mutismo y asombro. Lo menos que se esperaban era que alguien se atrevería a abrir aquella puerta, que al parecer no aseguraron.—¡Salga de aquí! —increpa él mientras cubre a Serena con su cuerpo, como manera instintiva de protegerla.La mujer tarda unos segundos en reaccionar, debido a que se ha quedado alelada observando la perfecta anatomía de aquel hombre, que parece un modelo.Supone que eso es, puesto que están en un estudio fotográfico.—¿Podría salir, por favor? —insiste él.—¡Perdón! —grita ella, como si despertara de un sueño. La joven, de cabellera oscura y vestuario ejecutivo, corre fuera del estudio y se detiene en la oficina.Ella trata de recuperar la compostura y de que su respiración tome el ritmo regular.—¡Soy una tonta! ¿Por qué no esperé por una respuesta antes de entrar allí? ¿Ahora qué haré? ¡Vaya forma de empezar mi entrevista! —se lamenta.Ella camina en círculos con ansiedad, a la espera de
Lilia mira a su colega con la boca abierta y los ojos agrandados, debido a lo sorprendente que el relato de la mujer le parece. Un escalofrío le recorre el cuerpo ante las imágenes que le llegan a la cabeza, al imaginarse esa barbaridad de la que apenas se está enterando y que es la razón para que haya encontrado a la prensa frente al hospital cuando llegó. Asimismo, la causa del desorden en el trabajo que desempeñan y el pánico entre sus compañeros y los pacientes.—No lo puedo creer... —espeta aterrada, y se pone la mano en el pecho—. Ahora todo el caos de las últimas semanas cobra sentido —razona, al recordar lo incómodo que fue trabajar en esos días y las visitas extrañas que recibían de parte unos inspectores y autoridades.—Sí —responde la otra enfermera, quien está preparando su bandeja—. Si vieras a todo el personal que se llevaron a prisión. Algunos ya fueron puestos en libertad, pero todavía hay varios doctores, enfermeras y hasta paramédicos presos. También se llevaron a to
Lilia observa a Adrián con temor y estupor, mientras que él aún le aprieta el cuello y la mira con ira.—No tienes ningún derecho a exigirme nada, Adrián. Tú y yo ya no tenemos ninguna relación.—Pero yo soy el padre de tu hijo. Aparte de que Alan vive contigo y de que me debes obediencia por los cuernos que me pusiste. ¡Quién te viera con esa carita de inocente! —Ríe con sorna—. Pero solo eres una perra que le abriste las piernas a ese playboy que nunca te tomará en serio.—¿Me seguirás juzgando por el pasado? Por eso me divorcié de ti, porque no me merecía estar a tu lado después de lo que te hice. —Ella empieza a llorar.—Y eso fue lo que más me dolió —admite con amargura—. Ni siquiera me pediste una oportunidad ni esperaste a que yo decidiera si te perdonaba o no. Me dejaste como si yo no tuviera ningún valor y ni siquiera lo intentaste conmigo.Lilia se queda atónita ante sus palabras.—Adrián, nuestra relación no tenía arreglo. Lo que sucedió con Bratt solo fue un reflejo de lo
Él se mantiene inerte, con el papel en la mano y las lágrimas descendiendo por sus mejillas. Siente un nudo en el pecho que lo sofoca y un dolor punzante le atraviesa el corazón.Duele, cómo duele...No solo se trata del hecho de que ella se marchó, lo que más lo decepciona es que ella haya decidido hacerlo y ni siquiera tuvo la valentía de despedirse en su cara.Se siente usado y abandonado.Desamparado...Su malestar y dolor es parecido al de aquella vez cuando supo que sus padres habían muerto. Se sintió abandonado por ellos, solo y traicionado, aunque estos no tuvieron la culpa de haber muerto.—¿Bratt? —lo aborda Serena sorprendida, ya que no esperaba encontrarlo allí, en esas fachas y llorando—. ¿Qué te sucede? —cuestiona asustada, debido a su estado.—Se fue... —El pecho le empieza a sacudir por el llanto—. Ella se fue sin siquiera despedirse. ¡La muy desgraciada, me folló y se largó! —vocifera berrinchudo—. ¿Puedes creerlo? Lilia me usó. —Él cae de rodillas.Serena lo mira con