Lilia se pregunta cómo pudo alguien envejecer tan rápido, mas una cachetada mental le recuerda lo destructiva que es esa enfermedad. No obstante, ella siente que hay algo más que eso, como si su maldad lo hubiera consumido en complicidad con el cáncer. También ha visto eso en sus pacientes, que no necesariamente padecen la misma enfermedad.Quizás alguien de su rama la reprendería por ese pensamiento, pero ella cree mucho en la justicia divina y las leyes de las consecuencias de los actos.Por eso le costó tanto perdonarse a sí misma.—Liliana, no encuentro las palabras correctas para expresarte lo mucho que me arrepiento. Fui un mal padre, y la vida me ha hecho pagar con lágrimas de sangre mi mal trato hacia ti. Sé que no me merezco tu perdón, tampoco espero que me trates como tu papá, pero sí que sepas que yo estaba equivocado.» Tú eres una mujer bella, inteligente, valiente y auténtica. Estoy tan orgulloso de ti. Me demostraste que no necesitas de mi fortuna, ni mi apellido o infl
Lilia abre los ojos lentamente, y su mirada desorbitada se encuentra con la de Bratt, cuyo semblante luce cansado y preocupado.—¿Dónde estoy? —pregunta ella, confundida.—Estamos en la clínica. ¿Cómo te sientes?Lilia se queda callada por un rato, escaneando el lujoso lugar con la mirada. En el cuarto hay cuadros bonitos, muebles que supone son para los visitantes, una mesita a su lado, una nevera pequeña y una puerta que parece llevar al baño. La pulcritud y elegancia definen cada centímetro de aquel lugar, que más bien parece el cuarto de un hotel.Tras varios minutos en silencio, solo disfrutando de las caricias de Bratt en el cabello, Lilia recuerda lo sucedido y mira a su novio con pavor.—¿Nuestro bebé está bien? Yo estaba sangrando...Bratt cierra los ojos, apretándolos como si quisiera deshacerse de esa imagen tan horrible. Todavía le provoca escalofríos recordar aquello. Tras un suspiro que lo reconforta, Bratt mira a Lilia con una sonrisa que irradia calma y le frota la ine
Bratt observa a Lilia con expresión asustada. Suspira y, con voz trémula, le dice:—Espero que no te moleste, Hadita, pero no quiero que nuestra princesa nazca fuera del matrimonio. Por eso, me tomé la libertad de buscar un civil para casarnos. Cuando nazca nuestra bebé y estemos listos para hacer una gran boda, celebraremos como teníamos previsto meses atrás.Lilia mira a Bratt asombrada, luego observa a las personas presentes y se da cuenta de que hay un hombre que no conoce, y que supone es el juez.—¿Nos casaremos ahora?—Solo si deseas que lo hagamos de esta manera. Quería consultarlo contigo, pero también quería sorprenderte.Lilia mira a Adrián, quien se encuentra en un rincón de la sala. Él asiente en señal de acuerdo. Luego observa a Serena, quien hace lo mismo, hasta que nota que todos sus amigos están allí para apoyarlos.—Mami, tío Bratt me dijo que traiga los anillos.Alan camina hacia ella con una canastita acolchada, donde yacen los anillos de matrimonio.Lilia, que no
Un mes y medio después…Lilia divide las ropitas de la bebé y organiza algunos de los regalos junto a Alan, quien la ayuda a poner todo en su lugar.—¿Cuándo manita va a salir de tu barriga, mami? Ya quiero jugar con ella.Lilia le sonríe y extiende sus brazos para que él se acerque. Una vez frente a ella, lo abraza y le da varios besos en la cabeza.—Ya falta poco, pero no podrán jugar todavía porque ella va a estar muy chiquita. Pero cuando crezca un poco más, lo podrá hacer.—Oh... —balbucea un poco decepcionado, pero al instante sonríe—. No importa, mami, yo quiero verla ya. ¿Se parece a mí?—Por supuesto, mi amor. Ella es tan hermosa como tú, mi niño. —Lilia lo vuelve a abrazar. Alan le acaricia la barriga y le da un besito, luego susurra:—Sal pronto, manita, para que juguemos en el parque de juegos que nos hizo tío Bratt. ¡Si vieras lo divertido que es! Pero no quiero jugar solito...Lilia le acaricia el cabello al niño mientras él habla con su hermanita y le da besitos a la ba
La tensión se palpa en el ambiente durante unos minutos en los que ambos se mantienen en silencio mientras ella revisa el informe.—¿Ya terminaron? —Es lo único que él logra articular mientras se limpia las lágrimas.—Sí. La recién nacida está siendo revisada y pronto la llevarán a la incubadora. ¿Quiere verla?Bratt asiente por instinto y la mira angustiado.—¿Y mi mujer?—Ella está estable. La están cosiendo. Su obstetra ha decidido llevarla a cuidados intensivos por unas horas hasta que salga de peligro.—¿Hasta que salga de peligro?—Todavía tiene la presión alta, doctor.Bratt suspira nervioso y asiente con la cabeza.La enfermera le pide que la siga y él camina detrás de ella, tembloroso y emocionado a la vez. Va a conocer a su hija. Se le hace tan extraño.Bratt mira a la pequeña que está siendo limpiada y revisada por la pediatra y varias enfermeras; no entiende esa sensación cálida en el pecho, el orgullo y la dicha que le acaricia el corazón.Ella es real y está frente a él.
Cuando Bratt se entera de lo sucedido con Lilia y su madre, ella no logra convencerlo de que olvide ese asunto, así que Bratt la demanda por daños y perjuicios. Él logra que ella no pueda acercarse a Lilia o su familia con una orden de alejamiento.—Hola, ¿cómo están mis hermosos sobrinos? —inquiere Camila, quien visita a Lilia con regalos para los dos niños.—¡Hola! —Lilia la abraza con una gran sonrisa, luego mira a su sobrina y las lágrimas se le acumulan en los ojos—. ¡Qué hermosa eres!—Hola, tía —dice la niña con timidez. Ella es unos años mayor que Alan.—Eres el retrato de tu madre. ¿Puedo abrazarte?La niña asiente y Lilia la cubre con sus brazos. Ella no puede evitar derramar las lágrimas que le estaban nublando la vista. Se siente tan feliz de por fin conocer a su sobrina. Ya la había visto a distancia varios años atrás, pero tenerla entre sus brazos le parece maravilloso.Alan, muy emotivo de tener con quién jugar, se lleva a su prima al área de juego, dejando a Lilia sola
La niña mira en dirección al suelo, al tiempo en que juega con sus manitas regordetas y más pequeñas de lo regular. Frente a ella, se encuentra un hombre de ojos verdes y cabello rubio, lacio y peinado con nitidez. Todo en él denota elegancia y autoridad.Su traje lustre y hecho por diseñadores famosos se ciñe a la perfección al cuerpo esbelto que ahora se encuentra rígido. El rostro atractivo que lo caracteriza luce desfigurado por el enojo y el disgusto.—De mis dos hijas tenías que ser la más inservible, fea e insoportable. ¿Cómo es eso de que no te has aprendido ni un solo paso de ballet? ¡Eres la burla de la academia! ¿Cómo te atreves a avergonzarme de esa manera, Liliana?—N-No me gusta el ballet, papá —responde ella con ojitos llorosos.—¡Me importa un comino si te gusta o no! ¡Te harás la mejor de tu clase o estarás castigada de por vida! ¡¿Me escuchas, niña desobediente?!Ella asiente mientras trata de retener las lágrimas, puesto que no debe llorar delante de su padre, quien
Un año después...En una villa glamurosa, donde solo las personas poderosas de Diamond pueden darse el lujo de hospedarse, un encuentro social de varios días se lleva a cabo. Allí se reúnen los hombres de negocios más influyentes junto a su familia, con la intención de pescar un buen matrimonio o por lo menos encontrar un socio ideal para hacer alianzas y negocios.Cansada de tantas etiquetas e hipocresía, Lilia camina entre los arbustos, escapando de las personas superficiales que buscan llamar la atención de su familia.—¡Mira lo que me encontré por aquí! Una hadita… —espeta un chico, a quien ella descubre tirado en la grama.Él la mira con una sonrisa socarrona mientras muerde un palito verde.—¿Por qué estás aquí? —cuestiona ella mientras se cruza de brazos.—¿Acaso es un delito estar en este lugar? En todo caso, tú también deambulas por estos lares. ¿Qué? ¿Escapando de las exigencias sociales y de todas sus pendejadas?—Creo que te conozco —dice ella mientras entrecierra los ojos