La tensión se palpa en el ambiente durante unos minutos en los que ambos se mantienen en silencio mientras ella revisa el informe.—¿Ya terminaron? —Es lo único que él logra articular mientras se limpia las lágrimas.—Sí. La recién nacida está siendo revisada y pronto la llevarán a la incubadora. ¿Quiere verla?Bratt asiente por instinto y la mira angustiado.—¿Y mi mujer?—Ella está estable. La están cosiendo. Su obstetra ha decidido llevarla a cuidados intensivos por unas horas hasta que salga de peligro.—¿Hasta que salga de peligro?—Todavía tiene la presión alta, doctor.Bratt suspira nervioso y asiente con la cabeza.La enfermera le pide que la siga y él camina detrás de ella, tembloroso y emocionado a la vez. Va a conocer a su hija. Se le hace tan extraño.Bratt mira a la pequeña que está siendo limpiada y revisada por la pediatra y varias enfermeras; no entiende esa sensación cálida en el pecho, el orgullo y la dicha que le acaricia el corazón.Ella es real y está frente a él.
Cuando Bratt se entera de lo sucedido con Lilia y su madre, ella no logra convencerlo de que olvide ese asunto, así que Bratt la demanda por daños y perjuicios. Él logra que ella no pueda acercarse a Lilia o su familia con una orden de alejamiento.—Hola, ¿cómo están mis hermosos sobrinos? —inquiere Camila, quien visita a Lilia con regalos para los dos niños.—¡Hola! —Lilia la abraza con una gran sonrisa, luego mira a su sobrina y las lágrimas se le acumulan en los ojos—. ¡Qué hermosa eres!—Hola, tía —dice la niña con timidez. Ella es unos años mayor que Alan.—Eres el retrato de tu madre. ¿Puedo abrazarte?La niña asiente y Lilia la cubre con sus brazos. Ella no puede evitar derramar las lágrimas que le estaban nublando la vista. Se siente tan feliz de por fin conocer a su sobrina. Ya la había visto a distancia varios años atrás, pero tenerla entre sus brazos le parece maravilloso.Alan, muy emotivo de tener con quién jugar, se lleva a su prima al área de juego, dejando a Lilia sola
La niña mira en dirección al suelo, al tiempo en que juega con sus manitas regordetas y más pequeñas de lo regular. Frente a ella, se encuentra un hombre de ojos verdes y cabello rubio, lacio y peinado con nitidez. Todo en él denota elegancia y autoridad.Su traje lustre y hecho por diseñadores famosos se ciñe a la perfección al cuerpo esbelto que ahora se encuentra rígido. El rostro atractivo que lo caracteriza luce desfigurado por el enojo y el disgusto.—De mis dos hijas tenías que ser la más inservible, fea e insoportable. ¿Cómo es eso de que no te has aprendido ni un solo paso de ballet? ¡Eres la burla de la academia! ¿Cómo te atreves a avergonzarme de esa manera, Liliana?—N-No me gusta el ballet, papá —responde ella con ojitos llorosos.—¡Me importa un comino si te gusta o no! ¡Te harás la mejor de tu clase o estarás castigada de por vida! ¡¿Me escuchas, niña desobediente?!Ella asiente mientras trata de retener las lágrimas, puesto que no debe llorar delante de su padre, quien
Un año después...En una villa glamurosa, donde solo las personas poderosas de Diamond pueden darse el lujo de hospedarse, un encuentro social de varios días se lleva a cabo. Allí se reúnen los hombres de negocios más influyentes junto a su familia, con la intención de pescar un buen matrimonio o por lo menos encontrar un socio ideal para hacer alianzas y negocios.Cansada de tantas etiquetas e hipocresía, Lilia camina entre los arbustos, escapando de las personas superficiales que buscan llamar la atención de su familia.—¡Mira lo que me encontré por aquí! Una hadita… —espeta un chico, a quien ella descubre tirado en la grama.Él la mira con una sonrisa socarrona mientras muerde un palito verde.—¿Por qué estás aquí? —cuestiona ella mientras se cruza de brazos.—¿Acaso es un delito estar en este lugar? En todo caso, tú también deambulas por estos lares. ¿Qué? ¿Escapando de las exigencias sociales y de todas sus pendejadas?—Creo que te conozco —dice ella mientras entrecierra los ojos
Bratt y Lilia regresan a la última celebración cuando ya el sol se ha puesto. Ellos se observan a la distancia y se sonríen con complicidad.—¿Dónde has estado, Liliana? —interpela el señor Rocca con expresión molesta.—He estado por los alrededores, papá —responde asustada.—Pues no te encontré. El señor Nisson quería volver a hablar contigo.Lilia lo mira extrañada. ¿Por qué ese señor querría hablar con ella?—¿Para qué?—Deja de ser insolente, qué te importa a ti la razón. Solo trata de ser amable cuando él te aborde y no saques a relucir lo tonta que eres.Lilia se tensa al escuchar esas palabras porque varios escenarios llegan a su mente y ningunos son agradables. Está segura de que su padre la comprometería con cualquier tipo de la élite que le ofrezca una buena alianza sin importarle su opinión ni sus sentimientos.«¿Y si ese viejo me quiere pedir como esposa?», piensa aterrada.No podría esperar más para su futuro, puesto que no es una persona interesante ni bonita; pero sí jo
Lilia se mira en el espejo y sonríe debido a las ojeras que tiene. Se siente tonta porque esa hinchazón en el contorno de sus ojos le es causa de felicidad. Pero todo se debe a que madrugó la noche anterior, gracias a que estuvo hablando con Bratt por medio de mensajes de texto.Es la primera vez que tiene ese tipo de amistad con alguien, y ha sido la razón por la que le ha subido el ánimo y la autoestima también.—Eres tan divertido y lindo, Bratt —musita mientras mira a la nada con una sonrisa tonta—. Mis momentos favoritos son los que me paso hablando contigo. ¿Te sucederá a ti lo mismo? Puede que no, de seguro tus momentos preferidos son los que le dedicas a tu mejor amiga.Ella se dirige a la cocina para desayunar, pero a medio camino se esconde porque escucha la voz de su madre, lo que significa que ella se encuentra allí.Escondida, espera a que su progenitora salga para ella poder entrar. Todo se debe a lo estricta y brusca que suele ser su mamá, en cuanto a la alimentación se
Lilia camina en medio del campus con una sonrisa en la cara que evidencia lo mucho que le agrada estar allí. El ambiente es diferente al de la secundaria, ya que nadie está pendiente a su apariencia, debido a que cada quien se encuentra ocupado en sus propios asuntos.—Hola, ¿me puedo sentar aquí? —pregunta una chica de piel mulata, ojos grises y cabello crespo.—Sí —responde Lilia con una sonrisa mientras observa con fascinación a la hermosa mulata, de cuerpo atlético y mirada firme.—Gracias —dice, al tiempo en que se coloca en el asiento que le queda de frente a Lilia.Ellas se encuentran en uno de los tantos parques y áreas de recreación del campus, donde tienen disponibles banquetas, sillas y mesas.Muchos estudiantes prefieren tender una manta sobre la grama, donde se acuestan o se sientan solos, en grupo o en parejas; mientras que otros, ocupan los asientos y las mesas, ya sea para estudiar o para comer.En ese momento, Lilia utiliza una de las mesas de hierro con detalles fino
Después de saludar a varias personas, Lilia se escabulle del gentío y se sienta en una banqueta que se encuentra al frente de una fuente gigante.Ella admira las gotas caer de forma magistral, cuyo brillo colorido le da una apariencia fantasiosa al lugar rodeado de luces de diferentes colores.Lilia suelta un suspiro del aburrimiento porque se siente fuera de lugar, entonces decide llamar a sus amigas para saber si ya llegaron a la celebración.Cuando va a teclear, escucha su nombre en boca de ellas, lo que hace que se levante del asiento de un salto, luego se voltea en su dirección; sin embargo, se queda petrificada en su lugar al vislumbrar a Bratt, quien es abrazado por Serena.La decepción logra desvanecer la sonrisa que le adornaba el rostro y los ojos se le cristalizan. No lo entiende, ¿por qué se pone tan triste de repente?—¡Aquí estás! —exclama Taís mientras llega a ella.La mirada de sorpresa de Bratt la pone nerviosa y de momento se siente muy tonta. Quizás debió advertirle