Final

Cuando Bratt se entera de lo sucedido con Lilia y su madre, ella no logra convencerlo de que olvide ese asunto, así que Bratt la demanda por daños y perjuicios. Él logra que ella no pueda acercarse a Lilia o su familia con una orden de alejamiento.

—Hola, ¿cómo están mis hermosos sobrinos? —inquiere Camila, quien visita a Lilia con regalos para los dos niños.

—¡Hola! —Lilia la abraza con una gran sonrisa, luego mira a su sobrina y las lágrimas se le acumulan en los ojos—. ¡Qué hermosa eres!

—Hola, tía —dice la niña con timidez. Ella es unos años mayor que Alan.

—Eres el retrato de tu madre. ¿Puedo abrazarte?

La niña asiente y Lilia la cubre con sus brazos. Ella no puede evitar derramar las lágrimas que le estaban nublando la vista. Se siente tan feliz de por fin conocer a su sobrina. Ya la había visto a distancia varios años atrás, pero tenerla entre sus brazos le parece maravilloso.

Alan, muy emotivo de tener con quién jugar, se lleva a su prima al área de juego, dejando a Lilia sola
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