Ellos eran amigos de infancia, compartían sueños y travesuras, él se va sin ninguna explicación y ella continúa con su vida, años después regresa para controlar las empresas de su padre y descubre una pequeña cláusula que cambia todos sus planes y que termina disfrutando cada segundo, le hará pagar y tampoco dejará que otro tenga lo que por ley le pertenece y no habla de las empresas...
Leer másIZAN RIBEIRO Fabián me esperaba con un equipo médico, y su expresión era de pura preocupación. Al verlo, un dolor punzante me atravesó el pecho. Su bata médica estaba manchada de sangre, lo que aumentó mi angustia.—Te juro que si algo le pasó a Alana o a mi hijo… —lo agarré del cuello con desesperación.—¡Deja de hablar estupideces! —me espetó Fabián, zafándose de mi agarre—, vístete con eso y recógete esas greñas. Alana está débil, no tiene fuerzas y el bebé no sale. Necesito que la ayudes, solo tú puedes darle las fuerzas que necesita.El corazón se me quería salir del pecho. Ella puede, claro que puede, mi princesa es fuerte, muy fuerte. Me vestí rápidamente y entré a la sala de partos. Su rostro estaba pálido y sus lágrimas caían como cascadas al verme.—Izan... Duele, no puedo—sollozó. Octavio me saludó con la mirada mientras los demás médicos trabajaban frenéticamente alrededor de ella. Su vientre seguía abultado y su respiración era agitada. Me acerqué, besé su frente y aca
El día tan esperado por fin llegó: hoy conocerian al nuevo integrante de la familia Ribeiro Gerber. Todos estaban reunidos en la sala de espera, excepto una persona que aún no había llegado.—Hijo, cálmate —le pidió Felipe a Izan, al verlo nervioso, caminando de un lado a otro como un león enjaulado.—¿Por qué no me llaman? No debí hacerte caso, padre —gruñó Izan, meciendo de sus cabello castaños con frustración.Sergio, al ver la tensión, rompió a reír y se levantó para intentar calmar a su sobrino.—Izan, tu padre nunca cometería un error con su segundo nieto. Octavio es el mejor doctor y Fabian tu tío.Izan rodó los ojos, claramente exasperado.—Ninguno de los dos es obstetra, ginecólogo o pediatra. No sé qué convenio tienen con ellos, pero creer que está bien que trate el parto de mi esposa es una locura. ¡Es mi esposa! —Los nervios lo traicionaron y su padre negó con la cabeza.—Es mi hija, no lo olvides.Izan soltó un suspiro profundo y bajó la mirada por un momento. Luego, sin
Dos años después...Han pasado dos años desde aquel mágico día en el escenario de Bellas Artes, y un año desde que Alana se convirtió en la esposa del CEO más importante del mundo automotriz. Cada día es una celebración del amor y la vida, lleno de risas y decisiones compartidas que Alana no cambiaría por nada. Ahora, la familia divide su tiempo entre su soñado castillo y el piso que compraron en Boston, viajando frecuentemente debido a las responsabilidades con las otras empresas. Aunque el castillo es su cálido hogar, donde se sienten verdaderamente en casa, rodeados de verdes praderas donde los caballos salvajes corren libremente. Un hermoso regalo de bodas de parte de su suegro. Ariel, con sus ocho años, corretea por los amplios pasillos, su risa llenando las antiguas paredes de piedra mientras se dirige al jardín. Alana, está sentada en el wáter y sus manos temblaban cuando dejó la prueba de embarazo en la baldosa. Habían intentado durante meses concebir, pero habían decidido de
Tres años después...El Palacio de Bellas Artes abría sus puertas para la primera presentación de Alana, aclamada y deseada por millones de personas y bailarinas que muchas de ellas eran alumnas de su academia. Los años la habían transformado en una mujer cada vez más fuerte, con sus sueños cumplidos, sueños que sin el apoyo de sus padres y de su amor, no hubiera logrado. Hoy puede decir que las cartas que su padre y su tío tomaron en el asunto, cuando ella estaba cegada e Izan perdido, valieron la pena.El murmullo del público emocionado llegaba hasta su camerino. No cualquiera logra una presentación antes de un año de haberse graduado, pero ella lo había conseguido, con su esfuerzo.Los minutos pasaban y Alana esperaba ansiosa la llegada de Izan. Lo necesitaba a su lado. Ariel, su pequeña, estaba con Alana sin entender por qué él no había llegado aún. Alana buscó su teléfono en el bolso, intentó llamarlo de nuevo, pero no hubo respuesta. Se puso de pie, ya no podía seguir posponiend
La empresa en Rusia estaba desbordada de personas, coches, reporteros de revistas y compradores que se mantenían en primera fila. La elegancia del lugar dejaba a todos deslumbrados, y el poder de Izan y su padre se manifestaba claramente en cada detalle. La presentación del nuevo coche marcaría sus nombres permanentemente en el mundo del automovilismo. Aunque el padre de Izan no comprendía completamente por qué habían decidido crear el coche en Rusia en lugar de Boston, había confiado en Izan, desligándose de la empresa para atender a su hija y deseando fervientemente que ella venciera al cáncer.Los asistentes esperaban impacientes y Sergio miraba a todos lados buscando a Melissa. Ariel le pedía que la cargara y continuaba conversando con su mejor amigo, olvidándose temporalmente de Melissa. El coche, la creación más importante, permanecía oculto detrás de dos puertas de acero puro, esperando su gran revelación.Alana lucía un hermoso vestido blanco que caía hasta sus tobillos, dejan
Ariel viene tomada de la mano con Pavel. Sonrió al verla, un ser inocente que solo necesitaba una madre que la amara. Es tan dulce y espontánea, tiene mucho de mi tía Sam. Pavel asiente al verme y he notado lo ausente y distante que ha estado con Izan. Su mirada azulada se mantiene perturbada, y aunque siempre está serio, se puede distinguir que no es el mismo de antes.—¡Mami! —grita Ariel, soltando la mano de Pavel y corriendo hacia mí. Suelto el bolso deportivo para sostenerla en brazos.Cada día viene a buscarme junto a Pavel o Izan cuando salgo de mis clases. Hoy está hermosa con su tutú y sus moños rosados.—¡Mi patito lindo! —digo mientras beso su mejilla y ella pasa sus bracitos regordetes por mis hombros—, ¿estás lista para ir a ensayar?—Me gustaría ir para que mis abuelitos... —dice Ariel, pero se interrumpe cuando nota a Pavel ponerse tenso. No entiendo por qué, pero tampoco sé a cuáles abuelos se refiere. Desde hace dos meses, a mis padres también les dice abuelitos, algo
Alana apoyó su cabeza en los acolchados del sofá, perdida en su mirada mientras él bajaba su tanga. Sus dedos rozaron sus labios vaginales, arrancándole un suspiro.—Siempre estás lista para mi —murmuró Izan, dejando una línea de besos por su muslo hasta llegar a sus vértices. Aspiró profundamente entre ellos— me fascina tu olor, pero más tu sabor.Los dedos de Izan se movieron con habilidad, acariciando y explorando con delicadeza pero con intención. Su humedad lo dejaba ver lo receptiva que era siempre, solo por él. Alana cerró los ojos, su respiración acelerándose mientras el placer se acumulaba en su cuerpo.—Izan... —susurró, su voz cargada de deseo y necesidad.Izan sonrió contra su piel antes de pasar su lengua suavemente por sus pliegues, disfrutando cada reacción de Alana. Sus manos se aferraron a los brazos del sofá, buscando anclarse en algo mientras su cuerpo temblaba bajo el toque experto de Izan. La lengua de Izan no esperó, paseándose por sus pliegues y mordiendo cada u
Dos semanas habían pasado, dos semanas que se volvieron una sola perdona. No había una noche sin besos y caricias; su felicidad era casi completa. Se miraban a los ojos sin poder creer que estaban juntos, y su familia aceptaba su unión, solo faltaba que los padres de Izan regresaran, pero la pequeña Maia seguía en tratamiento. Los padres de Alana se habían ido junto a sus hermanos. Ariel, mientras ellos trabajaban en los nuevos diseños bajo el cuidado de Pavel y Tobías.En el taller de diseño automotriz de su padre, la luz tenue se filtraba a través de las cortinas de terciopelo. Sus mejores trabajadores estaban en otra mesa terminando el diseño de su padre, mientras él creaba el del Ruso. Serían más de cien coches y el apellido de su padre se jugaba en todo esto. Aquí sólo harían una muestra y luego trasladarían su creación a las empresas en Rusia, para así poder mover la droga de una país a otro, a los Estados Unidos.Izan admiraba a Alana y podía sentir su mirada sobre ella. Cruzó
ALANA GERBER —¿Que si me arrepentía de esperar hasta el día de hoy? No, no lo hacía. No pensé que experimentaría tantas emociones, todo era nuevo. Era perfecto delante de mis ojos, y yo lo era también para él. Mis mejillas se tiñen de rojo solo al recordar cómo me tenía y todo lo que hicimos.Sonrío mientras viene caminando hacia mí, solo con el mero boxer y su cabello suelto, muerdo mis labios y se acuesta a mi lado y trae una tarro de helado de fresa en sus manos. «¡Qué hombre!», pienso, admirando cada músculo definido, sus bíceps y abdominales. Mis manos no pueden dejar de tocarlo.—Come, porque después jugaremos un rato —me ordena con una sonrisa traviesa, riendo al verme fruncir el ceño. Señala entre mis piernas y mis labios se abren mientras me cubro los ojos.—¡No hagas eso, Izan! Me da vergüenza —le digo, pero él aparta suavemente mis manos de mi rostro y deja una caricia en mi mejilla.—Esa palabra no existe conmigo, así que sácalo de tu diccionario, princesa —dice, dejan